martes, 30 de septiembre de 2014

Beatificación de D. Alvaro del Portillo

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.

El Beato Álvaro del Portillo

El día 27 de septiembre de este año de 20014, 
tuvo lugar en Madrid-Valdevebas la BEATIFICACIÓN 
de DON ÁLVARO DEL PORTILLO, 
PRIMER SUCESOR DE SAN JOSEMARÍA.

Con motivo de este evento religioso,
 al que asistieron unas 200.000 personas, 
el SANTO PADRE, FRANCISCO,
envió una carta a Mons Javier Echevarría, 
que se puede leer a continuación:

Carta del Papa Francisco 

sobre el beato Álvaro del Portillo

​Carta del Papa Francisco a Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, con motivo de la beatificación de Álvaro del Portillo.
NOTICIAS
Opus Dei - Carta del Papa Francisco sobre el beato Álvaro del Portillo
Querido hermano:
La beatificación del siervo de Dios Álvaro del Portillo, colaborador fiel y primer sucesor de san Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei, representa un momento de especial alegría para todos los fieles de esa Prelatura, así como también para ti, que durante tanto tiempo fuiste testigo de su amor a Dios y a los demás, de su fidelidad a la Iglesia y a su vocación. También yo deseo unirme a vuestra alegría y dar gracias a Dios que embellece el rostro de la Iglesia con la santidad de sus hijos.
Su beatificación tendrá lugar en Madrid, la ciudad en la que nació y en la que transcurrió su infancia y juventud, con una existencia forjada en la sencillez de la vida familiar, en la amistad y el servicio a los demás, como cuando iba a los barrios para ayudar en la formación humana y cristiana de tantas personas necesitadas. Y allí tuvo lugar sobre todo el acontecimiento que selló definitivamente el rumbo de su vida: el encuentro con san Josemaría Escrivá, de quien aprendió a enamorarse cada día más de Cristo. Sí, enamorarse de Cristo. Éste es el camino de santidad que ha de recorrer todo cristiano: dejarse amar por el Señor, abrir el corazón a su amor y permitir que sea él el que guíe nuestra vida.
Me gusta recordar la jaculatoria que el siervo de Dios solía repetir con frecuencia, especialmente en las celebraciones y aniversarios personales: «¡gracias, perdón, ayúdame más!». Son palabras que nos acercan a la realidad de su vida interior y su trato con el Señor, y que pueden ayudarnos también a nosotros a dar un nuevo impulso a nuestra propia vida cristiana.
En primer lugar, gracias. Es la reacción inmediata y espontánea que siente el alma frente a la bondad de Dios. No puede ser de otra manera. Él siempre nos precede. Por mucho que nos esforcemos, su amor siempre llega antes, nos toca y acaricia primero, nos primerea. Álvaro del Portillo era consciente de los muchos dones que Dios le había concedido, y daba gracias a Dios por esa manifestación de amor paterno. Pero no se quedó ahí; el reconocimiento del amor del Señor despertó en su corazón deseos de seguirlo con mayor entrega y generosidad, y a vivir una vida de humilde servicio a los demás. Especialmente destacado era su amor a la Iglesia, esposa de Cristo, a la que sirvió con un corazón despojado de interés mundano, lejos de la discordia, acogedor con todos y buscando siempre lo positivo en los demás, lo que une, lo que construye. Nunca una queja o crítica, ni siquiera en momentos especialmente difíciles, sino que, como había aprendido de san Josemaría, respondía siempre con la oración, el perdón, la comprensión, la caridad sincera.
Perdón. A menudo confesaba que se veía delante de Dios con las manos vacías, incapaz de responder a tanta generosidad. Pero la confesión de la pobreza humana no es fruto de la desesperanza, sino de un confiado abandono en Dios que es Padre. Es abrirse a su misericordia, a su amor capaz de regenerar nuestra vida. Un amor que no humilla, ni hunde en el abismo de la culpa, sino que nos abraza, nos levanta de nuestra postración y nos hace caminar con más determinación y alegría. El siervo de Dios Álvaro sabía de la necesidad que tenemos de la misericordia divina y dedicó muchas energías personales para animar a las personas que trataba a acercarse al sacramento de la confesión, sacramento de la alegría. Qué importante es sentir la ternura del amor de Dios y descubrir que aún hay tiempo para amar.
Ayúdame más. Sí, el Señor no nos abandona nunca, siempre está a nuestro lado, camina con nosotros y cada día espera de nosotros un nuevo amor. Su gracia no nos faltará, y con su ayuda podemos llevar su nombre a todo el mundo. En el corazón del nuevo beato latía el afán de llevar la Buena Nueva a todos los corazones. Así recorrió muchos países fomentando proyectos de evangelización, sin reparar en dificultades, movido por su amor a Dios y a los hermanos. Quien está muy metido en Dios sabe estar muy cerca de los hombres. La primera condición para anunciarles a Cristo es amarlos, porque Cristo ya los ama antes. Hay que salir de nuestros egoísmos y comodidades e ir al encuentro de nuestros hermanos. Allí nos espera el Señor. No podemos quedarnos con la fe para nosotros mismos, es un don que hemos recibido para donarlo y compartirlo con los demás.
¡Gracias, perdón, ayúdame! En estas palabras se expresa la tensión de una existencia centrada en Dios. De alguien que ha sido tocado por el Amor más grande y vive totalmente de ese amor. De alguien que, aun experimentando sus flaquezas y límites humanos, confía en la misericordia del Señor y quiere que todos los hombres, sus hermanos, la experimenten también.
Querido hermano, el beato Álvaro del Portillo nos envía un mensaje muy claro, nos dice que nos fiemos del Señor, que él es nuestro hermano, nuestro amigo que nunca nos defrauda y que siempre está a nuestro lado. Nos anima a no tener miedo de ir a contracorriente y de sufrir por anunciar el Evangelio. Nos enseña además que en la sencillez y cotidianidad de nuestra vida podemos encontrar un camino seguro de santidad.
Pido, por favor, a todos los fieles de la Prelatura, sacerdotes y laicos, así como a todos los que participan en sus actividades, que recen por mí, a la vez que les imparto la Bendición Apostólica.
Que Jesús los bendiga y que la Virgen Santa los cuide.
Fraternalmente,
Franciscus

sábado, 20 de septiembre de 2014

Homilías del Papa. 2014-09-19

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.

La identidad cristiana se realiza con nuestra resurrección, 
dijo el Papa Francisco
2014-09-19 Radio Vaticana

El recorrido del cristiano se realiza en la Resurrección. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la misa matutina celebrada en la Casa Santa de Marta. Al comentar las palabras de San Pablo en la Primera Carta a los corintios, el Pontífice subrayó que los cristianos parecen tener dificultades para creer en la transformación del propio cuerpo después de la muerte.

El Santo Padre centró su homilía en la primera lectura en la que San Pablo realiza una “corrección difícil”, “la de la Resurrección”. El Apóstol se dirige a la comunidad de los cristianos de Corinto, quienes creían que “Cristo ha resucitado” y “nos ayuda desde el Cielo”, pero no era claro para ellos que “también nosotros resucitaremos”. “Ellos – dijo Francisco – pensaban de otro modo: sí, los muertos son justificados, no irán al infierno – ¡muy lindo! – pero irán un poco en el cosmos, en el aire, allí, el alma delante de Dios, sólo el alma”.

Por otra parte, prosiguió explicando el Papa, también San Pedro “la mañana de la Resurrección fue corriendo al Sepulcro y pensaba que habían robado su cuerpo”. Y así también María Magdalena. “No entraba en su mente – observó Francisco – una resurrección real”. No lograban comprender ese “pasaje nuestro de la muerte a la vida”, a través de la Resurrección. Al final, comentó el Obispo de Roma, “han aceptado la Resurrección de Jesús porque lo han visto”, pero “la de los cristianos no era comprendida”. Y recordó que cuando San Pablo va a Atenas y comienza a hablar de la Resurrección de Cristo, los griegos sabios, filósofos, se asustan:

“Pero la resurrección de los cristianos es un escándalo, no pueden comprenderla. Y por esto Pablo hace este razonamiento, razona así, es tan claro: ‘Si Cristo ha resucitado, ¿cómo pueden decir algunos de entre ustedes que no existe la resurrección de los muertos? Si Cristo ha resucitado, también los muertos resucitarán’. Está la resistencia a la transformación, la resistencia a que la obra del Espíritu que hemos recibido en el Bautismo nos transforme hasta el final, en la Resurrección. Y cuando nosotros hablamos de esto, nuestro lenguaje dice: ‘Yo quiero ir al Cielo, no quiero ir al Infierno’, pero nos detenemos ahí. Ninguno de nosotros dice: ‘Yo resucitaré como Cristo’: no. También a nosotros nos resulta difícil entender esto”.

Francisco añadió que “es más fácil pensar en un panteísmo cósmico”. Y esto a causa de “la resistencia a ser transformados, que es la palabra que usa Pablo: ‘Seremos transformados. Nuestro cuerpo será transformado’”. “Cuando un hombre o una mujer debe someterse a una intervención quirúrgica – dijo también el Papa – tiene mucho miedo, porque o le quitarán algo o le pondrán alguna otra cosa… será transformado, por decirlo de alguna manera”. Y reafirmó que “con la Resurrección, todos nosotros seremos transformados”:

“Éste es el futuro que nos espera y éste es el hecho que nos lleva a resistirnos tanto: resistencia a la transformación de nuestro cuerpo. También resistencia a la identidad cristiana. Diré más: quizá no tengamos tanto miedo al Apocalipsis del Maligno, del Anticristo que debe venir antes; quizá no tengamos tanto miedo. Quizá no tengamos tanto miedo a la voz del Arcángel o al sonido de la trompeta; porque será la victoria del Señor. Pero quizá tengamos miedo de nuestra resurrección: todos nosotros seremos transformados. Esa transformación será el final de nuestro recorrido cristiano”.

Esta “tentación de no creer en la Resurrección de los muertos – prosiguió diciendo el Papa – nació en los primeros días de la Iglesia. Y cuando Pablo tuvo que hablar de esto a los Tesalonicenses, “al final, para consolarlos, para animarlos, dice una de las frases más llenas de esperanza del Nuevo Testamento: ‘Al final, estaremos con Él’”. Así es la identidad cristiana: “Estar con el Señor. Así, con nuestro cuerpo y con nuestra alma”. Nosotros – añadió – “resucitaremos para estar con el Señor, y la Resurrección comienza aquí, como discípulos, si nosotros estamos con el Señor, si nosotros caminamos con el Señor”. Éste – reafirmó – “es el camino hacia la Resurrección. Y si nosotros estamos acostumbrados a estar con el Señor, este miedo de la transformación de nuestro cuerpo se aleja”.

La Resurrección – dijo también el Papa – “será como un despertar”. Y agregó que la identidad cristiana no termina con un triunfo temporal, no termina con una bella misión”, sino que se cumple “con la Resurrección de nuestros cuerpos, con nuestra Resurrección”:
“Allí está el fin, para saciarnos de la imagen del Señor. La identidad cristiana es un camino, es un camino donde se está con el Señor; como aquellos dos discípulos que ‘estuvieron con el Señor’ toda aquella tarde, también toda nuestra vida está llamada a estar con el Señor pero – al final, después de la voz del Arcángel, después del sonido de la trompeta – permanecer, estar con el Señor”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

Homilías del Papa. 2014-09-15

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.



Sin la Madre Iglesia no podemos ir adelante,
dijo el Papa
2014-09-15 Radio Vaticana

Así como sin María no habría existido Jesús, del mismo modo “sin la Iglesia no podemos ir adelante”. Lo dijo el Papa al presidir la Misa matutina en la Capilla de la Casa de Santa Marta en la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen Dolorosa:
La Liturgia – afirmó Francisco – después de habernos mostrado la Cruz gloriosa, nos hace ver a la Madre humilde y mansa. En la Carta a los hebreos “Pablo subraya tres palabras fuertes”, cuando dice que Jesús “aprendió, obedeció y padeció”. “Es lo contrario de lo que había sucedido a nuestro padre Adán, que no quiso aprender lo que el Señor mandaba, que no quiso padecer ni obedecer”. Jesús, en cambio, aun siendo Dios, “se despojó, se humilló a sí mismo haciéndose siervo. Ésta es la gloria de la Cruz de Jesús”:
“Jesús vino al mundo para aprender a ser hombre, y siendo hombre, caminar con los hombres. Vino al mundo para obedecer, y obedeció. Pero esta obediencia la aprendió del sufrimiento. Adán salió del Paraíso con una promesa, la promesa que iba adelante durante tantos siglos. Hoy, con esta obediencia, con este aniquilarse a sí mismo, humillarse, de Jesús, esa promesa devuelve esperanza. Y el pueblo de Dios camina con esperanza cierta. También la Madre, ‘la nueva Eva’, como la llama el mismo Pablo, participa en este camino del Hijo: aprendió, sufrió y obedeció. Y se convierte en Madre”.

El Evangelio nos muestra a María a los pies de la Cruz. Jesús dice a Juan: “He aquí tu madre”. María – afirmó el Papa – “es ungida Madre”:
“Y esta es también nuestra esperanza. Nosotros no somos huérfanos, tenemos Madres: la Madre María. Pero también la Iglesia es Madre y también la Iglesia es ungida Madre cuando recorre el mismo camino de Jesús y de María: el camino de la obediencia, el camino del sufrimiento; y cuando tiene esa actitud de aprender continuamente el camino del Señor. Estas dos mujeres – María y la Iglesia – llevan adelante la esperanza que es Cristo, nos dan a Cristo, generan a Cristo en nosotros. Sin María, no habría existido Jesucristo; sin la Iglesia no podemos ir adelante”.

“Dos mujeres y dos Madres” – prosiguió explicando el Papa Francisco – y junto a ellas nuestra alma, que como decía el monje Isaac, abad de Stella, “es femenina” y se asemeja “a María y a la Iglesia”:
“Hoy, viendo a esta mujer ante la Cruz, firme en seguir a su Hijo en el sufrimiento para aprender la obediencia, al verla vemos a la Iglesia y vemos a nuestra Madre. Y también vemos nuestra pequeña alma que no se perderá jamás, si sigue siendo también una mujer cercana a estas dos grandes mujeres que nos acompañan en la vida: María y la Iglesia. Y así como nuestros Padres del Paraíso salieron con una promesa, hoy nosotros podemos ir adelante con una esperanza: la esperanza que nos da nuestra Madre María, firme ante la Cruz, y nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica”.


(María Fernanda Bernasconi – RV).

jueves, 18 de septiembre de 2014

Parejas convivientes casadas por el Papa

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.


Por interesante y aclaratorio lo paso a este blog



Las parejas casadas por el Papa fueron legítimas, explican expertos en medio de “escándalo” mediático

Por Kevin Jones

Pareja de recién casados por el Papa Francisco recibe la Comunión. Foto: Lauren Cater / ACI Prensa
Pareja de recién casados por el Papa Francisco recibe la Comunión. Foto: Lauren Cater / ACI Prensa




ROMA, 16 Sep. 14 / 05:39 pm (ACI/EWTN Noticias).- Que el Papa Francisco haya casado a católicos que cohabitaron o que han tenido nulidades matrimoniales no es un cambio en la doctrina de la Iglesia, explicaron dos expertos, sino que es parte de los esfuerzos de la Iglesia para llevar a la gente hacia Jesús.
En declaraciones a ACI Prensa el 15 de septiembre, John Grabowski, profesor de teología moral de la Catholic University of America, dijo que “creo que hay una percepción en el ambiente, especialmente en algunos círculos de prensa, de que el Papa Francisco está tratando de socavar lo que la Iglesia ha enseñado y lo que la Iglesia ha practicado”.
“Yo no veo absolutamente ninguna evidencia de eso”, aseguró Grabowski, y señaló que “cuando él (el Papa) es consultado sobre estos temas con respecto a la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio, sobre la sexualidad, él es muy firme, diciendo que es ‘un hijo de la Iglesia’”.
Lo que el Papa quiere, indicó el experto, “es simplemente poner el enfoque de la Iglesia en la misericordia, en un encuentro con Cristo como el núcleo de su vida”.
El Papa Francisco celebró el matrimonio de 20 parejas de la diócesis de Roma, el 14 de septiembre. En su homilía, les dijo que Jesucristo “los cura con el amor misericordioso que brota de su Cruz, con la fuerza de una gracia que regenera y encauza de nuevo la vida conyugal y familiar”.
Algunos reportes de medios de comunicación se han enfocado en si algunas de las parejas han tenido nulidades matrimoniales o han convivido antes del matrimonio. La revista Time aseguró que los matrimonios “insinúan cambios por venir” sobre el divorcio y nuevas nupcias.
Sin embargo, Grabowski dijo que él no vio evidencia concreta de que el Papa está “instituyendo algún tipo de cambios radicales”.
De hecho, las acciones del Papa sobre casar parejas convivientes refleja una práctica católica común.
“No es solo el Papa Francisco, es toda la Iglesia que quiere alentar a la gente que vive en una forma que contradice su dignidad bautismal a dejar de vivir así”, dijo.
Las enseñanzas católicas sostienen que la convivencia es “objetiva y moralmente equivocada” y, en un nivel práctico, socava las posibilidades de éxito para el matrimonio. Estudios indican que las parejas que conviven antes del matrimonio son más propensas al divorcio que las parejas que no lo hacen.
En un documento publicado por los Obispos de Estados Unidos en 1999, señaló Grabowski, se dan una serie de pasos que las parejas convivientes pueden tomar para cambiar su situación antes del matrimonio.
Estos pasos incluían dejar de tener relaciones sexuales hasta la boda e ir a confesarse “para tratar de comenzar su matrimonio sobre una nueva base, de tal forma que esta práctica dañina no termine socavando su oportunidad de un matrimonio feliz y exitoso”, dijo.
Por su parte, Mons. Joaquín Llobell, autor del libro “Procedimientos de Matrimonio en la Iglesia”, dijo a ACI Prensa que el matrimonio y la familia “son los primeros medios de Dios para hacernos felices aquí en la Tierra y llevarnos alCielo”.
Mons. Llobell explicó que la fe católica ve una diferencia entre un divorcio y el reconocimiento de un matrimonio inválido, comúnmente conocido como una nulidad.
El divorcio civil, explicó, “rompe un matrimonio válido”, mientras que en contraste, la nulidad de un matrimonio no “rompe lo que ya existía”, sino que es una declaración de la Iglesia de que un matrimonio, en principio, “nunca fue válido”.
Un hombre con un matrimonio previamente nulo “se estará casando por primera vez”, explicó, porque esa unión previa no fue válida debido a una falta en él o en la mujer con quien intentó entrar en unión marital.
Estas faltas pueden incluir asuntos de intención, como el rechazo de tener hijos como propósito del matrimonio, o condiciones tales como una enfermedad mental, que evitan que un verdadero matrimonio se una.
Mons. Llobell es profesor de derecho canónico y ha enseñado en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, y ha servido en el tribunal para la Signatura Apostólica.
“Lo que el Papa Francisco ha dicho más a menudo desde que se convirtió en Papa es que Dios es misericordioso, que nosotros humanos existimos porque Dios nos ha creado como una manifestación de la misericordia de Dios. Por lo tanto la Iglesia, que es el instrumento que Dios nos da para salvarnos, no puede no ser misericordiosa. Es siempre profundamente misericordiosa”, señaló.
Mons. Llobell dijo que la Iglesia es también misericordiosa en casos de presunta nulidad del matrimonio, a pesar de que estos casos son “complicados”.
Si la Iglesia piensa que un matrimonio es válido, “no puede sino decirle la verdad a su hijo: ‘Tu matrimonio no es inválido y por tanto no puedes casarte una segunda vez’”.
“Y eso es dicho con amor, explicando por qué, y con una misericordia que es compatible con la verdad”.
El profesor Grabowski aconsejó que el matrimonio de convivientes tampoco debe ser malinterpretado, pues “no es una validación de la convivencia”, sino “una eliminación de la convivencia”.
“Es permitirles salir de un estado que objetivamente contradice su profesión cristiana y su bautismo cristiano”, dijo.
Grabowski indicó que la ley canónica “habla de la libertad del bautizado a casarse” y que la Iglesia y sus ministros no pueden “poner ningún obstáculo frente a eso”.
El experto señaló que sacerdotes individuales que han puesto barreras a convivientes que deseaban contraer matrimonio han sido corregidos por sus obispos.
Esto no significa que los católicos quieran alentar a las parejas a convivir, explicó.
“No queremos afectar o impedir la libertad del bautizado a casarse y salir de lo que es un estado objetivo de pecado”, indicó.


Homilias de Papa Francisco 2014-09-02

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.


Homilias de Papa Francisco
2014-09-02

Misa en Santa Marta - Las ancianitas y el teólogo
L’Osservatore Romano

Es el Espíritu quien da «la identidad» al cristiano. Por ello –dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada el martes 2 de septiembre en Santa Marta– «tú puedes tener cinco licenciaturas en teología, pero no tener el Espíritu de Dios». Y «quizá tú serás un gran teólogo, pero no eres un cristiano», precisamente «porque no tienes el Espíritu de Dios».

Así, hizo hincapié, «muchas veces nos encontramos, entre nuestros fieles, ancianitas sencillas que quizá no terminaron la escuela primaria, pero que te hablan de las cosas mejor que un teólogo, porque tienen el Espíritu de Cristo». Y propuso el ejemplo de san Pablo, que para sus eficaces predicaciones no poseía particulares referencias académicas –no había tenido cursos de «sabiduría humana en la Lateranense o en la Gregoriana», dijo– sino que hablaba según el Espíritu de Dios.

«Dos veces», destacó el Papa, en el pasaje evangélico de Lucas propuesto por la liturgia (4, 31-37) se encuentra la palabra «autoridad». La gente «se quedaba asombrada de la enseñanza de Jesús porque su palabra estaba llena de autoridad», afirmó el Pontífice. Y después, precisamente al final del pasaje, el evangelista de nuevo escribe que «quedaron todos asombrados y comentaban entre sí: ¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad». En definitiva, continuó, «la gente se asombraba porque Jesús cuando hablaba, cuando predicaba, tenía una autoridad que no tenían los otros predicadores, que no tenían los doctores de la ley, los que enseñaban al pueblo».

La pregunta que hay que hacerse es: «¿qué es esta autoridad de Jesús, esa doctrina nueva que asombra a la gente, esto que es diferente al modo de hablar, de enseñar de los doctores de la ley?». Y la respuesta es decisiva. «Esta autoridad –explicó el Pontífice– es precisamente la identidad singular y especial de Jesús». En efecto, «Jesús no era un predicador común; Jesús no era uno que enseñaba la ley como todos los demás: lo hacía de modo diverso, de un modo nuevo, porque Él tenía la fuerza del Espíritu Santo».

El Papa Francisco recordó que «ayer, en la liturgia, leímos el pasaje en el que Jesús se presenta, visita la sinagoga y refiriéndose a sí mismo, dice aquellas palabras del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado a hacer esto”». Confirmando que «la autoridad que tiene Jesús –explicó– viene precisamente de esta unción especial del Espíritu Santo: Jesús es el ungido, el primer ungido, el verdadero ungido». Y «esta unción da autoridad a Jesús».

«La identidad propia de Jesús es el ser ungido» recalcó el Pontífice. Él es «el Hijo de Dios ungido y enviado, mandado para traer la salvación, la libertad». Por lo tanto, «esta es la identidad de Jesús y por eso la gente decía: “Este hombre tiene una autoridad especial, que no tienen los doctores de la ley que nos enseñan”». Pero, añadió el Papa, «algunos se escandalizaban de esa modalidad de Jesús, de ese estilo de Jesús».

He aquí que la «libertad, la identidad de Jesús, es precisamente la unción del Espíritu Santo». Y nosotros, exhortó el Papa Francisco, podemos preguntarnos cuál es nuestra identidad de cristianos». En la primera carta a los Corintios (2, 10-16) san Pablo lo explica así: «Cuando explicamos verdades espirituales a hombres de espíritu, no las exponemos en el lenguaje que enseña el saber humano». Y al respecto, el Pontífice destacó que «la predicación de Pablo» no surge de la «sabiduría humana», porque sus palabras le fueron «enseñadas por el Espíritu». Él, en efecto, evidenció el Papa, «predicaba con la unción del Espíritu, expresando cosas espirituales del Espíritu en términos espirituales».

Pero, puso en guardia el Papa Francisco haciendo propias las expresiones de san Pablo, «el hombre abandonado a sus fuerzas no comprende las cosas del Espíritu de Dios; el hombre por sí solo no puede entender esto». Así, «si nosotros cristianos no entendemos bien las cosas del Espíritu, no damos y no ofrecemos un testimonio, no tenemos identidad». Y a fin de cuentas, «estas cosas del Espíritu» parecen sólo «locura», tanto que los que no tienen una identidad «no son capaces de entenderlas».

El Pontífice, refiriéndose nuevamente a la carta de san Pablo, recordó que «el hombre movido por el Espíritu, en cambio, juzga cada cosa: es libre, sin poder ser juzgado por ninguno». En efecto, añadió citando las palabras del apóstol, «¿quién ha conocido la mente del Señor? Ahora nosotros tenemos la mente de Cristo, es decir, el Espíritu de Cristo». Y, de hecho, «esta es la identidad cristiana: no tener el espíritu del mundo, ese modo de pensar, ese modo de juzgar».

En definitiva, «lo que da autoridad, lo que da identidad es el Espíritu Santo, la unción del Espíritu Santo». Por eso, según el Papa, «el pueblo no amaba a los predicadores, a los doctores de la ley, porque hablaban, en verdad, de teología, pero no llegaban al corazón, no daban libertad, no eran capaces de hacer que el pueblo encontrase la propia identidad, porque no estaban ungidos por el Espíritu Santo». En cambio, precisó, «la autoridad de Jesús –y la autoridad del cristiano– viene precisamente de esta capacidad de entender las cosas del Espíritu, de hablar la lengua del Espíritu; viene de esta unción del Espíritu Santo».

El Papa Francisco concluyó pidiendo al Señor que nos dé «la identidad cristiana, la que Tú tenías: danos tu Espíritu; danos tu modo de pensar, de sentir, de hablar: es decir, Señor, danos la unción del Espíritu Santo».

miércoles, 17 de septiembre de 2014

EL PAPA FRANCISCO PIDE ORACIONES POR SU VIAJE A ALBANIA EL DOMINGO 21 DE SEPTIEMBRE

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.


El Santo Padre pide oraciones por su viaje a Albania.
En la audiencia general de este miércoles, Francisco recuerda a los files la misión de la Iglesia por ser católica y apostólica.


Ciudad del Vaticano, 17 de septiembre de 2014 (Zenit.org)

Cada miércoles la plaza de San Pedro acoge a los miles de fieles que venidos de todas las partes del mundo, acuden para escuchar la catequesis semanal de Francisco en la audiencia general.

Pasadas las 9.30 de la mañana, el Santo Padre ha entrado en la plaza, en el jeep descubierto, y así ha recorrido los pasillos saludando y bendiciendo a los fieles. Protagonistas de forma especial los más pequeños, a quienes acercan para que el Papa les pueda bendecir. A su paso, la gente alzaba la mano y sus banderas mostrando su entusiasmo por ver de cerca al Obispo de Roma. Un pareja, incluso le ha acercado hasta el jeep un regalo: una tarta de chocolate. También esta mañana, como en otras ocasiones, le han acercado un poco de mate, que el Papa ha tomado con gusto.

Cuando faltan pocos días para el primer viaje apostólico de Francisco en Europa, el Santo Padre querido dedicar en la audiencia unas palabras sobre la visita a Albania el 21 de septiembre. Así, ha recordado que "el próximo domingo, con la ayuda de Dios, iré a Albania. He decidido visitar este país porque ha sufrido mucho a causa de un terrible régimen ateo y ahora se está viviendo una convivencia pacífica entre los diversos componente religiosos.  Desde ahora saludo con afecto al pueblo albano y doy las gracias por la preparación de esta visita. Pido a todos que me acompañen con la oración, por la intercesión de la Virgen del Buen Consejo. Gracias."

Este miércoles, el Santo Padre ha proseguido con la serie de catequesis sobre la Iglesia, deteniéndose hoy en el porqué decimos en el credo que la Iglesia es católica y apostólica. En el resumen, Francisco en español ha indicado:

 "Queridos hermanos: En el Credo decimos que la Iglesia es católica y apostólica. Es católica porque es universal: tiene la misión de anunciar la Buena Noticia del amor de Dios hasta los confines del mundo, enseñando todo lo necesario para la salvación. Y es apostólica porque es misionera: como los apóstoles y en continuidad con ellos, ha sido enviada a preparar la venida del Señor, acompañando su palabra con los signos de la ternura y del poder de Dios.
La Iglesia, universal y misionera, cuenta con la asistencia del Espíritu Santo, que continuamente la hace salir de sí misma al encuentro de los hermanos y hablar las lenguas del mundo entero para comunicar a todos la alegría del Señor Resucitado. 
Como miembros de la Iglesia, también nosotros participamos de su misión: somos responsables de la salvación de todos los hombres, y por tanto, no podemos permanecer indiferentes o ajenos a la suerte de nuestros hermanos; además, el Espíritu Santo también actúa en nosotros para que no nos cerremos en posiciones unilaterales y procuremos siempre el entendimiento, la armonía, la “sinfonía” en la vida cristiana".

A continuación ha saludado a los peregrinos de lengua española venidos de España, México, Panamá, Nicaragua, Argentina, Perú, Chile y otros países latinoamericanos. "Pido al Señor que su visita a Roma, y en concreto a la tumba de los apóstoles Pedro y Pablo, los ayude a anunciar a Cristo, que ama a todos los hombres", ha afirmado.

Finalmente, como es habitual, el Papa ha dirigido unas palabras especialmente a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Francisco ha recordado que hoy celebramos la memoria de San Roberto Belarmino, doctor de la Iglesia. Así ha pedido que "su adhesión al Señor indique, queridos jóvenes, que Él es el camino, la verdad y la vida". Para los enfermos pide que el santo les anime a "afrontar en su fe los momentos oscuros de la cruz" y a los recién casados estimule "a fundar en Cristo vuestra casa conyugal".

(17 de septiembre de 2014) © Innovative Media Inc.

Fuente: blogcatolicogotitasespirituales

Homilias de Papa Francisco 2014-09-16,

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.


Si no se está cerca de la gente y no se da esperanza, 
las prédicas son vanidad, dijo Francisco

2014-09-16 Radio Vaticana

Se pueden hacer bellas prédicas, pero si no se está cerca de las personas, si no se sufre con la gente y no se da esperanza, esas prédicas no sirven, son vanidad. Lo dijo el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta, en el día en que la Iglesia recuerda a los Santos mártires Cornelio, Papa, y Cipriano, Obispo.
El Evangelio del día habla de Jesús que se acerca a un cortejo fúnebre: una viuda de Naím ha perdido a su único hijo. El Señor realiza el milagro de devolver la vida al joven – recordó el Papa – pero hace más: está cerca. “Dios – dice la gente – ha visitado a su pueblo”. Cuando Dios visita “hay algo más, hay algo nuevo”, “quiere decir que su presencia está especialmente allí”. Jesús está cerca:
“Estaba cerca de la gente. Dios cercano que logra comprender el corazón de la gente, el corazón de su pueblo. Después ve el cortejo, y el Señor se acerca. Dios visita a su pueblo, en medio de su pueblo, y acercándose. Cercanía. Es la modalidad de Dios. Y después hay una expresión que se repite en la Biblia, tantas veces: ‘El Señor tuvo gran compasión’. La misma compasión que tenía, dice el Evangelio, cuando vio a tanta gente como ovejas sin pastor. Cuando Dios visita a su pueblo, está cerca de él, se acerca a él y siente compasión: se conmueve”.
“El Señor – prosiguió diciendo Francisco – se siente profundamente conmovido, como lo estuvo ante la tumba de Lázaro”. Como se conmovió aquel Padre “cuando vio volver a casa a su hijo” pródigo:
“Cercanía y compasión: así el Señor visita a su pueblo. Y cuando nosotros queremos anunciar el Evangelio, llevar adelante la Palabra de Jesús, éste es el camino. El otro camino es el de los maestros, el de los predicadores de aquel tiempo: los doctores de la ley, los escribas, los fariseos… Alejados del pueblo, hablaban… bien: hablaban bien. Enseñaban la ley, bien. Pero alejados. Y ésta no era una visita del Señor: era otra cosa. El pueblo no sentía esto como una gracia, porque faltaba la cercanía, faltaba la compasión, es decir, padecer con el pueblo”.
“Y hay otra palabra – subrayó el Papa – que es propia de cuando el Señor visita a su pueblo: ‘El muerto se incorporó y se puso a hablar, y Él – Jesús – se lo dio a su madre’”:
“Cuando Dios visita a su pueblo, devuelve la esperanza al pueblo. Siempre. Se puede predicar la Palabra de Dios brillantemente: en la historia hubo tantos buenos predicadores. Pero si estos predicadores no fueron capaces de sembrar esperanza, esa prédica no sirve. Es vanidad”.
Viendo a Jesús que devolvió el hijo vivo a su mamá – concluyó el Papa su homilía – “podemos entender lo que significa una visita de Dios a su pueblo. Y pedir como gracia que nuestro testimonio de cristianos sea portador de la visita de Dios a su pueblo, es decir, de la cercanía que siembra la esperanza”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).


lunes, 15 de septiembre de 2014

Oración: Los siete dolores en honor a la Madre Dolorosa




Acudamos a nuestra Madre en los momentos de dolor. Son siete Gracias que la Virgen María concede a las almas que la honren diariamente, considerando sus lágrimas y dolores con siete Avemarías.

GRACIAS: “Pondré paz en sus familias. Serán iluminados en los Divinos Misterios. Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos. Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la salvación de sus almas. Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de su vida. Les asistiré visiblemente en el momento de su muerte. Verán el rostro de su Madre. Los que propaguen esta devoción sean trasladados de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados y mi Hijo y Yo seremos su eterna consolación y alegría.”


1º DOLOR. LA PROFECÍA DE SIMEÓN:

Madre nuestra Santísima, por el dolor que tuviste al escuchar la profecía de Simeón, y porque viviste con el temor de Madre de aquella hora, ten compasión de nosotros y haz que escuchemos siempre la voz de Dios en nuestras almas y no la desoigamos jamás. Avemaría.




2º DOLOR. LA HUIDA A EGIPTO:

Madre Santísima, por el dolor que tuviste al huir a Egipto, viviendo en el destierro y la extrema pobreza ten compasión de nosotros y haz que huyamos de todo pecado. Avemaría.



3º DOLOR. EL NIÑO PERDIDO:

Madre Santísima por el dolor que tuviste cuando se perdió el Divino Niño Jesús, ten compasión de nosotros y no permitas que perdamos la amistad de Dios cometiendo voluntariamente un pecado mortal. Avemaría.



4º DOLOR. EL ENCUENTRO DE MARÍA CON CRISTO EN EL CAMINO DEL CALVARIO:

Madre nuestra Santísima, por el tremendo dolor que padeciste en la Calle de la Amargura, viendo a tu Hijo destrozado por los azotes y las espinas, el rostro más bello cubierto de sangre, ten compasión de nosotros y haz que encontremos a Jesús propicio en la hora de nuestra muerte. Avemaría.




5º DOLOR. LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS :

Madre nuestra Santísima, por la espada que atravesó tu Inmaculado Corazón cuando tu Hijo inocente y puro fue desnudado y crucificado, ten compasión de nosotros y haz que podamos crucificar nuestros vicios y apetitos desordenados. Avemaría.



6º DOLOR. JESÚS ES DESCENDIDO DE LA CRUZ Y DESCANSA EN EL REGAZO DE SU MADRE:

Madre nuestra Santísima, por la pena que sentiste al recibir el cadáver de Jesús en tu regazo y examinar sus Santas Llagas, ten compasión de nosotros pecadores con quien Él sufrió tanto y haz que lo recibamos cada día con mayor amor en la Sagrada Comunión. Avemaría.



7º DOLOR. LA SOLEDAD DE LA VIRGEN MARÍA DESPUÉS DE DEJAR EL SEPULCRO:

Madre nuestra Santísima, por el dolor que tuviste al depositar apresuradamente el cuerpo inerte de Jesús en el sepulcro, dejándolo en la oscuridad y en el silencio, ten compasión de nosotros Madre de Misericordia y no nos abandones en la hora de nuestra muerte. Avemaría.



ORACIÓN:

Madre Santísima, por tus lágrimas vertidas con tanto dolor al pie de la Cruz, ten piedad de nosotros y alcánzanos un vivo dolor de nuestros pecados, la gracia de morir en brazos de tu Hijo Jesús y la gloria con Él en el Paraíso. Amén.

Fuente: http://blogcatolicogotitasespirituales.blogspot.com.es/