domingo, 3 de octubre de 2021

"POR ESO DEJARÁ EL HOMBRE A SU PADRE Y A SU MADRE, SE UNIRÁ A SU MUJER Y SERÁN LOS DOS UNA SOLA CARNE. DE MODO QUE YA NO SON DOS, SINO UNA SALA CARNE. PUES LO QUE DIOS HA UNIDO, QUE NO LO SEPARE EL HOMBRE". (Mc 10, 1-12)

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

D. Jesús Mateo me invita con su comentario del Evangelio de mañana, día  ....

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3 de octubre, Domingo 2021

LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO.

COMENTARIO: "POR ESO DEJARÁ EL HOMBRE A SU PADRE Y A SU MADRE, SE UNIRÁ A SU MUJER Y SERÁN LOS DOS UNA SOLA CARNE. DE MODO QUE YA NO SON DOS, SINO UNA SALA CARNE. PUES LO QUE DIOS HA UNIDO, QUE NO LO SEPARE EL HOMBRE". (Mc 10, 1-12)

El Sacramento del Matrimonio, en palabras de San Pablo, es un "Sacramento Grande en Cristo y en la Iglesia" (Ef 5, 32) Al elevar Jesucristo el matrimonio a la dignidad de Sacramento, introdujo en el mundo algo completamente nuevo, en algo hasta ese momento insospechado. Es una auténtica vocación sacramental. No olvidemos que lo primero que quiso santificar el Mesías fue un hogar.

Dios preparó cuidadosamente la familia en la que iba a nacer su Hijo: José, de la casa y familia de David, que haría el oficio de padre en la tierra, al igual que María, su Madre virginal. Y así ha querido que naciéramos tú y yo. En una familia establemente constituida y rodeados de protección y cariño.

La familia es "la célula vital de la sociedad" y en cierto modo de la Iglesia. La familia tal y como Dios la ha querido es el lugar idóneo para que, con el amor y el buen ejemplo de los padres, hermanos y abuelos, sea una verdadera escuela de virtudes donde los hijos se formen para ser buenos ciudadanos y buenos hijos de Dios.

Señor, yo te doy gracias por la vocación que me has dado, la del sacerdocio. He sido y soy feliz y espero serlo  con tu Gracia hasta el momento de morir. Y Tú sabes, Dios mío, que si volviese a nacer sería de nuevo sacerdote.

Dicho esto, bendigo con las dos manos el matrimonio de mis padres. A ellos les debo la vida y prácticamente todo lo que soy.

He bendecido muchos matrimonios a lo largo de mi vida sacerdotal y he visto en los ojos de los contrayentes un amor y una entrega total que me han emocionado. He conocido matrimonios santos, muy santos. Y he visto corazones rotos cuando a uno de ellos Dios se lo ha llevado.

También rezo y comprendo el dolor y el desgarro de los matrimonios rotos. Hay mucho dolor por medio, sin contar el sufrimiento de los hijos. Pidamos hoy por todos los matrimonios. Que sus hogares "sean luminosos y alegres como el Hogar de Nazaret".

Jesús Mateo. Sacerdote.

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Que Dios pague ese esfuerzo diario y que Santa María la Virgen no nos abandone nunca.,

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