Homilías del Papa y Temas sacerdotales
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
6, 30- 34
En aquel tiempo los Apóstoles
volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que había hecho y
enseñado. Él les dijo: Venid vosotros solos a un
sitio tranquilo a descansar un poco. Porque eran tantos los que iban y
venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio
tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces
de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les
adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos,
porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor
Comentario:
Y TÚ ¿QUÉ GANAS?
Por
Javier Leoz
1.- Le preguntaba un amigo a otro que salía de una iglesia de
rezar: ¿Qué ganas tú rezando? El interpelado, sinceramente y sin timidez
alguna, le respondió: no sé lo que gano pero pierdo odio, vanidad, falsedad,
envidia, prisas, agobios, estrés e hipocresía. No sé lo que gano en este lugar
tranquilo que es la iglesia pero, sólo sé, que cuando voy pierdo soberbia,
tacañería, debilidad, confusión y soledad.
Con el Evangelio en la mano de este domingo, caemos en la
cuenta no sólo de lo que ganamos marchando agarrados a la mano de Cristo sino,
además, de lo mucho y malo que dejamos de lado cuando –en este lugar apartado
de la misa dominical- nos despojamos de todo lo peor de nosotros mismos para
revestirnos de todo lo mucho y bueno que Dios nos da. ¿Gana algo la ropa al
llevarla a la tintorería? En principio, más que ganar, pierde suciedad y
recupera esplendor.
2.- Nunca como hoy la gente se mueve de un lado para otro
buscando paz y tranquilidad. Asciende el montañero a las cumbres, se adentra en
el mar el navegante, se arriesga entre los acantilados el aventurero y, otros
tantos, buscan en agencias o en las redes sociales, esferas donde librarse de
la vorágine que nos destruye o nos enerva ¿Nos hemos parado a pensar que las humedades
de las paredes no se atajan desde fuera sino desde el interior de las mismas?
¿Nos damos cuenta que, un árbol enfermo en su tronco, no hay que curarlo en su
corteza sino desde su raíz?
3.- El ámbito tranquilo de Jesús de Nazaret no es
precisamente la oferta que nos ofrece el mundo para un descanso puntual y
necesario. ¡Va mucho más allá! El descanso que nos ofrece Jesús es desde dentro
hacia fuera. No es un descanso de hamaca sino de corazón. No es un relax de
playa sino de alma. No es un silencio sin ruido sino ausencia del “yo” que es
problema de muchas de nuestras dificultades, distanciamientos, malos entendidos
y soledades.
-Descansar con Dios es saber que su Palabra siempre tiene una
respuesta para cada momento
-Apoyarnos en el Señor es caer en la cuenta de que, muchas de
nuestras infelicidades, es porque seguimos a líderes que nos llevan por donde
quieren pero no por dónde nos conviene
-Fiarnos de Jesús es no entender la fe como simple ocio. Como
una escala de sacramentos que vamos quemando a nuestro antojo según, cómo y
cuándo. Es vivir la fe con una convicción: vivir como Cristo, pensar como
Cristo y actuar como Cristo.
4.- El gran peligro que actualmente se da en la vida de
millones de cristianos es ese: que vivimos la fe no como un lugar donde se
recupera nuestra alma, nuestro cuerpo, nuestra salud mental o espiritual sino
que, por el contrario, la experimentamos de una forma ociosa. Como si se
tratase de un juego, de una ganancia simple o de un quedar bien. Nunca la fe
oportunista ha sido buena. Engañaremos con nuestras apariencias pero, a Dios,
no se la damos.
Teniendo estos lugares tan tranquilos ¿por qué optamos por
paisajes aparentemente idílicos pero con consecuencias imprevisibles para las
personas?
¿QUÉ GANO O PIERDO REZANDO?
Gano en paz, pierdo violencia
Gano generosidad, pierdo
tacañería
Gano en compañía, pierdo soledad
Gano valor, pierdo cobardía
Gano cielo, pierdo tierra
¿QUÉ GANO O PIERDO REZANDO?
Gano ilusión, pierdo tristeza
Gano fe, pierdo incredulidad
Gano esperanza, pierdo apatía
Gano hermandad, pierdo egoísmo
¿QUÉ GANO O PIERDO REZANDO?
Gano humildad, pierdo vanidad
Gano sinceridad, pierdo mentira
Gano transparencia, pierdo suciedad
Gano autenticidad, pierdo falsedad
¿QUÉ GANO O PIERDO REZANDO?
Gano a Dios, pierdo al demonio
No es cuestión de saber
lo qué gano rezando sino lo mucho y malo
que pierdo rezando.
Ese lugar, el más tranquilo, es Dios
Ese lugar, el más seguro, es Cristo
Ese lugar, el más indicado, es el Espíritu
Ese lugar, el más garantizado, es la fe
Javier Leoz
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