jueves, 28 de diciembre de 2017

Dice el Papa Francisco: Sin Jesús no hay Navidad

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

El Papa denuncia la desnaturalización de la Navidad por un falso respeto a quien no es cristiano

EL VERDADERO SENTIDO DE ESTAS FIESTAS SE ENCUENTRA EN JESÚS

El Papa denuncia la desnaturalización de la Navidad por un falso respeto a quien no es cristiano

En la semana del nacimiento del Señor Jesús, y más precisamente en la Solemnidad de san Juan, Apóstol y Evangelista, el Papa Francisco dedicó su catequesis semanal al significado de la Navidad.

27/12/17 2:41 PM

(Vaticannews) En primer lugare, el Pontífice dirigió su mirada al pesebre y en particular a la liturgia de estos días, que nos hicieron volver a vivir el día del nacimiento de nuestro Salvador.

A partir de allí, y siempre con el corazón y la mente en el significado más profundo del nacimiento de Cristo, el Obispo de Roma reflexionó sobre una realidad de nuestros días, a saber, la «desnaturalización», de la Navidad:

«Dedico la catequesis de hoy a reflexionar sobre el significado de la Navidad. En nuestros días, estamos asistiendo a una especie de «desnaturalización» de la Navidad. En nombre de un falso respeto ante quien no es cristiano, muchas veces se esconde la voluntad de marginar la fe, eliminando todo tipo de referencia al nacimiento de Jesús. Sin embargo, el verdadero sentido de estas fiestas se encuentra en Jesús, es Él quien da sentido a todo lo que celebramos».

Sin Jesús no hay Navidad
Esta desnaturalización de la Navidad que, como observó el Papa, «se da particularmente en Europa», «en nombre de un falso respeto que no es cristiano», y que «a menudo esconde la voluntad de marginar la fe», hace por una parte que sí, sea una fiesta, «pero no es la Navidad», porque no está en el centro Jesús. Si en el centro está Jesús –explicó Francisco- , también todo el contexto, a saber, las luces, los sonidos, las distintas tradiciones locales, incluidos los alimentos característicos, convergen para crear la atmósfera de la fiesta.

Si recibimos a Jesús nos convertimos en don para los demás
«Nosotros, como los pastores del Evangelio, estamos llamados a buscar la verdadera luz que es Jesús, que es el don de Dios a la humanidad que se encuentra inmersa en la oscuridad de la noche. Cuando acogemos a Jesús en nuestras vidas, nos convertimos en un don para los demás».

En este mismo punto, en su catequesis en italiano, el Santo Padre profundizó en esa «luz que es Jesús», describiendo y volviendo a repasar el sorprendente modo en que nuestro Salvador se muestra al mundo: «nace de una pobre joven desconocida, que lo da a la luz en un establo, con la única ayuda del marido. El mundo no se da cuenta de nada, pero los ángeles en el cielo – que saben de esto - exultan». Así es como Jesús se presenta también a nosotros, como el don de Dios para la humanidad. Y por este motivo -explicó Francisco - nosotros los cristianos nos intercambiamos regalos, porque el verdadero don para nosotros es Jesús y, como Él, queremos ser don para los demás.

La humanidad prefiere la oscuridad
Lamentando, con otras palabras, el hecho de que aun hoy, «a menudo la humanidad prefiere la oscuridad», porque sabe «que la luz revelaría todas las acciones y pensamientos que harían enrojecer o remorder la conciencia», el Santo Padre explicó el significado de acoger el don de Dios que es Jesús, que es «volverse cada día un don gratuito para quienes se encuentran en nuestro mismo camino».

Su Santidad citó luego al gran pregonero de Jesucristo, san Pablo, en su carta a Tito, cuando escribe que la gracia salvífica de Dios se manifestó, «enseñándonos a renunciar a la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad», para subrayar que la encarnación de Cristo, nos ha abierto el camino de la vida nueva, que debe estar fundada no en el egoísmo, sino en el amor.

Con los pequeños Dios quiere construir un mundo nuevo
«Jesús viene a este mundo y los primeros destinatarios de su venida son los pequeños y despreciados, con los que establece una amistad que continúa en el tiempo. Con ellos, en cada momento, Dios desea construir un mundo nuevo en el que no haya más personas rechazadas, descartadas ni maltratadas».

El Romano Pontífice destacó asimismo un aspecto importante de la Navidad, y es que en ella podemos ver cómo la historia humana es «visitada» por la historia de Dios: «Dios involucra a aquellos que, confinados a los márgenes de la sociedad, son los primeros destinatarios de su don», dijo. Estas personas en el pesebre están representadas por los pastores de Belén: a ellos «se les apareció una gran luz» (Lc 2,9-12), que los condujo a Jesús; y «con ellos en todos los tiempos, Dios quiere construir un mundo nuevo, en el que no haya más personas rechazadas, maltratadas e indigentes». «Ellos eran los emarginados, los mal vistos, los despreciados». Y sin embargo, a ellos se les apareció primero Jesús.



miércoles, 27 de diciembre de 2017

Adeste Fideles. VILLANCICO

Homilías del Papa y Temas sacerdotales



UNO DE LOS VILLANCICOS MÁS ANTIGUO QUE SE CONOCE 
EN LA LITURGIA DE LA IGLESIA CATÓLICA



sábado, 23 de diciembre de 2017

Domingo IV Adviento. SEAMOS ÁNGELES Por Javier Leoz.

Homilías del Papa y Temas sacerdotales



SEAMOS ÁNGELES   Por Javier Leoz.

En esta jornada de hoy –día 24 de diciembre— que culminaremos con la Nochebuena, en el inmediato umbral de la Navidad, al leer el relato evangélico de este cuarto domingo de adviento, uno siente la llamada a proclamar aquello que ángel San Gabriel llevó hasta los oídos de Santa María: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”.

1.- Esta noticia es la que, en estos días, no podemos apagar ni consentir que deje de resonar como fundamento y fondo de la Navidad: ¡EL SEÑOR ESTA CONTIGO! ¡VIENE A ESTAR CONTIGO! Contigo, mundo, que te agitas en un mar de dudas. Cuando piensas que, tus problemas, son mayores que tus fuerzas para hacerle frente. ¡El Señor está contigo!
Este anuncio, sintiéndonos ángeles, mensajeros y enviados por Dios, puede ser nuestra tarea y nuestra misión dentro de la Navidad. ¿Podemos consentir que, las luces, sean más impactantes que el destello de la Luz Divina?
En nuestro empeño queda precisamente ese envío, permanente y gozoso, de anunciar al mundo que el hombre no está sólo; que Dios viene para acompañarle; que una Virgen –porque se fio y creyó- se sintió llena de una felicidad que, sólo la fe, es capaz de ofrecer.

2.- Hoy, como entonces, el Señor sabe perfectamente que no se va a encontrar con un hotel de cuatro estrellas; que tropezará con pocos o escasos colaboradores que popularicen su nacimiento. Pero ojala, el Señor, atine los corazones de algunas personas como esas sencillas cuevas en las que Dios pueda nacer y crecer de nuevo para brindar a la humanidad una puerta o una ventana por la que podamos entrar o ver un poco la salvación. ¿Seremos capaces de cruzar por esa puerta –pequeña y estrecha- que es la puerta de belén? ¿Seremos hábiles para asomarnos con la mirada de la fe y saborear y contemplar el Misterio como lo hizo María?

3.- ¡EL SEÑOR ESTA CONTIGO! Es un grito que, desde la Iglesia y desde las convicciones más profundas de todo creyente, lanzamos a una sociedad capitaneada por mil soledades; a un ser humano acosado por falsas esperanzas; a una realidad social individualista y con cierta sensación de orfandad. ¿No me digáis que el anuncio de “El Señor está contigo” no despierta en nosotros sentimientos de paz y de serenidad, de seguridad y de confianza, de tranquilidad y de fe?
Todos, en estas Navidades, podemos ser trompetas anunciadoras del gran Misterio de la Navidad o, por el contrario, sordina ante lo que celebramos. ¿Qué preferimos ser? ¿Ángeles o silenciadores de la Buena Nueva?

4.- María, ante la llegada del Señor, se entregó de lleno a la causa de Jesús. No le faltarían preocupaciones, turbaciones, dudas pero, a continuación, supo que algo grande iba a ocurrir y puso alma, cuerpo y vida, para que Dios –a través de ella y con ella- se hiciera presente en el mundo en Jesucristo.
Por eso, en este cuarto domingo de adviento, damos gracias a la Virgen, a María. Su “sí” nos sigue empujando a exclamar a los cuatro vientos que, el Señor, ya está llegando; que el Señor va a nacer; que el Señor está tan dentro de nuestras entrañas como un día lo estuvo en las de Ella. El calendario civil nos hace celebrar en pocas horas el final del adviento y el inicio de la Navidad. ¡Gracias, María! ¡Contigo y con nosotros estará el Señor!



5 ¿QUÉ SENTISTE, MARIA?
Con pocas palabras, pero en Ti  María,
habitó por el anuncio de un Ángel
el Misterio de un Dios humanado.

¿Qué  sentiste, Virgen María ante la llegada del mensajero?
¿Creíste, acaso, que ese personaje  celestial
se equivocó de puerta?
¿Pensaste que, uno de tus vecinos,
venía para probar tu fe o tu  ingenuidad?

¿Qué  sentiste María, dinos Tú que miraste al cielo,
ante la llegada del famoso  mensajero?
Tal vez, como humilde nazarena,
sentiste que Dios habla en el  silencio
Que Dios se hace grande
en el que le recibe manifestándose
esclavo, humilde…y pequeño
Tal vez, como mujer de Dios,
mirando por la ventana
de tu pobre casa de Nazaret
soñaste que, simplemente,
era una estrella que de repente
cayó desde el mismo cielo.
O, tal vez, María,
en el secreto escondido
desde hace siglos,
supiste que, contigo,
la partitura comenzaba a escucharse
que el plan comenzaba a llevarse a  cabo
que, Dios, en una más de las suyas
irrumpía ahora sin ruido, en  silencio,
sin más exigencia que tu obediencia
sin más preguntas que tu respuesta
sin más palacios que tu vientre  virginal
sin más pregoneros que un Ángel.

Ayúdanos,  María,
en medio de los ruidos que sacuden
los valles de nuestras vidas
a escuchar, como Tú lo hiciste,
la voz de un Dios que sale a nuestro  encuentro
en el rostro de un Niño nacido en  pesebre.


domingo, 17 de septiembre de 2017

El diablo quiere dividir a la Iglesia en la raíz de la unidad, la Eucaristía

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

Francisco \ Misa en Santa Marta
El Papa en Santa Marta: El diablo quiere dividir a la Iglesia en la raíz de la unidad, la Eucaristía


El Papa celebra la misa matutina en la Casa de Santa Marta. - OSS_ROM

12/09/2016 14:
(RV).- Las divisiones destruyen a la Iglesia y el diablo trata de atacar aquella que es la raíz de la unidad, es decir, la celebración eucarística: lo dijo el Papa Francisco en la Misa matutina en la Casa de Santa Marta, el día en que la Iglesia celebra el Nombre de María.

Comentando la Carta de San Pablo a los Corintios, reprendidos por el apóstol por sus peleas, el Papa Francisco reiteró que “el diablo tiene dos armas potentísimas para destruir a la Iglesia: las divisiones y el dinero”. Y esto sucedió desde el comienzo: “divisiones ideológicas, teológicas, que laceraban a la Iglesia. 

El diablo siembra celos, ambiciones, ideas, ¡pero para dividir! O siembra codicia”. Y como sucede después de una guerra “todo está destruido. Y el diablo se va contento. Y nosotros, ingenuos, seguimos su juego”. “Es una guerra sucia la de las divisiones – repite una vez más el Papa – es como un terrorismo", aquel de las habladurías en las comunidades, aquel de la lengua que mata, "tira la bomba y destruye":

“Y las divisiones en la Iglesia no dejan que el Reino de Dios crezca, no dejan que el Señor se haga ver bien, como Él es. Las divisiones hacen que se vea esta parte, esta otra parte en contra ésta y contra de… ¡Siempre contra! No hay aceite de la unidad, el bálsamo de la unidad. Pero el diablo va más allá, no sólo en la comunidad cristiana, va precisamente a la raíz de la unidad cristiana. Y esto es lo que sucede aquí, en la ciudad de Corinto, a los corintios. Pablo los reprende porque las divisiones llegan justamente, precisamente a la raíz de la unidad, es decir, a la celebración eucarística”.

En el caso de los Corintios, se hacen divisiones entre los ricos y los pobres justamente durante la celebración eucarística. Jesús – subraya el Papa – “ha rezado al Padre por la unidad. Pero el diablo trata de destruir hasta ahí”:

“Yo les pido que hagan todo lo posible para no destruir a la Iglesia con las divisiones, ya sean ideológicas, que de codicia o de ambición, o de celos. Y sobre todo, recen para custodiar la fuente, la raíz propia de la unidad de la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo y del que nosotros – todos los días – celebramos el sacrificio en la Eucaristía”.

San Pablo habla de las divisiones entre los Corintios, 2000 años atrás…

“Esto puede decirlo Pablo hoy a todos nosotros, a la Iglesia de hoy. ‘¡Hermanos, en esto, no puedo alabarlos, porque se reúnen no para lo mejor, sino para lo peor!’. La Iglesia reunida toda para lo peor, para las divisiones: ¡para lo peor! ¡Para ensuciar el Cuerpo de Cristo en la celebración eucarística! Y el mismo Pablo nos dice, en otro pasaje: ‘Quien come y bebe el Cuerpo y Sangre de Cristo indignamente, come y bebe la propia condena’. Pidamos al Señor la unidad de la Iglesia, que no haya divisiones. Y la unidad también en la raíz de la Iglesia, que es precisamente el sacrificio de Cristo, que cada día celebramos”.

En la celebración estaba presente también Mons. Arturo Antonio Szymanski Ramírez, arzobispo emérito de San Luis de Potosí (México), que cumplirá 95 años el próximo mes de enero. 
Al comienzo de la homilía el Papa lo citó, recordando que participó en el Concilio Vaticano II y que hoy ayuda en la parroquia. 
El Pontífice lo recibió en audiencia el pasado 9 de setiembre.
(María Cecilia Mutual - RV)


Perdonar al hermano para ser perdonados por Dios.

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

Editorial \ Reflexiones en frontera
Jesús le dice a Pedro que tiene que perdonar hasta setenta veces siete, en el Evangelio


En el evangelio Jesús nos invita a perdonar al hermano para ser perdonados por Dios. - RV

16/09/2017 12:30SHARE:
REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz



Parece que Pedro estaba enojado con alguno de los otros apóstoles y le pregunta a Jesús: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?". La respuesta de Jesús no se hizo esperar. Jesús respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”, que significa siempre.

Pero ya la lectura del Libro del Eclesiástico, leída antes del Evangelio, es muy claro. Dice: “También el rencor y la ira son abominables, y ambas cosas son patrimonio del pecador. Si un hombre mantiene su enojo contra otro, ¿cómo pretende que el Señor lo sane? No tiene piedad de un hombre semejante a él ¡y se atreve a implorar por sus pecados!"

Pienso yo ahora: dejemos por un momento el enojo, la bronca, el rencor y pensemos en el perdón de Dios. Y la gratitud por el perdón de Dios nos animará a perdonar a nuestros hermanos.

El Salmo 103 puede ayudar: Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. No acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados.

sábado, 29 de julio de 2017

Caminemos con confianza hacia las sorpresas de Dios 26/06/2017

Homilías del Papa y Temas sacerdotales


El Santo Padre Francisco celebra la Misa matutina 
en la capilla de la Casa de Santa Marta.

  Papa: Caminemos con confianza hacia las sorpresas de Dios

26/06/2017 13:15SHARE:

(RV).- No sirven los horóscopos o los nigromantes para conocer el futuro: el verdadero cristiano no es el que se instala y permanece quieto, sino aquel que se fía de Dios y se deja guiar en un camino abierto a las sorpresas del Señor. Lo afirmó el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.

El cristiano “detenido” no es un “cristiano verdadero”. El Papa invitó a no permanecer  estáticos, a no “instalarse demasiado”, a la vez que exhortó a “confiar en Dios” y seguirlo. Inspirándose en la Primera Lectura del día, tomada del libro del Génesis, Francisco reflexionó sobre la figura de Abrahán en quien – explicó  – “existe el estilo de la vida cristiana, nuestro estilo como pueblo”, basado en tres dimensiones: el “despojo”, la “promesa” y la “bendición”. Y recordó que el Señor exhortó a Abrahán a irse de su país, de su patria, de la casa de su padre:

“Ser cristiano lleva siempre esta dimensión de despojo que encuentra su plenitud en el despojo de Jesús en la Cruz. Siempre hay un ‘vete’, ‘deja’, para dar el primer paso: ‘Deja y vete de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre’. Si hacemos un poco de memoria veríamos que en los Evangelios la vocación de los discípulos es un ‘vete’, ‘deja’ y ‘ven’. También en los profetas, ¿no? Pensemos en Eliseo, trabajando la tierra: ‘Deja y ven’ – ‘Pero al menos, permíteme saludar a mis padres’ – ‘Pero, ve y vuelve’. ‘Deja y ven’”.

Los cristianos – añadió el Obispo de Roma – deben tener la “capacidad” de ser despojados, de lo contrario no son “cristianos auténticos”, como no lo son quienes no se dejan “despojar y crucificar con Jesús”. Abrahán “obedeció por la fe”, partiendo hacia una tierra que iba a “recibir en herencia”, pero sin conocer un destino preciso:

“El cristiano no tiene un horóscopo para ver el futuro; no va a ver al nigromante que tiene una esfera de cristal, y quiere que le lea la mano… No, no. No sabe a dónde va. Va guiado. Y esto es como una primera dimensión de nuestra vida cristiana: despojarse. Pero, despojarse ¿para qué? ¿Para una ascesis firme? ¡No, no! Para ir hacia una promesa. Y ésta es la segunda. Nosotros somos hombres y mujeres que caminamos hacia una promesa, hacia un encuentro, hacia algo – una tierra, dice a Abrahán – que debemos recibir en herencia”.
Y sin embargo – subrayó Francisco – Abrahán no construye una casa, sino que “planta una tienda”, para indicar que “está en camino y que se fía de Dios”. De modo que construye un altar “para adorar al Señor”. Después, “sigue caminando”, está “siempre en camino”:

“El camino comienza todos los días por la mañana; el camino de encomendarse al Señor, el camino abierto a las sorpresas del Señor, tantas veces no buenas, tantas veces graves – pensemos en una enfermedad, en una muerte – pero abierto, porque yo sé que Tú me llevarás a un lugar seguro, a una tierra que Tú has preparado para mí: es decir, el hombre en camino, el hombre que vive en una tienda, una tienda espiritual. Nuestra alma, cuando se acomoda demasiado, se instala demasiado, pierde esta dimensión de ir hacia la promesa y, en lugar de caminar hacia la promesa, lleva la promesa y posee la promesa. Y esto no va, no es propiamente cristiano”.

En “esta semilla del inicio de nuestra familia” cristiana – dijo el Papa al concluir – sobresale otra característica, la de la bendición. Sí, porque el cristiano es un hombre, una mujer que “bendice”. O sea: “dice bien de Dios y dice bien de los demás” y que “se hace bendecir por Dios y por los demás” para ir adelante. Éste es el esquema de “nuestra vida cristiana”, porque todos,  “también” los laicos, debemos “bendecir a los demás, decir bien de los demás y decir bien a Dios de los demás”. Con frecuencia – terminó diciendo el Pontífice –  estamos acostumbrados “a no decir bien” del prójimo, cuando – explicó – “la lengua se mueve un poco como quiere”, en lugar de seguir el mandamiento que Dios encomienda a “nuestro padre” Abrahán, como “síntesis de la vida”: a saber el de caminar, dejarse “despojar” por el Señor, fiarse de sus promesas y ser irreprensibles, puesto que, en el fondo, “la vita cristiana es tan sencilla”.
(María Fernanda Bernasconi - RV)

El Papa reza por el pequeño Charlie

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

  El Papa reza por el pequeño Charlie fallecido el 28 de julio


Connie Yates y Chris Gard, padres del pequeño Charlie. - REUTERS

29/07/2017 16:29SHARE:

(RV).- “Nuestro espléndido niño se ha ido. Verdaderamente nos sentimos orgullosos de Charlie”. Con estas palabras Connie Yates y Chris Gard, anunciaron la muerte de su hijo de once meses, después del traslado, decidido por la Alta Corte de Londres, a un centro en el que fue interrumpida la respiración artificial que lo mantenía con vida.

Charlie, afectado por una rara enfermedad genética, falleció tras una larga batalla legal de los padres que querían curarlo con terapias experimentales en los EEUU, a pesar de la negativa del Great Ormond Street Hospital de Londres, donde se encontraba ingresado.

Mientras tanto la familia Gard sigue recibiendo miles de declaraciones de afecto y oraciones, incluso a través de las redes sociales, hasta el punto de que el sitio dedicado a Charlie, en el que sus papás contaban su historia, se ha visto sobrecargado por exceso de tráfico.

Además del Papa Francisco, que escribió un Tweet en el que afirma: “Encomiendo al Padre al pequeño Charlie y rezo por sus padres y las personas que lo han amado”; Monseñor Vincenzo Paglia, Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, ha reafirmado la grandeza del Amor de Dios que – dijo – “no quita el enchufe”.

Monseñor Paglia dijo asimismo que esta vicisitud los impulsa a “promover una cultura del acompañamiento” y a decir “tres grandes no”: “No a la eutanasia, no al abandono y al ensañamiento terapéutico”, en favor de “grandes sí”, como: “el acompañamiento, el progreso de la ciencia y el sí a la terapia del dolor”.

Asimismo, el Cardenal Vincent Nichols, Arzobispo de Westminster y Presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Galles, manifiesta su profundo dolor por su fallecimiento y hace llegar sus condolencias a sus padres. El Purpurado también asegura oraciones por parte de la comunidad católica, a la  vez que recuerda al personal del Hospital que asistió al niño, subrayando que “todo pequeño paciente recibe atención con gran profesionalidad”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

lunes, 3 de julio de 2017

Homilías del Papa en Santa Marta 02/06/2017

Homilías del Papa y Temas sacerdotales


Francisco \ Misa en Santa Marta

Papa: Apacentar al Pueblo de Dios con humildad y amor
El Santo Padre Francisco celebra la Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta.

02/06/2017

(RV).- Jesús encomienda sus ovejas a Pedro, el más pecador, y lo invita a apacentar al Pueblo de Dios con humildad y amor, incluso en medio de sus equivocaciones y pecados. Lo afirmó el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
 
El Papa comentó el Evangelio del día (Jn 21,15-19), en que Jesús resucitado dialoga con Pedro en la orilla del lago, allí donde el Apóstol había sido llamado. Es un diálogo tranquilo, sereno, entre amigos – subrayó Francisco – en el clima de la Resurrección del Señor. Jesús encomienda sus ovejas a Pedro, haciéndole tres preguntas, preguntándole si lo ama:

“Jesús elige al más pecador de los Apóstoles, los otros escaparon, éste lo renegó: ‘No lo conozco’. Y Jesús le pregunta: ‘¿Pero tú me amas más que éstos?’. Jesús elige al más pecador”.

De manera que – reafirmó el Papa Bergoglio – fue elegido “el más pecador” para “apacentar al Pueblo de Dios. “Lo que nos hace pensar”,  observó Francisco. Y Jesús le pide a Pedro que apaciente a sus ovejas con amor:

“No apacientes con la cabeza hacia arriba, como el gran dominador, no: apacentar con humildad, con amor, como hizo Jesús. Ésta es la misión que Jesús encomienda a Pedro. Sí, con los pecados, con las equivocaciones. Tanto es así que precisamente después de este diálogo, Pedro hace un resbalón, una equivocación, es tentado por la curiosidad y le dice al Señor: “¿Pero este otro discípulo dónde irá, qué hará?”. Pero con amor, en medio de sus equivocaciones, de sus pecados… con amor: ‘Porque estas ovejitas no son tus ovejitas, son mis ovejitas’, dice el Señor. ‘Ama. Si tú eres mi amigo, debes ser amigo de éstos’”.

El Obispo de Roma aludió al momento en que Pedro renegó de Jesús ante la sierva del sumo sacerdote: se siente seguro de negar al Señor como cuando se sintió seguro de confesar: “Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Y recordó la mirada de Jesús que se cruza con la de Pedro, que acababa de renegarlo. Y el Apóstol “valeroso para renegar, es capaz de llorar amargamente”:

“Y después de toda la vida al servicio del Señor terminó como el Señor: en la cruz. Pero no se ensalza: ‘¡Termino como mi Señor!’. No. Pide: ‘Por favor, pónganme en la cruz con la cabeza hacia abajo, para que al menos se vea que no soy el Señor, soy el siervo’. Es esto lo que nosotros podemos tomar de este diálogo, de este diálogo tan hermoso, tan sereno, tan amigable, tan púdico. Que el Señor nos dé siempre la gracia de ir en la vida con la cabeza hacia abajo: la cabeza hacia arriba por la dignidad que Dios nos da, pero la cabeza hacia abajo, sabiendo que somos pecadores y que el único Señor es Jesús, nosotros somos siervos”.

(María Fernanda Bernasconi – RV

Misa del Papa en Santa Marta 01/06/2017

Homilías del Papa y Temas sacerdotales


Francisco \ Misa en Santa Marta

Papa: Resistir con la oración a las persecuciones del mundo

El Santo Padre Francisco celebra la Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta.
01/06/2017

  (RV).- Predicación, persecuciones y oración. En su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa el Santo Padre se detuvo a considerar estos tres puntos para describir la vida del Apóstol Pablo. El Pontífice puso de manifiesto lo que también hoy nos ofrece el Apóstol de los Gentiles, a saber: anunciar el Evangelio en medio de las persecuciones del mundo y las consolaciones del Señor.

“La vida de Pablo – dijo el Papa – es difícil, y está siempre en movimiento”.  Y se detuvo a considerar un pasaje del libro de los Hechos de los Apóstoles propuesto por la liturgia del día del que se desprenden “tres dimensiones” de esta “vida de Pablo en movimiento, siempre en camino”.

San Pablo: una vida siempre en movimiento para anunciar a Cristo

La primera dimensión – afirmó Francisco – “es la predicación, el anuncio”. Y comentó que Pablo iba de un lugar a otro para anunciar a Cristo, y cuando no predicaba en un sitio, trabajaba”:

“Pero a lo que más se dedica es la predicación: cuando está llamado a predicar y a anunciar a Jesucristo, la suya ¡es una pasión! No está sentado ante el escritorio. No. Él siempre, siempre está en movimiento. Siempre está llevando adelante el anuncio de Jesucristo. Tenía adentro un fuego, un celo… un celo apostólico que lo llevaba adelante. Y no se echaba atrás. Siempre adelante. Y ésta es una de las dimensiones, que trae dificultades, verdaderamente”.

Con el auxilio del Espíritu Santo es posible afrontar las persecuciones

La segunda dimensión de esta vida de Pablo – prosiguió explicando el Obispo de Roma – son, precisamente, “las dificultades. Más claramente las persecuciones”. En la Primera Lectura – dijo – leemos que todos se unieron para acusarlo. Pablo va a juicio, porque lo consideran “un perturbador”:

“Y el Espíritu inspiró a Pablo un poco de astucia. Sabía que no eran ‘uno’, que ente ellos había tantas luchas internas y sabía que los saduceos no creían en la Resurrección, que los fariseos creían… y él, un poco para salir de aquel momento, dijo con fuerza: ‘Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos. Estoy llamado a juicio a causa de la esperanza en la resurrección de los muertos’. Apenas dijo esto, se desató una disputa entre los fariseos, los saduceos y la asamblea, porque los saduceos no creían… Y estos, que parecían ser ‘uno’, se dividieron, todos”.

El Santo Padre comentó además que estos “eran los custodios de la Ley, los custodios de la doctrina del Pueblo de Dios, los custodios de la fe”, “pero uno creía una cosa y otro otra”. Esta gente – reafirmó el Papa Bergoglio – “había perdido la Ley, había perdido la doctrina, había perdido la fe, porque la había transformado en ideología”, y “lo mismo con la doctrina”.

La fuerza de San Pablo es la oración,  el encuentro con el Señor

De manera que San Pablo – recordó el Papa Francisco antes de concluir – “tuvo que luchar tanto” por esto. La primera dimensión de su vida –  añadió – “es el anuncio, el celo apostólico: llevar adelante a Jesucristo”, “la segunda es: sufrir las persecuciones, las luchas”. Y, en fin, la tercera dimensión: la oración. “Pablo – destacó el Pontífice – tenía esta intimidad con el Señor”:

“Se le presentaba a su lado tantas veces. Una vez él dijo que fue llevado casi al séptimo cielo, en la oración, y no sabía cómo decir las cosas hermosas que había sentido allí. Pero este luchador, este anunciador del horizonte sinfín, cada vez más, tenía aquella dimensión mística del encuentro con Jesús. La fuerza de Pablo era este encuentro con el Señor, que tenía en la oración, como fue el primer encuentro en el camino hacia Damasco, cuando iba a perseguir a los cristianos. Pablo es el hombre que ha encontrado al Señor  y no se olvida de eso, y se deja encontrar por el Señor y busca al Señor para encontrarlo. Hombre de oración”.

“Estas las tres actitudes de Pablo – terminó diciendo el Papa – nos enseñan este paso del celo apostólico para anunciar a Jesucristo; la resistencia – resistir a las persecuciones – y la oración, es decir, encontrarse con el Señor y dejarse encontrar por Él”.

“Que el Señor nos dé la gracia a todos nosotros, los bautizados – concluyó Francisco –  la gracia de aprender estas tres actitudes en nuestra vida cristiana: anunciar a Jesucristo, resistir a las persecuciones y a las seducción que te llevan a separarte de Jesucristo y la gracia del encuentro con Jesucristo en la oración”.

(María Fernanda Bernasconi - RV)

sábado, 13 de mayo de 2017

Transmissão em direto de Santuário de Fátima Oficial



Homilías del Papa y Temas sacerdotales

Canonización de los Beatos Francisco y Jacinta Marto

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona





Canonización de los Beatos Francisco y Jacinta Marto 
en la CENTENARIO DE LAS APARICIONES
 DE NUESTRA SEÑORA EN FÁTIMA.


En el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, en Portugal

El Papa Francisco proclama santos 
a los pastorcitos Francisco y Jacinta, videntes de Fátima

El Papa Francisco proclama santos a los pastorcitos Francisco y Jacinta, videntes de Fátima
Francisco y Jacinta, los pastorcitos de Fátima, santos

Los dos niños-pastores presenciaron, junto con su prima Lucía, en proceso de beatificación, las apariciones de la Virgen hace 100 años

Eduardo Berdejo / Aciprensa13 mayo 2017TAGS PAPA FRANCISCO


El Papa Francisco declaró santos este 13 de mayo a Francisco y Jacinta Marto, los pastorcitos videntes de Fátima, al inicio de la multitudinaria Misa que celebra en el atrio del Santuario de Nuestra Señora de Fátima, en Portugal.

De acuerdo al rito, el Santo Padre oyó atentamente la solicitud del Obispo de Leiria-Fátima, Mons. António Augusto dos Santos Marto, para que se “inscriba a los beatos Francisco Marto y Jacinta Marto en el catálogo de los santos y, como tales, sean invocados por todos los cristianos”.

Fueron testigos de seis apariciones de la Virgen
Durante la petición, el Prelado estuvo acompañado por la postuladora de la causa, la religiosa Angela Coelho. Luego leyó una breve biografía de los dos pequeños hermanos que en 1917, junto con su prima Lucía –actualmente Sierva de Dios–, fueron testigos de las seis apariciones de la Virgen María en esta localidad portuguesa.

Una imágen de la Eucaristía de canonización de los niños Francisco y Jacinto, pastorcitos de Fátima, presidida por el Papa Francisco

El Papa los declara santos
Así, luego de las letanías de los santos, el Papa procedió al recitar la fórmula de canonización: “En honor de la Santísima Trinidad, para exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y la Nuestra, después de haber largamente reflexionado, implorando varias veces la ayuda divina y oído el parecer de muchos hermanos nuestros en el Episcopado, declaramos y definimos como Santos a los Beatos Francisco Marto y Jacinta Marto, y los inscribimos en el Catálogo de los Santos, estableciendo que, en toda la Iglesia, sean devotamente honrados entre los santos. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

Tras el agradecimiento de Mons. Dos Santos Marto, y el aplauso de los miles de fieles, se inició la liturgia de la palabra.

Antes de iniciarse la Misa, la imagen de la Virgen de Fátima entró en procesión transportada por los cadetes de la Academia Militar.

Asimismo, ingresaron las dos lámparas que contienen las reliquias de Francisco y Jacinta, transportadas por la postuladora, la hermana Angela Coelho, y por el consultor de la postulación, Pedro Valinho; acompañados de unos 20 niños y adolescentes de entre 9 y 16 años.

La imagen de la Virgen y las reliquias fueron ubicados a la derecha del altar. Asimismo, la Eucaristía es concelebrada por 8 cardenales, y 73 obispos y arzobispos.

Texto completo de la homilía del Santo Padre:

«Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol», dice el vidente de Patmos en el Apocalipsis (12,1), señalando además que ella estaba a punto de dar a luz a un hijo. Después, en el Evangelio, hemos escuchado cómo Jesús le dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,27).

Tenemos una Madre, una «Señora muy bella», comentaban entre ellos los videntes de Fátima mientras regresaban a casa, en aquel bendito 13 de mayo de hace cien años. Y, por la noche, Jacinta no pudo contenerse y reveló el secreto a su madre: «Hoy he visto a la Virgen». Habían visto a la Madre del cielo. En la estela de luz que seguían con sus ojos, se posaron los ojos de muchos, pero… estos no la vieron. La Virgen Madre no vino aquí para que nosotros la viéramos: para esto tendremos toda la eternidad, a condición de que vayamos al cielo, por supuesto.

Pero ella, previendo y advirtiéndonos sobre el peligro del infierno al que nos lleva una vida ¿a menudo propuesta e impuesta? sin Dios y que profana a Dios en sus criaturas, vino a recordarnos la Luz de Dios que mora en nosotros y nos cubre, porque, como hemos escuchado en la primera lectura, «fue arrebatado su hijo junto a Dios» (Ap 12,5). Y, según las palabras de Lucía, los tres privilegiados se encontraban dentro de la Luz de Dios que la Virgen irradiaba. Ella los rodeaba con el manto de Luz que Dios le había dado. Según el creer y el sentir de muchos peregrinos —por no decir de todos—, Fátima es sobre todo este manto de Luz que nos cubre, tanto aquí como en cualquier otra parte de la tierra, cuando nos refugiamos bajo la protección de la Virgen Madre para pedirle, como enseña la Salve Regina, «muéstranos a Jesús».

Queridos Peregrinos, tenemos una Madre. Aferrándonos a ella como hijos, vivamos de la esperanza que se apoya en Jesús, porque, como hemos escuchado en la segunda lectura, «los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo» (Rm 5,17). Cuando Jesús subió al cielo, llevó junto al Padre celeste a la humanidad ?nuestra humanidad? que había asumido en el seno de la Virgen Madre, y que nunca dejará.

Como un ancla, fijemos nuestra esperanza en esa humanidad colocada en el cielo a la derecha del Padre (cf. Ef 2,6). Que esta esperanza sea el impulso de nuestra vida. Una esperanza que nos sostenga siempre, hasta el último suspiro.

Con esta esperanza, nos hemos reunido aquí para dar gracias por las innumerables bendiciones que el Cielo ha derramado en estos cien años, y que han transcurrido bajo el manto de Luz que la Virgen, desde este Portugal rico en esperanza, ha extendido hasta los cuatro ángulos de la tierra. Como un ejemplo para nosotros, tenemos ante los ojos a san Francisco Marto y a santa Jacinta, a quienes la Virgen María introdujo en el mar inmenso de la Luz de Dios, para que lo adoraran.

De ahí recibían ellos la fuerza para superar las contrariedades y los sufrimientos. La presencia divina se fue haciendo cada vez más constante en sus vidas, como se manifiesta claramente en la insistente oración por los pecadores y en el deseo permanente de estar junto a «Jesús oculto» en el Sagrario.

En sus Memorias (III, n.6), Sor Lucía da la palabra a Jacinta, que había recibido una visión: «¿No ves muchas carreteras, muchos caminos y campos llenos de gente que lloran de hambre por no tener nada para comer? ¿Y el Santo Padre en una iglesia, rezando delante del Inmaculado Corazón de María? ¿Y tanta gente rezando con él?» Gracias por haberme acompañado. No podía dejar de venir aquí para venerar a la Virgen Madre, y para confiarle a sus hijos e hijas. Bajo su manto, no se pierden; de sus brazos vendrá la esperanza y la paz que necesitan y que yo suplico para todos mis hermanos en el bautismo y en la humanidad, en particular para los enfermos y los discapacitados, los encarcelados y los desocupados, los pobres y los abandonados. Queridos hermanos: pidamos a Dios, con la esperanza de que nos escuchen los hombres, y dirijámonos a los hombres, con la certeza de que Dios nos ayuda.

En efecto, él nos ha creado como una esperanza para los demás, una esperanza real y realizable en el estado de vida de cada uno. Al «pedir» y «exigir» de cada uno de nosotros el cumplimiento de los compromisos del propio estado (Carta de sor Lucía, 28 de febrero de 1943), el cielo activa aquí una auténtica y precisa movilización general contra esa indiferencia que nos enfría el corazón y agrava nuestra miopía. No queremos ser una esperanza abortada. La vida sólo puede sobrevivir gracias a la generosidad de otra vida.

«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24): lo ha dicho y lo ha hecho el Señor, que siempre nos precede. Cuando pasamos por alguna cruz, él ya ha pasado antes. De este modo, no subimos a la cruz para encontrar a Jesús, sino que ha sido él el que se ha humillado y ha bajado hasta la cruz para encontrarnos a nosotros y, en nosotros, vencer las tinieblas del mal y llevarnos a la luz.


Que, con la protección de María, seamos en el mundo centinelas que sepan contemplar el verdadero rostro de Jesús Salvador, que brilla en la Pascua, y descubramos de nuevo el rostro joven y hermoso de la Iglesia, que resplandece cuando es misionera, acogedora, libre, fiel, pobre de medios y rica de amor.

Fátima-Leiría- Portugal, 13 de mayo del 2017.