domingo, 8 de octubre de 2023

PARÁBOLA DE LOS VIÑADORES HOMICIDAS (Mt 21, 33-43)

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

Jesús  Mateo, sacerdote de Valladolid me  envía el  Comentario del Evangelio de cada día,  y yo con gran placer lo edito en mis blogs católicos de difusión. Sé que hay muchas entradas porque muchos lo reciben y comparten para ayudarse en su tiempo de oración.

P. Javier Olivares.

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8 de octubre, domingo 2023 

PARÁBOLA DE LOS VIÑADORES HOMICIDAS (Mt 21, 33-43)

Al leer y meditar esta parábola he pensado, con tristeza, que hay gente mala y que yo puedo ser uno de ellos. Habla Jesucristo de un propietario que plantó una viña, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Como ves,  el dueño de la viña cuidó con esmero la viña. Se volcó con ella. 

Llegado el tiempo de los frutos envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores los expulsaron de la viña y los maltrataron y hasta los apedrearon y mataron. Envió de nuevo a otros criados y los labradores hicieron lo mismo. Al final envió a su hijo e hicieron lo mismo. Lo mataron y se quedaron con la herencia.

El dueño de la viña pensó en ir él y en darles muerte y arrendar la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo.

 

Habrás caído en la cuenta que Jesús al hablar de la viña se está refiriendo al Pueblo de Israel. El propietario es Dios Nuestro Señor que se había volcado con su Pueblo. Los viñadores de la parábola son los hijos de ese pueblo de Israel, tú y yo. Los criados del propietario son los profetas a quienes los colonos los apedrearon y mataron. El hijo es Jesucristo a quien no sólo no lo respetaron sino que lo arrojaron fuera y lo mataron para quedarse ellos con la viña. Termina Jesús diciendo que se les quitará a ellos el Reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca frutos.

 

Estamos ante una parábola de la máxima importancia. Permíteme que te diga que tú y yo podemos estar reflejados en ella. Dios se ha volcado contigo y conmigo. Somos esa viña mimada por Dios. No ha podido hacer más de lo que ha hecho por nosotros. Hasta ha dado su sangre y su vida por ti y por mí. 

¿Cómo estamos correspondiendo a tanto amor y tanto desvelo? ¿Estamos dando frutos o hemos crucificado, de nuevo, con nuestros pecados al Hijo? Me aterra pensar que Dios nos quite la viña, la vida, y se la dé a otros que produzcan los frutos que tú y yo no hemos producido. Dios mío, que esto no suceda.

Jesús Mateo. Sacerdote.

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Que el Señor nos bendiga y nos guarde con Santa María la Virgen y con San José su castísimo esposo.

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