Homilías del Papa y Temas sacerdotales
EL
DESLUMBRAMIENTO DE LA NAVIDAD.
Por Javier Leoz.
Comentario “La Palabra era vida y la vida era la luz de los hombres”.(Juan 1, 1-18)
“La
Palabra era vida y la vida era la luz de los hombres”.
Pero, las Navidades, con
sus luces y sus colores, sus adornos y el afán por consumir puede que, lejos de
ser una escalera por la que acceder para ver más y mejor la LUZ se conviertan
en un obstáculo para no vivir según esa LUZ DE DIOS. ¿O no es así?
1.-
Un niño, cuando llega una casa, lo impregna todo de luminosidad, de optimismo,
de ilusión; se prepara una habitación con todo confort para que, el descanso y
los cuidados de esa criatura, cuenten con todos los medios necesarios. Pero ¿os
imagináis que fuera más importante la cuna que el niño? ¿Más atractivo el traje
que lleva que el cuerpo que esconde? Y es que, el Niño de Belén, el Dios
Encarnado..¡lo tiene tan difícil para llegar hasta nosotros!
Hay que defender hoy a los niños
de los Herodes modernos.
En
el tiempo que le tocó nacer, por la incredulidad y la desesperanza (Herodes y
el cerrazón de los que esperaban un Dios distinto) su nacimiento no fue
noticia. ¿Lo es hoy? ¿En dónde ponemos el acento? ¿En la luz del evangelio o en
las luces que parpadean por nuestras calles?
¿Son las luces que nuestros
hogares destellan signo de la fe que se vive dentro?
¿Es LUZ, el Niño Dios, en
la mesa y en el matrimonio, en la casa y en nuestras relaciones?
Malo será que,
las navidades, sean jornadas llenas de abetos, de mesas sembradas de turrones,
calles ambientadas con música….pero con corazones sin recibir al Señor.
2.-
¡Qué gran reto tenemos en la Iglesia de hoy! ¿Cómo presentar a Jesús a un mundo
que piensa que ya vive en la luz?
¿Cómo llevar a Cristo a personas que viven
atrincheradas en su pragmatismo, comodidad o en “sólo creo lo que veo”? ¿Cómo
acercar a Jesús, pobre y humilde, a una sociedad caprichosa, egoísta y
egocéntrica?
“No
hay peor ciego que aquel que no quiere ver” (gran filosofía encierra este
refrán). Cristianos que, fueron felices siéndolo, pero que ahora son alérgicos
a todo lo que suene a cristiano.
Cristianos que, bajo el paraguas de una falsa
y amplia tolerancia, son capaces de aceptar la irrupción de otras religiones y,
en cambio, cruzan sus brazos ante la ridiculización de lo cristiano.
¿Dónde ha
quedado la luz cristiana que, en las conciencias y en nuestra sociedad, ha sido
fuente de inspiración y, por qué no decirlo, la cimentación sólida de nuestras
democracias?
Hoy,
como entonces, hay muchas resistencias al reinado de Jesús. En algunos momentos
puede que, la Iglesia, no haya estado a la altura; que la deserción de muchos
cristianos se deba a la falta de testimonio de aquellos que decimos ser
heraldos y palmatorias de la luz del Señor. Pero, también es verdad, que los
hirientes fogonazos que desprende el aparato eléctrico de la sociedad no
ayudan, ni de cerca ni de lejos, a descubrir y permanecer con los ojos de la fe
atentos a la LUZ que Jesús nos trae.
3.-
Siempre me ha llamado la atención cómo un circo, cuando acampa en una gran
ciudad o en un pequeño pueblo, cambian totalmente su atuendo para lograr una
sonrisa de los espectadores.
Dios
se ha hecho hombre. Ha mudado , su rostro divino, por la cara humana. ¿Qué ha
conseguido con ello? ¿Entretenernos? ¿Hacernos sonreír? ¡No! Nos ha
desconcertado. Estamos acostumbrados a que, las cosas, se nos presenten a lo
grande, perfectas y bien decoradas.
Dios,
con su venida, no pretende ni mucho menos montar un circo; quiere la salvación
de las personas (no su entretenimiento); anhela una respuesta gratuita (sin
pago previo); desea un reconocimiento, un acto de fe por nuestra parte de su divina
humanidad (no un aplauso).
Ojala
que seamos capaces de seguir acogiéndolo. Que nada enturbie ni distraiga nuestra
mirada. Que nadie anteponga otros personajes al protagonista auténtico de estos
días santos y cristianos: Jesús nacido en Belén.
Ojala,
que el día en que cerremos los ojos al mundo, podamos decirle al Señor: cuando
viniste, Señor, te recibí con un corazón bien dispuesto. Ahora que voy a Ti,
Señor, acógeme en tu luz eterna.
Confeccionado por Franja.
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