Homilías del Papa y Temas sacerdotales
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO
SEGÚN SAN MARCOS 6, 1-6 “En aquel tiempo fue Jesús a su tierra en compañía de
sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la
multitud que le oía se preguntaba asombrada: "¿De dónde saca todo eso? ¿Qué
sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es
éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y
Simón? ¿Y sus hermanas no viven con nosotros aquí?" Y desconfiaban de él.
Jesús les decía:
-- No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus
parientes y en su casa.
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó a algunos enfermos
imponiéndoles las manos. Y se extraño de su falta de fe. Y recorría los pueblos
del contorno enseñando”.
Comentario
Palabra del Señor
¿PIERDE O GANA NUESTRA FE?
Por Javier Leoz
1.- Hasta no hace mucho tiempo,
en España (al igual que en otros tantos países) pensábamos que por el hecho de
poseer el carnet de conducir ya lo éramos indefinidamente para siempre y que,
como mucho, una extralimitación o imprudencia, no iría más allá de una sanción.
Con el carnet por puntos ya no vale todo. Quien la hace, no es que la pague,
pero sí que va restando en su haber y puede llegar un momento en el cual no
pueda circular.
En el inicio de nuestra vida
cristiana también se nos dio un carnet por el Bautismo. Y como cristianos
también corremos el riesgo de pensar que, por el hecho de estar bautizados, y
de que Dios sea bueno y grande, tengamos derecho a todo, muy pocas obligaciones
y que, incluso, nos podamos dar la satisfacción de infringir –una y otra vez-
las normas mínimas de cara a una cierta calidad de vida cristiana.
Pero lo cierto es que sería bueno
pensar que, en la gran carretera que son los años que vivimos, hay momentos en
los que vamos restando puntos a nuestra vida ética, a nuestra conducta moral, a
nuestro ser hijos de Dios, a nuestro compromiso con el mundo. Lo realizamos,
unas veces, conscientemente y otras sin darle demasiada importancia. El mundo,
entre otras cosas, nos ha habituado a alejar de nosotros el concepto de “culpa”
o de “pecado”. Como si el “todo cuela” y el “todo vale” se constituyese en un
factor-cloroformo para no desarrollar los valores evangélicos o justificar
nuestras infracciones a Dios y a los demás.
2.- En este domingo, entre otras
cosas, el Señor nos dice que estamos faltos de fe:
-Fallo de fe en lo que hacemos
-Ausencia de fe en lo que decimos
-Déficit de fe en lo que creemos y en Aquel en quien
creemos
Ya que hablamos del carnet por
puntos, nos dice que hay todo un grupo de “conductores” tocados por la fe, pero
que viven rebeldemente ante Dios; que hace un tiempo que lo han olvidado; que
lo han sustituido por diminutos dioses del tres al cuarto; que conducen su vida
(familia, profesión, conciencia, etc.) sin más criterio que la moral personal.
Hoy nos recuerda con San Pablo,
que lejos de presumir de hacerlo todo bien, hemos de ser conscientes de aquello
que nos falta para, un día, presentarnos ante Dios intachables o por lo menos
con la humildad de haber intentado ser sus hijos.
Mientras tanto, y metidos en el
verano, el Señor nos escolta. A unos en la playa (para que no se broncee
solamente el cuerpo sino el corazón), a otros en la montaña (para que el pulmón
sea oxigenado por la fe) y a otros, simplemente, en el lugar donde nos
encontramos.
3 .Lo importante es saber que el
Señor sigue apostando por nosotros. Nos acompaña. Se fía de nosotros y, lejos
de restar puntos a nuestras posibilidades de entrar en el Reino de los cielos,
nos trae hasta la parroquia (auténtica autoescuela de fe y de esperanza) para
que recuperemos la alegría de vivir, el deseo de ser fieles a él y la capacidad
de no olvidarle.
¿Qué no está de moda el ser
cristiano? ¿Qué ha perdido “puntos” el pertenecer a la Iglesia y defenderla?
¿Qué te señalan por el camino de la vida por ser miembro de…? ¿Qué te pueden criticar
por ir contracorriente?
¡Que no nos condicione¡ Es mejor
salir de la tierra, con el marcador a “0” según ciertos cánones que rigen en el
mundo, y pensar que hay otro anotador, muy distinto y con otros parámetros en
la eternidad, que es al fin y al cabo el que cuenta para llegar a la gran
final: el encuentro con Dios.
Que no nos importe perder
“ciertos puntos” en la sociedad que nos toca vivir, antes que perder aquellos
otros que otorga el Señor, a los que creen en El, esperan en El y viven según
El.
Para finalizar una breve
reflexión; el maligno –a veces—se entrecruza en la felicidad del hombre. Eso es
lo que ha ocurrido en los recientes atentados de corte islamista que, una vez
más, nos recuerda las consecuencias de unas sociedades debilitadas y con
incapacidad para defenderse ante la violencia sin razón.
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