sábado, 29 de julio de 2017

Caminemos con confianza hacia las sorpresas de Dios 26/06/2017

Homilías del Papa y Temas sacerdotales


El Santo Padre Francisco celebra la Misa matutina 
en la capilla de la Casa de Santa Marta.

  Papa: Caminemos con confianza hacia las sorpresas de Dios

26/06/2017 13:15SHARE:

(RV).- No sirven los horóscopos o los nigromantes para conocer el futuro: el verdadero cristiano no es el que se instala y permanece quieto, sino aquel que se fía de Dios y se deja guiar en un camino abierto a las sorpresas del Señor. Lo afirmó el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.

El cristiano “detenido” no es un “cristiano verdadero”. El Papa invitó a no permanecer  estáticos, a no “instalarse demasiado”, a la vez que exhortó a “confiar en Dios” y seguirlo. Inspirándose en la Primera Lectura del día, tomada del libro del Génesis, Francisco reflexionó sobre la figura de Abrahán en quien – explicó  – “existe el estilo de la vida cristiana, nuestro estilo como pueblo”, basado en tres dimensiones: el “despojo”, la “promesa” y la “bendición”. Y recordó que el Señor exhortó a Abrahán a irse de su país, de su patria, de la casa de su padre:

“Ser cristiano lleva siempre esta dimensión de despojo que encuentra su plenitud en el despojo de Jesús en la Cruz. Siempre hay un ‘vete’, ‘deja’, para dar el primer paso: ‘Deja y vete de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre’. Si hacemos un poco de memoria veríamos que en los Evangelios la vocación de los discípulos es un ‘vete’, ‘deja’ y ‘ven’. También en los profetas, ¿no? Pensemos en Eliseo, trabajando la tierra: ‘Deja y ven’ – ‘Pero al menos, permíteme saludar a mis padres’ – ‘Pero, ve y vuelve’. ‘Deja y ven’”.

Los cristianos – añadió el Obispo de Roma – deben tener la “capacidad” de ser despojados, de lo contrario no son “cristianos auténticos”, como no lo son quienes no se dejan “despojar y crucificar con Jesús”. Abrahán “obedeció por la fe”, partiendo hacia una tierra que iba a “recibir en herencia”, pero sin conocer un destino preciso:

“El cristiano no tiene un horóscopo para ver el futuro; no va a ver al nigromante que tiene una esfera de cristal, y quiere que le lea la mano… No, no. No sabe a dónde va. Va guiado. Y esto es como una primera dimensión de nuestra vida cristiana: despojarse. Pero, despojarse ¿para qué? ¿Para una ascesis firme? ¡No, no! Para ir hacia una promesa. Y ésta es la segunda. Nosotros somos hombres y mujeres que caminamos hacia una promesa, hacia un encuentro, hacia algo – una tierra, dice a Abrahán – que debemos recibir en herencia”.
Y sin embargo – subrayó Francisco – Abrahán no construye una casa, sino que “planta una tienda”, para indicar que “está en camino y que se fía de Dios”. De modo que construye un altar “para adorar al Señor”. Después, “sigue caminando”, está “siempre en camino”:

“El camino comienza todos los días por la mañana; el camino de encomendarse al Señor, el camino abierto a las sorpresas del Señor, tantas veces no buenas, tantas veces graves – pensemos en una enfermedad, en una muerte – pero abierto, porque yo sé que Tú me llevarás a un lugar seguro, a una tierra que Tú has preparado para mí: es decir, el hombre en camino, el hombre que vive en una tienda, una tienda espiritual. Nuestra alma, cuando se acomoda demasiado, se instala demasiado, pierde esta dimensión de ir hacia la promesa y, en lugar de caminar hacia la promesa, lleva la promesa y posee la promesa. Y esto no va, no es propiamente cristiano”.

En “esta semilla del inicio de nuestra familia” cristiana – dijo el Papa al concluir – sobresale otra característica, la de la bendición. Sí, porque el cristiano es un hombre, una mujer que “bendice”. O sea: “dice bien de Dios y dice bien de los demás” y que “se hace bendecir por Dios y por los demás” para ir adelante. Éste es el esquema de “nuestra vida cristiana”, porque todos,  “también” los laicos, debemos “bendecir a los demás, decir bien de los demás y decir bien a Dios de los demás”. Con frecuencia – terminó diciendo el Pontífice –  estamos acostumbrados “a no decir bien” del prójimo, cuando – explicó – “la lengua se mueve un poco como quiere”, en lugar de seguir el mandamiento que Dios encomienda a “nuestro padre” Abrahán, como “síntesis de la vida”: a saber el de caminar, dejarse “despojar” por el Señor, fiarse de sus promesas y ser irreprensibles, puesto que, en el fondo, “la vita cristiana es tan sencilla”.
(María Fernanda Bernasconi - RV)

El Papa reza por el pequeño Charlie

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

  El Papa reza por el pequeño Charlie fallecido el 28 de julio


Connie Yates y Chris Gard, padres del pequeño Charlie. - REUTERS

29/07/2017 16:29SHARE:

(RV).- “Nuestro espléndido niño se ha ido. Verdaderamente nos sentimos orgullosos de Charlie”. Con estas palabras Connie Yates y Chris Gard, anunciaron la muerte de su hijo de once meses, después del traslado, decidido por la Alta Corte de Londres, a un centro en el que fue interrumpida la respiración artificial que lo mantenía con vida.

Charlie, afectado por una rara enfermedad genética, falleció tras una larga batalla legal de los padres que querían curarlo con terapias experimentales en los EEUU, a pesar de la negativa del Great Ormond Street Hospital de Londres, donde se encontraba ingresado.

Mientras tanto la familia Gard sigue recibiendo miles de declaraciones de afecto y oraciones, incluso a través de las redes sociales, hasta el punto de que el sitio dedicado a Charlie, en el que sus papás contaban su historia, se ha visto sobrecargado por exceso de tráfico.

Además del Papa Francisco, que escribió un Tweet en el que afirma: “Encomiendo al Padre al pequeño Charlie y rezo por sus padres y las personas que lo han amado”; Monseñor Vincenzo Paglia, Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, ha reafirmado la grandeza del Amor de Dios que – dijo – “no quita el enchufe”.

Monseñor Paglia dijo asimismo que esta vicisitud los impulsa a “promover una cultura del acompañamiento” y a decir “tres grandes no”: “No a la eutanasia, no al abandono y al ensañamiento terapéutico”, en favor de “grandes sí”, como: “el acompañamiento, el progreso de la ciencia y el sí a la terapia del dolor”.

Asimismo, el Cardenal Vincent Nichols, Arzobispo de Westminster y Presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Galles, manifiesta su profundo dolor por su fallecimiento y hace llegar sus condolencias a sus padres. El Purpurado también asegura oraciones por parte de la comunidad católica, a la  vez que recuerda al personal del Hospital que asistió al niño, subrayando que “todo pequeño paciente recibe atención con gran profesionalidad”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

lunes, 3 de julio de 2017

Homilías del Papa en Santa Marta 02/06/2017

Homilías del Papa y Temas sacerdotales


Francisco \ Misa en Santa Marta

Papa: Apacentar al Pueblo de Dios con humildad y amor
El Santo Padre Francisco celebra la Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta.

02/06/2017

(RV).- Jesús encomienda sus ovejas a Pedro, el más pecador, y lo invita a apacentar al Pueblo de Dios con humildad y amor, incluso en medio de sus equivocaciones y pecados. Lo afirmó el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
 
El Papa comentó el Evangelio del día (Jn 21,15-19), en que Jesús resucitado dialoga con Pedro en la orilla del lago, allí donde el Apóstol había sido llamado. Es un diálogo tranquilo, sereno, entre amigos – subrayó Francisco – en el clima de la Resurrección del Señor. Jesús encomienda sus ovejas a Pedro, haciéndole tres preguntas, preguntándole si lo ama:

“Jesús elige al más pecador de los Apóstoles, los otros escaparon, éste lo renegó: ‘No lo conozco’. Y Jesús le pregunta: ‘¿Pero tú me amas más que éstos?’. Jesús elige al más pecador”.

De manera que – reafirmó el Papa Bergoglio – fue elegido “el más pecador” para “apacentar al Pueblo de Dios. “Lo que nos hace pensar”,  observó Francisco. Y Jesús le pide a Pedro que apaciente a sus ovejas con amor:

“No apacientes con la cabeza hacia arriba, como el gran dominador, no: apacentar con humildad, con amor, como hizo Jesús. Ésta es la misión que Jesús encomienda a Pedro. Sí, con los pecados, con las equivocaciones. Tanto es así que precisamente después de este diálogo, Pedro hace un resbalón, una equivocación, es tentado por la curiosidad y le dice al Señor: “¿Pero este otro discípulo dónde irá, qué hará?”. Pero con amor, en medio de sus equivocaciones, de sus pecados… con amor: ‘Porque estas ovejitas no son tus ovejitas, son mis ovejitas’, dice el Señor. ‘Ama. Si tú eres mi amigo, debes ser amigo de éstos’”.

El Obispo de Roma aludió al momento en que Pedro renegó de Jesús ante la sierva del sumo sacerdote: se siente seguro de negar al Señor como cuando se sintió seguro de confesar: “Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Y recordó la mirada de Jesús que se cruza con la de Pedro, que acababa de renegarlo. Y el Apóstol “valeroso para renegar, es capaz de llorar amargamente”:

“Y después de toda la vida al servicio del Señor terminó como el Señor: en la cruz. Pero no se ensalza: ‘¡Termino como mi Señor!’. No. Pide: ‘Por favor, pónganme en la cruz con la cabeza hacia abajo, para que al menos se vea que no soy el Señor, soy el siervo’. Es esto lo que nosotros podemos tomar de este diálogo, de este diálogo tan hermoso, tan sereno, tan amigable, tan púdico. Que el Señor nos dé siempre la gracia de ir en la vida con la cabeza hacia abajo: la cabeza hacia arriba por la dignidad que Dios nos da, pero la cabeza hacia abajo, sabiendo que somos pecadores y que el único Señor es Jesús, nosotros somos siervos”.

(María Fernanda Bernasconi – RV

Misa del Papa en Santa Marta 01/06/2017

Homilías del Papa y Temas sacerdotales


Francisco \ Misa en Santa Marta

Papa: Resistir con la oración a las persecuciones del mundo

El Santo Padre Francisco celebra la Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta.
01/06/2017

  (RV).- Predicación, persecuciones y oración. En su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa el Santo Padre se detuvo a considerar estos tres puntos para describir la vida del Apóstol Pablo. El Pontífice puso de manifiesto lo que también hoy nos ofrece el Apóstol de los Gentiles, a saber: anunciar el Evangelio en medio de las persecuciones del mundo y las consolaciones del Señor.

“La vida de Pablo – dijo el Papa – es difícil, y está siempre en movimiento”.  Y se detuvo a considerar un pasaje del libro de los Hechos de los Apóstoles propuesto por la liturgia del día del que se desprenden “tres dimensiones” de esta “vida de Pablo en movimiento, siempre en camino”.

San Pablo: una vida siempre en movimiento para anunciar a Cristo

La primera dimensión – afirmó Francisco – “es la predicación, el anuncio”. Y comentó que Pablo iba de un lugar a otro para anunciar a Cristo, y cuando no predicaba en un sitio, trabajaba”:

“Pero a lo que más se dedica es la predicación: cuando está llamado a predicar y a anunciar a Jesucristo, la suya ¡es una pasión! No está sentado ante el escritorio. No. Él siempre, siempre está en movimiento. Siempre está llevando adelante el anuncio de Jesucristo. Tenía adentro un fuego, un celo… un celo apostólico que lo llevaba adelante. Y no se echaba atrás. Siempre adelante. Y ésta es una de las dimensiones, que trae dificultades, verdaderamente”.

Con el auxilio del Espíritu Santo es posible afrontar las persecuciones

La segunda dimensión de esta vida de Pablo – prosiguió explicando el Obispo de Roma – son, precisamente, “las dificultades. Más claramente las persecuciones”. En la Primera Lectura – dijo – leemos que todos se unieron para acusarlo. Pablo va a juicio, porque lo consideran “un perturbador”:

“Y el Espíritu inspiró a Pablo un poco de astucia. Sabía que no eran ‘uno’, que ente ellos había tantas luchas internas y sabía que los saduceos no creían en la Resurrección, que los fariseos creían… y él, un poco para salir de aquel momento, dijo con fuerza: ‘Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos. Estoy llamado a juicio a causa de la esperanza en la resurrección de los muertos’. Apenas dijo esto, se desató una disputa entre los fariseos, los saduceos y la asamblea, porque los saduceos no creían… Y estos, que parecían ser ‘uno’, se dividieron, todos”.

El Santo Padre comentó además que estos “eran los custodios de la Ley, los custodios de la doctrina del Pueblo de Dios, los custodios de la fe”, “pero uno creía una cosa y otro otra”. Esta gente – reafirmó el Papa Bergoglio – “había perdido la Ley, había perdido la doctrina, había perdido la fe, porque la había transformado en ideología”, y “lo mismo con la doctrina”.

La fuerza de San Pablo es la oración,  el encuentro con el Señor

De manera que San Pablo – recordó el Papa Francisco antes de concluir – “tuvo que luchar tanto” por esto. La primera dimensión de su vida –  añadió – “es el anuncio, el celo apostólico: llevar adelante a Jesucristo”, “la segunda es: sufrir las persecuciones, las luchas”. Y, en fin, la tercera dimensión: la oración. “Pablo – destacó el Pontífice – tenía esta intimidad con el Señor”:

“Se le presentaba a su lado tantas veces. Una vez él dijo que fue llevado casi al séptimo cielo, en la oración, y no sabía cómo decir las cosas hermosas que había sentido allí. Pero este luchador, este anunciador del horizonte sinfín, cada vez más, tenía aquella dimensión mística del encuentro con Jesús. La fuerza de Pablo era este encuentro con el Señor, que tenía en la oración, como fue el primer encuentro en el camino hacia Damasco, cuando iba a perseguir a los cristianos. Pablo es el hombre que ha encontrado al Señor  y no se olvida de eso, y se deja encontrar por el Señor y busca al Señor para encontrarlo. Hombre de oración”.

“Estas las tres actitudes de Pablo – terminó diciendo el Papa – nos enseñan este paso del celo apostólico para anunciar a Jesucristo; la resistencia – resistir a las persecuciones – y la oración, es decir, encontrarse con el Señor y dejarse encontrar por Él”.

“Que el Señor nos dé la gracia a todos nosotros, los bautizados – concluyó Francisco –  la gracia de aprender estas tres actitudes en nuestra vida cristiana: anunciar a Jesucristo, resistir a las persecuciones y a las seducción que te llevan a separarte de Jesucristo y la gracia del encuentro con Jesucristo en la oración”.

(María Fernanda Bernasconi - RV)