viernes, 31 de julio de 2015

Intenciones del Papa para el mes de agosto 2015

Homilías del Papa y Temas sacerdotales


31/7/2015

Intenciones de oración del Papa 
para el mes de agosto

Ciudad del Vaticano, 31 de julio de 2015 (Vis).-La intención universal del apostolado de la oración del Santo Padre para el mes de agosto es: ''Para que quienes colaboran en el campo del voluntariado se entreguen con generosidad al servicio de los necesitados''.

Su intención evangelizadora es: ''Para que, saliendo de nosotros mismos, sepamos hacernos prójimos de quienes se encuentran en las periferias de las relaciones humanas y sociales''.
31/7/2015

Evangelio de hoy 1-08-2015

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

Contemplar el Evangelio de hoy

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Evangelio de hoy

Día litúrgico: Sábado XVII del tiempo ordinario

Santoral 1 de Agosto: 
San Alfonso Mª de Ligorio, 
obispo y doctor de la Iglesia


Su cabeza fue traída en una bandeja 
y entregada a la muchacha,

Texto del Evangelio (Mt 14,1-12): En aquel tiempo, se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús, y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas».

Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla». Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por profeta.

Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio de todos gustando tanto a Herodes, que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese. Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». Entristecióse el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales, ordenó que se le diese, y envió a decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la cual se la llevó a su madre. Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo sepultaron; y fueron a informar a Jesús.

Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez,
 Secretario del obispo de Sant Feliu
(Sant Feliu de Llobregat, España)

«Se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús»

Hoy, la liturgia nos invita a contemplar una injusticia: la muerte de Juan Bautista; y, a la vez, descubrir en la Palabra de Dios la necesidad de un testimonio claro y concreto de nuestra fe para llenar de esperanza el mundo.

Os invito a centrar nuestra reflexión en el personaje del tetrarca Herodes. Realmente, para nosotros, es un contratestigo pero nos ayudará a destacar algunos aspectos importantes para nuestro testimonio de fe en medio del mundo. «Se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús» (Mt 14,1). Esta afirmación remarca una actitud aparentemente correcta, pero poco sincera. Es la realidad que hoy podemos encontrar en muchas personas y, quizás también en nosotros. Mucha gente ha oído hablar de Jesús, pero, ¿quién es Él realmente?, ¿qué implicación personal nos une a Él?

En primer lugar, es necesario dar una respuesta correcta; la del tetrarca Herodes no pasa de ser una vaga información: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos» (Mt 14,2). De cierto que echamos en falta la afirmación de Pedro ante la pregunta de Jesús: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro le respondió: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo’» (Mt 16,15-16). Y esta afirmación no deja lugar para el miedo o la indiferencia, sino que abre la puerta a un testimonio fundamentado en el Evangelio de la esperanza. Así lo definía Juan Pablo II en su Exhortación apostólica La Iglesia en Europa: «Con toda la Iglesia, invito a mis hermanos y hermanas en la fe a abrirse constante y confiadamente a Cristo y a dejarse renovar por Él, anunciando con el vigor de la paz y el amor a todas las personas de buena voluntad que, quién encuentra al Señor conoce la Verdad, descubre la Vida y reconoce el Camino que conduce a ella».

Que, hoy sábado, la Virgen María, la Madre de la esperanza, nos ayude a descubrir realmente a Jesús y a dar un buen testimonio de Él a nuestros hermanos.

Evangelio de hoy 31-07-2015

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

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Día litúrgico:
 Viernes XVII del tiempo ordinario
Santoral 31 de julio: 
San Ignacio de Loyola, presbítero

Jesús viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga,

Texto del Evangelio (Mt 13,54-58): En aquel tiempo, Jesús viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?». Y se escandalizaban a causa de Él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio». Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.

Rev. D. Jordi POU i Sabater
(Sant Jordi Desvalls, Girona, España)

 «Un profeta sólo en su patria y en su casa
 carece de prestigio»

Hoy, como ayer, hablar de Dios a quienes nos conocen desde siempre resulta difícil. En el caso de Jesús, san Juan Crisóstomo comenta: «Los de Nazaret se admiran de Él, pero esta admiración no les lleva a creer, sino a sentir envidia, es como si dijeran: ‘¿Por qué Él y no yo?’». Jesús conocía bien a aquellos que en vez de escucharle se escandalizaban de Él. Eran parientes, amigos, vecinos a quienes apreciaba, pero justamente a ellos no les podrá hacer llegar su mensaje de salvación. 
Nosotros —que no podemos hacer milagros ni tenemos la santidad de Cristo— no provocaremos envidias (aun cuando en ocasiones pueda suceder si realmente nos esforzamos por vivir cristianamente). Sea como sea, nos encontraremos a menudo, como Jesús, con que aquellos a quienes más amamos o apreciamos son quienes menos nos escuchan. En este sentido, debemos tener presente, también, que se ven más los defectos que las virtudes y que aquellos a quienes hemos tenido a nuestro lado durante años pueden decir interiormente: —Tú que hacías (o haces) esto o aquello, ¿qué me vas a enseñar a mí?

Predicar o hablar de Dios entre la gente de nuestro pueblo o familia es difícil pero necesario. Hace falta decir que Jesús cuando va a su casa está precedido por la fama de sus milagros y de su palabra. Quizás nosotros también necesitaremos, un poco, establecer una cierta fama de santidad fuera (y dentro) de casa antes de “predicar” a los de casa.

San Juan Crisóstomo añade en su comentario: «Fíjate, te lo ruego, en la amabilidad del Maestro: no les castiga por no escucharle, sino que dice con dulzura: ‘Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio’ (Mt 13,57)». Es evidente que Jesús se iría triste de allí, pero continuaría rogando para que su palabra salvadora fuera bien recibida en su pueblo. Y nosotros (que nada habremos de perdonar o pasar por alto), lo mismo tendremos que orar para que la palabra de Jesús llegue a aquellos a quienes amamos, pero que no quieren escucharnos.

jueves, 30 de julio de 2015

Evangelio de hoy, 30-07-2015

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

Contemplar el Evangelio de hoy

Evangelio de hoy
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Día litúrgico: Jueves XVII del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Mt 13,47-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?» Dícenle: «Sí». Y Él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo». Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí.

«Recogen en cestos los buenos y tiran los malos»
Rev. D. Ferran JARABO i Carbonell
(Agullana, Girona, España)
Hoy, el Evangelio constituye una llamada vital a la conversión. Jesús no nos ahorra la dureza de la realidad: «Saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego» (Mt 13,49-50). ¡La advertencia es clara! No podemos quedarnos dormidos.

Ahora debemos optar libremente: o buscamos a Dios y el bien con todas nuestras fuerzas, o colocamos nuestra vida en el precipicio de la muerte. O estamos con Cristo o estamos contra Él. Convertirse significa, en este caso, optar totalmente por pertenecer a los justos y llevar una vida digna de hijos. Sin embargo, tenemos en nuestro interior la experiencia del pecado: vemos el bien que deberíamos hacer y en cambio obramos el mal; ¿cómo intentamos dar una verdadera unidad a nuestras vidas? Nosotros solos no podemos hacer mucho. Sólo si nos ponemos en manos de Dios podremos lograr hacer el bien y pertenecer a los justos.

«Por el hecho de no estar seguros del tiempo en que vendrá nuestro Juez, debemos vivir cada jornada como si nos tuviera que juzgar al día siguiente» (San Jerónimo). Esta frase es una invitación a vivir con intensidad y responsabilidad nuestro ser cristiano. No se trata de tener miedo, sino de vivir en la esperanza este tiempo que es de gracia, alabanza y gloria.

Cristo nos enseña el camino de nuestra propia glorificación. Cristo es el camino del hombre, por tanto, nuestra salvación, nuestra felicidad y todo lo que podamos imaginar pasa por Él. Y si todo lo tenemos en Cristo, no podemos dejar de amar a la Iglesia que nos lo muestra y es su cuerpo místico. Contra las visiones puramente humanas de esta realidad es necesario que recuperemos la visión divino-espiritual: ¡nada mejor que Cristo y que el cumplimiento de su voluntad!

lunes, 27 de julio de 2015

Ángelus 2015-07-26. El pan de Dios es Jesús mismo

Homilías del Papa y Temas sacerdotales


El pan de Dios es Jesús mismo, dijo Francisco en el Ángelus
2015-07-26 Radio Vaticana

(Radio Vaticana).- En el ardiente verano romano, a las 12 del mediodía del 26 de julio de 2015, el Obispo de Roma reflexionó sobre el Evangelio de la multiplicación de los panes, ante miles de peregrinos que, a pesar del calor intenso, acudieron a la plaza del santuario de San Pedro, para escucharlo y recibir su bendición.

“En Jesús actúa el poder misericordioso de Dios, que cura todo mal del cuerpo y del espíritu. Pero Jesús no es sólo sanador, es también maestro… Jesús, que sabe bien lo que está por hacer, pone a la prueba a sus discípulos. ¿Qué hacer para dar de comer a toda aquella gente? Felipe, uno de los Doce, hace un rápido cálculo: organizando una colecta, se podrán recoger, al máximo, doscientos denarios para comprar el pan que, sin embargo, no alcanzaría para dar de comer a cinco mil personas”.

El Papa explicó que “los discípulos razonan en términos de “mercado”, pero Jesús, a la lógica del comprar, sustituye la del dar. Y he aquí que Andrés, otro de los Apóstoles, hermano de Simón Pedro, presenta a un niño que pone a disposición todo lo que tiene: cinco panes y dos pescados; pero ciertamente – dice Andrés – no son nada para aquella gente”.

Pero Jesús, que esperaba precisamente esto -dijo el Sucesor de Pedro-. “ordena a los discípulos que hagan sentar a la gente, después tomó aquellos panes y aquellos pescados, dio gracias al Padre y los distribuyó. Estos gestos anticipan aquellos de la Última Cena, que dan al pan de Jesús su significado más profundo y más verdadero”.

El Vicario de Cristo afirmó que “el pan de Dios es Jesús mismo. Tomando la Comunión con Él, recibimos  su vida en nosotros y llegamos a ser hijos del Padre celestial y hermanos entre nosotros. Participar en la Eucaristía significa entrar en la lógica de Jesús, la lógica de la gratuidad, de la participación. Y por más pobres que seamos, todos podemos dar algo. “Tomar la Comunión” también significa tomar de Cristo la gracia que nos hace capaces de compartir con los demás lo que somos y lo que tenemos”.

Francisco concluyó que la multitud está sorprendida por el prodigio de la multiplicación de los panes; pero que “el don que Jesús ofrece es plenitud de vita para el hombre hambriento. Jesús sacia no sólo el hambre material, sino aquella más profunda, el hambre de sentido de la vida, el hambre de Dios”."Que nuestra oración sostenga el empeño común para que jamás falte a nadie el Pan del cielo que da la vida eterna y lo necesario para una vida diga, y para que se afirme la lógica del compartir y del amor". Jesuita Guillermo Ortiz - Radio Vaticana

Texto y audio de las palabras del Papa Francisco antes de rezar el Ángelus dominical:


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (Jn 6, 1-15) presenta el gran signo de la multiplicación de los panes, en la narración del evangelista Juan. Jesús se encuentra en la orilla del lago de Galilea, y está rodeado por “una gran multitud”, atraída por los “signos que hacía curando a los enfermos” (v. 2).

En Él actúa el poder misericordioso de Dios, que cura todo mal del cuerpo y del espíritu. Pero Jesús no es un sanador, es también maestro: en efecto sube al monte y se si sienta, en la típica actitud del maestro cuando enseña: sube sobre aquella “cátedra” natural creada por su Padre celestial. Llegado a este punto Jesús, que sabe bien lo que está por hacer, pone a la prueba a sus discípulos.

¿Qué hacer para dar de comer a toda aquella gente? Felipe, uno de los Doce, hace un rápido cálculo: organizando una colecta, se podrán recoger, al máximo, doscientos denarios para comprar el pan que, sin embargo, no alcanzaría para dar de comer a cinco mil personas.

Los discípulos razonan en términos de “mercado”, pero Jesús, a la lógica del comprar, sustituye aquella otra lógica, la lógica del dar. Las dos lógicas, ¿no? La del comprar y la del dar. Y he aquí que Andrés, otro de los Apóstoles, hermano de Simón Pedro, presenta a un muchacho que pone a disposición todo lo que tiene: cinco panes y dos pescados; pero ciertamente – dice Andrés – son nada para aquella gente (Cfr. v. 9).

Pero Jesús esperaba precisamente esto. Ordena a los discípulos que hagan sentar a la gente, después tomó aquellos panes y aquellos pescados, dio gracias al Padre y los distribuyó (Cfr. v. 11). Estos gestos anticipan aquellos de la Última Cena, que dan al pan de Jesús su significado más verdadero.

El pan de Dios es Jesús mismo. Tomando la Comunión con Él, recibimos su vida en nosotros y llegamos a ser hijos del Padre celestial y hermanos entre nosotros. Tomando la Comunión nos encontramos con Jesús, realmente vivo y resucitado. Participar en la Eucaristía significa entrar en la lógica de Jesús, la lógica de la gratuidad, de la participación. Y por más pobres que seamos, todos podemos dar algo. “Tomar la Comunión” también significa tomar de Cristo la gracia que nos hace capaces de compartir con los demás lo que somos y lo que tenemos.

La multitud está sorprendida por el prodigio de la multiplicación de los panes; pero el don que Jesús ofrece es plenitud de vida para el hombre hambriento. Jesús sacia no sólo el hambre material, sino aquella más profunda, el hambre de sentido de la vida, el hambre de Dios.

Frente al sufrimiento, a la soledad, a la pobreza y a las dificultades de tanta gente, ¿qué podemos hacer nosotros? Lamentarse no resuelve nada, pero podemos ofrecer lo poco que tenemos. Como aquel muchacho. Ciertamente tenemos alguna hora de tiempo, algún talento, alguna competencia... ¿Quién de nosotros no tiene sus “cinco panes y dos pescados”? Todos tenemos.

Si estamos dispuestos a ponerlos en las manos del Señor, bastarán para que en el mundo haya un poco más de amor, de paz, de justicia y, sobre todo, de alegría. ¡Cuán necesaria es la alegría en el mundo! Dios es capaz de multiplicar nuestros pequeños gestos. Gestos de solidaridad y hacernos partícipes de su don.

Que nuestra oración sostenga el empeño común para que jamás falte a nadie el Pan del cielo que da la vida eterna y lo necesario para una vida diga, y para que se afirme la lógica del compartir y del amor. Que la Virgen María nos acompañe con su intercesión maternal.

(Traducción de María Fernanda Bernasconi - RV).

(from Vatican Radio)

Evangelio de hoy, Martes XVII del tiempo ordinario 28/07/2015

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

Contemplar el Evangelio de hoy

Evangelio de hoy 
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Día litúrgico: Martes XVII del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Mt 13,36-43):
En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo». Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

»De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».


Rev. D. Iñaki BALLBÉ i Turu
(Rubí, Barcelona, España)

«Explícanos la parábola de la cizaña del campo»

Hoy, mediante la parábola de la cizaña y el trigo, la Iglesia nos invita a meditar acerca de la convivencia del bien y del mal. El bien y el mal dentro de nuestro corazón; el bien y el mal que vemos en los otros, el que vemos que hay en el mundo.

«Explícanos la parábola» (Mt 13,36), le piden a Jesús sus discípulos. Y nosotros, hoy, podemos hacer el propósito de tener más cuidado de nuestra oración personal, nuestro trato cotidiano con Dios. —Señor, le podemos decir, explícame por qué no avanzo suficientemente en mi vida interior. Explícame cómo puedo serte más fiel, cómo puedo buscarte en mi trabajo, o a través de esta circunstancia que no entiendo, o no quiero. Cómo puedo ser un apóstol cualificado. La oración es esto, pedirle “explicaciones” a Dios. ¿Cómo es mi oración? ¿Es sincera?, ¿es constante?, ¿es confiada?

Jesucristo nos invita a tener los ojos fijos en el Cielo, nuestra casa para siempre. Frecuentemente vivimos enloquecidos por la prisa, y casi nunca nos detenemos a pensar que un día —lejano o no, no lo sabemos— deberemos dar cuenta a Dios de nuestra vida, de cómo hemos hecho fructificar las cualidades que nos ha dado. Y nos dice el Señor que al final de los tiempos habrá una tría. El Cielo nos lo hemos de ganar en la tierra, en el día a día, sin esperar situaciones que quizá nunca llegarán. Hemos de vivir heroicamente lo que es ordinario, lo que aparentemente no tiene ninguna trascendencia. ¡Vivir pensando en la eternidad y ayudar a los otros a pensar en ello!: paradójicamente, «se esfuerza para no morir el hombre que ha de morir; y no se esfuerza para no pecar el hombre que ha de vivir eternamente» (San Julián de Toledo).

Recogeremos lo que hayamos sembrado. Hay que luchar por dar hoy el 100%. Y que cuando Dios nos llame a su presencia le podamos presentar las manos llenas: de actos de fe, de esperanza, de amor. Que se concretan en cosas muy pequeñas y en pequeños vencimientos que, vividos diariamente, nos hacen más cristianos, más santos, más humanos.

domingo, 26 de julio de 2015

Ángelus del Papa el 26/07/2015

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

Los secuestrados en Siria y la próxima JMJ
en Cracovia en el corazón del Papa

 
Una multitud de peregrinos se dieron citaen la plaza de San Pedro
 para rezar el Ángelus dominicaljunto al Papa Francisco - RV

26/07/2015 12:26SHARE:

(RV).- Al finalizar la oración mariana, ante una plaza de San Pedro repleta de peregrinos no obstante el calor, el Santo Padre Francisco con un gesto simbólico, clicando sobre un dispositivo electrónico, se inscribió en primer lugar a la JMJ de Cracovia, dando así apertura a las inscripciones de los jóvenes.

“Quise abrir yo mismo las inscripciones", "he aquí me inscribí como peregrino mediante el dispositivo electrónico", afirmó el Obispo de Roma recordando que esta Jornada, celebrada durante el Año de la Misericordia, será, en cierto sentido “un jubileo de la juventud” para reflexionar sobre el tema “Beatos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia”.

El Pontífice dirigió luego un apremiante llamamiento por la liberación del padre Dall’Oglio, recordando que en algunos días se celebra el segundo año de su secuestro, sin olvidar a los Obispos Ortodoxos secuestrados en Siria y a todas las personas secuestradas en zonas de conflicto: "Espero - dijo - en el renovado empeño de las competentes Autoridades locales e internacionales, para que a estos hermanos nuestros les sea restituida la libertad".

Tras saludar a los peregrinos presentes provenientes de Italia y de otros países del mundo, Francisco recordó que hoy la Iglesia celebra a los Santos Joaquín y Ana, padres de la Beata Virgen María y abuelos de Jesús. El Papa dirigió un saludo especial a todos los abuelos y abuelas, “agradeciéndoles por su preciosa presencia en las familias y por las nuevas generaciones”.

Éstas fueron sus palabras:

Queridos hermanos y hermanas,
Hoy se abren las inscripciones para la trigésimo primera Jornada Mundial de la Juventud, que se desarrollará el próximo año en Polonia. Quise abrir yo mismo las inscripciones y por esto hice venir junto a mí a un muchacho y una muchacha, para que estén conmigo en el momento de abrir las inscripciones, aquí, delante de ustedes. He aquí, me inscribí en la Jornada  como peregrino mediante este dispositivo electrónico. Celebrada durante el Año de la Misericordia, esta Jornada será, en cierto sentido, un jubileo de la juventud, llamada a reflexionar sobre el tema: “Beatos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia” (Mt 5,7). Invito a los jóvenes de todo el mundo a vivir esta peregrinación ya sea dirigiéndose a Cracovia que participando en este momento de gracia en las propias comunidades.

Dentro de algunos días se celebra el segundo aniversario desde cuando, en Siria, fue secuestrado el padre Paolo Dall’Oglio. Dirijo un sentido y apremiante llamado por la liberación de este estimado religioso. No puedo olvidar también a los Obispos Ortodoxos secuestrados en Siria y a todas las otras personas que, en las zonas de conflicto, han sido secuestradas. Espero en el renovado empeño de las competentes Autoridades locales e internacionales, para que a estos hermanos nuestros les sea restituida la libertad. Con afecto y participación a sus sufrimientos, queremos recordarlos en la oración y recemos todos juntos a la Virgen: Ave María…

Los saludo a todos ustedes, peregrinos provenientes de Italia y de otros países, saludo a la peregrinación internacional de las Hermanas de San Félix, a los fieles de Salamanca, a los jóvenes de Brescia que están desarrollando un servicio en el comedor de los pobres de la Caritas de Roma, y a los jóvenes de Ponte San Giovanni (Perugia).

Hoy 26 de julio la Iglesia recuerda a los Santos Joaquín y Ana, padres de la Beata Virgen María y abuelos de Jesús. En esta ocasión, quisiera saludar a todas las abuelas y a todos los abuelos, agradeciéndoles por su preciosa presencia en las familias y por las nuevas generaciones. Para todos los abuelos vivos, pero también por aquellos que nos miran desde el cielo, ¡demos un saludo y un hermoso aplauso!

¡A todos les deseo un feliz domingo! Y, por favor,  no se olviden de rezar por mí. ¡Feliz almuerzo y hasta pronto!

(María Cecilia Mutual - RV)

Evangelio de hoy, Lunes XVII del tiempo ordinario 27/07/2015

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Evangelio de hoy

Día litúrgico: Lunes XVII del tiempo ordinario

lunes 28 de julio - Lecturas del día – Evangelio

Texto del Evangelio (Mt 13,31-35): En aquel tiempo, Jesús propuso todavía otra parábola a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas».

Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo». Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese el oráculo del profeta: ‘Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo’.



Rev. D. Josep Mª MANRESA Lamarca
(Les Fonts del Vallès, Barcelona, España)

«Nada les hablaba sin parábolas»

Hoy, el Evangelio nos presenta a Jesús predicando a sus discípulos. Y lo hace, tal como en Él es habitual, en parábolas, es decir, empleando imágenes sencillas y corrientes para explicar los grandes misterios escondidos del Reino. Así podía entender todo el mundo, desde la gente más formada hasta la que tenía menos luces.

«El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza...» (Mt 13,31). Los granitos de mostaza casi no se ven, son muy pequeños, pero si tenemos de ellos buen cuidado y se riegan... acaban formando un gran árbol. «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina...» (Mt 13,33). La levadura no se ve, pero si no estuviera ahí, la pasta no subiría. Así también es la vida cristiana, la vida de la gracia: no se ve exteriormente, no hace ruido, pero... si uno deja que se introduzca en su corazón, la gracia divina va haciendo fructificar la semilla y convierte a las personas de pecadoras en santas.

Esta gracia divina se nos da por la fe, por la oración, por los sacramentos, por la caridad. Pero esta vida de la gracia es sobre todo un don que hay que esperar y desear con humildad. Un don que los sabios y entendidos de este mundo no saben apreciar, pero que Dios Nuestro Señor quiere hacer llegar a los humildes y sencillos.

Ojalá que cuando nos busque a nosotros, nos encuentre no en el grupo de los orgullosos, sino en el de los humildes, que se reconocen débiles y pecadores, pero muy agradecidos y confiados en la bondad del Señor. Así, el grano de mostaza llegará a ser un árbol grande; así la levadura de la Palabra de Dios obrará en nosotros frutos de vida eterna. Porque, «cuanto más se abaja el corazón por la humildad, más se levanta hacia la perfección» (San Agustín).

Aborto y eutanasia, comportamiento de mafiosos

Homilías del Papa y Temas sacerdotales


 Para el Papa Francisco la promoción del aborto y de la eutanasia es comportamiento de mafiosos


Para el Papa Francisco la promoción del aborto 
y de la eutanasia
 es comportamiento de mafioso

Álvaro de Juana / Aciprensa 26 julio 2015TAGS ABORTO
    
Para el Papa Francisco la promoción del aborto y de la eutanasia es comportamiento de mafiosos
El Papa Francisco no usó un dedo acusador contra el enfermo que le colgó dos veces


En su mensaje para la jornada que la Iglesia de Inglaterra y Gales celebra este domingo sobre el tema “Cultivar la vida, aceptar la muerte”, el Papa Francisco denunció la “falsa compasión” detrás de la promoción de la eutanasia y el aborto, y aseguró que quienes promueven estas prácticas tienen el comportamiento de los mafiosos.

Los promotores del aborto y la eutanasia, indicó, piensan “hay un problema, eliminemos esto”.

En el texto también habla de otros atentados a la vida como “la plaga del aborto”, la desnutrición y el terrorismo.

Francisco aseguró que “no es progresista pretender resolver los problemas eliminado una vida humana”, pues esta es la forma de actuar “de los mafiosos: hay un problema eliminémoslo”

Por el contrario, se debe “cuidar a la persona, sobre todo cuando sufre, es frágil o indefensa”.

El Santo Padre denunció una “eutanasia escondida” y destacó que “cada anciano aunque esté enfermo o al final de sus días, lleva en sí el rostro de Cristo”.

La vida humana es siempre “inviolable”, y “no hay una vida cualitativamente más significativa que otra”, dijo el Papa.

Francisco criticó que “el pensamiento dominante propone una falsa compasión” que considera “un acto de dignidad procurar la eutanasia”.

La opción de la Iglesia, indicó, es “por aquellos que la sociedad descarta y los tira”. Entre estos, subrayó, “hay también niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a los cuales hoy se les quiere negar la dignidad humana al fin de poder hacer lo que se quiere, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones de modo que nadie pueda impedirlo”.

El Papa advirtió que no es “una conquista científica ‘producir’ un hijo, considerado como un derecho, en vez de acogerlo como un don; o usar vidas humanas como objeto de laboratorio para salvar presumiblemente otras”.

“La fidelidad al Evangelio de la vida a veces requiere elecciones valientes y contra corriente que, en particulares circunstancias, pueden llegar a la objeción de conciencia”.

La defensa de la vida, precisó, no es “un problema religioso” como pretenden algunos, sino que “es un problema científico, porque allí hay una vida humana”.

El aborto y la eutanasia tampoco son una cuestión de modernidad, explicó, porque “en el pensamiento antiguo y en el pensamiento moderno, ¡la palabra matar significa lo mismo!”.

“El grado de progreso de una civilización se mide justamente con la capacidad de custodiar la vida, sobre todo en las fases más frágiles”, señaló.

Francisco aseguró que “es atentado a la vida la plaga del aborto. Es un atentado a la vida dejar morir a nuestros hermanos en las barcazas en el canal de Sicilia. Es un atentado a la vida la muerte en el trabajo, porque no se respetan las mínimas condiciones de seguridad. Es un atentado a la vida la muerte por desnutrición. Es atentado a la vida el terrorismo, la guerra, la violencia; pero también la eutanasia. Amar la vida es siempre ocuparse del otro, desear su bien, cultivar y respetar su dignidad trascendente”.

Al finalizar su mensaje a la Iglesia en Inglaterra y Gales, el Santo Padre impartió su bendición apostólica “a todas las personas que participan en un evento tan significativo y a quienes trabajan, de diferentes maneras, en la promoción de la dignidad de toda persona humana desde el momento de su concepción y hasta su muerte natural”.

El mensaje fue enviado al Nuncio Apostólico en Gran Bretaña, Mons. Antonio Mennini, quien lo entregó al Obispo encargado de esta Jornada, Mons. John Sherrington, Obispo Auxiliar de Westminster (Inglaterra).

El tema elegido para esta edición de la Jornada de la Vida se encuentra en el contexto de la campaña de sensibilización organizada por los Obispos ingleses y galeses, con vistas al debate y al voto de la Cámara de los Comunes acerca del proyecto de ley sobre el suicidio asistido o eutanasia previsto para el próximo 11 de septiembre.

Evangelio del Domingo XVII (B) del tiempo ordinario

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

Día litúrgico: Domingo XVII (B) del tiempo ordinario



EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 1- 15
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacia con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca de la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe:
-- ¿Con qué compraremos panes para que coman estos? (lo decía para tentarlo pues bien sabía él lo que iba a hacer).
Felipe le contestó:
-- Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.
Uno de sus discípulos, Andrés el hermano de Simón Pedro, le dijo:
-- Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces, pero, ¿qué es esto para tantos?
Jesús dijo:
-- Decid a la gente que se siente en el suelo.
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron: sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos:
-- Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
-- Este si que es el Profeta que tenía que venir al mundo.
Jesús sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo.

Palabra del Señor

Comentario de  Javier Leoz

 

4.- NO ESTAMOS, SÓLO, PARA MULTIPLICA   Por Javier Leoz
“No me quieras por lo que traigo, espérame porque vengo”. Domingo de este tiempo ordinario en el que, una vez más, caemos en la cuenta de la importancia de lo material para seguir en pie: hoy el pan de cada día.

1.- ¿Dónde está el secreto de la generosidad cristiana? ¿En la cantidad? ¿En la calidad? ¿En el personalismo? ¿En el mandamiento del amor? ¡No! ¡Va mucho más allá! La multiplicación de la generosidad cristiana arranca y nunca se aparta de esa fuente inagotable de misericordia que es Dios.

-El corazón del Señor es amor: quien lo toca, da amor
-Las entrañas del Señor son alimento: quien las descubre, alimenta a los demás
-La mente del Señor piensa en el otro: quien se acerca a ella siente la llamada a pensar en los que le rodean.

O dicho de otra manera: la cantidad no asegura la generosidad (cuántos ricos que no ofrecen ni migajas) y, la pobreza puede compartir incluso lo que no se tiene (cuántos humildes son felices de dar algo de lo poco que poseen).

2.- Jesús, en ese sentido, nos daba por goleada: multiplicaba el pan pero, además, hablaba y tocaba el corazón. Puede que, al principio, lo siguieran porque curaba enfermos, levantaba paralíticos o veían la luz los ciegos. Puede incluso que, los hambrientos, estuvieran más pendientes de su mano que hacía prodigios que de sus labios que hablaban del reino. ¿Y luego? Luego, aun con sus miserias, creyeron en Él. Lo tuvieron como un ser inigualable, profeta, Hijo del Altísimo y Salvador de los pobres.

3.- Todos, cada día, debiéramos de mirar nuestras manos. No para que nos lean el futuro, cuanto para percatarnos si –en esas horas-- hemos realizado una buena obra; si hemos ofrecido cariño; si hemos desplegado las alas de nuestra caridad; si hemos construido o por el contrario derrumbado; si nos hemos centuplicado o restado en bien de la justicia o de la fraternidad.

Si, amigos. Cada día que pasa, cada día que vivimos es una oportunidad que Dios nos da para multiplicarnos, desgastarnos y brindarnos generosamente por los demás.

Al fin y al cabo, en el atardecer de la vida, nos examinarán del amor. Dejarán de tener efecto nuestras cuentas corrientes. Nuestras inversiones. Nuestros apellidos y nobleza. Nuestra apariencia y riqueza y comenzará a valer, su peso en oro, las manos que supieron estar siempre abiertas.
 Javier Leoz


AQUÍ ME TIENES, SEÑOR

Soy poco, muy poco o casi  nada,
pero con tus manos
multiplicarás lo que en el  mundo
sea más necesario por tu  Reino.

Conoces mi debilidad, mis  pecados,
mis carencias y errores,
más sé que con tu mirada, y  por mí fe,
multiplicarás lo bueno que  en mí pusiste
y harás que, aquellos que me  rodean,
puedan servirse de la bondad  que desparramas.

AQUÍ  ME TIENES, SEÑOR

Quiero ser uno de esos cinco  panes,
para que, el hambriento que  sale al camino
no marche a su casa sin  haber comido
del pan de mi fraternidad
del auxilio de mi  solidaridad
del agua de mi caridad

AQUÍ  ME TIENES, SEÑOR

Tal vez, sea insuficiente;
mis capacidades, mi  pensamiento,
mi alabanza, mi oración,
mi entrega, mi testimonio.

Tal vez sea poco
lo que la cesta de mi  corazón albergue.

Pero, aquí me tienes, Señor

Mucho me diste y, por ello,
te doy las gracias, te  bendigo y te alabo.

Mucho me diste y, por ello,
te pido que nunca deje de  ser sensible
a las necesidades de mis  hermanos.
Amén

 Javier Leoz