martes, 14 de febrero de 2017

Homilía del Papa: Cirilo y Metodio heraldos del Evangelio,

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

Homilía del Papa: Cirilo y Metodio heraldos del Evangelio con coraje, oración y humildad

El Papa Francisco celebra la Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta

El Papa Francisco celebra la Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta

14/02/2017 12:51SHARE:
Con coraje, en oración y humildes: es la verdadera misionariedad de la Iglesia y los grandes heraldos


(RV).- «El verdadero predicador es el que sabe que es débil. Como cordero en medio de lobos: el Señor lo protegerá», señaló el Papa Francisco, en su homilía en la Misa matutina, en la capilla de la Casa de Santa Marta. En la fiesta de los Santos Cirilo y Metodio, Patronos de Europa, y con la Palabra de Dios del martes de la VI semana del Tiempo Ordinario, el Obispo de Roma hizo hincapié en que «el que está enviado a proclamar la Palabra debe hacerlo con franqueza y coraje, con la fuerza de la oración y con humildad».

Se necesitan «sembradores de la Palabra», «misioneros, verdaderos heraldos» para formar al pueblo de Dios, como fueron Cirilo y Metodio,  hermanos intrépidos y testimonios de Dios, que hicieron «más fuerte a Europa», de la que son Patronos. El Santo Padre, reflexionó sobre la primera lectura, evocando las figuras de Pablo y Bernabé, y sobre Evangelio de Lucas, evocando a los ‘setenta y dos discípulos enviados por el Señor, de dos en dos’

La Palabra de Dios no es una propuesta, se necesita coraje para hacer que penetre

El Papa Francisco subrayó la importancia de la franqueza, que incluye fuerza y coraje:

«La Palabra de Dios no se puede presentar como una propuesta –‘…, si te gusta… - o como una idea filosófica o moral, buena - … puedes vivir así…’. No. Es otra cosa. Se debe proponer con franqueza, con esa fuerza que la haga penetrar, como dice el mismo Pablo, hasta los huesos. La Palabra de Dios se debe anunciar con franqueza, con esta fuerza… con coraje. La persona que tiene coraje – coraje espiritual, coraje en el  corazón, que no está enamorada de Jesús, ¡de allí viene el coraje! -   ¿no? , dirá sí, algo interesante, algo moral, algo que hará bien, un bien filantrópico, pero allí no está la Palabra de Dios. Y esa palabra es incapaz de formar al pueblo de Dios. Sólo la Palabra de Dios proclamada con esta franqueza, con este coraje, es capaz de formar al pueblo de Dios».

Sin oración la Palabra de Dios se vuelve una conferencia

Con el capítulo 10 del Evangelio de Lucas, el Santo Padre señaló dos rasgos importantes en un ‘heraldo’ de la Palabra de Dios. Un Evangelio «un poco raro», dijo el Papa, citando la riqueza de elementos relacionados con el anuncio. «La mies es abundante y los obreros son pocos. Rueguen para que el Señor de la mies envíe obreros a su mies»… así, además del coraje, los misioneros necesitan «oración»:

«La Palabra de Dios se debe proclamar también con la oración. Siempre. Sin oración, podrá dar una linda conferencia, una linda instrucción: buena, buena.. Pero no es la Palabra de Dios. Sólo de un corazón en oración puede salir la Palabra de Dios. La oración, para que el Señor acompañe este sembrar la Palabra, para que el señor riegue la semilla para que germine la Palabra. La Palabra de Dios hay que proclamarla con la oración: la oración del que anuncia la Palabra de Dios».

El verdadero predicador tiene que ser humilde, de otro modo acaba mal
El Papa recordó la importancia de la humildad:
«El verdadero predicador es el que sabe que es débil, que sabe que no se puede defender solo. ‘Tú anda como un cordero en medio de lobos’… ‘Pero, Señor,  ¿para que me coman?... ‘¡Tú anda! ¡Éste es el camino!’. Y creo que es Crisóstomo el que hace una reflexión muy profunda, cuando die: ‘Pero si tú no vas como cordero, y vas como lobo en medio de lobos, el Señor no te protege: defiéndete solo’. Cuando el predicador se cree demasiado inteligente o cuando el que tiene la responsabilidad de llevar adelante la Palabra de Dios quiere hacerse el vivo: ‘¡Ah, yo me las arreglo con esa gente!’, entonces acabará mal. O negociará la Palabra de Dios con los potentes, los soberbios…»

Por lo tanto, «ésta es la misionariedad de la Iglesia y los grandes heraldos que han sembrado y han ayudado a crecer a las Iglesias en el mundo, han sido hombres con coraje, oración y humildad», concluyó Papa invocando la ayuda de los «Santos Cirilo y Metodio para proclamar la Palabra de Dios según estos criterios, como hicieron ellos»
(CdM – RV)

sábado, 11 de febrero de 2017

Homilía del Papa: En la tentación no se dialoga, se reza

Homilías del Papa y Temas sacerdotales


Francisco \ Misa en Santa Marta
Homilía del Papa: En la tentación no se dialoga, se reza


El Santo Padre Francisco celebra la Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta. - ANSA

10/02/2017 12:21SHARE:

(RV).- En  la debilidad de las tentaciones, que “todos” tenemos, la gracia de Jesús nos ayuda a no escondernos del Señor, sino a pedir perdón para levantarnos e ir adelante. Lo afirmó el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, en que reflexionó acerca del diablo que tienta tanto a Adán como a Eva, y también al Señor. Sin embargo, el Pontífice recordó que con Satanás no se dialoga, porque se termina en el pecado, en la culpa y en la corrupción. Lo que hay que hacer –  dijo – es seguir la Palabra de Dios.

El diablo embauca con el diálogo
Las tentaciones llevan a escondernos del Señor, permaneciendo con nuestra “culpa”, con nuestro “pecado”, con nuestra “corrupción”. Partiendo de la primera lectura del día, tomada del Libro del Génesis, el Papa Bergoglio se detuvo sobre la tentación de Adán y Eva, y después sobre la de Jesús en el desierto.

Es el diablo – explicó el Obispo de Roma – “el que se hace ver en forma de serpiente”. Es “atrayente” –  dijo – y con su astucia trata de “engañar”, es un “especialista” en esto, es el “padre de la mentira”, es un “mentiroso”. Sabe cómo engañar y cómo “estafar” a la gente. Lo hace con Eva: la hace “sentir bien” – prosiguió diciendo Francisco –  y así comienza el “diálogo” y “paso tras paso”, Satanás la conduce hacia donde él quiere.

En cambio con Jesús es diferente, para el diablo “termina mal”, recordó el Papa. Y añadió: “Trata de dialogar” con Cristo, porque “cuando el diablo enreda a una persona lo hace con el diálogo”, trata de engañarlo, pero Jesús no cede. Y el diablo se revela por lo que es, pero Jesús da una respuesta “que no es suya”, es la Palabra de Dios, porque “con el diablo no se puede dialogar”, de lo contrario se termina como Adán y Eva, “desnudos”.

“El diablo es un mal pagador, ¡no paga bien! ¡Es un estafador! Te promete todo y de deja desnudo. También Jesús terminó desnudo, pero en la cruz, por obediencia al Padre. Otro camino... La serpiente, el diablo es astuto: no se puede dialogar con el diablo. Todos nosotros sabemos lo que son las tentaciones, todos lo sabemos, porque todos las tenemos. Tantas tentaciones de vanidad, de soberbia, de avidez, de avaricia… Tantas”.

La corrupción comienza con poco
Hoy – añadió textualmente el Santo Padre – se habla tanto de corrupción. Y también por esto se debe pedir ayuda al Señor:

“Tantos corruptos, tantos peces gordos corruptos que hay en el mundo de los cuales conocemos la vida por los periódicos: quizás hayan comenzado con una pequeña cosa, no sé, para no ajustar bien el balance y aquello que era un kilo: no, hagamos 900 gramos pero que  parezca un kilo. La corrupción comienza con poco, como esto, con el diálogo: ‘Pero no, ¡no es verdad que te hará mal este fruto! ¡Cómelo, es bueno! Es poca cosa, nadie se da cuenta. ¡Hazlo, hazlo!’. Y poco a poco, poco a poco, se cae en el pecado, se cae en la corrupción”.

En la tentación no se dialoga, se reza al Señor
Hacia el final de su homilía el Papa dijo que la Iglesia nos enseña a “no ser ingenuos”, por no decir “tontos”. De modo que hay que tener “los ojos abiertos”, y debemos pedir ayuda al Señor  “porque solos no podemos”. Adán y Eva se “esconden” del Señor: en cambio, se necesita la gracia de Jesús para “volver y pedir perdón”. Y concluyó diciendo:

“En la tentación no se dialoga, se reza: ‘Ayúdame, Señor, soy débil. No quiero esconderme de ti’. Esto es valor, esto es vencer. Cuando tú comienzas a dialogar terminarás vencido, derrotado.

 Que el Señor nos dé la gracia y nos acompañe en este coraje. Y si somos engañados por nuestra debilidad en la tentación, que nos dé el coraje de levantarnos y de ir adelante. Para esto ha venido Jesús, para esto”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).