Homilías del Papa y Temas sacerdotales
El Papa en Santa Marta: es una
gracia ver al pobre
que llama a nuestro corazón
2016-02-25 Radio Vaticana
(RV).- La fe verdadera es darse
cuenta de los pobres
que nos están cerca. Allí está Jesús,
que llama a la
puerta de nuestro corazón:
lo dijo el Papa en la misa matutina en la Casa de
Santa Marta.
Cristianos en una burbuja de
vanidad
En el Evangelio del día Jesús
relata la parábola del hombre rico “que vestía de púrpura y lino finísimo y
cada día celebraba espléndidos banquetes” y no se daba cuenta que, en su
puerta, estaba un pobre llamado Lázaro, cubierto de llagas. El Papa invita a
preguntarse: “Si yo soy un cristiano en el camino de la mentira, solamente del
‘decir’, o soy un cristiano en el camino de la vida, es decir, de las obras,
del hacer”. Este hombre rico, en efecto – nota el Papa – “conocía los
mandamientos, seguramente todos los sábados iba a la sinagoga y una vez al año
al templo”. “Tenía una cierta religiosidad”.
“Pero era un hombre cerrado,
encerrado en su pequeño mundo – el mundo de los banquetes, de los vestidos, de
la vanidad, de los amigos – un hombre encerrado, precisamente en una burbuja,
allí, de vanidad. No tenía capacidad de mirar más allá, solamente a su propio
mundo. Y este hombre no se daba cuenta de lo que sucedía fuera de su mundo
cerrado. No pensaba, por ejemplo, a las necesidades de tanta gente o a la
necesidad de compañía de los enfermos, solamente pensaba en él, en sus
riquezas, en su buena vida”.
El pobre es el Señor que llama a
la puerta de nuestro corazón
Era un “religioso aparente”, “no
conocía alguna periferia, estaba completamente encerrado en sí mismo.
Precisamente la periferia, que estaba cerca de la puerta de su casa, no la
conocía”. Recorría “el camino de la mentira”, porque “se confiaba solamente de
sí mismo, de sus cosas, no se confiaba de Dios”. “Uno hombre que no ha dejado
herencia, no ha dejado vida, porque solamente estaba encerrado en sí mismo”. Y
es curioso – subraya el Papa Francisco – que “había perdido el nombre. El
Evangelio no dice cómo se llamaba, solamente dice que era un hombre rico, y
cuando tu nombre es solamente un adjetivo es porque has perdido, has perdido
sustancia, has perdido fuerza”:
“Éste es rico, éste es potente,
éste puede hacer de todo, éste es un sacerdote en carrera, un obispo en
carrera…” Cuántas veces a nosotros nos sale nombrar a la gente con adjetivos,
no con nombres, porque no tienen sustancia. Pero yo me pregunto: ¿Dios que es
Padre, no tuvo misericordia de este hombre? ¿No ha llamado a su corazón para
moverlo? Pero sí, estaba en la puerta, estaba en la puerta en la persona de
aquel Lázaro, que sí tenía nombre. Y aquel Lázaro con sus necesidades y sus
miserias, sus enfermedades, era precisamente el Señor que llamaba a la puerta
para que este hombre abriera su corazón y la misericordia pudiera entrar. Pero
no, él no veía, solamente estaba cerrado: para él, más allá de la puerta, no
había nada”.
La gracia de ver a los pobres
Estamos en Cuaresma – recuerda Francisco
– y nos hará bien preguntarnos cuál camino estamos recorriendo:
“¿Yo estoy en el camino de la
vida o en el camino de la mentira? ¿Cuántos cerrazones tengo en mi corazón
todavía? ¿Dónde está mi alegría: en el hacer o en el decir? ¿En el salir de mí
mismo para ir al encuentro de los demás, para ayudar? ¡Las obras de
misericordia, eh! ¿O mi alegría es tener todo arreglado, encerrado en mí mismo?
Pidamos al Señor, mientras pensamos esto, sobre nuestra vida, la gracia de ver
siempre a los ‘Lázaros’ que están en nuestra puerta, los ‘Lazaros’ que llaman
al corazón, y salir de nosotros mismos con generosidad, con actitud de
misericordia, para que la misericordia de Dios pueda entrar en nuestro corazón.
(María Cecilia Mutual – RV)
(from Vatican Radio)
No hay comentarios:
Publicar un comentario