sábado, 25 de mayo de 2013

Vocación del Papa Francisco

Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja
Vocación del Papa Francisco
Jorge Mario, el pibe
Un artículo más de la vocación del Papa Francisco, que puede ayudar a muchos lectores de este blog un poco vocaciones. 
Franja
La inédita historia vocacional del Papa Francisco
¡Encontró su vocación en el confesionario!
jueves, marzo 14, 2013   
Por Luis Alva
La historia vocación del santo padre Francisco  no es diferente a la de muchos sacerdotes y seminaristas.  El joven Bergoglio como todo joven de su época tenía ya un proyecto en su mente. Nos cuenta Sergio Rubin, que Jorge junto a su novia se dirigía a una fiesta y al pasar por su parroquia porteña de San José de Flores, sintió un gran deseo de confesarse y fueron las palabras del sacerdote (cuyo nombre nunca reveló) que lo sacudieron.

Estas fechas nos dan muchas alegría el recordarlas. Un hombre con una trayectoria
marcada por la Providencia de Dios y el SÍ de su consentimiento y elección.

Fue en ese instante donde Jorge sintió un deseo por la vocación religiosa que llevaba ya dentro. Salió de allí muy emocionado de ser sacerdote de Cristo. Pero no se lo dijo a nadie. El único síntoma fue que al poco tiempo rompió con su novia. Fiel a su estilo reservado esperó unos años para anunciar su decisión a su familia. Su padre lo celebró. Su madre, en cambio, se enojó. Pero no se amilanó. Fue duro para él: ella no quiso ir a verlo durante los primeros años de seminario hasta que, finalmente, aceptó su decisión.
Una decisión que -quien podría imaginarlo- lo llevaría muchos años después a ser el primer papa argentino y latinoamericano para sorpresa de los argentinos y de los católicos de todo el mundo.
La demora en entrar al seminario pareció explicarse por su deseo de relacionarse con el mundo profano antes de abrazar la vida religiosa. Ya mientras cursaba la secundaria trabajaba por pedido de su padre. Pero acaso la experiencia más fuerte de su juventud -que le marcó el límite humano- fue una grave enfermedad que lo codeó con la muerte. Hubo varios días de incertidumbre porque los médicos no acertaban con el diagnóstico. Al fin, detectaron una infección pulmonar que requirieron un tratamiento con sondas que le provocaba dolores terribles.
Las palabras de circunstancias para confortarlo no lo convencían. Hasta que una monja que sorpresivamente lo consiguió lo logró con una frase simple y directa: “Con tu dolor, lo estás imitando a Jesús”. Desde entonces, Jorge Bergoglio vive con un sólo pulmón, lo que lo obliga a administrar sus esfuerzos, si bien nunca fue una severa restricción.
Recuperado, ingresó finalmente al seminario. Optó por los jesuitas porque le atraía su perfil de gran formación y cierto vanguardismo. Ya ordenado, quería ser misionero. Y añoraba con ir a Japón, donde los jesuitas tienen una fuerte presencia. Pero no logró la autorización de su superior. Técnico químico y profesor de literatura, la docencia se reveló como otra de sus grandes vocaciones.
En su paso por el prestigioso colegio de la Inmaculada de Santa Fe, sus alumnos lo bautizaron “el profe Carucha”, severo, pero muy querible. El se esmeraba: llegó a llevar a la provincia para su clase nada menos que a Jorge Luis Borges.

La foto familiar. ¡Estábamos todos!
Con apenas 37 años, se convirtió en superior de los jesuitas en la Argentina. Eran los tiempos en de la violencia política, la última parte de la guerrilla y el terrorismo y el comienzo de la represión de la dictadura más sanguinaria que conoció la Argentina.
Bergoglio terminó recalando en Alemania, donde realizó una tesis sobre Romano Guardini, el gran teólogo  con una visión innovadora de la Iglesia. A su regreso a la Argentina -tras un paso por el colegio El Salvador, de Buenos Aires- fue destinado a la iglesia de los jesuitas en Córdoba, donde estuvo poco menos que recluido. Para muchos fue la continuación de un exilio forzoso. Pero pocos años después su vida religiosa daría un gran vuelco.
A comienzos de los '90 el entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Quarracino, lo señaló para que sea uno de sus obispos auxiliares. Comienza así su meteórica carrera que lo llevó de ser un complet out sider de la Iglesia a ser elegido vicario general de la arquidiócesis y finalmente el sucesor de Quarracino tras su muerte.
Atraído por su inteligencia, espiritualidad y humildad, Quarraciono siempre contaba que en cada acto y oficio, cuando quería localizar a Bergoglio, debía buscarlo en las últimas filas, casi escondido. Ya como arzobispo, rechazó la coqueta residencia arzobispal de livos y el auto con chofer. Optó por vivir en la curia, frente a la plaza de Mayo, en una austera habitación. Y trasladarse en colectivo o subte. 
 
El primer aniversario del atentado a las Torres Gemelas fue clave para la proyección internacional de Bergoglio. Entonces, el argentino participaba como moderador suplente de un sínodo de obispos, en Roma. Como el titular, que era el arzobispo de Nueva York debió ausentarse a su ciudad para participar de la conmemoración, Bergoglio debió coordinar la asamblea, dejando una excelente impresión.
Su  prestigio ascendente terminó convirtiéndolo en el segundo más votado en el cónclave anterior, detrás de Ratzinger. Parecía que su tiempo había pasado tras la renuncia de Benedicto XVI. El ya tenía programado ir a fin de año, cuando se iba a efectivizarse su retiro, ir a vivir a la residencia porteña de los sacerdotes ancianos. Su Dios y los cardenales dispusieron otra cosa
Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, estudió y se diplomó como técnico químico. En su camino se cruzó la vocación sacerdotal y decidió ingresar en el Seminario de Villa Devoto.
El 11 de marzo de 1958 pasó al noviciado de la Compañía de Jesús. Estudió humanidades en Chile y en 1960, de regreso a Buenos Aires, obtuvo la licenciatura en Filosofía en el Colegio Máximo San José, en la localidad de San Miguel.
De 1967 a 1970 cursó la licenciatura en Teología en el Colegio Máximo de San Miguel. Recibió los órdenes sagrados el 13 de diciembre de 1969. Tras ocupar varios cargos de autoridad en la orden jesuita, el 31 de julio de 1973 fue elegido provincial de la Argentina.
Entre 1980 y 1986 fue Rector del Colegio Máximo de San Miguel y de las Facultades de Filosofía y Teología de esa misma Casa.
En 1992 el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Buenos Aires. Recibió la ordenación episcopal el 27 de junio de ese año y en 1997 fue promovido como coadjutor de la misma arquidiócesis.
El 28 de febrero de 1998 se convirtió en el primer jesuita en ser primado de la Argentina, tras suceder al cardenal Antonio Quarracino.
Nombrado cardenal presbítero el 21 de febrero de 2001, recibió la birreta roja y el título de San Roberto Belarmino.
Asistió como relator general adjunto a la X Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos, que tuvo lugar en Ciudad del Vaticano del 30 de setiembre al 27 de octubre de 2001.
Asistió también a la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos del 2 al 23 de octubre de 2005.
Es también miembro del consejo post-sinodal de la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. El 9 de noviembre de 2005 fue elegido Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina para el trienio 2005-2008.
En la Santa Sede, forma parte de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos, la Congregación para el Clero, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Asimismo, integra el Pontificio Consejo para la Familia, la Comisión para América Latina (CAL) y el Consejo Ordinario de la Secretaría General para el Sínodo de los Obispos.
Según las diversas versiones que han reconstruido el Cónclave de los días 18 y 19 de abril de 2005, Bergoglio fue el depositario de un grupo de votos que originalmente captó el arzobispo de Milán, Carlo María Martini.
El arzobispo de Buenos Aires habría obtenido hasta 40 votos, pero fue tan fuerte la emoción que pidió abiertamente a los otros cardenales que no le eligiesen.

El cardenal Bergoglio ya era uno de los favoritos para ser Papa, y es cuando el 13 de marzo del 2013 lo es elegido, y así se convierte en el primer Papa Latino Americano, el primer Papa Jesuita, y el primero en llamarse Francisco. Copyright Clarín
No se le ahorrarán trabajos-cruces- por eso...
El modelo a imitar, El Crucificado. 

viernes, 24 de mayo de 2013

Una joven estuvo a punto de dejarnos sin Papa Francisco

Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja
Una joven estuvo a punto de dejarnos sin Papa Francisco
miércoles, mayo 08, 2013    
Juan García Inza

El Papa Francisco sorprende por su sinceridad.  No hay tapujos en su alma para disimular cualquier detalle de su vida. Cuando se va con la verdad por delante lo que se busca es el bien aportando  la experiencia propia. En su diálogo con el Rabino Skorka nos quiere advertir que el corazón humano no es ajeno a la belleza y al amor.  Pero tampoco es indiferente ante el compromiso.

Cuando era seminarista
Siendo el Papa Francisco seminarista nos cuenta la impresión que le produjo la belleza de una joven, inteligente y bien plantada, que se encontró en una boda. Aquella experiencia le hizo tambalear por dentro. Estuvo a punto de dar un vuelco en su vida, pero hay que tener la valentía y la honradez que el tuvo para decidirse por la vocación que había recibido  de Dios para el sacerdocio. Estos son los hechos que él mismo  nos narra:
( El laico) ... Está metido en el mundo hasta la coronilla, pero sin dejarse llevar por el espíritu del mundo. Y eso cuesta muchísimo. Ahora, ¿qué sucede con nosotros, los consagrados? Somos tan débiles que siempre está la tentación de la incoherencia. Uno quiere el pan y la torta, quiere lo bueno de la consagración y lo bueno de la vida laical. Antes de entrar en el seminario, yo iba por ese camino. Pero después, cuando uno cultiva esa elección religiosa, encuentra fuerza en ese camino. Al menos yo lo vivo así, lo cual no quita que por ahí uno conozca una chica. Cuando era seminarista me deslumbró una piba que conocí en un casamiento de un tío. Me sorprendió su belleza, su luz intelectual... y, bueno, anduve boleado un buen tiem­po, me daba vueltas en la cabeza. Cuando volví al seminario después del casamiento, no pude rezar a lo largo de toda una semana porque cuando me predisponía a hacerlo aparecía la chica en mi cabeza. Tuve que volver a pensar qué hacía. Todavía era libre porque era seminarista, podía volverme a casa y chau. Tuve que pensar la opción otra vez. Volví a elegir —o a dejarme elegir— el camino religioso. Sería anor­mal que no pasara este tipo de cosas. Cuando esto sucede, uno se tiene que resituar. Tiene que ver si vuelve a elegir o dice: "No, eso que estoy sintiendo es muy hermoso, tengo miedo a que después no sea fiel a mi compromiso, dejo el seminario". Cuando a algún seminarista le pasa algo así, lo ayudo a irse en paz, a que sea un buen cristiano y no un mal cura. En la Iglesia occidental, a la que pertenezco, los curas no pueden casarse como en las iglesias católicas bizantina, ucraniana, rusa o griega. En ellas, los sacerdotes pueden casarse; los obispos no, tienen que ser célibes. Ellos son muy buenos curas. A veces los cargo, les digo que tienen mujer en su casa, pero que no se dieron cuenta de que también se compraron una suegra (Fuente: Sobre el cielo y la tierra, Ed. Debate, pág. 56)
            Pienso que no hace falta más comentarios. Hoy disfrutamos al Papa Francisco, porque un día, con toda valentía, supo  decir que no a lo que el corazón le proponía, y decir que sí a lo que su voluntad le dictaba, que no era ni más ni menos que hacer la Voluntad de Dios.

lunes, 20 de mayo de 2013

Francisco, un Papa “anticlerical"

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Cómo tocar con fe a Dios en la oración.

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Yo no sé si habréis pensado en la importancia del sacerdote. Solo él puede hacer cercana la sanación que nos trae Jesús, como en aquel tiempo del Evangelio. La lepra, la parálisis, la ceguera y los flujos de sangre en nuestra alma, se pueden curar, si nos acercamos con humildad a que te puede decir-"Ipse Christus"-Yo te absuelvo, yo te limpio, levántate y anda...tu fe te ha curado.
Ponga aquí esta meditación hoy, para que pidamos por las vocaciones sacerdotales. Este blog tiene esa finalidad. "Los obreros son pocos" Y el Señor quiere que pidamos vocaciones. ¿Las pedimos y las apoyamos?  Franja.


¿Cómo tocar con fe a Dios en la oración?
 17 Mayo 2013   P. Guillermo Serra, LC
La oración es acercarse a Jesús con humildad y tocarlo desde la fe. La oración llena de fe es “la debilidad” de Dios y la fuerza del hombre. Jesús no se resiste a hacer milagros cuando percibe una gran fe. No basta con tocar a Jesús, sino tocarlo con fe y experimentar cómo muchas virtudes, gracias, salen de Él para curar nuestro corazón y cuerpo.



«Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no había podido ser curada por nadie, se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró el flujo de sangre. Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Como todos negasen, dijo Pedro: «Maestro, las gentes te aprietan y te oprimen». Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de mí». Viéndose descubierta la mujer, se acercó temblorosa, y postrándose ante él, contó delante de todo el pueblo por qué razón le había tocado, y cómo al punto había sido curada. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz». (Lc 8,43-48)

Nuestra propia enfermedad debe ser presentada con fe y esperanza
La mujer hemorroisa sufría desde hacía 12 años esta enfermedad. No había encontrado remedio, se había gastado todo en doctores. Sólo le quedaba una esperanza, ese Jesús del que toda la gente hablaba. Debido a su enfermedad era impura y todo lo que tocase automáticamente se convertía en impuro. Vivía en una soledad total, separada de la sociedad, de su familia, 12 años queriendo “volver a vivir”. Esta soledad, necesidad de vivir, de ser alguien, hizo que sin temor se acercase a Jesús. Percibía en Él alguien que podría devolverle la vida, que podría dar sentido a esta enfermedad y poder ser curada.

En la oración nos presentamos también enfermos, débiles, con temores, resistencias, profundas heridas que todavía sangran. Con facilidad buscamos en el mundo diversos “doctores” que nos puedan curar, distracciones, pasatiempos que en el fondo nos dejan igual y nos vamos desgastando. En la oración nos presentamos conscientes de esta debilidad, pero a la vez llenos de fe porque estamos ante el único que nos puede curar de raíz, el que puede devolvernos la vida, dar un sentido profundo y nuevo a nuestra existencia, a nuestra soledad. Este acto de fe y confianza son los pasos necesarios para llegar hasta el Maestro: “Creo en ti Señor, espero en tu amor, confío en ti, quiero amarte para vivir”. Presentamos nuestra vida ante Él, nuestra debilidad, enfermedad, con fe y confianza para que Él nos cure.
Acercarse a Jesús con humildad, con la mirada siempre fija en su Amor y ternura
Con gran fe, se acercó a Jesús por detrás, y con delicadeza, consciente de su impureza, se atrevió a tocarle con fe la orla de su manto.
Cuando hay fe y amor, la oración se convierte en un buscar el bien de la otra Persona: acogerle, cuidarlo, amarlo. Esto es lo que hace la hemorroisa. No piensa en sí misma. No quiere “molestar” al Señor: con humildad se acerca por detrás y busca tocar tan sólo el borde de su manto. Esto sería suficiente. La fe no busca evidencia, no quiere tocar a toda costa, palpar como lo hizo Santo Tomás. Basta con un detalle, un gesto cercano y tierno. Es un decirle a Jesús: “no te quiero molestar, sé que me amas y con tocarte el borde del manto, te darás cuenta que te necesito, que estoy aquí, que te amo y que quiero poderte abrazar… pero soy impura, mi alma es impura, necesito que tu amor me purifique y me haga digna de Ti”.
Así la hemorroisa buscando el bien de Jesús, el no “hacerle” impuro, logra su propio bien. La oración es buscar al otro para encontrarse con el otro. Es dejarse encontrar buscando. Es rozar su Corazón para encontrase dentro de él.

La fe mueve el Corazón de Jesús y fija su mirada en la humildad
La mujer queda curada al instante. Jesús no espera a que la mujer le diga qué necesita. Así es el Buen Pastor, conoce a sus ovejas, nos conoce y sabe lo que necesitamos incluso antes de que se lo pidamos. Por eso, muchas veces la oración es ponerse en su presencia, quizás experimentando un silencio que no es indiferencia por parte de Jesús, sino un querer expresar ternura, contemplar a su creatura tan amada y admirarla con amor.
Jesús estaba siendo oprimido por la multitud, sin embargo, sintió que una virtud salía de Él y gritó: « ¿Quién me ha tocado? » Los discípulos, asombrados, no entienden esta pregunta. Decenas de personas están agolpadas, se empujan y estrujan a Jesús y sólo una “le ha tocado”, aquella que apenas ha rozado el borde de su manto.
Aquí Jesús nos dice con claridad que tocarle es amarle, es tener la humildad de confiar en Él, de tratarle con ternura y fe. De acercarse a Él como un niño a su Padre y estar, sí, estar junto a Él. Muchos estaban más cerca que la mujer, pero no tenían fe, era quizás más bien curiosidad, rutina.
La oración nunca puede ser curiosidad o rutina. No es una actividad para llenarme de ideas o repetir fórmulas aprendidas de memoria. Esto sería como empujar y estrujar a Jesús, como aquel grupo que lo seguía. No, esta mujer nos enseña que para tocar a Jesús hay que tener fe, hay que acudir con confianza, presentarse con humildad y tener ternura hacia Dios. ¡Ah!, y sobre todo, hay que dejarse querer por el Maestro que nos conoce, nos espera y al instante nos abraza con amor.
Queremos tocarte Jesús. Ayúdanos Señor a tocarte con fe

El último Cónclave

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El último Cónclave 
Imágenes del último Cónclave
El día 13 de de marzo del 2013, fue elegido Sumo Pontífice el Cardenal Bergoglio con el nombre de FRANCISCO.
Después de poco más de dos meses vamos conociendo al Santo Padre, Francisco, y nos vamos dando cuenta de la verdad de unos niños en clase con un profesor "contestatario", que dicen al profesor:  "El que elige cruz, sale"... nombrado Papa, sucesor de Pedro. No se puede ser sucesor de Pedro, Obispo de Roma, Pastor de la Iglesia Universal, Vicario de Cristo en la Tierra, si no se elige la Cruz. Tenemos que pedir al Señor y a Santa María que cuiden del Santo Padre y que sea siempre el Pastor que necesita la Santa Iglesia, ayudado por la asistencia del Espíritu Santo, le proteja de los enemigos, que están dentro-por desgracia- y fuera de la Iglesia y que nosotros, si somos fieles, le demostremos que le queremos, porque atendemos y seguimos sus enseñanzas. ¡Gracias Santo Padre por sus desvelos!. Franja

Hermosa imagen de la liturgia romana
Con llave-Cónclave
En solemnidad y espectacularidad, nada como el ceremonial de la Iglesia Católica. Todo está medido desde siglos atrás. El niño que canta en la escolanía es el mismo niño que lo mismo hacía y en el mismo lugar en el siglo XVII o XVIII. Cónclave. Elección del Sumo Pontífice, con llave. Fórmula impuesta por el Papa Gregorio X, elegido Papa en 1271. Tres años tardaron los cardenales en decidirse, y el pueblo de Viterbo, harto de esperar, encerró con llave a los príncipes de la Iglesia, y los tuvo a pan y agua durante semanas. Para hacerlos más sensibles y receptivos a la inspiración divina, desmontaron el techo de la iglesia, y los cardenales no soportaron el hambre ni el frío, y al fin se decidieron. Más de tres años de Sede Vacante. Le gustó la idea a Gregorio X y nacieron los cónclaves. La elección de un nuevo Papa es un misterio prodigiosamente dibujado por la tradición y la ceremonia. Tradicionalmente fallan los vaticinios y las encuestas. Y el resultado de las deliberaciones e inspiraciones del encierro bajo llave es tan grandioso, que los más entusiastas seguidores del Cónclave, al menos en España, son los ateos, los agnósticos y los laicos. Ellos son los que analizan los pormenores de cada cardenal, sus virtudes y defectos, su preparación teológica y sus posibilidades. A los católicos no nos afecta tanto, porque aceptamos de buen grado al nuevo Papa sin preguntarnos demasiado los motivos de su elección.
Los Cardenales entrando en el Cónclave
Este Cónclave tiene un interés especial, histórico. Es el primero en setecientos años que se celebra con el anterior Papa vivo. Está en Castelgandolfo, sin la esclavina, sin los zapatos rojos, recluido en la oración. También la muerte de un Papa guarda toda la grandeza de la tradición. La ventana cerrada que de golpe se abre y la luz de la habitación se ilumina, y el anuncio a las decenas de miles de fieles que siguen, desde la Plaza de San Pedro, los pulsos de la agonía. «Su Santidad el Papa ha vuelto a su Señor». En este Cónclave, el Papa se ha ido, sencillo y agotado, a pedirle al Señor un sucesor más vigoroso, más fuerte, más dispuesto a expulsar de la Iglesia a «ese Mal que también está entre nosotros».
Más de seis mil enviados especiales. Alguna importancia tendrá esa elección que a tantos les produce risa y distancia. Se juntan los informadores venidos de todo el mundo, y los llamados vaticanistas, los expertos, los que viven el día a día de la Santa Sede, y que acostumbran a ser los que más se equivocan y yerran en sus vaticinios. Ya se ha oído el «todos fuera», el «extra omnes», y hoy, con bastante probabilidad, puede subir por el cielo de Roma el humo blanco que anunciará un nuevo Papa. Allí, detrás de la verja separadora, en el prodigio de la Capilla Sixtina alumbrada por Miguel Ángel, la estufa que se instala al efecto. La misma estufa y la misma chimenea de los cónclaves anteriores. Todos los expertos valorando los pros y los contras y en un colegio, una niña de pocos años desvelando el Misterio.
Lo he oído en la emisión de la Misa retransmitida por Telemadrid. En una clase, el profesor ha preguntado a los alumnos acerca del nuevo Papa. ¿Quién será el nuevo Papa? Y una niña ha respondido inmediatamente. «El que se sepa mejor a Jesús». Otro niño ha levantado la mano, y el profesor le ha preguntado. ¿Y qué pasa si hay dos cardenales que se saben igual de bien a Jesús? Y el niño ha respondido: «Entonces hay que jugárselo tirando una moneda. A cara o cruz». ¿Y quién gana, el que elija cara o el que elija cruz?

Pidamos al Señor que le ayude a llevar la Cruz.
«El que elija cruz. Sale cruz seguro».
Lección de Teología.

Como decíamos..."a toro pasado", todos sabíamos y  buscamos tener   la quiniela con el acierto. Todos queremos haber acertado...Pero esta vez, los vaticanistas del c. como diría  mi vecino, se quedaron como los mochuelos, al menos con cara de mochuelos.  Pidamos al Espíritu Santo que le ilumine y le haga llevadera la Cruz. Que nosotros le aliviemos con nuestra oración, porque hace poco más de dos meses y ya son bastantes los que le quieren mover el sillón, y eso que cambió el dorado por el blanco liso y sigue con los mismos zapatos negros gastados, sin muceta ni estolón, sin dormir en su regia cama del palacio...¿Que más quieren?. Franja. 

jueves, 16 de mayo de 2013

Mamá, Papá: Quiero ser sacerdote.

Temas sacerdotales. Homilías del Papa

Madre, ¡Quiero ser sacerdote     Infocatolica     Remedios Falaguera



“Estad abiertos a las vocaciones que surjan entre vosotros. Orad para que, como señal de su amor especial, el Señor se digne llamar a uno o más miembros de vuestras familias a servirle. Vivid vuestra fe con una alegría y un fervor que sean capaces de alentar dichas vocaciones. Sed generosos cuando vuestro hijo o vuestra hija, vuestro hermano o vuestra hermana decidan seguir a Cristo por este camino especial. Dejad que su vocación vaya creciendo y fortaleciéndose. Prestad todo vuestro apoyo a una elección hecha con libertad” (Juan Pablo II, Nagasaki, Japón, 25.II.1981).

Los padres deben mirar a sus hijos como lo que son: una obra de Dios. A los padres, con la colaboración libre y desprendida al engendrarlos, confía su educación, su amor, y su cuidado en el amor que hemos recibido de Dios.

Dios, Padre Eterno y Amor infinito, ha sido el primero en amarlos, guiarlos, formarlos y acompañarlos para que saquen lo mejor que llevan dentro. Solo El, sabe lo mejor para ellos. Dios tiene sus planes tiene para cada uno, que no siempre coinciden con los nuestros. No temamos. Aunque humanamente nos cueste, nuestra felicidad y la de nuestros hijos depende de la aceptación y cumplimiento de los planes de Dios. De nosotros depende, en gran medida, que nuestros hijos escuchen la llamada de Dios, que respondan a ella afirmativamente, y que perseveren en su decisión hasta el final. “En adelante, la labor sacerdotal se convertirá para ellos —por expresarlo de algún modo— en su profesión, a la que dedicarán todas las horas de la jornada, con el inmenso gozo de saberse instrumentos del Señor en la aplicación de la redención a las almas. Recemos para que vivan como sacerdotes santos, doctos, alegres y deportistas en el terreno sobrenatural, pues así lo deseaba san Josemaría: sacerdotes-sacerdotes, sacerdotes cien por cien”.(Monseñor Javier Echevarria, Carta 1 de mayo de 2012)



Los padres, como simples colaboradores, ayudamos a nuestros hijos, con humildad, desprendimiento y mucha oración, a descubrir qué plan de amor tiene Dios para ellos. Y de eso las madres sabemos mucho. Pascal dijo una frase que se ha repetido muchísimo: “el corazón tiene razones que la razón no puede entender”. Y nuestra condición femenina, con la intuición y la afectividad necesaria para cuidar la vida, nos lleva a intuir sus barruntos de vocación.

Recuerda aquella estrofa del poema Tus hijos de Kalhil Gibran: “Tu eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados. Deja que la inclinación, en tu mano de arquero, sea para la felicidad”.



Puede que una mujer tenga poca formación o mucha, de alta o baja inteligencia, pero la intuición y la riqueza de sentimientos salva todas las barreras y las sitúa más cerca del misterio de la vida. Un ejemplo de ello lo podemos constatar en Eliza Vaughan, madre de seis sacerdotes y cuatro religiosas, de la que cuenta que cuando Herbert, el hijo mayor, a los dieciséis años anunció a sus padres que quería ser sacerdote, ella, que había rezado mucho por esto, sonrió y dijo: “Hijo mío, lo sabía desde hace tiempo”.
Con estas cualidades innatas la mujer está dotada para dar vida a la humanidad y humanidad a la vida.
Él nos preparó desde la eternidad, concediéndonos todas las ayudas necesarias, para nuestra misión. Sus caminos exceden a nuestra comprensión por lo que sería una inconsciencia ponerle trabas en algo tan serio y trascendente como la vocación de los hijos, un signo de predilección divina. Ante la llamada de Dios a un hijo debemos actuar con mucho sentido común, por supuesto, pero sobretodo con mucho sentido sobrenatural.



Debemos acoger con alegría y reconocimiento, con respeto y desprendimiento, la llamada del Señor para con nuestros hijos. Su vocación es un honor, una bendición, una caricia muy especial de Dios, no solo para el sino para todos los miembros de la familia.

Cuentan que cuando el joven Boschetto -el futuro san Juan Bosco- le comentó sus barruntos de su vocación al sacerdocio, su madre le dijo: “Óyeme bien, Juan. Te aconsejo muy mucho que examines el paso que vas a dar y que, después, sigas tu vocación sin preocuparte en absoluto de nadie. Pon, por delante de todo, la salvación de tu alma. El párroco me pedía que te disuadiese de esta decisión, teniendo en cuenta la necesidad que de ti pudiera tener en el porvenir; pero yo te digo: en asunto así no entro, porque está Dios por encima de todo. No tienes por qué preocuparte de mí. Nada quiero de ti, nada espero de ti. Tenlo siempre presente: nací pobre, he vivido pobre y quiero morir pobre. Más aún, te lo aseguro: si te decidieras por el clero secular y, por desgracia, llegaras a ser rico, ni una vez pondría los pies en tu casa. No lo olvides”.

En el libro La Madre del Sacerdote, su autor , Juan de Yepes, lo cuenta de una manera entrañable y difícil de mejorar.
Dice así: “Quizá, con algo de rubor un día te lo dijo entre sonrisas.
Quizá tú misma, discretamente, al observar sus inclinaciones y sus gustos, se lo sonsacaste, mientras te abrazaba contento.
¡Oh!, empujar indebidamente, jamás. En nada hay que respetar más la libertad como en la elección del estado de los hijos…
Tu alma se ha inundado de gozo y de santa inquietud alborozada…
Ahora…a cultivar la vocación de tu hijo con esmero. ¿O te vas a oponer a ella?
No lo quiero ni pensar…
Da gracias a Dios muy hondas y sentidas, y abre tus manos para proteger la llamita que se levanta en el alma del pequeño, no sea que soplen los vientos y la apaguen. Abriga la semilla caída del cielo en los surcos del alma de tu hijo, para que pueda germinar.
Porque la vocación, aun viniendo como viene de dios, exige cooperación por parte de los hombres, cooperación del mismo llamado y cooperación de los que le rodean.

Que se instruya bien en religión por buenos maestros, mejor, por sacerdotes. Que le orientes tú misma en la senda de la piedad sólida. Que procures confiarle ya de alguna manera a algún sacerdote, de quien él guste, para que si a ninguno manifestó sus deseos, a este lo haga y se guie por lo que aquel le aconseje.
Que encuentre en ti el cariño necesario para su vocación.
Y cuanto antes llévale…



Al seminario…
Quizá te cueste un poco la separación. Pero es importante el que así sea.
En aquel retiro acogedor, en la lenta formación de un día tras otro, en aquella vida de santidad, de estudio, de gimnasia del espíritu, de alegría sincera, de disciplina elevadora…tiene que ir madurando la vocación de su hijo. Tú, desde lejos, cultívala con la oración”. ¡Que difícil es dejar volar a los hijos! Quizá te cueste un poco la separación, es natural, pero no por ello te debe invadir la tristeza. Esta en buenas manos, es feliz, y está en el lugar adecuado para recibir una rica educación humana y espiritual imprescindible para su misión. Cuando se ama a Dios, como lo hace tu hijo, los demás, empezando por la propia familia, se convierten en el centro de sus pensamientos y sus oraciones. Cuando te invadan los sentimientos propios de “amor de madre” no te dejes llevar por el dolor y la queja. Acéptalos con serenidad. Llora si te duele. Si. Pero ofrece tu dolor por la fidelidad, la perseverancia, la santidad y las actividades apostólicas de tu hijo.

No te dejes amedrentar por el desconsuelo ni la nostalgia. Al contrario, háblalo con María Santísima. Ella, la Madre por excelencia, comprende como nadie lo que te ocurre, se preocupa de tus cosas, te disculpa, te regala su sonrisa y sus cuidados, y lo que es aún más maravilloso: “La maternidad de María con respecto a nosotros no consiste sólo en un vínculo afectivo: por sus méritos y su intercesión, ella contribuye de forma eficaz a nuestro nacimiento espiritual y al desarrollo de la vida de la gracia en nosotros(…)María es nuestra Madre: esta consoladora verdad, que el amor y la fe de la Iglesia nos ofrecen de forma cada vez más clara y profunda, ha sostenido y sostiene la vida espiritual de todos nosotros y nos impulsa , incluso en los momentos de sufrimiento, a la confianza y a la esperanza” (Juan Pablo II, Audiencia general, 25-X-1995)
Imítala en su generosa entrega, su desprendimiento, su confianza, su obediencia, y su abandono en las manos de Dios para servir a Su Voluntad. Y pídele ayuda y su protección maternal. Ella te acompañará y te enseñará una nueva manera de experimentar tu dolor transformándolo en una actitud de fe , esperanza y amor. No estas sola, María nunca falla porque es madre. Y recuerda: “Antes, solo, no podías… —Ahora, has acudido a la Señora, y, con Ella, ¡qué fácil!”(S. Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, n. 513)



Y celebra la vocación de tu hijo, agradécela, llénate de alegría y comparte su gozo y alegría. Ofrece tu dolor por la perseverancia y fidelidad de los sacerdotes, por la unidad de la Iglesia, por la persona e intenciones del Santo Padre, por…. Hay tanto por lo que ofrecer nuestro dolor….

Publicado 23rd July 2012 
por madres de sacerdotes y seminaristas

miércoles, 8 de mayo de 2013

MAYO. REFLEXIONES PARA CADA DÍA, MES DE MARÍA

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Mes de mayo con María
La Virgen María
REFLEXIONES PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA
DOS IDEAS PREVIAS
Se trata de que hagas oración cada día. Todos los días puedes empezar el rato de oración con la "oración inicial para cada día"; después leyendo con atención el "texto de cada día", a continuación hablas con Dios y con María; por último, terminas rezando la "oración final".
1. PROHIBIDO CORRER: 
Es corto; no tengas prisa en acabar. No es leer y ya está. Dale tiempo a que Ella te hable
2 LO QUE NO ESTÁ ESCRITO
¿Sabes qué es lo mejor de este texto? Lo que no está escrito y tú le digas; la conversación que tú, personalmente, tengas con María.
ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA
Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:
"NO TIENEN VINO": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.
"HACED LO QUE ÉL OS DIGA": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.
"HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.
ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA
¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén
     Con Flores a María
 
Día 1: Mi Compañera
"Nuestra Señora -decía Teresa de Calcuta- me acompaña en todos los viajes; la llamo mi Compañera desde que un día, en Berhampur, le dije al capellán de las Hermanas que me regalase una imagen de María Milagrosa con las manos abiertas, derramando gracias sobre el mundo. Aceptó encantado, embaló la imagen y la llevó a la estación. Era una imagen muy grande, casi de tamaño natural, así que el jefe de estación quería que la facturase y pagase la correspondiente tarifa. Pero yo tenía un pase en los ferrocarriles para mí y una compañera, así que le dije: "ésta es mi compañera..." y me dejó viajar con la imagen sin pagar nada por ello. Desde entonces, la Virgen me acompaña siempre en mis desplazamientos. Nunca viajo sola"
Es ahora cuando puedes hablar con Santa María. Si quieres puedes empezar diciéndole lo escrito a continuación; luego comenta algo más con Ella.
María, siempre, pero de modo muy especial en este mes de mayo, necesito que me acompañes, que estés conmigo todo el día. Me gustaría darme más cuenta de que realmente te tengo a mi lado en todo momento; aprovecharé -si me ayudas- cada imagen tuya que vea para decirte algo, recordarlo y contar contigo. Gracias, "Compañera".
 
Día 2: Un gran susto
Un chaval, mientras está dándose un chapuzón en la playa de Pientzia, es arrastrado por una corriente de remolino; en cuanto se ve en peligro, grita: ¡mamá, mamá! Agita los brazos como puede, pidiendo auxilio desesperadamente. Con dificultad, de vez en cuando, logra sacar la cabeza y puede ver en la orilla a su madre, que pacíficamente broncea su piel en una hamaca. Su única esperanza es que su madre le oiga y haga lo que sea por rescatarle. Vocea más y más; por fin, su madre oye los gritos que la llaman. Se incorpora y ve las circunstancias de su hijo, y se vuelve a tumbar mientras piensa: ¡con lo fría que está el agua, yo no me meto ni loca! ¡Otra vez -si es que sale de ésta- que no se meta tan adentro!
¡Increíble!, pensará quien lea este suceso; ¡no puede ser verdad! ¡Eso no es una madre, es un monstruo! Es tan increíble, efectivamente, que no es verdad. Pero si no es posible que una madre se porte así, menos posible es que grites interiormente a María: ¡Madre mía, ayúdame!, y que Ella pase de ti.
    Madre mía, perdona todas las veces que te he tratado con desconfianza, o como si no me escuchases; o, lo que es lo mismo, como si pasases de mí, como si no fueses realmente mi madre. Sé que basta con que te diga una sola vez ¡Madre mía! para que no pares hasta conseguirme lo que necesito. Y si no me lo consigues es que claramente, de momento, no me conviene.
Ahora es el momento importante en el que tú hablas a Santa María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Cuando lo hayas hecho, termina con la oración final.

 
Día 3: ¡Cómo le gusta!
En el año 1917 la Virgen de Fátima se apareció a tres pastorcitos, que estaban en una cueva, mientras su rebaño pastaba. Lucía, una de las pastoras, cuenta:
"La aparición no se realizó el día 13 de agosto en Cova de Iría porque el Administrador del Ayuntamiento apresó y llevó a Vila Nova de Ourem a los pastorcitos con la intención de obligarlas a revelar el secreto que les había dicho la Virgen que sólo podrían desvelar al Papa. Los tuvo presos en la Administración y en el calabozo municipal.
Les ofreció los más valiosos regalos si descubrían el secreto. Los pequeños videntes respondieron:
- No lo decimos ni aunque nos den el mundo entero.
Los encerró en el calabozo. Los otros presos que estaban en el calabozo les aconsejaron:
- Pero decid al administrador ese secreto ¿qué os importa que esa Señora no quiera?
- ¡Eso no -respondió Jacinta-, prefiero morir antes que no hacer lo que nos ha dicho la Virgen!
Y los tres niños rezaron con los otros presos el rosario, delante de una medalla de Jacinta colgada de la pared.
El administrador, para atemorizarlos, mandó preparar una caldera de aceite hirviendo, en la cual amenazó asar a los pastorcitos si no hacían lo que les mandaba. Ellos, aunque pensaban que la cosa iba en serio, permanecieron firmes sin revelar nada".
Ni siquiera en esas circunstancias dejan de rezar el rosario porque la Virgen se lo ha pedido, y saben que le gusta. Ojalá tú tampoco dejes de dar ese gusto a tu Madre: dile que todos los días de este mes tratarás de regalarte el rezar, al menos, un misterio del Rosario (un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria). Es muy fácil... y ¡cómo le gusta!
Ahora, si te parece, puedes comentar con María este propósito. Después termina con la oración final.
 
Día 4: No está completa
La plaza de San Pedro, en Roma, durante siglos no ha tenido una imagen de la Virgen. Un amigo mío, universitario, en mayo de 1980, al ver tantas estatuas e imágenes en la plaza comentó: "¡Falta la Virgen!; si tengo oportunidad, se lo digo al Papa". A los pocos días, en una audiencia de Juan Pablo II con universitarios, el Papa iba saludando por el pasillo central del aula a los más cercanos. Cuando pasó cerca de este amigo, le dijo: "Santo Padre: en la plaza de San Pedro no está la Virgen, no está la Madonna ... ". Juan Pablo II lo pensó un momento y le contestó en castellano: "La Plaza no está completa ... Habrá que terminarla, habrá que terminarla ... ".
Al año siguiente, en 1981, el Papa inauguraba un mosaico grande dedicado a María, Madre de la Iglesia, que se encuentra en una fachada, sobre la plaza. "Me alegra inaugurar este testimonio de nuestro amor ( ... ), que todos los que vengan a esta plaza de San Pedro eleven la mirada a nuestra Señora, para dirigirle ( ... ) un saludo personal".
Si en tu habitación no tienes una imagen de la Virgen, tu habitación está incompleta. Si en la sala de estar de tu casa no tienes una imagen de la Virgen, está incompleta. ¡Ponla! Y ojalá te acostumbres a mirarla, a saludarle, cuando entres y salgas. Te ayudará a recordar que Ella te acompaña.
Madre mía, te quiero. Quiero quererte más; quiero acordarme más veces de ti. ¡Qué me sirvan tus imágenes!
Continúa ahora hablándole un rato.
 
Día 5: ¡Yo lo he cumplido!
"Yo sí he visto milagros -escribía un sacerdote, Urteaga-. Fíate de mí. Hazme caso. Reza a la Virgen". Y cuenta uno de los milagros que ha visto.
"Me encontraba en Madrid. Acababa de ordenarme sacerdote. Tenía 26 años. Era un atardecer a la hora de terminar el trabajo.
- Te llaman por teléfono -me dijeron.
Una voz masculina, un tanto nerviosa , explicaba la razón de la llamada:
- Mire, tengo un amigo que se encuentra muy mal, puede morir en cualquier instante. Me pide que le llame a usted porque quiere confesarse. (...) No, no le conoce, pero quiere que sea usted. (Nunca he entendido por qué.) ¿Puede venir a esta casa?
- Salgo para allá en este momento.
- (Me interrumpió) Mire, el asunto no es tan fácil. Me explicaré. El piso está lleno de familiares y amigos que no dejarán que un sacerdote católico entre en esta casa; pero yo me encargo de facilitar su entrada.
- Pues allá voy, amigo. Dentro de un cuarto de hora estoy ahí: lo que tarde el autobús.
El piso era muy grande, lo estoy viendo ahora que describo la situación. La puerta entreabierta, un pasillo largo. Entro decidido después de encomendarme a la Virgen para que facilitase el encuentro. Rumores de voces en las habitaciones contiguas; algunas personas que me miran con gesto de asombro. Con un breve saludo me dirijo a la habitación que estimo puede ser la del enfermo. Efectivamente lo es.
- ¿Le han dejado entrar?
- He visto caras de susto y gestos feos; pero ha podido más la Virgen nuestra Señora.
- Gracias. No tengo mucho tiempo (el enfermo jadeaba). Quiero confesarme.
- (Cogí mi crucifijo, lo besé.). Comienza, Dios te escucha...
Yo muy emocionado. El hombre (era un personaje importante), también. Apliqué mis oídos a sus labios porque apenas se le oía. La confesión... larga, muy larga.
- ...Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Al terminar -pocos minutos le quedaban de vida- quiso explicarme "su" milagro. Lo hizo fatigosamente. Se lo agradecí con toda el alma.
- He estado cuarenta años ausente de la Iglesia. Y usted se preguntará por qué he llamado a un sacerdote.
Él lo decía todo. Yo callaba.
- Mi madre, al morir, nos reunió a los hermanos... Mirad. No os dejo nada. Nada tengo. Pero cumplid este testamento que os doy: Rezad todas las noches tres avemarías. Y yo (¡cómo lloraba el pobre!), yo lo he cumplido, ¿sabe?, lo he cumplido.
Se moría mientras cantaba. A mí me pareció todo aquello un cántico: "Yo lo he cumplido, yo lo he cumplido".
Por cansado que esté, Santa María, por burradas que haya hecho, por lejos que me encuentre de Dios, jamás dejaré de rezarte las tres Avemarías, por la noche, de rodillas. Porque si un día o una temporada estoy siendo mal hijo tuyo, no cabe en ninguna cabeza que por esa vayas a ser Tú mala madre. Y, además, cuando peor estoy, más necesito tenerte cerca. Ángel de mi guarda, encárgate tú de recordármelo, gracias.

 
Día 6: Nada podrá destruirlo
Un hecho extraordinario se produjo, en México, durante la mañana del 14 de diciembre de 1921, cuando la Basílica de Guadalupe se encontraba vacía de feligreses.
Luciano Pérez, un gigantesco obrero de la construcción, entró en la iglesia llevando un ramo de flores muy grande, proporcionado a su enorme tamaño. De haberse encontrado en aquellos momentos algún observador en la basílica, quizá se hubiera sorprendido de que Luciano Pérez llevara el ramo con las dos manos y los músculos contraídos, dada la extraordinaria fuerza física que se le atribuía; tanta fuerza tenía, se decía, que le permitía arrojar con facilidad un ladrillo hasta el tercer piso de una casa en construcción. En efecto, le pesaba tanto porque el interior del ramo contenía una pesadísima carga de dinamita.
Luciano Pérez, subió las gradas del altar y depositó a los pies de la Virgen de Guadalupe la ofrenda floral. Se marchó y poco después explotó la potentísima carga de dinamita. El mármol de las gradas del altar quedó hecho añicos, los candelabros y objetos de metal se doblaron y retorcieron como si fueran de goma, todos los cristales se rompieron incluidos los de los edificios vecinos, pero el cristal de la Virgen de Guadalupe ni siquiera se agrietó: "Este hecho -concluyen los expertos- no puede ser explicado científicamente".
¿Por qué Dios quiere estos hechos milagrosos? Para decirnos bien claro que la Virgen existe y que el amor de los cristianos hacia Ella nada podrá destruirlo.
Santa María, ya se ve que Dios tiene interés en dejarnos muy claro a los hombres que Él tiene una predilección grande por Ti. Es incapaz de negarte nada: por algo eres su Madre. Confío en Ti más que en nadie.
Ahora puedes seguir hablando amarla con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.
 


Día 7: El "Ángelus"
El rezo del Ángelus es muy antiguo; data del tiempo de Las Cruzadas, en los siglos XI y XII, en que los cristianos que marchaban a reconquistar la Tierra Santa se encomendaban a la Santísima Virgen rezando tres Avemarías por la mañana, al mediodía y al atardecer.
Más tarde, se introdujeron delante de cada Avemaría unas jaculatorias que recuerdan el momento más excelso de la historia, la Encarnación del Hijo de Dios.
Durante el tiempo Pascual (los días que siguen al Domingo de Resurrección) en lugar del Ángelus se reza el "Reina del Cielo", que nos recuerda la alegría de la Santísima Virgen por la Resurrección de su Hijo.
¡Qué gozada, a las doce en punto, en el momento central del día, unirte al Papa y a todos los cristianos, desde donde estés, para recordar a María el momento más grande de su vida! ¡Es un gran detalle con Ella! Ponte la alarma del reloj o algo que te lo recuerde, y dale esa alegría.
¡Madre mía, hasta las doce de todos los días!
El rezo del Ángelus en el trabajo del campo
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 
Día 8: Confianza.
Alexia es una niña que murió con 16 años de un cáncer. Simpática, con muchas amigas, alegre. La amistad con Jesús y con María le ayudó a llevar con alegría su enfermedad.
Escribía una carta a sus amigas del colegio:
"La operación duró diecisiete horas, me pusieron una escayola que me cogía medio cuerpo y en donde se sujetaban dos hierros que, a su vez, mantenían mi cabeza firme mediante una corona, también de hierro, con cuatro clavos sujetos a los huesos de la cabeza.
Estuve un día y medio en la UCI con tubos para poder respirar, que más bien parecía que eran para ahogarme. Lo pasé mal, pero las enfermeras eran tan cariñosas y tan preocupadas, que lo hicieron más fácil"
El aspecto que ofrecía después de la operación, con la escayola y la corona de hierros (ya había perdido su pelo rubio, por los tratamientos de radioterapia) era tal, que algunos de los pequeños que también estaban internados y con los que jugaba, la miraban con cierto recelo. Ella comentaba con sentido del humor: "No me extraña, me parezco a Frankestein".
Su estancia en la Clínica de Navarra se prolongó por varios meses y si bien el dolor moral estaba atenuado por el cariño de sus padres y la buena atención de doctores y enfermeras, el dolor físico continúa siendo muy fuerte. A esto se añaden las complicaciones, no producidas exactamente por el curso de la enfermedad, sino ajenas a ella: roces en la escayola, el que se le abriesen las heridas a causa del calor y la inmovilidad, llagas en la boca e innumerables dolores. Y aunque Alexia no suele quejarse, a veces no puede más.
Un día dirigiéndose a Jesús en un momento de dolor agudo le decía: "Jesús, ¿por qué no me ayudas? Por favor, quítame este dolor de cabeza sólo un rato, aunque no sea más que un rato. ¡De verdad, que no puedo más! ¿Por qué me haces esto? ¡Yo te he querido de pequeña y te he rezado siempre,... ¿Por qué no me ayudas? Pido cosas para los demás y me las concedes, pero si son para mí no me haces caso. Eso es porque no me quieres. Si me quisieras, me ayudarías. ¡No me quieres, Jesús, no me quieres! Pues ¿sabes lo que te digo? Yo tampoco te voy a querer a ti"
Su madre que la estaba oyendo, dejó que durante un rato se desahogase, como Job, de sus sufrimientos, pero después la interrumpió:
"Bueno, Alexia, ya está bien. Eso no se dice"
Entonces ella, rápida, cambiando el tono de voz hasta entonces quejumbroso, dijo con gran firmeza: "Mamá, Jesús sabe que no se lo digo en serio."
Madre mía, ¿tengo yo la misma confianza con Jesús? ¿Le hablo de mis cosas, como hacía Alexia, que le hablaba de su enfermedad? Enséñame María, a hacer oración.
Continúa ahora hablándole con tus palabras sobre lo que has leído

 
Día 9: Un deseo expreso de María
Año 1531. Ciudad de Méjico. Caminaba el indio Juan Diego por la falda de Tepeyac, una pequeña colina junto a la ciudad, al norte. De pronto, oyó que le llamaban. Volvió la cabeza y vio a una Señora bellísima que la miraba cariñosamente. De pies a cabeza resplandecía. Tras un breve silencio escuchó: Yo soy la Virgen María, Madre de Dios. Y añadió que era su deseo que Juan Diego pidiera al Obispo que levantase allí mismo, donde ellos estaban, un templo en su honor: la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.
Juan Diego se dirigió al obispo y, después de mucho esperar, cuando pudo hablar con él se lo contó; pero éste no le creyó. Volviendo a casa con gran desánimo se encontró de nuevo con la Virgen, la cual le dijo que siguiera insistiendo.
Después de la segunda visita, alegre porque el obispo le había hecho caso, se encaminó al cerro y se lo contó a la Virgen. Al día siguiente, de madrugada, el indio tuvo que ir a la ciudad en busca de un sacerdote, ya que un tío suyo se encontraba muy grave. No quiso acercarse al cerro para no retrasarse por si se encontraba con la Señora, porque Ésta le prometió el día anterior darle una señal para entregársela al obispo. Al llegar cerca del cerro, el indio Juan Diego la vio bajar y se acercó hacia él. La Señora le dijo: -¿Qué te ocurre, hijo mío? ¿Adónde vas? Él le contó la enfermedad de su tío y la Virgen le enseñó a acogerse a su protección y a confiar en Ella, pues era su Madre. -Tu tío ya está recuperado, le dijo la Señora. Y a continuación le pidió: -Antes de ir a la casa del obispo, sube al cerro y recoge las rosas que allí veas. Juan Diego subió sin dudar, aunque era imposible que en la cima de aquel cerro, en el mes de diciembre pudieran florecer rosas. Al llegar arriba quedó sorprendido, pues toda la cumbre estaba llena de preciosas flores, difundiendo un olor suavísimo. El indio cortó todas las rosas que pudo, las recogió en su túnica, doblándola en su regazo y poniéndola en forma de bolsa. Al bajar del cerro, se las enseñó a la Virgen, que las tomó en sus manos y las volvió a dejar.
Cuando Juan Diego llegó a casa del obispo, pasó al despacho de éste y soltó la túnica. Las flores cayeron al suelo, y todos los que miraron se sorprendieron, porque en la túnica del indio estaba milagrosamente grabada la imagen de la Virgen Santísima, tal como está ahora en el templo de Guadalupe.
Ese era el deseo de María: un templo dedicado a Ella. Es lógico, pues esas "casas" de María son ocasión para que muchos hijos suyos vayan a buscarla. Y es verdad que la Virgen agradece que vayamos a esos templos marianos, y le visitemos, y allí hablemos más confiadamente con Ella.
Madre mía, en cualquier sitio puedo hablar contigo. Pero voy a procurar durante este mes ir algún día, o algunos días, a verte a un Santuario, Iglesia o ermita dedicado a Ti. ¡Te lo aseguro!
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 
Día 10: Cambiar con ella
Cuenta Anthony de Mehlo una fábula que, más o menos, dice así:
"Durante años fui un neurótico. Era introvertido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no me convencía la posibilidad de hacerlo por mucho que lo intentara.
Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara. Y también con él estaba de acuerdo. De manera que me sentía impotente y como atrapado.
Pero un día mi amigo me dijo: no te preocupes si no consigues cambiar, pues yo te quiero porque eres mi amigo, independientemente de cómo seas.
Aquellas palabras sonaron en mis oídos, entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y cambié".
"Cuánta razón se encierra aquí: nadie es capaz de cambiar si no se siente querido, si no siente una fuerza interior suficiente para subirse por encima de sus fallos", comenta un autor espiritual.
Tú no eres neurótico quizás, pero sí tendrás cosas que cambiar. Cuéntaselas a la Virgen. Y que sepas que Ella te dice que te quiere como eres y que cuentas con toda su ayuda, que es bastante, para conseguir cambiar. Te quiere con tus defectos pero luchando por vencerlos. Con Ella puedes, y.. ¡qué fácil! Madre mía, que me sienta amado por ti. Que sepa y me dé cuenta de que me quieres, me conoces, me sigues, que sepa que te importo, que estás pendiente de mí,... ¡Ah! y.. gracias.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.
Después termina con la oración final.

 
Día 11: El truco
"Pura lana virgen" "¡Da gusto un aire tan puro!" "Agua pura y cristalina". "Puro sabor americano"... Frases impactantes de anuncios publicitarios.
El gran elogio de cualquier cosa es la pureza: no contaminado, sin adulterar, genuino, no pasado, auténtico.
¡Santa María qué alegría!, que Tú, mi Madre, seas piropeada siempre como "Pura", por tu corazón puro, generoso, limpio, grande. Ayúdame a vivir siempre y en todo momento, la virtud de la pureza. En las tres Avemarías de la noche te pido, de rodillas (como para suplicártelo también con mi cuerpo) el regalo de la pureza para mí y para los míos.
Con qué sencillez y alegría se expresaba aquel chaval: "¡Las tentaciones de pureza ya no son un problema! ¡ya tengo el truco!, acudo enseguida a la Virgen "un Bendita sea Tu Pureza y siempre venzo". Después de tiempo luchando y siendo vencido, por fin se dio cuenta dónde tenía la verdadera fuerza para luchar: ¡En su Madre!
Perdona, Madre mía, porque muchas veces me parece que pedir ayuda es... lo de menos, lo menos importante. Lo que pienso, en el fondo, es que para vencer, para conseguir hacer algo que me cuesta, lo importante es lo que yo haga y yo consiga... Ahora me doy cuenta de lo equivocado que estoy. Gracias, Madre, porque ahora sé que lo más importante es lo que yo reciba de Ti y no lo que yo solo pueda hacer.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 
Día 12: ¡Mi vida no es mía!
Si nos ponemos en la piel de María, algo que sorprende es la rapidez con que dice que sí a lo que Dios le pide, la generosidad ante su vocación. ¿Sabes por qué actúa así? Porque es consciente de algo muy importante que muchos no sabemos, o si lo sabemos enseguida lo olvidamos: su vida no es suya. García Morente, filósofo no creyente, se convirtió al darse cuenta de esto. (Llegó a ordenarse sacerdote católico) Él lo explica con estas palabras que, aunque no son fáciles, si las lees con atención verás qué interesante:
"Mi vida, los hechos de mi vida, se habían realizado sin mí, sin mi intervención (se refiere al trabajo que tenía, las amenazas que recibió, tuvo que emigrar dejando a su familia .... ). Yo los había presenciado pero en ningún momento provocado. Me pregunto, entonces: ¿Quién pues, o qué era la causa de esa vida, que siendo mía, no era mía? Lo curioso era que todos esos acontecimientos pertenecían a mi vida, pero no habían sido provocados por mí; es decir, no eran míos. Entonces, Por un lado, mi vida me pertenece, pero, por otro lado, no me pertenece, no es mía, puesto que su contenido viene en cada caso producido y causado por algo ajeno a mi voluntad". Sólo encontraba una solución para entender la vida: algo o alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega.
Madre mía, enséñame esta lección: Mi vida es mía y no es mía. Alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega. Yo, con libertad la vivo como quiero, pero hay Otro que me la entrega con un para qué, con un fin, con una misión. Por eso mi vida es mía y es de Dios: somos copropietarios. Mi vida es para Dios, y por Él, para los demás, porque libremente quiero hacer el bien.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.
Después termina con la oración final.
 


Día 13: Hoy es la Virgen de Fátima
decenas de miles de peregrinos están hoy en Fátima
En la primera ocasión en que se apareció a los tres pastorcitos, Lucía preguntó a la Virgen: -¿Yo iré al cielo? -Sí, irás. -¿Y Jacinta? -Irá también.
- ¿Y Francisco? También irá, pero tiene que rezar antes muchos rosarios.
Lucía se acordó de dos amigas que habían muerto hacía poco: -¿Está María de las Nieves en el cielo?
-Sí, está (tenía cerca de dieciséis años).
- ¿Y Amelia? -Pues estará en el purgatorio hasta el fin del mundo (tenía entre 18 y 20 años).
Les dice la Virgen entonces: ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros como reparación de los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores? -Sí, queremos.
-Tendréis mucho que sufrir, pero la gracia de Dios os fortalecerá.
En la segunda aparición, después de rezar el rosario -nos cuenta Lucía- con otras personas que estaban presentes (unas cincuenta) vimos de nuevo el reflejo de la luz que se aproximaba, y que llamábamos relámpago, y enseguida a Nuestra Señora sobre la encina, todo como en mayo.
- ¿Qué es lo que quiere? pregunté a María.
- Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, que recéis el rosario todos los días y que aprendáis a leer. Después diré lo que quiero además.
Le pedí la curación de una enferma. Nuestra Señora respondió:
- Si se convierte se curará durante el año.
- Quisiera pedirle que nos llevase al cielo.
- Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré en breve, pero tú te quedas aquí algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien lo abrazare, le prometo la salvación; y sus almas serán queridas por Dios como flores puestas por Mí a adornar su Trono.
- ¿Me quedo aquí solita? -pregunté con pena.
- No, hija. ¿Y tú sufres mucho por eso? ¡No te desanimes! Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios.
Puedes pedir ahora a nuestra Señora que también te lleve a ti al cielo y a los que tú quieres, como le pidió Lucía. Y también: María, que me dé cuenta que el tiempo de vida que tengo, me lo da Dios para que yo le ame y le dé a conocer. Y que Tú no me dejas nunca; que todo lo mío te interesa. Que viva todo contigo.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.
Después termina con la oración final.

 
La Virgen del Carmen entrega el escapulario
a San Simón Stock
Día 14: Dejadme a María: el escapulario
El día 16 de julio de 1251 se apareció la Virgen a San Simón Stock, superior General de las Carmelitas, y prometió unas gracias y cuidados especiales para aquellos que llevaran el escapulario del Carmen.
El escapulario es una pequeña imagen de la Virgen del Carmen en tela (puede ser también una medalla) para colgarse al cuello.
Santa María quiere que llevemos una imagen suya en el pecho. Y como llevar el escapulario puesto significa que se le ama y que se quiere la compañía y protección de María, la Virgen prometió a quienes viviesen y muriesen con el escapulario que Ella se encargaría de conseguirles la ayuda para obtener la perseverancia final; es decir, una ayuda particular para que, quienes no estén en gracia, se arrepientan en los últimos momentos de su vida. Y además prometió que Ella se encargaría de que saliese del purgatorio al sábado siguiente a la muerte.
Es lógico: si no le dejamos, ella no nos dejará.
Cuentan que cuando fue elegido Papa León XI, mientras le revestían con los hábitos papales, le quisieron quitar el escapulario que llevaba entre la ropa. El Papa dijo a los que le ayudaban: "Dejadme a María, para que María no me deje"
Madre mía, llevaré siempre el escapulario. No te dejaré, y Tú no me dejes en ningún momento.
Continúa ahora hablándole un rato.

 
Día 15: El rezo del Rosario
Santo Domingo predicó mucho el rezo del Santo Rosario. Cuenta una biografía suya que un día le llevaron un pobre hombre endemoniado. El Santo puso el rosario que llevaba en el cuello de este hombre y después preguntó a los demonios que le poseían:
- De todos los Santos del cielo, ¿cuál es el que más teméis?
Los demonios se negaron a responder, debido a que había mucha gente delante y no querían revelar en público a quién tenían miedo. Como Santo Domingo insistió, una y otra vez, al final contestaron en voz alta:
- La Santísima Virgen; nos vemos obligados a confesar que ninguno de los que perseveren en su servicio se condenará con nosotros; uno solo de sus suspiros vale más que todas las oraciones, las promesas y los deseos de todos los santos. Muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse, según las leyes ordinarias, se salvan por su intercesión. Si no se hubiera opuesto a nuestro esfuerzo hace mucho tiempo que tendríamos derribada y destruida a la Iglesia entera. Santo Domingo hizo rezar el rosario a todo el pueblo, y al fin los demonios salieron del hereje, dando aspavientos.
¡Qué suerte ser tu hijo, María! Ahora sí que digo con toda paz que no tengo miedo a nada ni a nadie. Pero sí a una cosa: a vivir sin Ti, como si fuese huérfano. Encárgate Tú, por favor, de que eso no suceda, y ya está. ¡Gracias, Madre mía!
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 
Día 16: Este hombre está chiflado
San Juan Bosco necesitaba construir una Iglesia en honor de María Auxiliadora, pero no tenía nada de dinero. Se lanzó, pero las deudas también se lanzaron sobre él. Para conseguir dinero en un momento en que no podía retrasar más los pagos, un día le dijo a la Virgen:
- ¡Madre mía! Yo he hecho tantas veces lo que tú me has pedido... ¿Consentirás en hacer hoy lo que yo te voy a pedir?
Con la sensación de que la Virgen se ha puesto en sus manos, don Bosco penetra en el palacio de un enfermo que tenía bastante dinero pero que también era bastante tacaño. Este enfermo, que hace tres años vive crucificado por los dolores y no podía siquiera moverse de la cama, al ver a don Bosco le dijo:
- Si yo pudiera sentirme aliviado, haría algo por usted.
- Muchas gracias; su deseo llega en el momento oportuno; necesito precisamente ahora tres mil liras.
- Está bien; obténgame siquiera un alivio, y a fin de año se las daré.
- Es que yo las necesito ahora mismo.
El enfermo cambia con mucho dolor de postura, y mirando fijamente a don Bosco, le dice:
- ¿Ahora? Tendría que salir, ir yo mismo al Banco Nacional, negociar unas cédulas... ¡Ya ve!, es imposible.
No, señor, es muy posible -replica Don Bosco mirando su reloj-. Son las dos de la tarde... Levántese, vístase y vamos allá dando gracias a María Auxiliadora.
-¡Este hombre está chiflado! Protesta el viejo entre las cobijas. -Hace tres años que no me muevo en la cama sin dar gritos de dolor, ¿y usted dice que me levante? ¡Imposible!
- Imposible para usted, pero no para Dios... ¡Ánimo! Haga la prueba...
Al rumor de las voces han acudido varios parientes, la habitación está llena. Todos piensan de don Bosco lo mismo que el enfermo: que está chiflado.
Traigan la ropa del señor, que va a vestirse -dice Don Bosco-, y hagan preparar el coche, porque va a salir. Entretanto, nosotros, recemos. Llega el médico.
- ¿Qué imprudencia está por cometer, señor mío?
Pero ya el enfermo no escuchaba más que a don Bosco; se arroja de la cama y empieza a vestirse solo, y solo, ante los ojos maravillados de sus parientes, sale de la habitación y baja las escaleras y sube al coche. Detrás de él, don Bosco.
- ¡Cochero, al Banco Nacional! Ya la gente no se acuerda de él: llevaba tres años sin salir a la calle. Vende sus cédulas y entrega a don Bosco sus tres mil liras.
Quien confía en Ti, Madre, jamás se queda a dos velas. Pero no estoy seguro de poderte decir lo que te dijo don Bosco: Madre mía, yo he hecho tantas veces lo que Tú me has pedido. Sí, a partir de ahora, sí que podré decírtelo. Pero ayúdame: quiero, sinceramente, saber lo que me pides.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.
Después termina con la oración final.
 
Día 17: Lo único que sabe hacer
¿Sabes a qué edad se jubilan las madres?
"María -nuestra Madre la Virgen- se dedica por toda la eternidad a ser madre de los hombres. No se jubiló de la maternidad. Sigue engendrando, engendrándonos. Ejerce de madre porque tal vez es lo único -¡lo único!- que sabe hacer. ¡Y qué bien lo hace! (Martín Descalzo, AM 67) ¿Y cómo se trata a una madre? Con cariño. Como cualquier otra madre, María agradece y " necesita" nuestras manifestaciones de amor.
En un viaje a Chile del beato Josemaría (ahora santo), cuenta un sacerdote que se pusieron a pasear solos a lo largo de un pasillo, al final del cual había una imagen de la Virgen, una pequeña talla sobre un pedestal; en cuanto la descubrió interrumpió la conversación y se inclinó sobre la imagen, depositando en ella un beso de amor.
Y tenía la costumbre de besar con cariño muchas veces cada día la imagen que estaba en la mesa donde trabajaba.
Puede parecer pequeño ese detalle. Y realmente lo es. Pero me trae a la cabeza los enfados de mi madre, cuando al llegar a casa o al irme a la cama, se me olvidaba darle un beso.
¡Dile a María que tratarás de dar besos a sus imágenes con frecuencia, guiños, ... ! Y ten una imagen suya donde trabajas.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.
Después termina con la oración final.

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Día 18: La solución para todo
Excursión montañera de alumnos de Primaria. En un sencillo paso con algo de pendiente y gran cantidad de barro, uno de los chavales cae. Una mezcla de dolor y de vergüenza le llena la cara de lágrimas y la boca de gritos desesperados, invocando la ayuda de su madre -madre que en estos momentos se encontraba a bastantes kilómetros-: ¡mamá, mamá! Era absurdo -no podría escucharle-, pero también natural -de pequeño, la madre es la solución para todo.
Madre mía, ojalá no deje nunca de ser pequeño en esto. ¿Por qué tantas veces me empeño en levantarme yo solo, en luchar yo solo, en sufrir yo solo? Que en todas las circunstancias te llame. Además, a nosotros nunca nos separan los kilómetros... ¡Te llamaré! y perdona si sólo lo hago cuando te necesito, pero... ya sabes: los humanos siempre somos un poco egoístas con vosotras la madres. ¡No me sueltes de tu mano!
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 
Día 19: Media Ave María y bastará
Vallejo Nájera, famoso psiquiatra, días antes de morir recordaba divertido y emocionado esta conversación con un torero famoso llamado Miguel, buen amigo suyo. Miguel no practicaba como cristiano, y Vallejo trataba de ayudarle para que volviera a Dios antes de morir, pues el torero, por falta de formación, vivía alejado de Dios.
Decía Vallejo: "No digas que no has blasfemado. Pero como eso es una anormalidad y yo, como psiquiatra, me doy cuenta de los traumas de infancia que te han podido llevar a esa aberración, creo que Dios, que es mucho más listo que yo, no te lo va a tener en cuenta. Y con tus muchos disparates será benévolo, porque sabe que eres un disparatado. Te ha hecho con este vigor y vitalidad que no se encauzó bien; has aprendido a leer entre los cuernos de los toros, porque te tuvieron desde los catorce años explotándote para torear(...).
- Mira Miguel, le dije, no te voy a pedir que cambies de vida, no te voy a pedir que dejes de beber... Sigue como estás ahora, que estás hecho un desastre, pero te voy a decir una cosa. Yo sé que me voy a morir muy pronto y Dios me ha dado la gracia de recobrar mi fe de la infancia, la misma que tuviste tú, porque tu madre la tenía, y te la enseñó, y tus hermanas la siguen teniendo. No te voy a pedir que vayas de ejercicios. Sólo que le digas a la Virgen: Virgen mía, ayúdame a entrar. Dios mío, perdóname. Y te va a bastar con eso, porque la Virgen te escuchará. Miguel se quedó muy conmovido... - Mira, Miguel, le dije, vas a rezar conmigo media Avemaría, sólo la segunda parte . Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores... Que tú lo eres de narices... Ahora y en la hora de nuestra muerte, amén. Hazme un favor, júrame que esa Avemaría la vas a rezar todas las noches. Yo no juro, me dijo él, yo prometo, y te lo prometo. Pero, como es muy cabezota y nunca quiere dar su brazo a torcer, añadió: Te la rezaré a ti y como un fandango. Me da igual, le dije yo, tú rézala cuando te acuerdes de mí y bastará.
¡María, eso si que es acertar en el modo de ayudar a un amigo! Yo te acercaré a mis amigos y Tú haces el resto, ¿de acuerdo?
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído

 
Día 20: Qué fácil es convencer a María
En septiembre de 1980, la madre Teresa de Calcuta fue a visitar el Hogar Infantil de Calcula. Un niño se estaba muriendo y una de las Hermanas se lo dijo a la madre Teresa, la cual tomó al niño en sus brazos y se puso a rezar un Padrenuestro y un Avemaría. El capellán bendijo al niño y la madre Teresa se lo devolvió a la Hermana. Aquella misma tarde el niño comenzó a mejorar y al día siguiente estaba fuera de peligro. El poder de la oración había obrado el prodigio.
Santa María, ¡lo que eres capaz de hacer por nosotros, sólo por un Avemaría! Por rezar un Avemaría, ¡cuánto puedo conseguir!
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 
Día 21: Guadix: ¡era su Hijo!
En 1808 el ejército napoleónico entró en la pequeña localidad de Guadix. Alarcón relata algunos sucesos ocurridos en su pueblo. Éste entre otros:
"El general recibe noticias de boca del jefe de la expedición.
- ¿Cuántos prisioneros traéis? -Le pregunta-. ¡Necesitamos ahorcarlos para que escarmienten los demás pueblos del partido!
- Sólo traigo dos: un viejo y un muchacho ¡En toda la villa no encontré más enemigos!-responde el jefe bajando los ojos.
Entonces el general no puede menos de admirar la actitud verdaderamente antigua, clásica, espartana de aquellos montañeses. Pero con todo, insiste en que sean ahorcados los dos débiles prisioneros... Nuestros padres nos han referido muchas veces de aquella ejecución... Pero nosotros la contaremos rápidamente ... Son de índole demasiado feroz para que la pluma se detenga en su relato. Ataron una soga al cuello del niño, y lo arrojaron desde un mirador de la casa del ayuntamiento a la plaza mayor del pueblo. Rompióse la soga, que sin duda era vieja, y el niño cayó contra el empedrado. Anudaron la parte rota, tornaron a subir a la pobre criatura, colgáronlo de nuevo, y la soga se volvió a romper.
El niño quedó en el suelo sin poder moverse. No había muerto pero todas sus costillas se habían roto. Entonces un oficial de dragones, conmovido al mirar que se pensaba en colgarlo por tercera vez, llegóse al infeliz... y le deshizo la cabeza de un pistoletazo. Saciada de este modo, al menos por aquel día, la ferocidad de los vencedores, dignáronse perdonar al anciano enfermo, el cual había presenciado toda la anterior escena acurrucado al pie de una columna, esperando a que le llegase su vez de ser ahorcado.
Diéronle, pues libertad, y el pobre viejo salió de la plaza corriendo y tambaleándose, y tomó el camino de su pueblo, donde murió de tristeza aquella misma noche.
¡El niño asesinado... era su hijo!"
¡Pobre niño y pobre viejo! Quizá nos podamos haber acostumbrado al drama de la cruz ¡Pobre Jesucristo y pobre María!
Madre mía, que no me acostumbre a ver crucifijos; que no me acostumbre a vivir la Misa como si allí no ocurriese nada, como si nadie sufriese en ella. Ayúdame a ser generoso e ir a Misa con toda la frecuencia que me sea posible: ¡que necesite la Misa!
Continúa hablándole con tus palabras un rato.

 
Día 22: ¡La llevas clara!
Un mes de otoño. Por motivos profesionales un hombre de una empresa de electricidad va a un santuario de la Virgen. Uno de los ordenanzas que atienden el santuario aprovecha para entablar una conversación con él, animándole a llevar una vida cristiana y confesarse; no consigue nada: se define no creyente y todo resulta inútil.
Cuando el ordenanza le despide dando por perdidas las posibilidades de conversión de aquel hombre ateo convencido, observa que al pasar por una hucha del santuario, éste echa una limosna; por sus adentros se dice el ordenanza: "la llevas clara, porque si has dado algo a la Virgen, Ella se las apañará para darte más a ti".
Me contaba el ordenanza que al cabo de un par de años, aquel hombre volvió al santuario para saludarle: no sabía cómo, pero su vida había cambiado completamente; había vuelto a la fe y se había comprometido con Dios a seguirle de cerca, y entre sus compañeros y familiares había hecho un gran apostolado.
Santa María, para ir yo a Dios, y llevarle a mis amigos y familiares, el camino más seguro y corto eres Tú: darte algo, aunque sea poco y casi diría que sin fe, significa que Tú haces el resto. Durante este mes trataré de ayudar a algunos amigos míos (puedes decirle, ahora, quiénes en concreto) a que hagan algo por Ti.Quizá, haciendo una romería, o dándoles una imagen de la Virgen, o rezando juntos una oración.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.
Después termina con la oración final.

 
Día 23 :¿Un acordaos?
Una reunión numerosa con un Obispo de la Iglesia; uno de los asistentes se dirige a él; se ve que le tiene cariño y, como quien está dispuesto a todo, le pregunta:
- ¿Qué quiere que recemos por usted cada día?
El Obispo prefiere hacerse el sordo, pero la insistencia le obliga a contestar:
- "Un acordaos".
Aquél, que estaba dispuesto a cualquier cosa, por difícil que fuese, se sintió como defraudado, pues le parecía poco. El Obispo leyó en la cara de aquel joven su desilusión y añadió:
- ¿Te parece escaso? ¡Qué poco valoras la oración vocal!
Con una sola oración a la Virgen, si tenemos fe, hacemos mucho por quienes queremos. Madre, ayúdame a valorar cada oración. Si llamo por teléfono a un amigo dándole un recado, sé que me ha oído y que, si puede, lo hará. Cada vez que te digo algo, que te rezo un Acordaos, es -¡por lo menos!- como si te llamara por teléfono: Tú me escuchas y me haces caso.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.
Después termina con la oración final.

 
Día 24: "Querida Madre mía"
Ojeando papeles viejos encuentro la fotocopia de una carta que leí no sé dónde. Te la transcribo:
"María: no sé cómo empezar esta carta. Me había hecho muy feliz que con toda sinceridad hubiese podido decir: Querida Madre Mía, pero siento que no alcanzo a decirlo porque no sé si te quiero lo suficiente para ello. El querer a alguien es dar y hacer por el otro "el todo". Yo sé que Tú lo eres todo eso para mí: ¡eres mi Madre!; pero por mi parte no confío lo suficiente, no amo lo suficiente, no me entrego lo suficiente. ¿Será por todo eso por lo que no recibo respuesta a mis peticiones? Diariamente te cuento mis temores, mis inquietudes, mis preocupaciones, incluso mis alegrías, y Tú callas. ( ... ). ¿Es, como te decía antes, mi falta de amor y confianza, en definitiva mi falta de fe, la que no me deja entenderte del todo? Yo te espero todos los días. Gracias,."
¿Puedes tú decirle con sinceridad Querida Madre mía?; ¿Das y haces "el todo" por Ella y por Dios?
Puedes hablarlo con Ella. Lo que no está escrito, es ahora cuando puedes decírselo, comentando el texto que has leído y las preguntas. Después termina con la oración final.


 
Día 25: El milagro de Calanda
Finales de julio de 1637. Miguel Juan Pellicer, natural de Calanda (Teruel) tuvo un accidente durante su trabajo. Cayó al suelo y le pasó por encima de la pierna derecha una de las ruedas del Carro de su tío rompiéndosela más o menos a la altura del tobillo. Le llevaron al hospital de Valencia y, al ver que cada vez empeoraba más, lo trasladaron a Zaragoza donde llegó a primeros de octubre, con mucha fiebre y la pierna totalmente gangrenada. Antes de ingresar en el hospital fue a la iglesia del Pilar, donde se confesó y comulgó.
Ya en el hospital, viendo los médicos que la pierna no tenía curación decidieron cortarla cuatro dedos por debajo de la rodilla. Se la serraron sin más anestesia que una bebida bien cargada de alcohol mientras él se encomendaba a la Virgen del Pilar. Después de la operación, dos médicos enterraron la pierna en el cementerio del hospital.
Cuando se repuso de la operación, pasó dos años y medio pidiendo limosna en la puerta del Pilar y durmiendo en una posada o en los bancos del hospital. Regresó a Calanda. Una noche soñó que se untaba el muñón con el aceite de la lámpara de la iglesia del Pilar. Al entrar sus padres en la habitación notaron una extraña fragancia; la madre se aproximó con el candil a su hijo y vio que le salían de entre las sábanas no una sino las dos piernas. Era su misma pierna amputada: con antiguas cicatrices de niño y la lesión cerca de tobillo que le hizo el carro cuando le pasó por encima. Además se comprobó que la pierna enterrada en el cementerio del hospital no estaba. Todo el pueblo fue testigo del milagro y el párroco celebró una misa en acción de gracias.
¡Qué grande eres, Madre mía! No necesito ver milagros, porque ya has hecho miles. Pero sí necesito que aumentes mí fe cada día, hasta tenerla tan grande como la tuya. ¡Creo, Madre, pero haz que crea más y más!
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.
 
Día 26: ¡Guapa, guapa y guapa!
Me viene a la cabeza el fervor con que tanta gente, en la Semana Santa de Sevilla, gritaba al paso de la Macarena: ¡guapa, guapa y guapa!
Con lo femenina que es nuestra Madre, podemos estar seguros de que le gustarán los piropos que le lancemos.
Madre mía, procuraré decirte algo -aunque sólo sea: ¡guapa!- cada vez que vea una imagen tuya.
¡Ah! y qué buena idea la de aquél que siempre que veía una chica guapa decía a María en su interior: ¡Tú sí que eres guapa!
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.
 
Día 27: ¡Un sólo instante y una María!
En cierta ocasión, cuando estaban rezando por un chaval endemoniado, ocurrió lo siguiente, según cuenta un testigo presencial: que "el demonio multiplicaba sus gritos con más fuerza y confusión, diciendo: "¿Por qué he de salir?", entonces, una religiosa allí presente exclamó con fervor: "¡Santa Madre de Dios, rogad por nosotros! ¡María, Madre de Jesús, venid en ayuda nuestra!". Al oír estas palabras, el espíritu infernal redobló sus horribles alaridos: "¡María! ¡María! ¡Para mí no hay María! No pronunciéis ese nombre, que me hace estremecer. ¡Si hubiese una María para mí, como la hay para vosotros, yo no sería un demonio! Pero para mí no hay María." Todos los presentes lloraban. Repitió el demonio: "¡Si yo tuviese un solo instante de los muchos que vosotros perdéis! ¡Un sólo instante y una María y yo no sería un demonio!."
Canta Rafael a la Virgen

Canta con Rafael a la Virgen.
En especial para los mayores.
¡Qué fuerte! Satanás es un ángel que se separó de Dios; y dice que si tuviera a María no sería demonio. Esto es, porque no contó con Ella ha caído tan bajo. Con qué alegría puedo gritar, en momentos de bajón, de dificultad, de vacas flacas: ¡Tengo a María! Eso es lo importante; lo demás cambia.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.


¿Te acuerdas del Niño, el peinadico?
Rézale todos los días, como lo hacía S. Josemaría
Día 28: Rezar todos los días, pase lo que pase
Te copio una noticia del periódico que hace referencia a la operación que Juan Pablo II sufrió en octubre de 1996.
El Papa pasará más días en el hospital de los inicialmente previstos. Una circunstancia que, según el cirujano Francesco Crucitti, se debe a que Juan Pablo II "es un paciente rebelde" y en el Vaticano podría estar más ansioso por retomar sus actividades normales. Ello podría dificultar su recuperación.
Crucitti recordó que el Papa impidió que se adelantara su operación, a pesar que le fue diagnosticada en las Navidades pasadas, porque tenía numerosos compromisos. Ha preferido esperar a un "hueco" en su agenda para acceder a la intervención, aunque esto le haya supuesto más malestares.
Por otra parte, el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, comentó que el Pontífice se había levantado el día de la operación a las tres de la mañana, que rezó sólo en su capilla particular, contigua a su habitación en el décimo piso del Políclínico, donde leyó el Breviario y rezó parte del rosario.
A las cinco de la mañana concelebró la Misa con su secretario, monseñor Stanislao Dziwisz.

MAÑANITAS A SANTA MARIA DE GUDALUPE 2008/ LUCERO.


Ayúdame, Madre mía, a rezar todos los días. Que no acepte excusas. Que no deje de dedicarte un rato aunque esté cansado. Quiero que me resulte necesario rezar. Gracias.

Comenta ahora estas cosas con Ella.

Día 29: Le quitó el casco
Balduino fue el Rey de Bélgica hasta 1994, año en el que muere. Muchos de sus allegados han hablado y escrito acerca de la vida cristiana ejemplar de este Rey. Un buen amigo suyo era el Cardenal Suenens. Escribe esta anécdota. Iban de viaje en coche ellos dos solos.
"La escena tiene lugar en una carretera secundaria del país. El Rey conducía el coche y yo era el único pasajero. Al pasar cerca de la estación de un pueblo, vio una imagen de Nuestra Señora rodeada de un jardincillo de flores, pero alguien había tenido el mal gusto de profanarla poniéndole en la cabeza un casco de punta alemán de la Gran Guerra.
Arriesgándose a que lo reconocieran, frenó en seco y, sin decir palabra, salió del coche, se subió al pedestal y quitó el casco, que tiró en una zanja. Cogió de nuevo el volante sin hacer ningún comentario, como la cosa más natural del mundo. Yo vi en este gesto la actitud de un caballero que no permite que se burlen de su madre y que ignora cualquier tipo de respeto humano que en ese momento pudiera pasársele por la cabeza"
Santa María, que cuando vea algo que pueda no gustarte a ti o a tu hijo, que sepa reaccionar igual que el Rey Balduino. Que no me dé vergüenza comportarme como tu hijo.
Comenta esto con ella un rato.

Nuestra Virgen de la Roca en Baiona-Pontevedra
Día 30: ¡No dejarles... aunque está hecho un desastre!
Cuenta San Alfonso María este sucedido: en 1604, a dos jóvenes de Flandes, que llevaban una mala vida, al pasar una noche en casa de una mujer pecadora, de vida deshonesta, les ocurrió lo que se cuenta a continuación:
Ricardo, uno de los jóvenes, salió de aquella casa y cuando llegó a la suya se acostó. Una vez en la cama se acordó de no haber rezado las tres Avemarías, que acostumbraba rezar todos los días a su Madre la Virgen. El sueño ya le había vencido, pero venciendo la pereza las rezó, aunque sin mucha devoción y luego se acostó de nuevo.
Apenas había empezado a dormir notó que alguien golpeaba con fuerza la puerta de su habitación.
Quien golpeaba la puerta era el alma de su amigo. (Cuando morimos, nuestra alma sigue viviendo, y en algunas ocasiones permite Dios que, de forma extraordinaria, actúe físicamente. En este caso lo permitió Dios para que Ricardo cambiase de vida).
Ricardo se levantó y sin abrir la puerta preguntó: -¿Quién eres?
-¿Es que no me reconoces?, ¡soy un desgraciado, -exclamó triste el alma del amigo- estoy condenado!
- ¿Cómo así?
-Tienes que saber, Ricardo que, al salir de aquella casa me atacaron y caí muerto ahogado; mi cuerpo quedó tendido en la mitad de la calle y mi alma está en el infierno. Lo mismo te hubiera pasado a ti, pero Santa María te salvó de él por las tres Avemarías que le rezas cada noche. Y acabó diciendo: aprovecha esta revelación de la Madre de Dios, tú que tienes tiempo. Y desapareció.
La Virgen quiso que el alma de su amigo le revelase a Ricardo lo sucedido para que cambiase de vida. Ricardo se puso a llorar y a dar gracias a la Virgen; sonaban entonces las campanas de la iglesia y decidió ir a confesarse y hacer penitencia.
Fue y se lo dijo a los sacerdotes; estos, que no lo creían, se dirigieron a la calle donde estaba el cuerpo de su amigo y lo vieron muerto y tendido en mitad de la calle; comprobaron así que Ricardo no había mentido. A partir de entonces Ricardo cambió de vida e hizo muchas cosas por Dios y por los demás.
Perdona, María, las veces que rezo el Avemaría sin atención, como de carrerilla, sin darme cuenta de que te lo estoy diciendo a Ti. Procuraré fijarme más en los pronombres en segunda persona (Tú, te, contigo). De todas formas, aunque me siga distrayendo, no me preocupa: sé que te gusta lo que digo, y sabes que te lo digo porque te quiero. Todas las noches te daré las buenas noches rezándote las tres Avemarías... ¡con atención!
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

Día 31: Temer ¿a qué?
Te copio una copla popular que hace siglos rezaban los cristianos con frecuencia, para que ahora se la digas a Ella:
"No, no temo nada; no temo a mis pecados, porque puedes remediar el mal que me han causado; no temo a los demonios, porque eres más poderosa que todo el infierno; no temo a tu Hijo, justamente indignado por mí, porque se aplacará con una sola palabra tuya. Sólo temo que por mi culpa deje de encomendarme a Ti y así me pierda".
¡Qué seguridad! ¡Y qué lógico! Si yo no le dejo, Ella no me dejará. Lo único que puede darnos miedo es dejar de rezar y alejarse de María.
Madre mía, hoy acaba el mes dedicado a Ti. Tenme siempre cogido de tu mano. Cuídame cada día hasta el día de mi muerte. Y así vaya al cielo, donde ya poder estar contigo por los siglos. Amén.
María coronada Reina del Cielo y de la Tierra. Greco
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.
Después termina con la oración final.

Manglanitos - Mayo
Texto escrito por José Pedro Manglano Castellary (Sacerdote)
Confeccionado con imágenes para cada día
 por Franja