sábado, 12 de septiembre de 2015

Homilías del Papa 10 y 11 de septiembre 2015 en Santa Marta

Homilías del Papa y Temas sacerdotales


Quien no perdona no es cristiano, 
recordó el Papa en su homilía



2015-09-10 Radio Vaticana
Binomio paz-reconciliación

(RV).-  Paz y reconciliación. El Papa Francisco desarrolló su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta partiendo de este binomio. El Pontífice condenó a cantos producen armas para matar en las guerras, y también puso en guardia contra los conflictos que se producen dentro de las comunidades cristianas. Además, el Santo Padre hizo una nueva exhortación a los sacerdotes a ser misericordiosos como lo es el Señor.

Jesús es el Príncipe de la paz porque genera paz en nuestros corazones. El Papa Francisco se inspiró en las lecturas del día para detenerse en el binomio paz-reconciliación. También formuló la pregunta de si solemos agradecer este don de la paz que hemos recibido en Jesús. Y afirmó que la paz “ha sido hecha, pero no ha sido aceptada”.

Basta de producir armas, la guerra aniquila
También hoy, todos los días, “en los telediarios, en los periódicos  – constató con amargura el Pontífice – vemos que hay guerras, vemos las destrucciones, el odio y la enemistad”.

“También hay hombres y mujeres que trabajan tanto – ¡pero trabajan tanto! – para fabricar armas para matar, armas que al final terminan bañadas en la sangre de tantos inocentes, de tanta gente. ¡Existen las guerras! ¡Existen las guerras y existe esa maldad de preparar la guerra, de construir armas contra el otro, para matar! La paz salva, la paz te hace vivir, te hace crecer; la guerra te aniquila, te lleva hacia abajo”.

Quien no sabe perdonar, no es cristiano
Sin embargo – explicó el Santo Padre – la guerra no es sólo ésta, “está también en nuestras comunidades cristianas, entre nosotros”. Y éste –  subrayó Francisco – es el “consejo” que hoy nos da la liturgia: “Hagan la paz entre ustedes”. Y añadió que el perdón  “es la palabra clave”: “Como el Señor los ha perdonado, así hagan también ustedes”.

“Si tú no sabes perdonar, no eres cristiano. Serás un buen hombre, una buena mujer… Pero no haces lo que ha hecho el Señor. Y también: si tú no perdonas, no puedes recibir la paz del Señor, el perdón del Señor. Y cada día, cuando rezamos el Padrenuestro: ‘Perdónanos, como nosotros perdonamos…’. Es un ‘condicional’. Tratamos de ‘convencer’ a Dios que somos buenos, como nosotros somos buenos perdonando: al revés. Palabras, ¿no? Como cantaba aquella bella canción: ‘Palabras, palabras, palabras’, ¿no? Creo que la cantaba Mina… ¡Palabras! ¡Perdónense! Como el Señor los ha perdonado, así hagan ustedes”.

La lengua destruye, hace la guerra
Hay necesidad de “paciencia cristiana”, reafirmó el Pontífice. Y añadió: “Cuántas mujeres heroicas hay en nuestro pueblo que soportan por el bien de la familia y de los hijos, tantas brutalidades, tantas injusticias: soportan y van adelante con la familia”. Cuántos hombres “heroicos hay en nuestro pueblo cristiano – prosiguió diciendo Francisco  – que soportan levantarse temprano por la mañana para ir al trabajo  – tantas veces un trabajo injusto, mal pagado – para regresar por la noche, para mantener a la esposa y a los hijos. Estos son los justos”. Pero – añadió –  también están aquellos que “hacen trabajar la lengua y hacen la guerra”, porque  “la lengua destruye, ¡hace la guerra!”. Hay otra palabra clave –  dijo también el Santo Padre – “que dice Jesús en el Evangelio”: “misericordia”. Es importante “comprender a los demás, no condenarlos”.

Sacerdotes sean misericordiosos, no bastoneen a la gente en el confesionario
“El Señor, el Padre es tan misericordioso – afirmó también el Pontífice – siempre nos perdona, siempre quiere hacer la paz con nosotros”. Pero “si tú no eres misericordioso – advirtió el Papa – corres el riesgo de que el Señor no sea misericordioso contigo, porque nosotros seremos juzgados con la misma medida con la que juzgamos a los demás”:

“Si tú eres sacerdote y no te sientes capaz de ser misericordioso, dile a tu obispo que te dé un trabajo administrativo, pero ¡por favor, no vayas al confesionario! ¡Un sacerdote que no es misericordioso hace tanto mal en el confesionario! Bastonea a la gente. ‘No, Padre, yo soy misericordioso, pero soy un poco nervioso…’. ‘Es verdad… Antes de ir al confesionario ¡ve al médico para que te dé una pastilla contra los nervios! ¡Pero sé misericordioso!’. Y también misericordiosos entre nosotros. ‘Pero aquel ha hecho esto… ¿Yo qué cosa he hecho?’; ‘¡Aquel es más pecador que yo!’: ¿Quién puede decir esto, que el otro es más pecador que yo? ¡Nadie puede decir esto! Sólo el Señor sabe”.

El Obispo de Roma también puso de manifiesto que como enseña San Pablo, es necesario revestirse con “sentimientos de ternura, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de magnanimidad”. Y reafirmó que éste es el “estilo cristiano”, “el estilo con el que Jesús ha hecho la paz y la reconciliación”. “No es la soberbia, no es la condena, no es hablar de los demás”.

Y concluyó diciendo: “Que el Señor nos dé a todos nosotros la gracia de soportarnos recíprocamente, de perdonar, de ser misericordiosos, como el Señor es misericordioso con nosotros”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)





Francisco: Atentos a no ser hipócritas, 
incluido el Papa
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2015-09-11 Radio Vaticana


(RV).-  Para ser misericordiosos con los demás, debemos tener el coraje de acusarnos a nosotros mismos. Lo subrayó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice destacó que debemos aprender a no juzgar a los demás, puesto que de lo contrario nos volvemos hipócritas. Y advirtió que se trata de un riesgo que todos corremos, a partir del Papa.

Generosidad del perdón, generosidad de la misericordia
El Papa Francisco subrayó que en estos días la Liturgia nos ha hecho reflexionar sobre el estilo cristiano revestido con sentimientos de ternura, bondad y mansedumbre exhortándonos a soportarnos recíprocamente.

Tener el valor de acusarnos a nosotros mismos
El Señor – prosiguió diciendo el Santo Padre – nos habla de la “recompensa”: “No juzguen, no serán juzgados. No condenen y no serán condenados”:

“Nosotros podemos decir: ‘Pero, es bello esto, ¡eh!’. Y cada uno de ustedes puede decir: ‘Pero Padre, es bello, ¿pero cómo se hace, cómo se comienza, esto? ¿Y cuál es el primer paso para ir por este camino?’. El primer paso lo vemos hoy, tanto en la primera Lectura, como en el Evangelio. El primer paso es la acusación de sí mismos. El coraje de acusar  a sí mismos, antes que acusar a los demás. Y Pablo alaba al Señor porque lo ha elegido y da gracias porque ‘me ha dado confianza poniéndome a su servicio, porque yo era’ ‘un blasfemador, un persecutor y un violento’. Pero hubo misericordia”.

Estar atentos para no ser hipócritas, del Papa hacia abajo
“San Pablo – añadió el Pontífice – nos enseña a acusarnos a nosotros mismos. Y el Señor, con aquella imagen de la paja que está en el ojo de tu hermano y de la viga que está en el tuyo, nos enseña lo mismo”. Es necesario quitar primero la viga del propio ojo, acusarse a sí mismos. “Primer paso – reafirmó Francisco – acúsate a ti mismo” y no te sientas “un juez para quitar la paja de los ojos de los demás”:

“Y Jesús usa aquella palabra que sólo utiliza con los que tienen doble cara, doble alma: ‘¡Hipócrita!’. Hipócrita. El hombre y la mujer que no aprenden a acusarse a sí mismos se vuelven hipócritas. Todos, ¡eh! Todos. Comenzando por el Papa: todos. Si uno de nosotros no tiene la capacidad de acusarse a sí mismo y después decir, si es necesario, a quien se deben decir las cosas de los demás, no es cristiano, no entra en esta obra tan bella de la reconciliación, de la pacificación, de la ternura, de la bondad, del perdón, de la magnanimidad, de la misericordia que nos ha traído Jesucristo”.

Detengámonos a tiempo cuando estamos a punto de hablar mal de los demás
El primer paso, por lo tanto – reafirmó el Obispo de Roma –  es pedir “la gracia al Señor de una conversión” y “cuando estoy a punto de pensar en los defectos de los demás, detenerme”:

“Cuando tengo ganas de decir a los demás los defectos de otros, detenerse. ¿Y yo? Y tener el coraje que tiene Pablo, aquí: ‘Yo era un blasfemo, un persecutor, un violento’… ¿Pero cuántas cosas podemos decir de nosotros? Ahorremos los comentarios sobre los demás y hagamos comentarios sobre nosotros mismos. Y éste es el primer paso por este camino de la magnanimidad. Porque el que sabe mirar sólo las pajitas en el ojo del otro, termina en la mezquindad: un alma mezquina, llena de pequeñeces, llena de charlas”.

El Papa Bergoglio concluyó su homilía invitando a pedir al Señor la gracia “de seguir el consejo de Jesús: ser generosos en el perdón, ser generosos en la misericordia”. Para canonizar “a una persona – dijo – hay todo un proceso, hay necesidad del milagro, y después la Iglesia” la proclama santa. “Pero  – añadió el Santo Padre – si se encontrara a una persona que jamás, jamás, jamás, haya hablado mal de otro, se la podría canonizar inmediatamente”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)

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