sábado, 29 de marzo de 2014

SEMANA CUARTA DE CUARESMA 2014, Nº,3

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.

SEMANA CUARTA DE CUARESMA 2014, Nº,3

EXPLICACIÓN DE LA CUARESMA


UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DE LA CUARESMA 2014

Cuaresma - Oración - Conversión - Solidaridad - Pascua 

Se trata de que hagas oración cada día. Todos los días puedes empezar el rato de oración con la   "oración inicial para cada día"; después, leyendo con atención el "texto de cada día", charlas con Dios y con María; por último, terminar rezando la "oración final".

Dos ideas previas:

1. PROHIBIDO CORRER: Es corto; no tengas prisa en acabar. No es leer y ya está.

2. LO QUE NO ESTÁ ESCRITO: ¿Sabes qué es lo mejor de este texto? Lo que no está escrito y tú le digas; la conversación que tú, personalmente, tengas con Él.

ORACIÓN INICIAL  PARA CADA DÍA

Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte.

PEDIRTE la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio.

AGRADECERTE con obras lo mucho que me amas: ¡ Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí?  


ORACIÓN FINAL

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en la Cruz y escarnecido.
Muéveme ver tu cuerpo tan herido
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Día 26 . DOMINGO CUARTO (30 de Marzo)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

Dolor de los pecados. ¿Qué crimen tan brutal ha cometido este hombre, que ha tenido que pagarlo con una muerte tan horrorosa?, preguntó un mahometano a un sacerdote refiriéndose a un crucifijo que tenía en la mesa. - Él no cometió ningún crimen -respondió éste-; era completamente inocente.

- Pues, ¿Quién lo clavó en este madero?

- Fuimos nosotros los hombres quienes lo hicimos con nuestros pecados -exclamó con tristeza el sacerdote.

- Ahora comprendo - añadió lleno de compasión el mahometano- por qué tienes siempre la imagen del crucificado.

¿Has pensado alguna vez que el pecado supone volver a crucificar al Señor? El Señor espera, una vez que nos ha redimido, que le amemos con obras. Y amar a Dios supone también decirle muchas veces: ¡lo siento! Procura, cuando vayas a preparar tu confesión, pedir mucho perdón a Jesús por los pecados, y también pídele que te dé dolor por ellos, dolor de amor.

Si tienes a mano un crucifijo ahora, pue des hablar con Jesús en la Cruz comentando esto; Jesús, que no me acostumbre a verte crucificado; cada vez que vea un crucifijo trataré de acordarme de decirte: ¡Te amo!

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. 
Después termina con la oración final.

Día 27º. LUNES CUARTO (31 de Marzo)



Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

No aceptar un "no". "En septiembre de 1980 -cuenta la Madre Teresa de Calcuta-, estuve en el Berlín Oriental, donde íbamos a abrir nuestra primera casa en un país bajo gobierno comunista. Llegué de Berlín Occidental con una hermana que debía quedarse allí para iniciar la labor. Habíamos solicitado el correspondiente visado, pero como no nos lo habían concedido todavía, le dijeron que sólo podría permanecer en el Berlín Oriental durante 24 horas; son muy estrictos en eso... Así pues, nos pusimos a rezar "Acordaos" a la Virgen, y al cabo de un rato, sonó el teléfono; no había nada que hacer: la hermana tendría que volverse conmigo... Pero como nunca aceptamos un "no" por respuesta, seguimos rezando y, al octavo "Acordaos", volvió a sonar el teléfono, lo cogí y una voz dijo: "Enhorabuena. Le han concedido el visado. Puede quedarse..." Le habían concedido un visado de seis meses, lo mismo que a otras hermanas. Al día siguiente, regresé a Berlín Occidental, dándole gracias a la Virgen".

Madre mía, auméntame la fe y que me dé cuenta de que las cosas que son para bien de Dios o de los demás, el "no" quiere decir "sigue rezando". Tú siempre nos escuchas.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras.
Después termina con la oración final.

Día 28º. MARTES CUARTO (1 de Abril)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

Apostolado. ¿Cuántos amigos has acercado a Dios este mes? ¿Y este año? ¿Y el año pasado? ¿Y en toda tu vida?

Mucha gente se piensa que ayudar a otras personas a ser mejores cristianos es tarea de sacerdotes y religiosos. ¡Nada más falso! Antes de subir a los cielos, Jesús dijo que debíamos ser testigos suyos hasta los últimos confines de la tierra. Ser testigos suyos significa hablar de Dios a nuestros amigos, invitarles a ir a Misa para recibir al Señor, preocuparnos y ocuparnos de su salud espiritual, animarles a ser mejores cristianos en cosas concretas, ayudarles a confesarse con frecuencia, rezar algo con ellos, y un larguísimo etcétera.
Puedes hablar ahora con Jesús de 3 amigos tuyos, pedirle por ellos, y ver qué puedes hacer por ayudarles para que se acerquen a Dios.

Después termina con la oración final.

Día 29º. MIÉRCOLES CUARTO (2 de Abril)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

Huellas en la nieve. En Logroño; un diciembre especialmente frío; la ciudad cubierta de nieve. El beato José María tiene unos 14 años y va camino del colegio. De pronto, algo llama poderosamente su atención: -Pero... ¿qué es eso? ¡Son huellas de pies descalzos que se alejan! ¿A quién pertenecerán?
A cierta distancia descubre un religioso carmelita descalzo que se dirige a su convento, situado en las afueras de la ciudad.
" ¡Son suyas!, se dice José María, ¡Pobre sacerdote! ¡cuánto frío estará pasando!"
Este hecho le remueve el corazón.
"Si ese carmelita es capaz de sacrificarse así por amor a Dios, ¿qué es lo que yo debo hacer por Él?

Nadie se da cuenta, pero a "partir de ese momento, siente grandes deseos de acercarse a Dios. Comienza a oír la Santa Misa y a comulgar a diario; a confesarse más a menudo; a ofrecer todos los días sacrificios por amor a Dios y a los demás."
Señor, y yo ¿qué deberé hacer por Ti?

Continúa hablándole a Dios con tus palabras
Después termina con la oración final.

Día 30º. JUEVES CUARTO (3 de Abril)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

Presencia de Dios. La madre que tiene el pequeño en la cuna, trabaja arreglando las cosas de la casa; plancha, limpia..., pero siempre está pendiente del hijo. Esta madre tiene presencia del hijo, no lo pierde de vista.

Lo mismo que esa madre podemos hacer nosotros con el Señor. Mientras estudiamos, mientras hacemos deporte, cuando estamos en clase, cuando vamos por la calle, a la hora de comer, al meternos en la cama, y en todas las circunstancias en que nos podamos encontrar, son situaciones en las que si nos empeñamos podemos hablar con el Señor, decirle una jaculatoria, pedirle ayuda, etc...

Si no tienes concretada una jaculatoria para repetir durante el día, la Cuaresma es buen momento para hacerlo, porque así el señor se sentirá más acompañado y más querido. Alguna jaculatoria puede ser: ¡Jesús te amo!, ¡Señor, perdóname porque soy un pecador! Y los días anteriores ya han salido buenas ocasiones para decir jaculatorias: al ver un crucifijo, visitar sagrarios cuando pasas cerca de una iglesia, al hacer un sacrificio, cuando te vienen a la cabeza excusas para no mortificarte, cuando ves que actúas con la ley del gusto.

Puedes hacer un poco de examen para ver cómo vas en eso. Señor, yo quiero acordarme y decirte muchas jaculatorias durante el día; recuérdamelo Tú. Y tú, ángel de mi guarda.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras
Después termina con la oración final.


Día 31º. VIERNES CUARTO (4 de Abril)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

Pureza. "Por defender su pureza, San Francisco de Asís se revolcó en la nieve, San Benito se arrojó a un zarzal , San Bernardo se zambulló en un estanque helado... Tú, ¿Qué has hecho?", escribía el beato José María.

Así huyeron de las ocasiones, y cortaron las tentaciones los santos. Tú, como ellos, tienes tentaciones. Madre mía, que como ellos sea fuerte para no ponerme en ocasión de pecado (no ver la tele solo, por ejemplo) y para cortar desde el principio las tentaciones. Cuando las tenga, rezará un bendita sea tu pureza, y, así contigo, seré más fuerte.

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.


Día 32º. SÁBADO CUARTO 5 de Abril


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

¡Qué error compararse con los demás! Pedro había sido un hombre muy favorecido por la vida. Había tenido unos padres cariñosos y una niñez feliz. Su mente era despierta y siempre sacó buenas notas. Tuvo éxito en la vida y su posición social era más que desahogada. Se casó con una mujer guapa, excelente ama de casa y buena madre de familia; además adoraba a Pedro a quien consideraba el mejor hombre del mundo... En resumen: Que tuvo una existencia feliz, en una atmósfera tranquila, libre de tensiones y de frustraciones. Su vida, pues, había sido irreprochable, gozando de una merecida buena reputación.

La vida de Juan había sido otra cosa. Tuvo una juventud amarga, pues sus padres se llevaban mal, discutían constantemente y amenazaban con separarse. Fuese por sus taras emocionales, fuese porque no era demasiado inteligente, sus notas eran casi siempre malas. Obtuvo a duras penas un título universitario casi por condescendencia, y luego un modesto empleo, justo para malvivir. Sin posibilidades para ahorrar, temía siempre caer enfermo o sufrir un accidente grave. Había vivido en un barrio modestísimo, ruidoso y poco recomendable, con casas antiguas y apiñadas. Su mujer era apática y además gruñona. Tal vez por eso Juan bebía demasiado, perdía los nervios con frecuencia y decía palabras malsonantes.

Ambos eran católicos y cumplían con sus deberes religiosos. Pedro iba a Misa y comulgaba a menudo; Juan, sólo los domingos, las fiestas de guardar y algunas otras fiestas señaladas. Dios se los llevó casi al mismo tiempo, y los dos comparecieron ante Él para ser juzgados. Fueron ambos al Cielo, pero el juicio les deparó sorpresas considerables. La de Pedro consistió en que no obtuvo el puesto que se esperaba. "Sí, fuiste bueno -le dijo Dios-, pero ¿cómo no ibas a serlo? Apenas tuviste contrariedades ni problemas. Tus pasiones eran por naturaleza moderadas y no tuviste en tu vida fuertes tentaciones. Has sido un hombre virtuoso, sí, pero debías haber sido un hombre santo.

Juan, por su parte, tuvo una sorpresa todavía mayor, porque pasó por delante y quedó situado más alto. Sin duda podías haber sido mejor -le dijo el Señor- pero, al menos, luchaste. No te compadeciste en exceso de ti mismo y nunca tiraste la toalla. Teniendo en cuenta tus insuficiencias y tus circunstancias, no lo hiciste mal del todo y aprovechaste muchas de mis gracias...

Tú, ¿por quién te ves representado? El Señor nos pide que seamos santos. No te compares con el resto de la gente pues puede sucederles lo que a Juan. Jesús, que sólo me compare contigo y que te imite en todo.
Continúa hablándole a Dios con tus palabras


Después termina con la oración final.

Continuará mañana, QUINTA SEMANA DE CUARESMA.

viernes, 28 de marzo de 2014

El Papa, Homilía en Santa Marta. 2014-03-28

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.


El Papa Francisco en Sta. Marta:
 Al sacar las cuentas Dios pierde, pero gana en el amor

El la homilía de este viernes: 
Dios es como el padre de la parábola del hijo pródigo, un padre que espera, perdona y hace fiesta   Tweet

Ciudad del Vaticano, 28 de marzo de 2014 (Zenit.org) Redacción | 973 hits

 Dios nos ama, "no sabe hacer otra cosa". Así lo ha afirmado el papa Francisco en la misa de esta mañana en Santa Marta. El Pontífice ha indicado que el Señor siempre nos espera y nos perdona, es "el Dios de la misericordia" que hace fiesta cuando volvemos a Él. Y ha añadido que Dios tiene nostalgia de nosotros cuando nos alejamos de Él.

El Santo Padre ha desarrollado su homilía tomando como referencia la primera lectura del día, del libro del profeta Oseas. El Señor nos habla con ternura --ha observado el Papa-- y "nos invita a la conversión" y si bien esta palabra nos "suene un poco fuerte", dentro contiene "esta nostalgia amorosa de Dios". Francisco ha hecho referencia a la exhortación del padre que le dice al hijo: "Vuelve, es hora de volver a casa". Por ello el Papa ha indicado que ya "solamente con esta palabra podemos pasar tantas horas de oración".

Así lo ha explicado: "Es el corazón de nuestro Padre, Dios es así: no se cansa, ¡no se cansa! Y durante tantos siglos ha hecho esto, a pesar de mucha apostasía, mucha apostasía del pueblo. Y él siempre vuelve, porque nuestro Dios es un Dios que espera. Desde aquella tarde en el paraíso terrestre. Adán salió del paraíso con dolor y también con una promesa. Y Él es fiel, el Señor es fiel a su promesa, porque no puede negarse a sí mismo. Es fiel. Y así nos ha esperado a todos nosotros, a lo largo de la historia. Es el Dios que nos espera, siempre".

Y ha recordado que el Evangelio de Lucas nos dice que el padre ve al hijo pródigo a lo lejos porque le esperaba. El padre "iba al camino todos los días a mirar si el hijo volvía. Esperaba. Y cuando lo vio, fue rápido" y "se le echó al cuello", ha señalado Francisco. El hijo había preparado las palabras para decir, pero el padre no le deja hablar, "con el abrazo le tapó la boca". Francisco ha observado que "este es nuestro Padre, el Dios que nos espera. Siempre".

'Pero, padre, yo tengo muchos pecados, no sé si Él estará contento', dirá alguien. "¡Pero inténtalo! si quieres conocer la ternura de este Padre, ve donde Él y prueba, después me lo cuentas", dijo.

Es el Dios de la misericordia: no se cansa de perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir el perdón, pero Él no se cansa. Setenta veces siete: siempre, adelante con el perdón. Y desde el punto de vista de una empresa, el balance es negativo. Él siempre pierde: pierde en el balance de las cosas, pero gana en el amor".

Francisco ha recordado que Dios es el primero que cumple el mandamiento del amor. "Él ama, no sabe hacer otra cosa", ha añadido. Y también ha señalado que "los milagros que Jesús hacía, con tantos enfermos eran también un signo del gran milagro que cada día el Señor hace con nosotros, cuando tenemos la valentía de levantarnos e ir donde Él". Y cuando esto sucede, Dios nos hace fiesta. "No como el banquete de ese hombre rico, que tenía en la puerta el pobre Lázaro", ha recordao, sino que "hace otro banquete, como el padre del hijo pródigo".

Para concluir Francisco ha afirmado que "'Y que tu florecerás como un lirio', es la promesa, 'Te haré fiesta'. 'Esparcirán tus semillas y tendrás la belleza del olivo y la fragancia del Líbano'. La vida de cada persona, de cada hombre, de cada mujer, que tiene la valentía de acercarse al Señor, encontrará la alegría de la fiesta de Dios. Así, que esta palabra nos ayude a pensar en nuestro Padre, Padre que nos espera siempre, que nos perdona siempre y que hace fiesta cuando volvemos".

lunes, 24 de marzo de 2014

El Papa Francisco en el Ángelus del domingo

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.

EL PAPA FRANCISCO
Francisco en el ángelus: 
'Cada encuentro con Jesús nos cambia la vida'
La misericordia es más grande que el prejuicio. Dejar de lado el ánfora nuestra y escuchar la voz de Jesús que nos ofrece otra agua
Por Redacción

 

CIUDAD DEL VATICANO, 23 de marzo de 2014 (Zenit.org) - En este tercer domingo de cuaresma el papa Francisco rezó en ángelus desde la ventana de su estudio que da hacia la plaza de San Pedro, ante miles de fieles allí reunidos. A continuación presentamos el texto completo de la palabras del Santo Padre.


“El evangelio de hoy nos presenta el encuentro de Jesús con la mujer samaritana, que sucedió en Sicar, junto a un antiguo pozo en el que la mujer iba cada día para buscar agua. Aquel día Jesús, sentado y cansado por el viaje la encontró.

Él enseguida le dijo: 'Dame de beber'. De esta manera superó la barrera de hostilidad que existía entre los judíos y samaritanos y rompió el esquema de prejuicios contra las mujeres. El simple pedido de Jesús es el inicio de un diálogo franco mediante el cual él, con gran delicadeza entra en el mundo interior de una persona a la cual, según los esquemas sociales, no debía ni siquiera dirigirle la palabra.

Entretanto Jesús lo hace. Jesús no tiene miedo y cuando ve a una persona no se queda atrás porque la ama, nos ama a todos, non se detiene nunca delante de una persona por prejuicios.

Jesús la pone delante a su situación, no juzgándola sino haciéndola sentir considerada, reconocida y suscitando así en ella el deseo de ir más allá de la rutina cotidiana.

Aquella sed de Jesús no era tanto sed de agua, sino de encontrar un alma que se había vuelto árida. Jesús tenía necesidad de encontrar a la Samaritana para abrirle el corazón: le pide de beber, para poner en evidencia la sed que había en ella misma. La mujer queda tocada por este encuentro: le dirige a Jesús aquellas preguntas profundas que todos tenemos adentro, pero que con frecuencia ignoramos.

También nosotros tenemos tantas preguntas para plantear y que no encontramos el coraje de dirigirlas a Jesús. La cuaresma es el tiempo oportuno para mirarnos adentro, hacer emerger nuestras necesidades espirituales mas verdaderas y pedir la ayuda del Señor con la oración. El ejemplo de la Samaritana no invita a expresarnos así: “Dame aquella agua que me quitará la sed por la eternidad”.

El evangelio nos dice que los discípulos se quedaron maravillados de que su Maestro hablara con aquella mujer. Pero el Señor es más grande que los prejuicios y no tuvo temor de detenerse con la Samaritana. La misericordia es más grande del prejuicio. Y Jesús es enormemente misericordioso.

El resultado de aquel encuentro junto al pozo fue que la mujer quedó transformada: 'Dejó su ánfora' con la cual iba a buscar el agua y corrió a la ciudad a contar su experiencia extraordinaria: 'He encontrado un hombre que me ha dicho todas las cosas que he hecho. Ojalá sea el mesías'. Está entusiasmada. Fue a buscar el agua del pozo y encontró otra agua, el agua de la vida de la misericordia que salpica vida eterna.

Ha encontrado el agua que siempre había buscado. Corre al pueblo, a aquella población que la juzgaba, condenaba y la repudiaba. Y anuncia que había encontrado al mesías. Uno que le ha cambiado la vida, porque cada encuentro con Jesús nos cambia la vida: siempre es un paso más cerca de Dios. Así cada encuentro con Jesús nos cambia la vida. Siempre es así.

En este evangelio encontramos también nosotros el estímulo de 'dejar nuestra ánfora', símbolo de todo lo que aparentemente es importante, pero que pierde el valor delante del “Amor de Dios”.

Todos tenemos una, o más de una. Yo les pregunto y me lo pregunto también a mi: ¿Cúal es esa ánfora que nos pesa. Esa que los aleja de Dios, dejémosla aparte y con el corazón escuchemos la voz de Jesús que nos ofrece otra agua: el agua que nos acerca al Señor. Estamos llamados a descubrir la importancia y el sentido de nuestra vida cristiana iniciada en el bautismo.

Y como la Samaritana debemos dar testimonio a nuestros hermanos de la alegría, la alegría del encuentro con Jesús. Porque como les he dicho, cada encuentro con Jesús nos cambia la vida, y también cada encuentro con Jesús nos llena de alegría, esa alegría interior que viene. Así es el Señor. Y contar cuantas cosas maravillosas sabe hacer el Señor en nuestros corazones cuando nosotros tenemos el coraje de dejar aparte nuestra ánfora".

A continuación el papa Francisco rezó el ángelus

Después el Santo Padre dijo:

"Ahora recordemos las dos frases: 'Cada encuentro con Jesús nos cambia la vida y cada encuentro con Jesús nos llena de alegría'. ¿La decimos juntos?: 'Cada encuentro con Jesús nos cambia la vida; cada encuentro con Jesús nos colma de alegría'. Es así.

Mañana es la Jornada Mundial de la Tuberculososis. Recemos por todas las personas afectadas por esta enfermedad y por quienes en diversos modos les apoyan.

El próximo viernes y sábado viviremos un momento especial llamado “24 horas por el Señor”. Iniciará con una celebración en la basílica de San Pedro, el viernes por la tarde, y después por la noche algunas iglesias del centro de Roma quedarán abiertas para la oración y las confesiones. Será -podemos llamarla así- será la fiesta del perdón, que se realizará también en muchas diócesis y parroquias del mundo. El perdón que nos da el Señor se tiene que festejar, como lo hizo el padre de la parábola del hijo pródigo, que cuando el hijo volvió al hogar el padre hizo fiesta, olvidándose de todos sus pecados. Será la fiesta del perdón.

Y ahora saludo de corazón a todos los fieles de Roma y peregrinos de tantos países, en particular de Zagreb y Zadara en Coracia, y de Bocholt en Alemania; a la escuela 'Capitanio' de Seto-Shi, en Japón; a los estudiantes del Illinois (Estados Unidos) y los de Ferro (España).

Un saludo particular dirijo a los maratonetas y a los organizadores de este hermoso evento deportivo de nuestra ciudad.

sábado, 22 de marzo de 2014

SEMANA TERCERA DE CUARESMA 2014 Nº 3

Temas sacerdotales y Homilías del Papa.


SEMANA TERCERA DE CUARESMA 2014 Nº 3


EXPLICACIÓN DE LA CUARESMA

UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DE LA CUARESMA 2014

Cuaresma - Oración - Conversión - Solidaridad - PascuaSe trata de que hagas oración cada día. Todos los días puedes empezar el rato de oración con la   "oración inicial para cada día"; después, leyendo con atención el "texto de cada día", charlas con Dios y con María; por último, terminar rezando la "oración final".

Dos ideas previas:

1. PROHIBIDO CORRER: Es corto; no tengas prisa en acabar. No es leer y ya está.

2. LO QUE NO ESTÁ ESCRITO: ¿Sabes qué es lo mejor de este texto? Lo que no está escrito y tú le digas; la conversación que tú, personalmente, tengas con Él.

ORACIÓN INICIAL  PARA CADA DÍA

Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte.

PEDIRTE la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio.

AGRADECERTE con obras lo mucho que me amas: ¡ Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí?  




ORACIÓN FINAL

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en la Cruz y escarnecido.
Muéveme ver tu cuerpo tan herido
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.



Día 19º. DOMINGO TERCERO (23 de Marzo)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary
Tres formas de hacer daño a Dios. Hay tres formas de hacer sufrir y llorar a una madre. Además de la más elemental, que sería atacarle a ella directamente: golpeándola o insultándola, hay otras dos en las que le podemos hacer sufrir igualmente. Una de ellas es hacer algo malo a mi hermano. Si yo le doy una paliza a un hermano mío, y mi madre se entera, le dolerá incluso más que si le maltrato a ella.
Otra forma de hacerle sufrir es hacer algo que sea malo para mí, algo que me empeore. Como mi madre me quiere eso le dolerá. Imagínate que ve cómo te cortas un brazo: no lo aguantaría.
Dios te ve siempre -no como un espía sino como alguien que te quiere mucho- y sufre cada vez que te ve hacer algo QUE HACE DAÑO A OTRA PERSONA, porque esa otra persona es hija de Él y cada vez que te ve HACERTE DAÑO A TI MISMO, y cada vez que te ve hacer algo QUE LE HACE DAÑO A ÉL. Por eso es bueno que todas las noches, cuando te acuestes, hagas un repaso del día, un examen de conciencia, y pidas perdón a Dios por esas cosas que Él ha visto y no le han gustado.

El examen de conciencia lo puedes hacer así: ¿Cómo me he portado con Dios? ¿Cómo me he portado con los demás? ¿Cómo me he portado conmigo mismo? Dios mío, a partir de ahora haré el examen todas las noches. Y te pediré perdón por el daño que haya hecho cada día de alguna de estas tres formas. Y también te agradeceré tu compañía. ¡Recuérdamelo!, y gracias.

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído.
 Después termina con la oración final.


Día 20º. LUNES TERCERO (24 de Marzo)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary
El pobre es el egoísta. "Hay diversas clases de pobreza -cuenta la madre Teresa de Calcuta-. En la India hay gente que muere de hambre. Un puñado de arroz es precioso, valiosísimo. En los países occidentales, sin embargo, no hay pobreza en ese sentido. Nadie muere de hambre y ni siquiera abundan los pobres como en la India... Pero existe otra clase de pobreza, la del espíritu que es mucho peor. La gente no cree en Dios, no reza, no ama, va a lo suyo... Es una pobreza del alma, una sequedad del corazón que resulta mucho más difícil de "remediar".

¿Puedes tener tú esa pobreza? Pídeles a Jesús y a María que nunca caigas en esa pobreza de espíritu; que te ayuden a quererles cada día más y a acudir a ellos ante cualquier necesidad, y que te ayuden a querer a los demás. ¡Jesús, María, que no olvide rezar ni por la noche ni al levantarme! Que sea generoso: porque el verdaderamente "pobre" es el egoísta.

Continúa hablando a Dios con tus palabras
Después termina con la oración final.


Día 21º. MARTES TERCERO (25 de Marzo)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

Confesiones descuidadas. Cuentan que un obrero había encontrado un billete de mil dólares; no le llamó mucho la atención porque en América los billetes son iguales aunque tengan más valor y aquel papelito no le impresionó demasiado. Se lo guardó en un bolsillo, varios días más tarde, al pasar por un Banco, entró a preguntar cuánto valía.

Casi se desmaya cuando se lo dijeron, pues la suma equivalía a tres meses de su jornal...

No es raro encontrarse con gente que no sabe lo que tiene; puede ser un cuadro de un pintor famoso, un objeto antiguo, unas monedas raras, unos sellos valiosísimos... Cuando nos enteramos, solemos sentir una especie de envidia. No se nos ocurre pensar que nosotros también tenemos un tesoro que quizá no apreciamos: El Sacramento de la Penitencia. Tal vez al recibirlo frecuentemente y sepamos que no sólo sirve para perdonar los pecados graves, sino también los leves; que aumenta la gracia santificante y nos proporciona una gracia especial para rechazar las tentaciones... Sin embargo, a lo mejor nos parece que no nos aprovecha demasiado, que no nos hace mejores; que nos acusamos una y otra vez de los mismos pecados, inútilmente... Si eso pensamos, lo más probable es que nuestras confesiones no sean buenas. La Penitencia es un sacramento que Jesús pagó con su vida. Debemos cuidar todo lo que tiene que ver con la confesión.

¿Hago bien el examen? ¿Pido perdón con dolor? ¿Digo los pecados en concreto y también los veniales? ¿Hago propósito de no volver a cometerlos? ¿Cumplo la penitencia?

Continúa hablándole a Dios con tus palabras
Después termina con la oración final.


Día 22º. MIÉRCOLES TERCERO (26 de Marzo)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

Desagravio. ¡Señor perdónales porque no saben lo que hacen! Estas fueron casi las últimas palabras que Jesús dijo antes de morir en la Cruz. Dios perdona siempre que le pedimos perdón, pero desafortunadamente no todos los hombres tienen la costumbre de pedir perdón y de terminar con cosas o actitudes que ofendan al Señor. Ese cine que proyecta películas desaconsejadas, una conversación salida de tono, cuando se leen noticias en las que se informa de alguien que asesina o secuestra, cuando te enteras de alguien que roba o engaña, cuando pasas por delante de uno de esos sitios en los que se ofende a Dios, ¿te acuerdas de pedir perdón por esa gente que no sabe lo que hace? ¡Jesús perdónales porque no se dan cuenta!

Coméntale a Dios con tus palabras algo de o que has leído. 
Después termina con la oración final.


Día 23º. JUEVES TERCERO (27 de Marzo)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

Héroes anónimos. "Soy consciente, rezaba Newman, de que a pesar de mis faltas, deseo vivir y morir para gloria de Dios. Deseo entregarme completamente a Él como instrumento suyo para la tarea que quiera y a costa de cualquier sacrificio personal".

Hoy puedes hacer tuya la oración de Newman, converso inglés que tanto hizo por la Iglesia de su país: ¡Señor, aunque no valga nada, aquí estoy para hacer, por Ti, lo que quieras!

Te copio parte de un artículo de B. Tierno y te animo a que quieras ser, haciendo favores "normales", un héroe anónimo: "Jamás pensé que estar en contacto con la enfermedad y el sufrimiento de los demás podría hacerme tanto bien. Estando de camillero en Lourdes, una señora, medio ciega y sin piernas, rezaba el rosario. Como advertí preocupación en su rostro, le pregunté qué le apenaba. Ella me respondió: "Me entristece este pobre hombre de la camilla de al lado". Se me hizo un nudo en la garganta y pensé, ¡Dios mío! Ella sí que está físicamente mal y, sin embargo, no piensa en sí misma.

Esta aleccionadora experiencia me la contaba hace unos días en San Sebastián el propio protagonista, Luis, un hombre de mediana edad que, desde hace años, junto con su esposa, asiste como camillero voluntario a los enfermos que peregrinan a Lourdes. Tantas personas anónimas, la mayoría donantes de sangre, como Luis, que no desaprovechan la menor ocasión que se les presenta para ayudar según sus posibilidades, son héroes anónimos.

Tú nos explicaste que lo que hacemos con los demás lo hacemos contigo. Por eso trataré de ser generoso, Jesús, con los demás. En concreto estos días de Cuaresma procuraré hacer muchos favores. Recuérdamelo, por favor, y que sepas que los haré por amor a ti y a ellos. ¡Cada día, al menos, un buen favor!

Continúa hablándole a Dios con tus palabras
Después termina con la oración final.


Día 24º. VIERNES TERCERO (28 de Marzo)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

Acción de Gracias. Como sabes, cuando comemos algo, durante un rato sigue siendo lo que es, pero pasado un tiempo pierde su identidad y lo convertimos en organismo de nuestro cuerpo. Por eso, después de comulgar y por un tiempo aproximado de diez minutos, tenemos a Jesús dentro de nosotros, al mismo que convertía el agua en vino, que sanaba a ciegos y cojos, al mismo que murió clavado en la Cruz para perdonarnos de nuestros pecados. Por eso, ¿por qué no aprovechas al acabar la Misa para quedarte un rato sentado hablando tranquilamente con Él, que está físicamente dentro de ti? Es el mejor momento para darle gracias por todo lo que te ha dado en tu vida, para pedirle por tus familiares y amigos, para pedirle perdón por tus pecados y para pedirle que te ayude a sacar adelante aquellas cosas que necesitas.
¡Gracias, perdón y ayúdame más!

Continúa hablándole a Dios con tus palabras
Después termina con la oración final.


Día 25º. SÁBADO TERCERO (29 de Marzo)


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

Saludar Sagrarios. Muchos decían a santa Teresa que les hubiese gustado vivir en los tiempos de Jesús. Ella les respondía que no entendía bien por qué, pues poca o ninguna diferencia había entre aquel Jesús y el Jesús que está en el Sagrario.

Dale gracias por haberse quedado. Pero dáselas con obras. Cada vez que haces una genuflexión delante del Sagrario, que la hagas bien y diciéndole por dentro: ¡te amo, Jesús; gracias! Que comulgues bien preparado y muchas veces, siempre que te sea posible. Que le visites todos los días...

Si cuando realizas un viaje en coche, en metro, en autobús, te fijaras en la cantidad de iglesias que dejas por el camino, te darías cuenta de que el Señor está en muchos sagrarios que te pasan desapercibidos. Pero no hace falta irse de viaje. Tenemos al Señor muy cerca de nosotros: en el oratorio del colegio, en la iglesia que podamos tener al lado de casa...

Te recomiendo un propósito: cada vez que pases cerca de una iglesia dile al Señor en el sagrario: ¡Jesús, sé que estás ahí!; o le puedes rezar una comunión espiritual: Yo quisiera, Señor, recibiros, con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras
Después termina con la oración final.



Continuará mañana, CUARTA SEMANA DE CUARESMA