Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Papa:
Dios no condena porque nos ama con ternura,
ésta es
nuestra victoria
2015-10-29
Radio Vaticana
«Nada podrá separarnos nunca del amor de Dios,
en Cristo Jesús Nuestro Señor»,
reiteró el Papa Francisco en su homilía,
en la Misa de la mañana, en la Casa de
Santa Marta.
Nuestra
victoria es el amor inexplicable de Dios
Con la primera lectura de San
Pablo que explica que los cristianos son vencedores porque «Si Dios está con
nosotros, ¿quién estará contra nosotros?», el Santo Padre hizo hincapié en que
si Dios nos salva ¿quién nos condenará? Y señaló que lo único que nos hace
vencedores es el amor de Dios:
«No es que nosotros somos
vencedores contra nuestros enemigos, contra el pecado ¡No! Nosotros estamos tan
enlazados al amor de Dios, que ninguna persona, ninguna potencia, ninguna cosa
nos podrá separar de este amor. Pablo ha
visto en el don, ha visto más, lo que da el don: es el don de la recreación, es
el don de la regeneración en Cristo Jesús. Ha visto el amor de Dios. Un amor
que no se puede explicar».
La impotencia de Dios es su
incapacidad de no amar
«Cada hombre, cada mujer puede
rechazar el don y preferir su vanidad, su orgullo, su pecado. Pero el don
está»:
«El don es el amor de Dios, un
Dios que no puede separarse de nosotros. Esa es la impotencia de Dios. Nosotros
decimos: ‘¡Dios es poderoso, lo puede todo! Menos una cosa: ¡separarse de
nosotros! En el Evangelio esa imagen de Jesús que llora sobre Jerusalén, nos
hace comprender algo de este amor. ¡Jesús ha llorado! Ha llorado sobre
Jerusalén y en ese llanto está toda la impotencia de Dios: su incapacidad de no
amar, de no separarse de nosotros».
Dios nos dice aún hoy que nos ama
con su ternura de papá, en Cristo Señor Nuestro, que es nuestra seguridad
«Jesús lloró sobre Jerusalén que
mata a sus profetas, aquellos que anuncian la salvación. Y Dios le dice a
Jerusalén y nos lo dice a todos: ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como
una clueca hace con sus polluelos bajo sus alas y ustedes no han querido! Es
una imagen de ternura», reiteró el Papa Francisco, evocando una vez más las
palabras de Jesús: ¡Cuántas veces quise sentir esta ternura, este amor, como la
clueca con sus polluelos y ustedes lo han rechazado». Por ello San Pablo
comprende y puede decir que está convencido de que «ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni
principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad,
ni criatura alguna podrá apartarnos del amor»
«¡Dios no puede no amar! Ésta es
nuestra seguridad. Yo puedo rechazar ese amor, puedo rechazar como rechazó el
buen ladrón, hasta el final de su vida. Pero, allí lo esperaba ese amor. El más
malo, el más blasfemador es amado por Dios, con una ternura de padre, de papá.
Y, como dice Pablo, como dice el Evangelio, como dice Jesús: ‘Como una clueca
con sus polluelos’. Y Dios el Poderoso, el Creador puede hacer todo: ¡Dios
llora! En este llanto de Jesús sobre Jerusalén, en esas lágrimas, está todo el
amor de Dios. Dios llora por mí, cuando me alejo; Dios llora por cada uno de
nosotros; Dios llora por los malvados, que hacen tantas cosas feas, tanto mal a
la humanidad… Espera, no condena, llora. ¿Por qué? ¡Porque ama!»
(CdM - RV)
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