Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja
Síntesis de la homilía del Papa Francisco
en las Misas que
celebra todas las mañanas
en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
¿Soy dócil a la Palabra de Dios?
El Papa este lunes en Santa
Marta
2014-01-20 Radio Vaticana
(RV).- (Audio) La
libertad cristiana está en la “docilidad a la Palabra de Dios”. Lo afirmó el
Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta. El
Pontífice subrayó que debemos estar siempre listos a acoger la “novedad” del
Evangelio y las “sorpresas de Dios”.
“La Palabra de Dios es viva y eficaz, discierne los sentimientos
y los pensamientos del corazón”. El Santo Padre partió de esta consideración
para desarrollar su homilía, subrayando que para acoger verdaderamente la
Palabra de Dios tenemos que tener una actitud de “docilidad”. “La Palabra de
Dios - observó – es viva y por eso viene y dice aquello que quiere decir: no
aquello que yo espero que diga o aquello que yo quiero que diga”. Es una
Palabra “libre”. Y es también “sorpresa, porque nuestro Dios es el Dios de las
sorpresas”. Es “novedad”:
“El Evangelio es novedad. La Revelación es novedad. Nuestro Dios
es un Dios que siempre hace las cosas nuevas y pide de nosotros docilidad a su
novedad. En el Evangelio, Jesús es claro en esto, es muy claro: vino nuevo en
odres nuevos. El vino lo trae Dios, pero debe ser recibido con apertura a la
novedad. Y esto se llama docilidad. Podemos preguntarnos: ¿soy dócil a la
Palabra de Dios o hago siempre aquello que yo creo sea la Palabra de Dios? ¿O
hago pasar la Palabra de Dios por un alambique y al final es otra cosa con respecto
a aquello que Dios quiere hacer?”.
Si hago esto, agregó el Papa, “termino como el pedazo de tela
nuevo sobre el vestido viejo, y el remendón es peor”. Y evidenció que “aquello
de adecuarse a la Palabra de Dios para poder recibirla” es “toda una actitud
ascética”:
“Cuando quiero tomar la electricidad de la fuente eléctrica, si
el aparato que tengo no es adecuado, busco un adaptador. Debemos buscar siempre
adaptarnos, adecuarnos a esta novedad de la Palabra de Dios, estar abiertos a
la novedad. Saúl, precisamente el elegido de Dios, ungido de Dios, había
olvidado que Dios es sorpresa y novedad. Había olvidado, se había cerrado en
sus pensamientos, en sus esquemas, y así razonó humanamente”.
El Papa reflexionó sobre la Primera Lectura, recordando que, al
tiempo de Saúl, cuando uno vencía una batalla tomaba el botín y con parte de él
se cumplía el sacrificio. “Estos animales tan bellos – afirma Saúl – serán para
el Señor”. Pero, constató Francisco, él “razonó con su pensamiento, con su
corazón, cerrado en sus costumbres”, mientras “nuestro Dios, no es un Dios de
costumbre: es un Dios de sorpresas”. Saúl “no obedeció a la Palabra de Dios, no
fue dócil a la Palabra de Dios”. Y Samuel le reprochaba justamente esto, “le
hace sentir que no ha obedecido, no ha sido siervo, ha sido señor, él. Se ha
adueñado de la Palabra de Dios”. “La rebelión, no obedecer a la Palabra de Dios
– remarcó el Obispo de Roma – es pecado de adivinación”. Y agregó: “La
obstinación, la no docilidad a hacer lo que tú quieres y no aquello que quiere
Dios, es pecado de idolatría”. Y esto, prosiguió, “nos hace pensar” sobre “qué
cosa es la libertad cristiana, qué cosa es la obediencia cristiana”:
“La libertad cristiana y la obediencia cristiana son docilidad a
la Palabra de Dios, es tener aquel coraje de convertirse en odres nuevos, para
este vino nuevo que viene continuamente. Este valor de discernir siempre:
discernir, digo, no relativizar. Discernir siempre qué cosa hace el Espíritu en
mi corazón, qué cosa quiere el Espíritu en mi corazón, a dónde me lleva el
Espíritu en mi corazón. Y obedecer. Discernir y obedecer. Pidamos hoy la gracia
de la docilidad a la Palabra de Dios, a esta Palabra que es viva y eficaz, que
discierne los sentimientos y los pensamientos del corazón”. (RC-RV)
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