Homilías del Papa y Temas sacerdotales
¡Usar
el nombre de Dios
para
justificar el odio y la violencia es una blasfemia!
dijo
Francisco en el Ángelus
Oración
en Paris por los muertos - EPA
15/11/2015
12:24SHARE
(RV).-
“¡Usar el nombre de Dios para justificar el camino del odio es una blasfemia!”
El Papa recuerda y ora por las víctimas de París al final del Ángelus
La
multitud congregada en la Plaza de San Pedro hizo suyo el pedido del Obispo de
Roma de elevar una oración coral por las víctimas de los recientes antentados
en París: los muertos y heridos, así como sus familiares. Al final de la
oración mariana el Papa tuvo unas sentidas palabras recordando la noche de
terror vivida en la capital francesa el pasado viernes. Ante la barbarie del
delito perpetrado, Francisco se preguntó “cómo el corazón del hombre pueda
idear y realizar actos tan horribles, que han asolado no solamente a Francia
sino también al mundo entero”. “Los problemas de la humanidad no se resuelven
siguiendo el camino de la violencia y del odio”, recordó luego el Papa, subrayando
enérgicamente que “usar el nombre de Dios para justificar este camino es una
blasfemia”, y pidiéndole a Maria, la
“Madre de la misericordia”, suscitar en los corazones de todos los hombres
“pensamientos de sabiduría y propósitos de paz”.
Palabras
del Papa Francisco después del rezo del Ángelus
Queridos
hermanos y hermanas, deseo expresar mi dolor por los ataques terroristas que en
la noche del viernes han ensangrentado a Francia, causando numerosas víctimas.
Expreso mis más fraternas condolencias al Presidente de la República Francesa y
a todos los ciudadanos. De manera particular a los familiares de todos aquellos
que han perdido la vida y a los heridos.
Tanta
barbarie nos deja consternados y nos hace preguntarnos cómo el corazón del
hombre pueda idear y realizar actos tan horribles, que han asolado no solamente
a Francia sino también al mundo entero. Ante tales hechos, no se puede no
condenar la incualificable afrenta a la dignidad de la persona humana. Deseo
volver a afirmar con vigor que ¡el camino de la violencia y del odio no
resuelve los problemas de la humanidad! Y que utilizar el nombre de Dios para
justificar este camino ¡es una blasfemia!
Los
invito a unirse a mi oración: confiemos a la misericordia de Dios las víctimas
inermes de esta tragedia. Que la Virgen Maria, Madre de la misericordia,
suscite en los corazones de todos pensamientos de sabiduría y propósitos de
paz. Pidámosle a ella proteger y velar sobre la querida Nación francesa, la
primera hija de la Iglesia, sobre Europa y sobre el mundo entero. Todos juntos
recemos un momento en silencio y después el Ave Maria.
Ave
Maria…
Ayer,
en Três Pontas, en el Estado de Minas Gerais en Brasil, ha sido proclamado
beato don Francisco de Paula Victor, sacerdote brasileño de orígen africano,
hijo de una esclava. Párroco generoso y vigoroso en la catequesis y en la
administración de los sacramentos, se distinguió sobre todo por su gran
humildad. Que su extraordinario testimonio pueda servir de modelo para tantos
sacerdotes, llamados a ser humildes servidores del pueblo de Dios.
Saludo
a todos ustedes, familias, parroquias, asociaciones y fieles individuales, que
han venido de Italia y de muchas partes del mundo. De manera particular, saludo a los peregrinos
provenientes de Granada, Málaga, Valencia y Murcia (España), San Salvador y
Malta; a la asociación “Acompañantes Santuarios Marianos en el Mundo” y al
Instituto secular “Cristo Rey”.
A
todos les deseo un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí.
¡Buen almuerzo y hasta la próxima!
(Raúl
Cabrera - Radio Vaticana)
Nuestra
meta es el encuentro
con el misterio de la persona de Jesús resucitado
y su
regreso victorioso,
el Papa en Ángelus
La
meta es el encuentro con una persona: Jesús - RV
15/11/2015
11:32SHARE:
(Radio
Vaticana).- Nuestra meta final es el encuentro con el Señor resucitado.
Nosotros no esperamos un día o un lugar, “nos encontramos con una persona:
Jesús. Por lo tanto, el problema no es “cuándo” sucederán las señales
premonitorias de los últimos tiempos, sino el que nos encuentre preparados",
dijo Francisco en su reflexión previa a la oración del ángelus del domingo 15
de noviembre de 2015, ante una plaza de san Pedro repleta de peregrinos y files
que llegaron para escucharlo, rezar con él y recibir su bendicón.
Por
esto, insistió el Obispo de Roma en que "no se trata ni si quiera de saber
“cómo” sucederán estas cosas, sino de “cómo” debemos comportarnos, hoy en su
espera. Estamos llamados a vivir el presente, construyendo nuestro futuro con
serenidad y confianza en Dios"."Nuestra esperanza tiene un rostro: el
rostro del Señor resucitado, que viene “lleno de poder y de gloria”, que
manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección. El triunfo de
Jesús al final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración de
que el sacrificio de sí mismo por amor del próximo y a imitación de Cristo, es
el único poder victorioso y el único punto fijo en medio de la confusión y
tragedias del mundo". jesuita Guillermo Ortiz
Texto
completo de la reflexión del Papa traducido del original italiano
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El
Evangelio de este penúltimo domingo del año litúrgico propone una parte del
discurso de Jesús, sobre los últimos eventos de la historia humana, orientada
al pleno cumplimiento del Reino de Dios (cfr Mc 13,24-32). Es un discurso que
Jesús hizo en Jerusalén, antes de su última Pascua. Contiene algunos elementos
apocalípticos, como guerras, hambrunas, catástrofes cósmicas: dice “el sol se
oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los
astros se conmoverán”. Sin embargo, estos elementos no son la cosa esencial del
mensaje. El núcleo central en torno al cual gira el discurso de Jesús es Él
mismo, el misterio de su persona y de su muerte y resurrección, y su regreso al
final de los tiempos.
Nuestra
meta final es el encuentro con el Señor resucitado. Yo les quisiera preguntar,
¿cuántos de ustedes piensan esto? Habrá un día en que yo me encontraré cara a
cara con el Señor. Y ésta es nuestra meta: este encuentro. Nosotros no esperamos
un tiempo o un lugar, nos encontramos con una persona: Jesús. Por lo tanto, el
problema no es “cuándo” sucederán las señales premonitorias de los últimos
tiempos, sino el hacer que nos encuentre preparados. Y no se trata ni si quiera de saber “cómo”
sucederán estas cosas, sino “cómo” debemos comportarnos, hoy, en su espera.
Estamos llamados a vivir el presente, construyendo nuestro futuro con serenidad
y confianza en Dios.
La parábola de la higuera que germina, como símbolo del
verano ya cercano, (cfr vv. 28-29), expresa que la prospectiva del final no nos
desvía de la vida presente, sino que nos hace mirar nuestros días con una
óptica de esperanza. Es esa virtud tan difícil de vivir: la esperanza, la más
pequeña de las virtudes, pero la más fuerte. Y nuestra esperanza tiene un
rostro: el rostro del Señor resucitado, que viene “lleno de poder y de gloria”,
que manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección. El
triunfo de Jesús al final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración
de que el sacrificio de sí mismo por amor del prójimo y a imitación de Cristo,
es el único poder victorioso y el único punto fijo en medio de la confusión y
tragedias del mundo.
El
Señor Jesús no es sólo el punto de llegada de la peregrinación terrena, sino
que es una presencia constante en nuestra vida, siempre está a nuestro lado,
siempre nos acompaña; por esto cuando habla del futuro y nos impulsa hacia
aquel, es siempre para reconducirnos al presente. Él se contrapone a los falsos
profetas, contra los visionarios que prevén la cercanía del fin del mundo y
contra el fatalismo. Él está al lado, camina con nosotros, nos quiere. Quiere
sustraer a sus discípulos de cada época de la curiosidad para las fechas, las
previsiones, los horóscopos, y concentra nuestra atención sobre el hoy de la
historia.
Yo tendría ganas de preguntarles, respondan interiormente, ¿cuántos
de ustedes leen el horóscopo del día? Callados. Cada uno que se responda a sí
mismo. Y cuando te vengan ganas de leer el horóscopo, mira a Jesús, que está
contigo. Es mejor, te hará mejor. Esta presencia de Jesús nos llama a la espera
y la vigilancia, que excluyen tanto la impaciencia como la pereza, tanto las
fugas hacia delante como el permanecer encarcelados en la actualidad de lo
mundano.
También
en nuestros días no faltan la calamidad natural y moral, y tampoco la
adversidad y las dificultades de todo tipo. Todo pasa –nos recuerda el Señor-;
sólo Él, su Palabra permanece como luz que guía y anima nuestros pasos y nos
perdona siempre, porque está al lado nuestro. Sólo es necesario mirarlo y nos
cambia el corazón. Que la Virgen María nos ayude a confiar en Jesús, el sólido
fundamento de nuestra vida, y a perseverar con alegría en su amor.
(Traducción:
Mónica Zorita)
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