Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Papa:
Iglesia y ministros de Jesús,
sirviendo a Dios y no al dinero
2015-11-06
Radio Vaticana
El
Papa cuenta la alegría de encontrar a siervos que sirven:
es la alegría de la
Iglesia
(RV).-
Todos los cristianos, obispos,
sacerdotes y monjas venzan la tentación de una doble vida, Jesús llama a
la Iglesia a servir y no a servirse de, pidamos al Señor esta gracia. Son
exhortaciones del Papa Francisco en su homilía en la Misa que celebró en Capilla
de la Casa de Santa Marta.
El
cristiano está llamado a servir, no a servirse de los demás
Poniendo
en guardia contra los ‘trepadores’, ‘apegados al dinero’ que hacen tanto daño a
la Iglesia y recordando a los numerosos ‘siervos que sirven’, el Santo Padre
habló de la contraposición de dos figuras de siervos. Y destacó la grandeza de
San Pablo, que se entregó al servicio siempre, acabando en Roma, donde fue traicionado por algunos de los suyos. La
grandeza del Apóstol de las gentes provenía de Jesús, reiteró el Papa, haciendo
hincapié en que Dios le había dado la gracia de ser ministro de Jesucristo,
siervo para servir:
«Les
digo cuánta alegría me da, que me conmuevo, cuando a esta Misa vienen algunos
curas y me saludan: ‘Padre, vine a ver a mi gente, porque desde hace 40 años
soy misionero en Amazonia’... O una monja que dice: ‘trabajo desde hace 30 años
en un hospital en África…’ O cuando veo siempre sonriendo a una monjita que
desde hace 30, 40 años atiende a discapacitados en un hospital. Esto se llama
servir, ésta es la alegría de la Iglesia: ir siempre más allá, ir más allá y
dar la vida. Esto es lo que hizo Pablo: servir».
No
a los trepadores apegados al dinero en la Iglesia, como pide Jesús
El
Papa recordó la radicalidad del Evangelio, la llamada de Jesucristo:
«También
en la Iglesia hay quienes, en lugar de servir, de pensar en los demás, se
sirven de la Iglesia: los trepadores, los apegados al dinero. Y cuántos
sacerdotes, obispos hemos visto así. Es triste decirlo ¿no? La radicalidad del
Evangelio, la llamada de Jesucristo: servir, estar al servicio de, no
detenerse, ir más allá, olvidándose de sí mismos. Y la comodidad del estatus:
he logrado un estatus y vivo cómodamente sin honestidad, como esos fariseos, de
los que habla Jesús, que se paseaban en las plazas, haciéndose ver por los
demás».
Tras
reiterar que Jesús nos muestra el modelo de Pablo, alentó a pedir la gracia de
vencer toda tentación de una doble vida:
«Sin
embargo, cuando la Iglesia es tibia, ensimismada, incluso con afán de negocios
sin escrúpulos, no se puede decir que es una Iglesia que ministra, que está al
servicio, sino que se sirve de los demás. Que el Señor nos de la gracia que dio
a Pablo, ese punto de honor de ir adelante siempre, renunciando a las
comodidades tantas veces, y que nos salve de las tentaciones, de estas
tentaciones que en el fondo son tentaciones de una doble vida: me hago ver como
ministro, como el que sirve, pero en el fondo me sirvo de los demás.
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