Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Francisco \ Encuentros y Eventos
Sean testigos del Resucitado,
el Papa a los
nuevos Obispos
Audiencia del Papa a los nuevos obispos. -
ANSA
10/09/2015 15:13SHARE:
(RV).- Cuiden a los “hermanos lejanos” que no
conocen a Jesús o lo han “rechazado siempre”: fueron las palabras del Papa al
recibir hoy a los nuevos obispos nombrados durante el curso del año, llegados a
Roma para vivir algunas jornadas de profundización y participación promovidas
por la Congregación para los Obispos y por la Congregación para las Iglesias
Orientales, guiadas por los cardenales Marc Ouellet y Leonardo Sandri.
¡La paz esté con ustedes! Así comenzó el Papa
Francisco su discurso, “estoy contento de poder saludarlos con el mismo saludo
con el cual Cristo Resucitado se dirigió a los discípulos, reunidos en el
Cenáculo al anochecer del “día después del sábado”. Francisco relató cómo Jesús
con su llegada atravesó “las puertas del temor de los discípulos” y soplando
sobre ellos les entregó al Espíritu Santo, les encomendó la misión de dispensar
en el mundo el perdón y la misericordia del Padre y les hizo volver a encontrar
la paz que habían perdido desde que lo habían abandonado.
“Ustedes son obispos de la Iglesia –
prosiguió el Papa – recientemente llamados y consagrados. Han venido de un
irrepetible encuentro con el Resucitado. Atravesando los muros de su
impotencia, Él los ha alcanzado con su presencia".
Testigos de Jesús Resucitado
“Ustedes son, entonces, testigos del
Resucitado. Es ésta su principal e insustituible tarea”, les dijo el Papa,
recordándoles que a ellos “está confiada la predicación de la realidad que
sostiene todo el edificio de la Iglesia: “¡Jesús ha resucitado!” “¡También
nosotros resucitaremos con Cristo!” El Obispo de Roma afirmó “que no se trata
de una proclamación obvia ni fácil” ya que muchos “capturados por el cínico
cálculo de la propia sobrevivencia, se han vuelto indiferentes” e “impermeables
a la misma posibilidad de la vida que no muere”.
¿Cómo podremos – se preguntó el Papa –
enfrentar el difícil presente si se desvanece en nosotros el sentido de
pertenencia a la comunidad del Resucitado? ¿Cómo podremos donar al mundo lo que
tenemos de más valioso?
Su pensamiento fue entonces a los dramáticos
desafíos como la globalización, que acerca lo que está lejano y por otra parte
separa a quien está cercano; el fenómeno de las migraciones, el ambiente
natural amenazado por la explotación predatoria; el desconcierto de tantos
jóvenes y la soledad de los ancianos.
"Con tal agenda de tareas, no quisiera
asustarlos ni asustarme" – dijo Francisco – “me importa solamente
entregarlos, una vez más, a la alegría del Evangelio. Y como sucedió a los
apóstoles, los invitó a alegrarse también ellos mientras se entregan “por sus
Iglesias particulares”. “¡No se dejen desvalijar de un tal tesoro!” – los
exhortó.
Ningún ámbito de la vida debe ser excluido
del interés del corazón del Pastor – prosiguió el Papa – y los invitó a no
descuidar las múltiples realidades del rebaño, a no renunciar a los encuentros
e invitar a todos a la misión.
Obispos pedagogos
“Para quienes son de casa – prosiguió el
Pontífice – frecuentan sus comunidades y se acercan a la Eucaristía, los invito
a hacerse Obispos pedagogos, guías espirituales y catequistas capaces de
tomarlos por la mano y hacerlos salir su Tabor, guiándoles al conocimiento del
misterio que profesan, al esplendor del rostro divino escondido en la Palabra
que quizás vagamente se han acostumbrado a escuchar sin captar la
potencia”. Y los invitó a remover con
delicadeza y cuidado la cera que se deposita lentamente en las orejas y les
impide escuchar a Dios que afirma: “Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo
puesta mi predilección”. “Es la alegría que arrastra, que encanta – dijo – sin
alegría el cristianismo se agota en fatiga: en pura fatiga”.
Obispos mistagogos
En segundo lugar, el Papa ha recordado “a las
personas bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo”. Algunos – afirmó
– “se han alejado porque se desilusionaron de las promesas de la fe o porque el
camino para alcanzarlas parecía demasiado exigente”. “Sean obispos capaces de interceptar su
camino – dijo – vuélvanse también ustedes viandantes aparentemente perdidos,
preguntando qué sucedió en la Jerusalén de su vida”. Y los invitó a dejar,
discretamente, desahogar su corazón enfriado, sin escandalizarse de su dolor o
de sus desilusiones. “Dediquen tiempo para encontrarlos en la calle de su
Emaús”. "Dispensen palabras que les rebelen lo que todavía son incapaces
de ver: la potencialidad escondida en sus mismas desilusiones”. El Pontífice
invitó a ‘vigilar’ para que no se insinúe peligrosamente en sus comunidades la
soberbia de los “hijos más grandes” que vuelve incapaces de alegrarse con quien
“estaba perdido y ha sido encontrado”.
Obispos misioneros
Finalmente, “como pastores misioneros de la
gratuita salvación de Dios” el Obispo de Roma los invitó a que “busquen también
a quien no conoce a Jesús o lo ha siempre rechazado”.
“No es verdad que podemos prescindir de estos
hermanos alejados. No nos está permitido remover la inquietud por su suerte” –
aclaró. Ocuparnos de su auténtico y definitivo bien, podría abrir una brecha en
el perímetro cercado de su autarquía” y “viendo en nosotros al Señor que los
interpela, quizás tendrán el coraje de responder a la invitación divina. El
Papa explicó que si esto sucediera, nuestras comunidades se verían enriquecidas
por lo que ellos tienen para compartir “y nuestro corazón de pastores se
alegrará de poder repetir: hoy la salvación entró en esta casa".
Este horizonte – puntualizó – prevalezca en
nuestra mirada de pastores en el inminente Año Jubilar de la Misericordia que
nos preparamos a celebrar”.
(MCM-RV)
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