Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Misa
en Santa Marta
Tres estilos de vida
2015-05-30
L’Osservatore Romano
La Higuera maldecida
«Tres
modo de vivir la vida». Los indicó el Papa Francisco durante la misa en Santa
Marta el viernes 29 de mayo, partiendo del pasaje del Evangelio de san Marcos
(11, 11-25) que propone precisamente tres actitudes vinculadas a otras figuras:
la «de la higuera», la de los «especuladores del templo» y la «del hombre de
fe».
Ya
el jueves 29, en la celebración matutina, el Papa Francisco había indicado las
características de tres tipos de discípulos de Jesús —los «que no escuchaban el
grito de ayuda» del ciego, los que «alejaban a la gente de Jesús» y, por
último, «los que ayudaban a la gente que tenía necesidad de ir a Jesús»—
invitando a todos a un examen de conciencia para reconocer el grupo de
pertenencia. Al día siguiente volvió a presentar una reflexión similar,
inspirada en el pasaje evangélico de san Marcos.
La
higuera, explicó al respecto, «representa la esterilidad, es decir una vida
estéril, incapaz de dar algo». Una vida, es decir, que no da frutos, «incapaz
de hacer el bien», porque ese tipo de hombre «vive para sí mismo; tranquilo,
egoísta», no quiere «problemas». En el pasaje evangélico Jesús maldice la
higuera porque es estéril, «porque no puso de su parte para dar fruto»,
convirtiéndose así en el símbolo de la «persona que no hace nada para ayudar,
que vive siempre para sí misma, a fin de que no le falta nada».
Estas
personas, continuó el Papa, al final «llegan a ser neuróticas». Y «Jesús
condena la esterilidad espiritual, el egoísmo espiritual» de quien piensa: «Yo
vivo para mí: que a mí no me falte nada y los demás que se las arreglen».
Hay
luego un segundo «modo de vivir la vida», y es el «de los explotadores, de los
especuladores del templo». Ellos «explotan incluso el lugar sagrado de Dios
para hacer sus negocios: cambian las monedas, venden los animales para el
sacrificio, incluso entre ellos forman como un sindicato para defenderse». Un
estilo «no sólo tolerado, sino también permitido por los sacerdotes del
templo». Para hacer que se comprenda mejor, el Pontífice hizo referencia a otra
escena, «muy fea», narrada en la Biblia, que describe «a los que hacen de la
religión un negocio»: es la historia del sacerdote cuyos hijos «impulsaban a la
gente a dar donativos y ganaban mucho, también de los pobres». Para ellos
«Jesús no ahorra palabras» y a los mercaderes del templo les dice: «Mi casa es
casa de oración. Vosotros, en cambio, la habéis convertido en una cueva de
ladrones». Un pasaje duro, en el cual el Papa quiso detenerse: la gente «iba en
peregrinación allí a pedir la bendición del Señor, a ofrecer un sacrificio» y
precisamente allí «esa gente se veía explotada»; los sacerdotes «no enseñaban a
rezar, no les daban catequesis... Era una cueva de ladrones». No les interesaba
que existiera una verdadera devoción: «pagad, entrad...». Realizaban los ritos
«sin devoción auténtica». De aquí el Papa Francisco partió para invitar a una
reflexión: «No sé si nos hará bien pensar si entre nosotros hay algo por el
estilo en algún sitio»: o sea «utilizar las cosas de Dios para el propio
beneficio».
Existe,
por último, una tercera tipología, y es la «que aconseja Jesús, es decir, la
vida de fe». Para describirla, el Pontífice retomó la lectura del Evangelio de
san Marcos y recordó que cuando los discípulos vieron la higuera seca desde la
raíz «porque Jesús la había maldecido», Pedro le dijo: «Maestro, mira, la
higuera que maldijiste se ha secado». Y Jesús aprovechando la ocasión para
indicar el justo «estilo de vida» le responde: «Tened fe en Dios. En verdad os
digo que si uno dice a este monte: “quítate y arrójate al mar”, y no duda en su
corazón, sino que cree en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os
digo: “Todo cuanto pidáis en la oración, creed que os lo han concedido y lo
obtendréis». Así, pues, explicó el Papa, «sucederá precisamente lo que hemos
pedido con fe: es el estilo de vida de la fe».
Alguien
podría preguntar: «Padre, ¿qué tengo que hacer para esto?». La respuesta para
el Papa Francisco es sencilla: «Pídelo al Señor, que te ayude a hacer cosas
buenas, pero con fe». Sencillo, pero con «una condición» que es Jesús mismo
quien la indica: «Cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra
otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».
Vivir,
por lo tanto, «la fe para ayudar a los demás, para acercarse a Dios», la fe
«que hace milagros», es el tercer estilo de vida sugerido. El Pontífice, así,
resumió los tres posibles caminos que se presentan al cristiano: el primero es
el de la «persona estéril» que no tiene intenciones de «dar frutos en la vida»
y vive «la vida cómoda, tranquila, sin problemas y se marcha»: el estilo de
quien no se preocupa por hacer el bien. Luego están aquellos «que explotan a
los demás, incluso en la casa de Dios; los explotadores, los especuladores del
templo», a quienes Jesús «expulsa» con el látigo. Por último, el estilo de
quien tiene «confianza en Dios» y sabe que lo que pide al Señor con fe,
«sucederá». Y es precisamente esto «lo que nos aconseja Jesús: el camino de
Jesús», que se puede recorre con una sola condición: «perdonad, perdonad a los
demás, para que vuestro Padre os perdone a vosotros por tantas cosas».
Como
conclusión, el Papa invitó a todos a pedir al Señor —«en el sacrificio de la
Eucaristía»— que nos enseñe a «cada uno de nosotros, a la Iglesia», a nunca
caer «en la esterilidad y la especulación».
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