jueves, 30 de enero de 2014

Homilía de hoy en la Domus Santa Marta - 2014-01-30

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.

Homilía de hoy en la Domus Santa Marta

Sentir, pensar, querer, dentro de la Iglesia, 
el Papa el jueves en Santa Marta
2014-01-30 Radio Vaticana


(RV).- “No se entiende a un cristiano sin Iglesia". Lo constató el Papa Francisco esta mañana en la misa celebrada en la Casa de Santa Marta. El Santo Padre indicó los tres pilares del sentido de pertenencia eclesial: la humildad, la fidelidad y la oración por la Iglesia.

La homilía de hoy partió de la figura del rey David, como es presentada en las lecturas del día: un hombre que habla con el Señor como un hijo que habla con el padre y también si recibe un "no" a sus peticiones, lo acepta con alegría. David - observó el Pontífice – tenía "un fuerte sentimiento de pertenencia al pueblo de Dios". Y esto -puntualizó - nos hace preguntarnos cuál es nuestro sentido de pertenencia a la Iglesia, nuestro sentir con la Iglesia y en la Iglesia:

"El cristiano no es un bautizado que recibe el bautismo y luego va adelante por su camino. El primer fruto del bautismo es hacerte pertenecer a la Iglesia, al pueblo de Dios. No se entiende a un cristiano sin Iglesia. Y por esto el gran Pablo VI decía que es una dicotomía absurda amar a Cristo sin la Iglesia; escuchar a Cristo pero no a la Iglesia: estar con Cristo al margen de la Iglesia. No se puede. Es una dicotomía absurda. Nosotros recibimos el mensaje evangélico en la Iglesia y hacemos nuestra santidad en la Iglesia, nuestro camino en la Iglesia. Lo demás es una fantasía o, como él decía, una dicotomía absurda".

El "sensus ecclesiae" es precisamente - dijo Francisco- el sentir, pensar, querer, dentro de la Iglesia. 

Hay tres pilares de esta pertenencia , de este sentir de la Iglesia. 

El primero es la humildad, en la conciencia de estar dentro de una comunidad como una gracia grande:

"Una persona que no es humilde, no puede sentir con la Iglesia, sentirá lo que a ella le gusta, lo que a él le gusta. Y esta humildad que se ve en David. '¿Quién soy yo, Señor Dios, y qué cosa es mi casa?' Con esa conciencia de que la historia de salvación no comenzó conmigo y no terminará cuando yo muera. No, es toda una historia de salvación: yo vengo, el Señor te toma, te hace ir adelante y después te llama y la historia continúa. La historia de la Iglesia comenzó antes de nosotros y seguirá después de nosotros. Humildad: somos una pequeña parte de un gran pueblo, que va sobre el camino del Señor".

El segundo pilar es la fidelidad, "que va unida a la obediencia".

"Fidelidad a la Iglesia, fidelidad a su enseñanza, fidelidad al Credo, fidelidad a la doctrina, mantener esta doctrina. Humildad y fidelidad. También Pablo VI nos recordaba que nosotros recibimos el mensaje del Evangelio como un don y debemos transmitirlo como un don, pero no como una cosa nuestra: es un don recibido que damos. Y en esta transmisión ser fieles. Porque nosotros hemos recibido y debemos dar un Evangelio que no es nuestro, que es de Jesús, y no debemos - decía él - convertirnos en propietarios del Evangelio, propietarios de la doctrina recibida, para utilizarla a nuestro gusto".

El tercer pilar es un servicio particular, finalizó el Obispo de Roma 'rezar por la Iglesia'. 

"¿Cómo va nuestra oración por la Iglesia?" "¿Rezamos por la Iglesia? ¿En la misa todos los días, pero en nuestra casa, no? ¿Cuándo hacemos nuestras oraciones?". Rezar por toda la iglesia, en todas partes del mundo. Que "el Señor nos ayude a ir por este camino para profundizar nuestra pertenencia a la Iglesia y nuestro sentir con la Iglesia”. (RC-RV)

martes, 28 de enero de 2014

Síntesis de la homilía del Papa Francisco 2014-01-28

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.


Síntesis de las homilías del Papa Francisco en las Misas que celebra todas las mañanas en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
 2014-01-28

"Eres capaz de gritar cuando tu equipo hace un gol 
y no de cantar las alabanzas al Señor?" 

El Papa el martes en Santa Marta 
Radio Vaticana

La oración de alabanza nos hace fecundos. Lo afirmó el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta. El Papa, comentando la danza alegre de David para el Señor de la que habla la Primera Lectura, subrayó que, si nos cerramos en la formalidad, nuestra oración se vuelve fría y estéril.

“David danzaba con todas las fuerzas ante el Señor”. El Santo Padre desarrolló su homilía partiendo de esta imagen alegre, relatada en el Segundo Libro de Samuel. Todo el Pueblo de Dios, recordó, estaba de fiesta porque el Arca de la Alianza regresaba a casa. La oración de alabanza de David, continuó, “lo llevó a dejar toda compostura y a danzar ante el Señor” con “todas las fuerzas”. Esta, comentó, “¡era precisamente la oración de alabanza!”. Leyendo este pasaje, dijo, “pienso inmediatamente” en Sara, después de haber dado a luz a Isaac: “¡El Señor me ha hecho bailar de alegría!”. Esta anciana. Como el joven David – resaltó el Papa – “bailó de alegría” ante el Señor. “A nosotros – observó luego – nos es fácil entender la oración para pedir una cosa al Señor, también para agradecer al Señor”. También entender la “oración de adoración”, aseguró, “no es tan difícil”. Pero la oración de alabanza “la dejamos de lado, no nos viene espontáneamente”:

“‘Pero, Padre, ¡esto es para aquellos de la Renovación en el Espíritu, no para todos los cristianos!’. No, la oración de alabanza es una oración cristiana ¡para todos nosotros! En la Misa, todos los días, cuando cantamos el Santo… Esta es una oración de alabanza: alabamos a Dios por su grandeza, ¡porque es grande! Y le decimos cosas hermosas, porque nos gusta que sea así. ‘Pero, Padre, yo no soy capaz… Yo debo…’. Pero ¿eres capaz de gritar cuando tu equipo de fútbol hace un gol y no eres capaz de cantar las alabanzas al Señor? ¿De salir un poco de tu contención para cantar esto? ¡Alabar a Dios es totalmente gratuito! ¡No pedimos, no agradecemos: alabamos!”

Debemos rezar “con todo el corazón”, prosiguió: “Es también un acto de justicia, ¡porque Él es grande! ¡Es nuestro Dios!”. David, recordó luego, “era tan feliz, porque el arca regresaba, regresaba el Señor: con aquella danza también su cuerpo rezaba”:

“Una buena pregunta que podemos hacernos hoy: ‘¿Cómo está mi oración de alabanza? ¿Yo sé alabar al Señor? Sé alabar al Señor, o cuando rezo el Gloria o rezo el Santo lo hago sólo con la boca y no con todo el corazón?’ ¿Qué me dice aquí David, danzando? ¿Y Sara, bailando de alegría? Cuando David entra a la ciudad comienza otra cosa: ¡una fiesta!”

“La alegría de la alabanza – recalcó el Obispo de Roma – nos lleva a la alegría de la fiesta. La fiesta de la familia”. El Papa recordó que cuando David entra al palacio, la hija del rey Saúl, Mical, lo reprende y le pregunta si no sentía vergüenza por haber bailado de aquella manera delante de todos, él que es el rey. Mical “despreció a David”:

“Me pregunto ¿cuántas veces despreciamos en nuestro corazón a personas buenas, gente buena que alaba al Señor como le nace, así espontáneamente, porque no son cultos, no siguen las formalidades? ¡Desprecio! Y la Biblia dice que por este motivo Mical se quedó estéril ¡por toda la vida! ¿Qué cosa quiere decir aquí Palabra de Dios? ¡Que la alegría, que la oración de alabanza nos hace fecundos! Sara bailaba en un momento grande de su fecundidad, ¡con noventa años! La fecundidad que nos da la alabanza al Señor, la gratuidad de alabar al Señor.

Aquel hombre o aquella mujer que alaba al Señor, que reza alabando al Señor, que cuando reza el Gloria se alegra de decirlo, cuando canta el Santo en la Misa se alegra de cantarlo, es un hombre o una mujer fecundo”. (RC-RV)

Síntesis de la homilía del Papa Francisco 2014-01-27

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.


Síntesis de la homilía del Papa Francisco en las Misa que celebra todas las mañanas en la Capilla de la Casa de Santa Marta.

Hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece. El Papa el lunes en Santa Marta

2014-01-27 Radio Vaticana

La Iglesia no se puede entender como una simple organización humana, la diferencia la hace la unción que dona a los obispos y sacerdotes la fuerza del Espíritu para servir al pueblo de Dios: lo dijo el Papa Francisco en la Misa presidida esta mañana en la Casa de Santa Marta. El Pontífice agradeció a tantos sacerdotes santos que dan la vida en el anonimato de su servicio cotidiano.

Comentando la primera lectura del día, que habla de las tribus de Israel que ungen a David como su rey, el Papa explicó el significado espiritual de la unción. “Sin esta unción – afirmó - David habría sido el jefe” de “una empresa”, de una “sociedad política, que era el Reino de Israel”, habría sido un simple “organizador político”. En cambio, “después de la unción, el Espíritu del Señor” desciende sobre David y permanece con él. Y la Escritura dice: “Así David se iba engrandeciendo cada vez más, y el Señor, el Dios de los ejércitos, estaba con él”. “Esta – observó el Santo Padre - es precisamente la diferencia de la unción”. El ungido es una persona elegida por el Señor. Así ocurre en la Iglesia con los obispos y los sacerdotes.

“Los obispos no solo son elegidos para llevar adelante a una organización, que se llama Iglesia particular, son ungidos, tienen la unción y el Espíritu del Señor está con ellos. Pero todos los obispos, todos somos pecadores, ¡todos! Pero estamos ungidos. Todos queremos ser más santos cada día, más fieles a esta unción. Y aquello que precisamente hace a la Iglesia, aquello que da la unidad a la Iglesia, es la persona del obispo, en nombre de Jesucristo, porque está ungido, no porque haya sido elegido por la mayoría. Sino porque está ungido. Una Iglesia particular tiene su fuerza en esta unción. Y por participación también los sacerdotes son ungidos”.

La unción – continuó el Papa – acerca a los obispos y a los sacerdotes al Señor y les da la alegría y la fuerza “para llevar adelante a un pueblo, para ayudar a un pueblo, para vivir al servicio de un pueblo”. Dona la alegría de sentirse “elegidos por el Señor, mirados por el Señor, con aquel amor con el que el Señor nos mira, a todos nosotros”. Así, “cuando pensemos en los obispos y en los sacerdotes, debemos pensarlos así: ungidos”:

“De lo contrario no se entiende a la Iglesia, pero no solamente no se entiende, no se puede explicar cómo la Iglesia vaya adelante solamente con las fuerzas humanas. Esta diócesis va adelante porque tiene un pueblo santo, tantas cosas, y también un ungido que la conduce, que la ayuda a crecer. Esta parroquia va adelante porque tiene tantas organizaciones, tantas cosas, pero también tiene un sacerdote, un ungido que la lleva adelante. Y nosotros en la historia conocemos una mínima parte, pero cuántos obispos santos, cuántos sacerdotes, cuántos sacerdotes santos que han dejado su vida al servicio de la diócesis, de la parroquia; cuánta gente ha recibido la fuerza de la fe, la fuerza del amor, la esperanza de estos párrocos anónimos, que no conocemos. ¡Hay tantos!”.

Hay tantos – dijo Francisco – “los párrocos del campo o los párrocos de ciudad, que con su unción han dado fuerza al pueblo, han transmitido la doctrina, han dado los sacramentos, o sea la santidad”:

“‘¡Pero, Padre, he leído en el diario que un obispo ha hecho tal cosa o que un sacerdote ha hecho tal cosa!’. ‘Si, también yo lo he leído, pero, dime, ¿en los diarios están las noticias de aquello que hacen tantos sacerdotes, tantos curas en tantas parroquias de ciudad y del campo, la tanta caridad que hacen, tanto trabajo que hacen para llevar adelante a su pueblo?’. ¡Ah, no! Esa no es noticia. Eh, lo de siempre: hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece. 

Hoy pensando en esta unción de David, nos hará bien pensar en nuestros obispos y en nuestros sacerdotes valientes, santos, buenos, fieles y rezar por ellos. ¡Gracias a ellos nosotros hoy estamos aquí!”. (RC-RV)

Papa Francisco- La mundanidad nos lleva a la apostasía 26-1.2014

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.


Síntesi de las homilía del Papa Francisco en la Misa que celebra todas las mañanas en la Capilla de la Casa de Santa Marta.

El espíritu de la mundanidad nos lleva a la apostasía
 Radio Vaticana
Pensamiento del Papa

(Que el Señor nos salve del espíritu mundano que “negocia todo”, non sólo los valores, sino también la fe. Lo pidió el Papa en su homilía de la Misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el pasado 18 de noviembre. El Santo Padre Papa dijo que es necesario estar en guardia ante lo que definió la “globalización de la uniformidad hegemónica”, fruto de la mundanidad:

El Pueblo de Dios prefiere alejarse del Señor ante una propuesta de mundanidad. Comentando la Primera Lectura, un pasaje del Libro de los Macabeos, el Papa se detuvo en la “raíz perversa” de la mundanidad. Al destacar que los guías del pueblo ya no querían que Israel permaneciera aislado de las demás naciones, abandonan sus propias tradiciones, para ir a tratar con el rey. Van a “negociar” – dijo Francisco – y se sienten entusiastas por esto. Es como si dijeran “somos progresistas, vamos con el progreso, donde va toda la gente”. Y advirtió que se trata del “espíritu del progresismo adolescente” que “cree que ir adelante en cualquier elección, es mejor que permanecer en las costumbres de la fidelidad”. Esta gente, por tanto, negocia con el rey “la fidelidad a Dios siempre fiel”. Y “esto – añadió el Papa – se llama apostasía”, “adulterio”. En efecto, no están negociando algunos valores, “negocian precisamente lo esencial de su ser: la fidelidad al Señor”.

“Y esta es una contradicción: no negociamos los valores, sino que negociamos la fidelidad. Y esto es precisamente el fruto del demonio, del príncipe de este mundo, que nos lleva adelante con el espíritu de la mundanidad. Y después, suceden las consecuencias. Tomaron las costumbres de los paganos, después un paso adelante: el rey prescribió en todo el reino que todos formaran un solo pueblo y cada uno abandonara sus propias usanzas. No es la bella globalización de la unidad de todas las Naciones, sino, cada una con sus propias usanzas, pero unidas, pero es la globalización de la uniformidad hegemónica, es precisamente el pensamiento único. Y este pensamiento único es fruto de la mundanidad”.

El Papa recordó que tras esto “todos los pueblos se adecuaron a las órdenes del rey; aceptaron también su culto, hicieron sacrificios a los ídolos, y profanaron el sábado”. Poco a poco, se fue adelante por este camino. Y al final, “el rey elevó sobre el altar un abomino de devastación”:

“Pero, Padre, ¿esto también sucede hoy? Sí. Porque el espíritu de la mundanidad también existe hoy, también hoy nos lleva con este deseo de ser progresistas siguiendo el pensamiento único. Si a alguien se le encontraba el Libro de la Alianza y si alguien obedecía a la Ley, la sentencia del rey lo condenaba a muerte: y esto lo hemos leído en los periódicos en estos meses. Esta gente ha negociado la fidelidad a su Señor; esta gente, movida por el espíritu del mundo, ha negociado la propia identidad, ha negociado la pertenencia a un pueblo, un pueblo que Dios ama tanto, que Dios quiere como pueblo suyo”.

El Papa hizo referencia a la novela del inicio de 1900, “El amo del mundo” que se detiene precisamente en el “espíritu de la mundanidad que nos lleva a la apostasía”. Y advirtió que hoy se piensa que “debemos ser como todos, debemos ser normales, como hacen todos, con este progresismo adolescente”. Y después observó que “sigue la historia”: “las condenas a muerte, los sacrificios humanos”. “¿Pero ustedes – preguntó el Papa – piensan que hoy no se hagan sacrificios humanos? ¡Se hacen tantos, tantos! Y hay leyes que los protegen”:

“Pero lo que nos consuela es que ante este camino que hace el espíritu del mundo, el príncipe de este mundo, el camino de infidelidad, siempre permanece el Señor que no puede renegar de sí mismo, el Fiel: Él siempre nos espera, Él nos ama tanto y Él nos perdona cuando nosotros, arrepentidos por algún paso, por algún pequeño paso en este espíritu de mundanidad, vamos a Él, Dios fiel ante su pueblo, que no es fiel. Con el espíritu de hijo de la Iglesia pidamos al Señor que con su bondad, con su fidelidad nos salve de este espíritu mundano que negocia todo; que nos proteja y nos haga ir adelante, como ha hecho ir adelante a su pueblo en el desierto, llevándolo de la mano, como un papá lleva a su niño. En la mano del Señor iremos seguros”.

Producción de María Fernanda Bernasconi (hispano@vatiradio.va).
El espacio “Pensamiento del Papa”, se transmite los lunes en las emisiones informativas de las 17,30; 01,45 y 03,20 UTC. 26 de enero


lunes, 27 de enero de 2014

Homilía del Papa Francisco,“si alguna vez los platos vuelan”, 24 Ene. 14

Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja


Papa Francisco: No es problema “si alguna vez los platos vuelan”, lo importante es buscar la paz pronto

VATICANO, 24 Ene. 14 / 11:25 am (ACI/EWTN Noticias).-

 No es fácil construir el diálogo con los demás, especialmente si el rencor divide como "un muro", pero el cristiano debe buscar siempre el camino de reconciliación, con humildad, humillación y docilidad, porque eso es lo que ha enseñado Jesús. Así lo indicó el Papa Francisco en su homilía durante la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta.

Según señala Radio Vaticano, la homilía en Santa Marta continuó a la de ayer. Al centro de la lectura litúrgica, y de la reflexión del Papa, nuevamente el enfrentamiento entre el Rey Saúl y David. El segundo, en un arranque, tiene ocasión de matar al primero pero, observó el Santo Padre, escoge “otro camino: el camino de acercarse, de esclarecer la situación, de explicarse. El camino del diálogo para hacer la paz”.

“Para dialogar es necesaria la docilidad, sin gritar. Es necesario pensar que también la otra persona tiene más que yo, y David lo pensaba: ‘Él es el ungido del Señor, es más importante que yo’. La humildad, la docilidad… Para dialogar, es necesario hacer lo que hoy hemos pedido en la oración, al inicio de la Misa: darse todo a todos. Humildad, docilidad, darse todo a todos y también –pero no está escrito en la Biblia– todos sabemos que para hacer esto es necesario tragarse tantas cosas. Pero, debemos hacerlo, porque la paz se consigue así: con la humildad, la humillación, buscando siempre ver en el otro la imagen de Dios”.

“Dialogar es difícil”, reconoció el Santo Padre, pero peor del tentar construir un puente con un adversario es dejar crecer en el corazón el rencor hacia él. De esta manera, afirmó, nos quedamos “aislados en este caldo amargo de nuestro resentimiento”. Un cristiano, en cambio, tiene como modelo a David, que vence el odio con “un acto de humildad”.

“Humillarse, y siempre hacer el puente, siempre. Siempre. Y esto es ser cristiano. No es fácil. No es fácil. Jesús lo hizo: se humilló hasta el final, nos hizo ver el camino. Y es necesario que no pase tanto tiempo: cuando existe el problema, lo más pronto posible, en el momento en el que se pueda hacer, después que la tormenta ha pasado, acercarse al diálogo, porque el tiempo hace crecer el muro, así como hace crecer la mala hierba que impide el crecimiento del grano. Y cuando los muros crecen es muy difícil la reconciliación: ¡es muy difícil!”.

No es un problema si “alguna vez los platos vuelan” – “en familia, en las comunidades, entre los vecinos” – repitió el Papa. Lo importante es “buscar la paz lo más pronto posible”, con una palabra, un gesto. Un puente antes que un muro, como aquel que por tantos años dividió Berlín. Porque “también, en nuestro corazón –dice el Papa Francisco– hay la posibilidad de convertirse en Berlín con el Muro con los demás”.

“Yo tengo miedo de estos muros, de estos muros que crecen cada día y favorecen los resentimientos. También el odio. Pensemos en este joven David: habría perfectamente podido vengarse, habría podido echar al rey y eligió el camino del diálogo, con la humildad, la mansedumbre, la dulzura. Hoy, podemos pedir a San Francisco de Sales, Doctor de la dulzura, que dé a todos nosotros la gracia de hacer puentes con los demás, jamás muros”.

Etiquetas: Vaticano, Paz, Diálogo, Papa Francisco, Homilías del Papa Francisco, Homilías del Papa

viernes, 24 de enero de 2014

Síntesis de la homilía del Papa Francisco en la Capilla de la Casa de Santa Marta. 2014-01-23

Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja

Síntesis de la homilía del Papa Francisco en la Capilla de la Casa de Santa Marta. 2014-01-23


“Quien odia a su hermano es un homicida”
2014-01-23 Radio Vaticana

Que los cristianos cierren las puertas a los celos, envidias y habladurías que dividen y destruyen nuestras comunidades: fue la exhortación lanzada por el Papa Francisco, esta mañana, en la Misa presidida en la Casa de Santa Marta en la sexta jornada de oración por la unidad de los cristianos.

La reflexión del Papa partió de la primera lectura del día que habla de la victoria de los israelitas sobre los filisteos gracias al coraje del joven David. La alegría de la victoria se trasforma rápidamente en tristeza y celos del rey Saúl ante las mujeres que alaban a David por haber matado a Goliat. Entonces, “aquella gran victoria – afirmó el Santo Padre - comienza a convertirse en derrota en el corazón del rey” en el que se insinúa, como ocurrió con Caín, el “gusano de los celos y de la envidia”. Como Caín con Abel, el rey decide asesinar a David. 

“Así actúan los celos en nuestros corazones – observó el Pontífice – es una mala inquietud, que no tolera que un hermano o una hermana tengan algo que yo no tengo”. Saúl, “en vez de alabar a Dios, como hacían las mujeres de Israel, por esta victoria, prefiere encerrarse en sí mismo, amargarse”, “cocinar sus sentimientos en el caldo de la amargura”:

“Los celos llevan a matar. La envidia lleva a matar. Justamente fue esta puerta, la puerta de la envidia, por la cual el diablo entró en el mundo. La Biblia dice: ‘Por la envidia del diablo entró el mal en el mundo’. Los celos y la envidia abren las puertas a todas las cosas malas. También dividen a la comunidad. Una comunidad cristiana, cuando sufre – algunos de los miembros – de envidia, de celos, termina dividida: uno contra el otro. Este es un veneno fuerte. Es un veneno que encontramos en la primera página de la Biblia con Caín”.

En el corazón de una persona golpeada por los celos y por la envidia – subrayó el Obispo de Roma- ocurren “dos cosas clarísimas”. La primera cosa es la amargura:
“La persona envidiosa, la persona celosa es una persona amargada: no sabe cantar, no sabe alabar, no sabe qué cosa sea la alegría, siempre mira ‘qué cosa tiene aquel y que yo no tengo’. Y esto lo lleva a la amargura, a una amargura que se difunde sobre toda la comunidad. Son, estos, sembradores de amargura. Y la segunda actitud, que lleva a los celos y a la envidia, son las habladurías. Porque este no tolera que aquel tenga algo, la solución es abajar al otro, para que yo esté un poco más alto. Y el instrumento son las habladurías. Busca siempre y tras un chisme verás que están los celos, está la envidia. Y las habladurías dividen a la comunidad, destruyen a la comunidad. Son las armas del diablo”.

“Cuántas hermosas comunidades cristianas” – exclamó el Papa – van bien, pero luego en uno de sus miembros entra el gusano de los celos y de la envidia y, con esto, la tristeza, el resentimiento de los corazones y las habladurías. “Una persona que está bajo la influencia de la envidia y de los celos – recalcó – mata”, como dice el apóstol Juan: “Quien odia a su hermano es un homicida”. Y “el envidioso, el celoso, comienza a odiar al hermano”:

“Hoy, en esta Misa, recemos por nuestras comunidades cristianas, para que esta semilla de los celos no sea sembrada entre nosotros, para que la envidia no encuentre lugar en nuestro corazón, en el corazón de nuestras comunidades, y así podremos ir adelante con la alabanza del Señor, alabando al Señor, con la alegría. Es una gracia grande, la gracia de no caer en la tristeza, del estar resentidos, en los celos y en la envidia”. (RC-RV)

No se puede negar, después de leer esta homilía, de que el Santo Padre, como sacerdote, como religioso y como Obispo, tuvo mucho trato con los sacerdotes y con las parroquias.
Franja

martes, 21 de enero de 2014

SACERDOTE Y SACRAMENTO DEL ORDEN

Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja


Te interesa saber lo que es un sacerdote?

En especial para los jóvenes que buscan

hacer algo positivo en su vida por los demás




Lo ha encontrado en el correo. 
Y junto a él otro vídeo que vale la pena: 

Acerca del

 SACRAMENTO DEL ORDEN SACERDOTAL



Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja

ALGÚN JOVEN PUEDE ESTAR INTERESADO

EN CONOCER

FRANJA

Oraciones para LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS.

Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja

SEMANA DE ORACIÓN 
POR 
LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
DEL 18 AL 25 DE ENERO. 
Un solo Señor, una sola Fe, un solo Bautismo



Blog Católico de Javier Olivares-Baiona


Los textos bíblicos propuestos y los comentarios para el octavario tienen como propósito estimular una reflexión prolongada sobre la invitación a reunirnos en su nombre, que Jesús ha dirigido a sus discípulos.

Textos bíblicos y oraciones 

para el Octavario


DÍA PRIMERO
Unidos por la presencia de Cristo

Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo (Ef 4,5-6)
Ez 37,15-28 Mi morada estará junto a ellos
Sal 67 (66) Oh Dios, que todos los pueblos te den gracias
Ef 4,1-6 Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo
Jn 14,23-27 Vendremos a él y haremos morada en él

El primer día desarrolla la idea de que todos los cristianos, por pertenecer a Cristo, pertenecemos los unos a los otros y estamos reunidos en una comunión que ya se manifiesta en nuestro reconocimiento común del bautismo. 

Oración
Señor, te damos gracias por tu presencia entre nosotros, que nos fortalece y nos anima en nuestro camino. Haznos conscientes de tu presencia en nosotros y haz que seamos sensibles a lo que tú nos sugieres en todas nuestras acciones. Concédenos sabiduría y humildad para que podamos reconocer tu presencia en nuestros hermanos y hermanas. Señor, haz que seamos verdaderamente uno. Amén. 


DÍA SEGUNDO
Edificar la unidad de los cristianos con Jesús entre nosotros. Ecumenismo diario

También vosotros debéis lavaros los pies unos a otros (Jn 13,14)
Dt 30,15-20 Entonces vivirás y te multiplicarás
Sal 133 (132) Qué felicidad encontrarse entre hermanos
1 Cor 12,12-31 Dios dispuso según su voluntad a cada miembro en el cuerpo
Jn 13,1-15 También vosotros debéis lavaros los pies unos a otros

El segundo día ofrece una meditación sobre la importancia de la humildad en el servicio (el ejemplo que se nos ha dado aquí es el de la invitación hecha a los discípulos de Cristo a lavarse los pies mutuamente) como medio de construir la unidad de la Iglesia. 

Oración
Padre eterno, unidos en el nombre de tu Hijo Jesucristo y en la presencia de tu Espíritu consolador, nos comprometemos a construir la comunidad cristiana con un corazón y un entusiasmo renovados por el fuego de tu amor.
Ayúdanos a vivir un ecumenismo diario con los que nos rodean, a imagen de tu Hijo, que lavó los pies de sus discípulos para hacerles entrar juntos en la nueva vida de su presencia. Amén.



DIA TERCERO
Orar juntos en el nombre de Jesús

El Señor espera el momento para apiadarse de vosotros (Is 30,18)
Is 30,18-26 Él se apiadará de vosotros
Sal 136 (135) Es eterna su misericordia
Act 1,122-14 Reunidos en oración
Mt 18,18-20 Orar en nombre de Jesús


El tercer día se concentra en la importancia de la oración común, sugiriendo que cuando Jesús oraba por la unidad de sus discípulos, puede ser posible que ellos no estaban todavía reunidos en su nombre; la presencia de Jesús entre nosotros nos une a él y nos une a unos y otros. 

Oración
Señor, enséñanos a orar como Jesús ha enseñado a sus discípulos. Que podamos ser uno en la fe, en el amor y en el servicio como ellos mismos no tenían más que un solo corazón. Concédenos celebrar nuestra diferencia, alegrarnos en la diversidad y compartir de todo corazón las riquezas de nuestras respectivas oraciones. Haz que nuestra reunión en nombre de Jesús nos transforme, a fin de que seamos verdaderamente uno y el mundo crea en su presencia fiel. Amén.




DIA CUARTO
Del pasado al futuro: perdón y purificación de la memoria

No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete (Mt 18,22)
Jon 3 Arrepentimiento de Nínive, la gran ciudad
Sal 51 (50) Una invitación a la misericordia
Col 3,12-17 Por encima de todo, revestíos del amor
Jn 8,1-11 Tampoco yo te condeno

El tema del cuarto día es el de la purificación de la memoria y del perdón ofrecido y recibido, elemento esencial del redescubrimiento y de la reafirmación de nuestra unidad en Cristo.

Oración
Dios de reconciliación, ayúdanos a superar las decepciones y la amargura que se han acumulado en nuestros fracasos y los pecados del pasado. Enséñanos tu perdón para que podamos con toda humildad buscar la reconciliación contigo y con nuestro prójimo. Fortalece en nosotros el amor de Cristo, fuente y garantía de la unidad de tu Iglesia. Amén.




DÍA QUINTO
La presencia de Dios entre nosotros: una llamada a la paz


El Señor está con nosotros (Sal 46)
1 Re 19,1-13a En un ligero susurro
Sal 46 (45) El Señor está con nosotros
Act 10, 9-48 Dios no hace acepción de personas
Lc 10,25-37 ¿Y quién es mi prójimo?

El quinto día describe la presencia de Dios como fuente de paz y de estabilidad, de valentía y de fuerza, que nos anima a buscar los medios para realizar la paz. 

Oración
Reunidos en el nombre de Cristo Jesús, te rogamos, Padre: haznos descubrir tu presencia en este mundo y ayúdanos a discernir los caminos sobre los cuales tú nos quieres guiar en nuestra peregrinación ecuménica. A ti todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.





DÍA SEXTO
Ser misioneros en el nombre de Jesús
Vuestro Padre celestial no quiere que se pierda 
ni uno solo de estos pequeños (Mt 18,14)
Dn 3,19-30 Testimoniar la fe
Sal 146 (145) Alabar a Dios, nuestro Salvador
Act 8,26-40 Felipe anuncia la buena noticia al eunuco etíope
Lc 10,1-12 Jesús envía a sus discípulos

El tema del sexto día nos permite reflexionar sobre el doble movimiento de la misión: reunión y envío. Estas dos acciones tienen cada una como fin realizar la voluntad del Padre, que es la de animar al débil y proclamar que el Reino de Dios está cerca.

 Oración
Dios vivo, despierta en nosotros el deseo de ser un pueblo misionero. Ayúdanos a escuchar tu llamada y concédenos el coraje de dejarnos guiar por tu Espíritu. Que podamos congregar mediante nuestro testimonio común a los más necesitados, para que sean fuertes y en el mundo proclamen la buena noticia de tu reino. Amén.




DÍA SÉPTIMO
Reconocer la presencia de Dios en el otro: 
aceptar al otro en nombre de Jesús

El que acepta en mi nombre a un niño como éste, a mí me acepta (Mt 18,5)
Ex 3,1-17 La zarza ardiente
Sal 34 El Señor salva a los abatidos
Act 9,1-6 Yo soy Jesús, a quien tú persigues
Mt 25,31-46 Jesús está presente en nuestro prójimo

El séptimo día nos invita a acoger al prójimo y al extranjero con todas sus diferencias, a reconocer que la presencia de Cristo en ellos determina nuestro compromiso y el seguimiento de nuestra tarea ecuménica. 

Oración
Padre eterno, concédenos reconocer que tú estás presente entre nosotros de diferentes maneras, para que aumente nuestro deseo de llegar a una auténtica comunión en nuestras propias Iglesias y en la sociedad donde vivimos, y que nuestra oración por la unidad del cuerpo de Cristo, tu Iglesia, llegue a ser siempre más ferviente. En el nombre de Cristo te lo pedimos. Amén.




DÍA OCTAVO
Unidos en la esperanza

Cuando llegue aquél día, comprenderéis que yo estoy en mi Padre; vosotros en mi y yo en vosotros (Jn 14,20)
Ex 40,34-38 En cada etapa del camino, la nube del Señor estaba sobre el tabernáculo
Sal 42 (41) Espera en Dios. Sí, yo lo alabaré
Ap 21,1-6 Dios estará con ellos
Jn 14,15-31 No os dejaré huérfanos

El día octavo se vuelve en la esperanza hacia el fin de nuestra peregrinación que nos conduce a la plenitud de la presencia de Cristo. A lo largo del camino estamos animados a descubrir que los otros cristianos no son más extranjeros, sino compañeros de viaje, y a anticipar juntos el día en que tenderemos las manos los unos a los otros en la presencia de Cristo. 

Oración
Padre eterno, reunidos en nombre de Jesús, concédenos la certeza de que a pesar de todo la muerte no predominará, que nuestras divisiones cesarán, que no nos dejaremos vencer por el desánimo y que, en la esperanza, llegaremos a la plenitud de vida, de amor y de luz que tú has prometido a los que te aman y son fieles a tu palabra. Amén. 


Fuente: http://es.catholic.net/

http://es.catholic.net/ecumenismoydialogointerreligioso/787/2611/articulo.php?id=27045


Pueblo de Reyes, asamblea santa, pueblo sacerdotal



Confeccionado por Franja

Homilía del Papa Francisco en las Misa de la Casa de Santa Marta. 2014-01-21

Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja


Síntesis de la homilía del Papa Francisco en las Misa que celebra todas las mañanas en la Capilla de la Casa de Santa Marta.

El hombre ve la apariencia, pero el Señor el corazón, 
el Papa el martes en Santa Marta
2014-01-21 Radio Vaticana

(RV).- Custodiemos nuestra pequeñez para dialogar con la grandeza del Señor. Lo afirmó el Papa Francisco en la Misa matutina en la Casa de Santa Marta. El Pontífice subrayó que el Señor tiene con nosotros una relación personal, jamás un diálogo masivo. El Señor, prosiguió, elige siempre a los pequeños, quien tiene menos poder, es porque mira a nuestra humildad.

El Señor y los pequeños. El Santo Padre centró su homilía en este binomio subrayando que “la relación del Señor con su pueblo es una relación personal” “siempre, de persona a persona”. Él, agregó, “es el Señor y el pueblo tiene un nombre”, “no es un diálogo entre el poderoso y la masa”. Es un diálogo “personal”:

“Y en un pueblo, cada uno tiene su lugar. El Señor jamás habla a la gente así, a la masa, jamás. Habla siempre personalmente, con los nombres. Y elige personalmente. El relato de la creación es una figura que hace ver esto: es el mismo Señor que con sus manos artesanalmente hace al hombre y le da un nombre: 'Tú te llamas Adán'. Y así comienza aquella relación entre Dios y la persona. Y hay otra cosa, una relación entre Dios y nosotros pequeños: Dios, es grande, y nosotros pequeños. Cuando debe elegir a las personas, también a su pueblo, Dios siempre elige a los pequeños”.

Dios, prosiguió, elige a su pueblo porque es “el más pequeño”, tiene “menos poder” que los otros pueblos. Precisamente hay un “diálogo entre Dios y la pequeñez humana”. También la Virgen dirá: “El Señor ha mirado mi humildad”. El Señor “ha elegido a los pequeños”. En la primera Lectura de hoy, observó, “se ve claramente esta actitud del Señor”. El profeta Samuel está ante el más grande de los hijos de Jesé y piensa que sea “su consagrado, porque era un hombre alto, grande”. Pero el Señor, observó el Pontífice, le dice “No te fijes en su aspecto ni en lo elevado de su estatura, porque yo lo he descartado, porque aquello que ve el hombre no cuenta”. De hecho, recalcó el Pontífice, “el hombre ve la apariencia, pero el Señor ve el corazón. El Señor elige según sus criterios”. Y elige “a los débiles y a los dóciles, para confundir a los poderosos de la tierra”. Al final, por lo tanto, “el Señor escoge a David, el más pequeño”, que “no contaba para su padre”. “No estaba en casa”, estaba “cuidando las ovejas”. El mismo David también “fue elegido”:

“Todos nosotros con el Bautismo hemos sido elegidos por el Señor. Todos somos elegidos. Nos ha elegido uno a uno. Nos ha dado un nombre y nos mira. Hay un diálogo, porque el Señor ama así. También David luego se volvió rey y se equivocó. Quizás cometió tantas equivocaciones, pero la Biblia nos cuenta dos errores fuertes, dos errores de aquellos grandes. ¿Qué hizo David? Se humilló. Volvió a su pequeñez y dijo: ‘Soy un pecador’. Y pidió perdón e hizo penitencia”.

Y después del segundo pecado, prosiguió, David dijo al Señor: “Castígame, no al pueblo. El pueblo no tiene la culpa, yo soy el culpable”. David, reflexionó el Obispo de Roma, “custodió su pequeñez, con el arrepentimiento, con la oración, con el llanto”. “Pensando en estas cosas, en este diálogo entre el Señor y nuestra pequeñez”, agregó, “me pregunto dónde está la fidelidad cristiana”:

“La fidelidad cristiana, nuestra fidelidad, es simplemente custodiar nuestra pequeñez, para que pueda dialogar con el Señor. Custodiar nuestra pequeñez. Por esto la humildad, la docilidad, son muy importantes en la vida del cristiano, porque es una custodia de la pequeñez, a la cual el Señor gusta mirar. Y siempre existirá el diálogo entre nuestra pequeñez y la grandeza del Señor. Que el Señor nos dé, por intercesión de San David - también por la intercesión de la Virgen que cantaba alegre a Dios, porque había mirado su humildad - el Señor nos de la gracia de custodiar ante Él nuestra pequeñez”. (RC-RV)