Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Papa
en Bolivia: Las ideologías encandilan
mientras que la fe alumbra y guía la
conciencia
LA
PAZ, 08 Jul. 15 / 09:02 pm (ACI).-
En
su discurso a las autoridades civiles en la Catedral de La Paz en Bolivia, el
Papa Francisco afirmó que las ideologías encandilan mientras que la fe alumbra
y guía la conciencia.
El
Santo Padre resaltó en su alocución que “los cristianos, llamados a ser
fermento en el pueblo, aportan su propio mensaje a la sociedad. La luz del
Evangelio de Cristo no es propiedad de la Iglesia; ella es su servidora, la
Iglesia debe servir al Evangelio de Cristo para que llegue hasta los extremos
del mundo”.
“La
fe es una luz que no encandila, las ideologías encandilan, la fe no encandila,
la fe es una luz que no obnubila, sino que alumbra y guía con respeto la
conciencia y la historia de cada persona y de cada convivencia humana”.
El
Papa dijo asimismo que “el cristianismo ha tenido un papel importante en la
formación de la identidad del pueblo boliviano. La libertad religiosa –como es
acuñada habitualmente esa expresión en el fuero civil– es quien también nos
recuerda que la fe no puede reducirse al ámbito puramente subjetivo”.
“No
es una subcultura. Será nuestro desafío alentar y favorecer que germinen la
espiritualidad y el compromiso de la fe, el compromiso cristiano en obras
sociales. En extender el bien común a través de las obras sociales”.
Sobre
la familia, Francisco advirtió sobre las distintas amenazas que afectan a esta
institución como “la violencia doméstica, el alcoholismo, el machismo, la
drogadicción, la falta de trabajo, la inseguridad ciudadana, el abandono de los
ancianos, los niños de la calle”.
El
Santo Padre alertó además que la familia recibe “pseudo-soluciones desde
perspectivas que no son saludables a la familia sino que provienen claramente
de colonizaciones ideológicas”.
“Son
tantos los problemas sociales que resuelve la familia, que lo resuelve en silencio,
son tantos que no promover la familia es dejar desamparados a los más
desprotegidos”, afirmó.
El
Pontífice recordó la necesidad de trabajar por el bien común y destacó que “los
cristianos, en particular, como discípulos de la Buena Noticia, somos portadores
de un mensaje de salvación que tiene en sí mismo la capacidad de ennoblecer a
las personas, de inspirar grandes ideales capaces de impulsar líneas de acción
que vayan más allá del interés individual, posibilitando la capacidad de
renuncia en favor de los demás, la sobriedad y las demás virtudes que nos
contienen y nos unen”.
“Esas
virtudes que vuestra cultura tan sencillamente se expresan esos tres
mandamientos, ‘no mentir’, ‘no robar’, ‘no ser flojo’, pero debemos estar
alertas pues muy fácilmente nos habituamos al ambiente de inequidad que nos
rodea, que nos volvemos insensibles a sus manifestaciones”.
El
Papa Francisco remarcó luego que “el bien común, en cambio, es algo más que la
suma de intereses individuales; es un pasar de lo que ‘es mejor para mí’ a lo
que ‘es mejor para todos’, e incluye todo aquello que da cohesión a un pueblo:
metas comunes, valores compartidos, ideales que ayudan a levantar la mirada,
más allá de los horizontes particulares”.
Para
leer el texto completo del discurso ingrese a: https://www.aciprensa.com/noticias/texto-y-video-discurso-del-papa-a-las-autoridades-civiles-en-la-catedral-de-la-paz-78877/
LA
PAZ, 08 Jul. 15 / 08:36 pm (ACI).- El Papa Francisco dirigió un discurso a las
autoridades civiles de Bolivia en la Catedral de La Paz. A continuación el
texto completo de su alocución (las cursivas son las palabras improvisadas del
Santo Padre)
Señor
Presidente,
Excelencias,
Hermanas
y hermanas:
Me
alegro de este encuentro con ustedes, autoridades políticas y civiles de
Bolivia, miembros del Cuerpo diplomático y personas relevantes del mundo de la
cultura y del voluntariado. Agradezco a Mons. Edmundo Abastoflor, Arzobispo de
esta Iglesia de la Paz, su amable bienvenida. Les ruego que me permitan
cooperar, alentando con algunas palabras, la tarea que cada uno de ustedes ya
realiza. Y les agradezco la cooperación que ustedes con su testimonio de calurosa
acogida me dan a mi para que yo pueda seguir adelante. Muchas gracias.
Cada
uno a su manera, todos los aquí presentes compartimos la vocación de trabajar
por el bien común. Ya hace 50 años, el Concilio Vaticano II definía el bien
común como «el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a
los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente de la
propia perfección»; gracias a ustedes por aspirar –desde su rol y misión– para
que las personas y la sociedad se desarrollen, alcancen su perfección.
Estoy
seguro de sus búsquedas de lo bello, lo verdadero, lo bueno en este afán por el
bien común. Que este esfuerzo ayude siempre a crecer en un mayor respeto a la
persona humana en cuanto tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a
su desarrollo integral, a la paz social, es decir, la estabilidad y seguridad
de un cierto orden, que no se produce sin una atención particular a la justicia
distributiva. (cf. Laudato si’ 157). Que la riqueza se distribuya.
En
el trayecto hacia la catedral he podido admirarme de las cumbres del Hayna
Potosí y del Illimani, de ese «cerro joven» y de aquel que indica «el lugar por
donde sale el sol». También he visto cómo de manera artesanal muchas casas y
barrios se confundían con las laderas y me he maravillado de algunas obras, de
su arquitectura. El ambiente natural y el ambiente social, político y económico
están íntimamente relacionados.
Nos
urge poner las bases de una ecología integral, es problema de salud. Una
ecología integral que incorpore claramente todas las dimensiones humanas en la
resolución de las graves cuestiones socioambientales de nuestros días, sino los
glaciares de esos mismos montes seguirán retrocediendo y la lógica de la
recepción, la conciencia del mundo que queremos dejar a los que nos sucedan, su
orientación general, su sentido, sus valores también se derretirán como esos
hielos (cf. Laudato si’ 159-160). De esto hay que tomar conciencia. Ecología
integral y me arriesgo, supone ecología de la madre tierra, cuidar la madre
tierra, Ecología humana, cuidarnos entre
nosotros y ecología social. Forzada la palabra.
Como
todo está relacionado, nos necesitamos unos a otros. Si la política se deja
dominar por la especulación financiera o la economía se rige únicamente por el
paradigma tecnocrático y utilitarista de la máxima producción, no podrán ni
siquiera comprender, y menos aún resolver, los grandes problemas que afectan a
la humanidad.
Es
necesaria también la cultura, de la que forma parte no solo el desarrollo de la
capacidad intelectual del ser humano en las ciencias y de la capacidad de
generar belleza en las artes, sino también las tradiciones populares locales,
eso también es cultura, con su particular sensibilidad al medio de donde han
surgido y al que dan sentido y del medio del que han salido. Se requiere de
igual forma una educación ética y moral, que cultive actitudes de solidaridad y
corresponsabilidad entre las personas. Debemos reconocer el papel específico de
las religiones en el desarrollo de la cultura y los beneficios que puedan
aportar a la sociedad.
Los
cristianos, en particular, como discípulos de la Buena Noticia, somos
portadores de un mensaje de salvación que tiene en sí mismo la capacidad de
ennoblecer a las personas, de inspirar grandes ideales capaces de impulsar
líneas de acción que vayan más allá del interés individual, posibilitando la
capacidad de renuncia en favor de los demás, la sobriedad y las demás virtudes
que nos contienen y nos unen. Esas virtudes que vuestra cultura tan
sencillamente se expresan esos tres mandamientos, “no mentir”, “no robar”, “no
ser flojo”, pero debemos estar alertas pues muy fácilmente nos habituamos al
ambiente de inequidad que nos rodea, que nos volvemos insensibles a sus
manifestaciones. Y así confundimos sin darnos cuenta el «bien común» con el
«bien-estar», Y de ahí se va resbalando de a poquito de a poquito y el ideal
del bien común cómo que se va perdiendo y termina en el bienestar sobre todo
cuando somos nosotros los que los disfrutamos y no los otros.
El
bienestar que se refiere solo a la abundancia material tiende a ser egoísta,
tiende a defender los intereses de parte, a no pensar en los demás, y a dejarse
llevar por la tentación del consumismo. Así entendido, el bienestar, en vez de
ayudar, incuba posibles conflictos y disgregación social; instalado como la
perspectiva dominante, genera el mal de la corrupción que cuánto desalienta y
tanto mal hace. El bien común, en cambio, es algo más que la suma de intereses
individuales; es un pasar de lo que «es mejor para mí» a lo que «es mejor para
todos», e incluye todo aquello que da cohesión a un pueblo: metas comunes,
valores compartidos, ideales que ayudan a levantar la mirada, más allá de los
horizontes particulares.
Los
diferentes agentes sociales tienen la responsabilidad de contribuir a la
construcción de la unidad y el desarrollo de la sociedad. La libertad siempre
es el mejor ámbito para que los pensadores, las asociaciones ciudadanas, los
medios de comunicación desarrollen su función, con pasión y creatividad, al
servicio del bien común. También los cristianos, llamados a ser fermento en el
pueblo, aportan su propio mensaje a la sociedad.
La
luz del Evangelio de Cristo no es propiedad de la Iglesia; ella es su
servidora, la Iglesia debe servir al Evangelio de Cristo para que llegue hasta
los extremos del mundo. La fe es una luz que no encandila, las ideologías
encandilan, la fe no encandila, la fe es una luz que no obnubila, sino que
alumbra y guía con respeto la conciencia y la historia de cada persona y de
cada convivencia humana. Respeto. El cristianismo ha tenido un papel importante
en la formación de la identidad del pueblo boliviano.
La
libertad religiosa –como es acuñada habitualmente esa expresión en el fuero
civil– es quien también nos recuerda que la fe no puede reducirse al ámbito
puramente subjetivo. No es una subcultura. Será nuestro desafío alentar y
favorecer que germinen la espiritualidad y el compromiso de la fe, el
compromiso cristiano en obras sociales. En extender el bien común a través de
las obras sociales.
Entre
los diversos actores sociales, quisiera destacar la familia, amenazada en todas
partes por tantos factores la violencia doméstica, el alcoholismo, el machismo,
la drogadicción, la falta de trabajo, la inseguridad ciudadana, el abandono de
los ancianos, los niños de la calle y recibiendo pseudo-soluciones desde
perspectivas que no son saludables a la familia sino que provienen claramente
de colonizaciones ideológicas. Son tantos los problemas sociales que resuelve
la familia, que lo resuelve en silencio, son tantos que no promover la familia
es dejar desamparados a los más desprotegidos.
Una
nación que busca el bien común no se puede cerrar en sí misma; las redes de
relaciones afianzan a las sociedades. El problema de la inmigración en nuestros
días nos lo demuestra. El desarrollo de la diplomacia con los países del
entorno, que evite los conflictos entre pueblos hermanos y contribuya al
diálogo franco y abierto de los problemas, hoy es indispensable. Estoy pensando
acá en el mar. Diálogo, es indispensable. Construir puentes en vez de levantar
muros. Construir puentes en vez de levantar muros. Todos los temas, por más
espinosos que sean, tienen soluciones compartidas, tienen soluciones
razonables, equitativas y duraderas. Y, en todo caso, nunca han de ser motivo
de agresividad, rencor o enemistad que agravan más la situación y hacen más
difícil su resolución.
Bolivia
transita un momento histórico: la política, el mundo de la cultura, las
religiones son parte de este hermoso desafío de la unidad. En esta tierra donde
la explotación, la avaricia y múltiples egoísmos y perspectivas sectarias han
dado sombra a su historia, hoy puede ser el tiempo de la integración. Y hay que
caminar en ese camino Hoy Bolivia puede «crear nuevas síntesis culturales».
¡Qué
hermosos son los países que superan la desconfianza enfermiza e integran a los
diferentes, y que hacen de esa integración un nuevo factor de desarrollo! ¡Qué
lindos cuando están llenos de espacios que conectan, relacionan, favorecen el
reconocimiento del otro! (cf. Evangelii gaudium 210). Bolivia, en la
integración y en su búsqueda de la unidad, está llamada a ser «esa multiforme
armonía que atrae» (Evangelii gaudium 117). Y que atrae en el camino de la
consolidación de la Patria grande.
Muchas
gracias por su atención. Pido al Señor que Bolivia, «esta tierra inocente y
hermosa» siga progresando cada vez más para que sea esa «patria feliz donde el
hombre vive el bien de la dicha y la paz». Que la Virgen santa los cuide y el
Señor los bendiga abundantemente. Y por favor, por favor les pido, que no se
olviden de rezar por mí.
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