Homilías del Papa y Temas sacerdotales
El
noviazgo es el tiempo en que los novios
deben trabajar sobre el amor como
artesanos,
el Papa en su catequesis
El Ppapa habla
de la belleza del matrimonio,y del noviazgo
El Papa Francisco durante la audiencia general
del último miércoles de mayo con miles de fieles
en la Plaza de San Pedro - AFP
27/05/2015
11:04SHARE:
(RV).-
En su catequesis de la audiencia general – celebrada el último miércoles de
mayo en la Plaza
de San Pedro y ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos
procedentes de numerosos países – el Papa Francisco, prosiguió sus reflexiones
sobre la familia y la vida real, centrándose, en esta ocasión, en el noviazgo,
llamado a poner las bases de un proyecto de amor común asumido con plena
conciencia.
Hablando
en italiano el Santo Padre explicó que la misma palabra “noviazgo”, tiene que
ver con la confianza, la confidencia y la fiabilidad. Confidencia con la
vocación que Dios da – dijo también Francisco – porque el matrimonio es, ante
todo, el descubrimiento de una llamada de Dios.
Tras
destacar que es una cosa bella que hoy los jóvenes puedan elegir casarse
basándose en el amor recíproco, el Papa afirmó que precisamente la libertad del
vínculo requiere una consciente armonía de la decisión, y no sólo una relación
basada en la atracción o el sentimiento. Porque como explicó el Obispo de Roma,
el matrimonio, como vocación, establece una alianza tan sólida y duradera, que
hace de dos vidas una sola, un auténtico milagro de la libertad humana y de la
gracia de Dios.
El
Papa también recordó que semejante alianza no se improvisa. De ahí que el
noviazgo cree las condiciones favorables para que el hombre y la mujer se
conozcan a fondo, para que maduren la decisión responsable por algo tan grande,
que no se puede comprar ni vender. Mientras la cultura consumista del “usar y
tirar” y del “todo y enseguida”, imperante en nuestra sociedad suele tender a
convertir el amor en un objeto de consumo, que no puede constituir el
fundamento de un compromiso vital.
Por
eso Francisco dijo que la
Iglesia , en su sabiduría, precisamente para proteger la
profundidad del sacramento ha preservado la distinción entre el noviazgo y el
matrimonio. Y, de hecho, los cursos prematrimoniales constituyen una expresión
de su solicitud por la preparación de los esposos.
El
Santo Padre concluyó afirmando que el tiempo del noviazgo puede llegar a ser un
tiempo de iniciación a la sorpresa de los dones espirituales con los que el
Señor, a través de la Iglesia ,
enriquece el horizonte de la nueva familia que se dispone a vivir en su
bendición.
(María
Fernanda Bernasconi - RV).
Texto
de la catequesis del Papa Francisco
sobre el noviazgo (con agregados)
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Continuando
con estas catequesis sobre la familia, hoy quisiera hablar del noviazgo. El
noviazgo tiene que ver con la confianza, la familiaridad, la confiabilidad.
Confianza con la vocación que Dios dona, porque el matrimonio es, antes que
nada, el descubrimiento de una llamada de Dios.
Ciertamente
es algo bello que hoy los jóvenes puedan elegir casarse sobre la base de un
amor recíproco. Pero la libertad del vínculo requiere una armonía consciente de
la decisión, no sólo un simple entendimiento de la atracción o del sentimiento,
de un momento, de un tiempo breve… requiere un camino.
El
noviazgo, en otros términos, es el tiempo en el cual los dos están llamados a
realizar un trabajo bello sobre el amor, un trabajo partícipe y compartido, que
va en profundidad. Se descubre poco a poco el uno al otro, es decir, el hombre ‘aprende’ acerca de la mujer
aprendiendo sobre esta mujer, su novia; y el hombre ‘aprende’ acerca del hombre
aprendiendo sobre este hombre, su novio. No subestimemos la importancia de este
aprendizaje: es un compromiso bello, y el mismo amor lo solicita, porque no es
solamente una felicidad despreocupada, una emoción encantada…
La
narración bíblica habla de la creación entera como un trabajo bello del amor de
Dios; el libreo de la Génesis
dice que: «Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. (Gen
1,31). Solamente al final, Dios ‘descansó’. De esta imagen entendemos que el
amor de Dios, que dio origen al mundo, no fue una decisión improvisada. ¡No!
Fue un trabajo bello. El amor de Dios creó las condiciones concretas de una
alianza irrevocable, sólida, destinada a durar.
La
alianza de amor entre el hombre y la mujer, alianza para la vida, no se
improvisa, no se hace de un día al otro. No existe el matrimonio ‘express’ es
necesario trabajar sobre el amor, es necesario caminar. La alianza del amor del
hombre y de la mujer se aprende y se refina. Me permito decir que es una
alianza artesanal. Hacer de dos vidas una vida sola, es también casi un
milagro, un milagro de la libertad y del corazón, confiado a la fe.
Debemos
quizá comprometernos más sobre este punto, porque nuestras ‘coordinadas
sentimentales’ se han ido un poco en confusión. Quien pretende de querer todo e
inmediatamente, después sede también sobre todo - y de inmediato - en la
primera dificultad (o en la primera ocasión). No hay esperanza para la
confianza y la fidelidad de la donación de sí mismo, si prevalece el hábito a
consumir el amor como una especie de ‘suplemento alimenticio’ del bienestar
psico-físico. ¡El amor no es esto!
El
noviazgo se centra en la voluntad de cuidar juntos algo que nunca deberá ser
comprado o vendido, traicionado o abandonado, por más tentadora que pueda ser
la propuesta. Pero también Dios, cuando habla de alianza con su pueblo, lo hace
algunas veces en términos de noviazgo. El libro de Jeremías, hablando al pueblo
que se había alejado de Él, le recuerda cuando el pueblo era la ‘novia’ de Dios
y dice así: «Me recuerdo de ti, del afecto de tu juventud, del amor al tiempo
de tu noviazgo» (2, 2).
Y
Dios ha hecho este recorrido del noviazgo; después hace también una promesa: lo
hemos escuchado al inicio de la audiencia, en el libro de Oseas: «Te haré mi
esposa para siempre, te haré mi esposa en la justicia y en el derecho, en el
amor y en la benevolencia. Te haré mi esposa en la fidelidad y tu conocerás al
Señor» (2, 21-22). Es una larga vía la que el Señor recorre con su pueblo en
este camino de noviazgo. Al final, Dios se casa con su pueblo en Jesucristo:
esposa de Jesús la
Iglesia. El Pueblo de Dios es la esposa de Jesús. ¡Pero
cuánto camino!
Y
ustedes italianos, en su literatura tienen una obra de arte sobre el noviazgo.
Es necesario que los jóvenes lo conozcan, que lo lean; es una obra de arte en
donde se dice la historia de los novios que han padecido tanto dolor, han
recorrido un camino lleno de tantas dificultades hasta llegar al final, al
matrimonio. No dejen a un lado esta obra de arte sobre el noviazgo que la
literatura italiana les ofrece. Vayan hacia adelante, léanlo y verán la
belleza, el sufrimiento, pero también la fidelidad de los novios.
Es
verdad, la cultura y la sociedad de hoy se han vuelto, más bien, indiferentes a
la delicadeza y a la seriedad de este paso. Y por otro lado, no se puede decir
que sean generosos con los jóvenes que tienen serias intenciones de formar una
familia y a ¡traer al mundo hijos! Es más, a menudo ponen mil obstáculos,
mentales y prácticos. El noviazgo es un camino de vida que debe madurar como la
fruta, es un camino de madurez en el amor, hasta el momento en que se convierte
en matrimonio.
Los
cursos prematrimoniales son una expresión especial de la preparación. Y
nosotros vemos tantas parejas, que quizá llegan al curso un poco ‘sin
quererlo’, “pero estos sacerdotes que nos hacen hacer un curso” Pero ¿por qué?
¡No sabemos! Y van a regañadientes. Pero después están contentos y agradecen,
porque de hecho han encontrado allí la ocasión - ¡A menudo la única! – para
reflexionar sobre su experiencia en términos no banales. Sí, muchas parejas
están juntas tanto tiempo, quizá también en la intimidad, a veces conviviendo,
pero no se conocen verdaderamente. Parece extraño, pero la experiencia
demuestra que es así. Por eso, va revaluado el noviazgo como tiempo de
conocimiento recíproco y de compartida de un proyecto.
El
camino de preparación al matrimonio viene configurado en esta perspectiva,
valiéndose también del testimonio simple pero intenso de cónyuges cristianos. Y
dirigiéndose también aquí al esencial: la Biblia , de redescubrir juntos, en forma
consciente; la oración en su dimensión litúrgica, pero también en aquella
‘oración doméstica’, para vivir en familia, los sacramentos, la vida
sacramental, la Confesión ,
en la cual el Señor viene a demorar en los novios y los prepara para recibirse
verdaderamente el uno al otro ‘con la gracia de Cristo’; y la fraternidad con
los pobres, con los necesitados, que nos provocan a la sobriedad y a la
compartida. Los novios que se comprometen en esto crecen los dos y todo esto
lleva a preparar una linda celebración del Matrimonio en forma distinta, ¡No
mundano sino en modo cristiano!
Pensemos
en estas palabras de Dios que hemos escuchado cuando Él habla a su pueblo como
el novio a la novia: «Yo te desposaré para siempre, te desposaré en la justicia
y el derecho, en el amor y la misericordia; te desposaré en la fidelidad, y tú
conocerás al Señor» (Os 2, 21-22). Cada pareja de novios piense en esto y diga
el uno al otro: “Te haré mi esposa, te haré mi esposa”. Esperaré aquel momento;
es un momento, es un recorrido que va lentamente hacia adelante, pero es un
camino de maduración. Las etapas del camino no deben ser quemadas. La
maduración se hace así, paso a paso.
El
tiempo del noviazgo puede convertirse de verdad en un tiempo de iniciación, ¿A
qué? A la sorpresa de los dones espirituales con los cuales el Señor, a través
de la Iglesia ,
enriquece el horizonte de la nueva familia que se dispone a vivir en su
bendición. Ahora les invito a rezar a la Sagrada Familia de
Nazaret: Jesús, José y María.
Recen para que la familia realice este camino de
preparación; recen por los novios. Recemos a la Virgen todos juntos, un Ave
María para todos los novios, para que puedan entender la belleza de este camino
hacia el Matrimonio. [Ave María….]. Y a los novios que están en la plaza:
“¡Buen camino de noviazgo!”.
(Traducción
del italiano de Mercedes De La
Torre - RV).
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