Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Contemplar el Evangelio
de hoy
Día litúrgico: Viernes
XXXIV del tiempo ordinario
Texto del Evangelio
(Lc
21,29-33): En aquel tiempo, Jesús puso a sus discípulos esta comparación:
«Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos,
sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que
sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará
esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero
mis palabras no pasarán».
Comentario: + Rev. D.
Albert TAULÉ i Viñas (Barcelona, España)
El Reino de Dios está
cerca
Hoy Jesús nos invita a
mirar cómo brota la higuera, símbolo de la Iglesia que se renueva
periódicamente gracias a aquella fuerza interior que Dios le comunica
(recordemos la alegoría de la vid y los sarmientos, cf. Jn 15): «Mirad la
higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el
verano está ya cerca» (Lc 21,29-30).
El discurso
escatológico que leemos en estos días, sigue un estilo profético que
distorsiona deliberadamente la cronología, de manera que pone en el mismo plano
acontecimientos que han de suceder en momentos diversos. El hecho de que en el
fragmento escogido para la liturgia de hoy tengamos un ámbito muy reducido, nos
da pie a pensar que tendríamos que entender lo que se nos dice como algo
dirigido a nosotros, aquí y ahora: «No pasará esta generación hasta que todo
esto suceda» (Lc 21,32). En efecto, Orígenes comenta: «Todo esto puede suceder
en cada uno de nosotros; en nosotros puede quedar destruida la muerte,
definitiva enemiga nuestra».
Yo quisiera hablar hoy
como los profetas: estamos a punto de contemplar un gran brote en la Iglesia.
Ved los signos de los tiempos (cf. Mt 16,3). Pronto ocurrirán cosas muy
importantes. No tengáis miedo. Permaneced en vuestro sitio. Sembrad con
entusiasmo. Después podréis recoger hermosas gavillas (cf. Sal 126,6). Es
verdad que el hombre enemigo continuará sembrando cizaña. El mal no quedará
separado hasta el fin de los tiempos (cf. Mt 13,30). Pero el Reino de Dios ya
está aquí entre nosotros. Y se abre paso, aunque con mucho esfuerzo (cf. Mt
11,12).
El Papa Juan Pablo II
nos lo decía al inicio del tercer milenio: «Duc in altum» (cf. Lc 5,4). A veces
tenemos la sensación de no hacer nada provechoso, o incluso de retroceder. Pero
estas impresiones pesimistas proceden de cálculos demasiado humanos, o de la
mala imagen que malévolamente difunden de nosotros algunos medios de comunicación.
La realidad escondida, que no hace ruido, es el trabajo constante realizado por
todos con la fuerza que nos da el Espíritu Santo.
Prevenidos contra los lobos con piel de oveja.
Franja
No hay comentarios:
Publicar un comentario