Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Ángelus del Papa 2015-07-19
A Jesús Buen Pastor le pedí que
me guiara, dice el Papa.
Entrañable recuerdo de su viaje a América Latina
2015-07-19 Radio Vaticana
El Obispo de Roma encomendó los
frutos de su inolvidable viaje a Ecuador, Bolivia y Paraguay, a la maternal
intercesión de la Virgen María, que los latinoamericanos veneran con el título
de Nuestra Señora de Guadalupe
(RV).- Numerosos fieles romanos y
peregrinos de tantas partes del mundo, en la Plaza de San Pedro, para la
primera cita dominical con el rezo a la Madre de Dios, del Papa Francisco,
después del IX Viaje Apostólico internacional de su Pontificado.
Ver, tener compasión, enseñar,
los podemos llamar los verbos del Pastor, dijo el Santo Padre, haciendo hincapié en que «en Jesús, el
Mesías, se hizo carne la ternura de Dios». «Jesús ve, Jesús tiene compasión,
Jesús enseña ¡Qué bello es esto!»
Con el Evangelio del día, recordó
que Jesús mira siempre con «los ojos del corazón» y aseguró que le pidió al
Señor que «el Espíritu de Jesús, Buen Pastor»,
lo guiara a lo largo del viaje, que realizó del 5 al 13 de julio.
Alabando al Señor por «las
maravillas que ha obrado en el Pueblo de Dios en camino en esas tierras, por la
fe que ha animado y anima su vida y su cultura», el Papa citó también las
bellezas naturales de esos países, sus grandes potencialidades humanas, espirituales
y sus valores cristianos.
Y sin olvidar los «graves
problemas sociales y económicos», que viven los pueblos latinoamericanos,
reiteró el compromiso de la Iglesia y su colaboración por el bien común.
«Ante los grandes desafíos que el
anuncio del Evangelio debe afrontar», el Sucesor de Pedro recordó su invitación
a acudir «a Cristo Señor para recibir su gracia, que salva y da la fuerza para
el compromiso del testimonio cristiano».
Agradeciendo a Dios de todo
corazón por el don de este viaje, expresó su gratitud a las autoridades civiles
y eclesiales, así como la cálida participación de las poblaciones ecuatoriana,
boliviana y paraguaya.
Texto y audio completo de la
meditación del Papa Francisco antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas,
¡buenos días!
Veo que son valientes con este
calor en la plaza, ¡felicidades!
El Evangelio de hoy nos dice que
los Apóstoles, después de la experiencia de la misión, regresaron contentos
pero también cansados. Y Jesús, lleno de comprensión, quiere darles un poco de
consolación; y entonces los conduce a otro lado, en un lugar apartado para que
puedan descansar un poco (Cfr. Mc 6,31). «Muchos entre la gente, los vieron
partir y entendieron… y se adelantaron» (v. 32). A este punto el evangelista nos
presenta una imagen de Jesús de singular intensidad, “fotografiando”, por así
decir, sus ojos y captando los sentimientos de su corazón, y dice así el
evangelista: «Bajando de la barca, vio una gran multitud, tuvo compasión de
ellos, porque eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas»
(v. 34).
Retomemos los tres verbos de este
sugestivo fotograma: ver, tener compasión, enseñar. Los podemos llamar los
verbos del Pastor. Ver, tener compasión, enseñar. El primero y el segundo, ver y tener
compasión, están siempre asociados a la actitud de Jesús: de hecho su mirada no
es la mirada de un sociólogo o de un reportero gráfico, porque Él mira siempre
con “los ojos del corazón”. Estos dos verbos, ver y tener compasión, configuran
a Jesús como Buen Pastor. También su compasión, no es solamente un sentimiento
humano, sino es la conmoción del Mesías en la cual se ha hecho carne la ternura
de Dios. Y de esta compasión nace el deseo de Jesús de nutrir a la gente con el
pan de su Palabra, es decir, de enseñar la palabra de Dios a la gente. Jesús
ve, Jesús tiene compasión, Jesús enseña. ¡Esto es hermoso!
Y yo he pedido al Señor que el
Espíritu de Jesús, Buen Pastor, este Espíritu, me guiara durante el Viaje
apostólico que he realizado en los días pasados a América Latina y que me ha
permitido visitar Ecuador, Bolivia y Paraguay. Agradezco a Dios con todo el
corazón por este don. Agradezco a los pueblos de los tres países, por su
afectuosa y calurosa acogida y entusiasmo. Renuevo mi reconocimiento a las
Autoridades de estos Países por su acogida y colaboración. Con gran afecto
agradezco a mis hermanos Obispos, a los sacerdotes, a las personas consagradas
y a toda la población por el calor con el cual han participado. Con estos
hermanos y hermanas he alabado al Señor por las maravillas que ha obrado en el
Pueblo de Dios en camino, en camino en estas tierras, por la fe que ha animado
y anima sus vidas y su cultura. Y también lo hemos alabado por las bellezas
naturales con las cuales ha enriquecido estos Países. El Continente
Latinoamericano tiene grandes potencialidades humanas y espirituales, conserva
valores cristianos profundamente enraizados, pero también vive graves problemas
sociales y económicos. Para contribuir a la solución, la Iglesia está comprometida
a movilizar las fuerzas espirituales y morales de sus comunidades, colaborando
con todos los componentes de la sociedad. Ante los grandes desafíos que el
anuncio del Evangelio debe afrontar, he invitado a recibir de Cristo Señor la
gracia que salva y que da fuerza al empeño del testimonio cristiano, a
desarrollar la difusión de la Palabra de Dios, para que la sólida religiosidad
de aquellas poblaciones pueda siempre ser testimonio fiel del Evangelio.
A la materna intercesión de la
Virgen María, que toda América Latina venera como patrona con la advocación de
Nuestra Señora de Guadalupe, confío los frutos de este inolvidable Viaje
apostólico.
Saludos del Santo Padre después
de la oración mariana
Queridos hermanos y hermanas,
¡Los saludo cordialmente, romanos
y peregrinos!
Saludo en especial a los jóvenes
de la Diócesis de Pamplona y Tudela, España.
Saludo a las religiosas de la
Sagrada Familia de Nazaret reunidas en Roma para el Capítulo General; a la
Orquesta de Offanengo-Casalbuttano; el Coro de Vigo Cavedine (Trento); los
jóvenes voluntarios del Convento de Arco de Trento, los jóvenes de Meana sardo
y a los participantes en las vacaciones organizado por el INPS de Pomezia; a
los jóvenes de la Acción Católica de Melleredo y Rivale (Padua).
Les deseo a todos un buen
domingo. Les pido por favor de rezar por mí, no lo olviden. ¡Buen almuerzo y
hasta la vista!
(Traducción del italiano, Renato
Martinez - Radio Vaticano)
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