Homilías del Papa y Temas sacerdotales
El
Papa en Santa Marta: La fe es la mayor herencia
que podemos dejar
2016-02-04
Radio Vaticana
(RV).-
La mayor herencia que podemos dejar a los demás es la fe. Lo afirmó el Papa
Francisco en su homilía de la misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa
de Santa Marta, durante la que también invitó a no tener miedo de la muerte,
porque el recorrido de la vida continúa.
El
pensamiento de la muerte ilumina la vida
“En
cada vida hay un fin” – subrayó el Papa aludiendo a la lectura del día que se
refiere a la muerte del Rey David – y afirmó que se trata de “un pensamiento
que no gusta tanto”, que “siempre se encubre” pero que “es la realidad de todos
los días”. Pensar “en el último paso” – dijo – es “una luz que ilumina la
vida”, “es una realidad que debemos tener siempre ante nosotros”:
“En
una de las audiencias del miércoles había entre los enfermos una monjita
anciana, pero con un rostro de paz, con una mirada luminosa: ‘¿Cuántos años
tiene usted, hermana?’. Y con una sonrisa: ‘Ochenta y tres, pero estoy
terminando mi recorrido en esta vida, para comenzar el otro itinerario con el
Señor, porque tengo un cáncer en el páncreas’. Y así, en paz, aquella mujer
había vivido su vida consagrada con intensidad. No tenía miedo de la muerte:
‘Estoy terminando mi recorrido de vida, para comenzar el otro’. Es un pasaje.
Estas cosas nos hacen bien”.
La
fe, la más bella herencia
David
reinó en Israel durante cuarenta años: “Pero también cuarenta años pasan”,
observó Francisco. Antes de morir, David exhortó a su hijo Salomón a observar
la Ley del Señor. Él había pecado mucho en su vida, pero había aprendido a pedir
perdón y la Iglesia lo llama “el Santo Rey David. ¡Pecador, pero Santo!”.
Ahora, en punto de muerte, deja al hijo “la herencia más bella y más grande que
un hombre o una mujer puede dejar a los hijos: deja la fe”:
“Cuando
se hace testamento la gente dice: ‘A éste le dejo esto, a éste le dejo aquello,
a éste le dejo esto…’. Sí, está bien, pero la herencia más bella, la mayor
herencia que un hombre, una mujer, puede dejar a sus hijos es la fe. Y David
hace memoria de las promesas de Dios, hace memoria de su propia fe en estas
promesas y se las recuerda a su hijo.
Dejar la fe en herencia. Cuando en la ceremonia del Bautismo damos a los
padres la vela encendida, la luz de la fe, les estamos diciendo: ‘Consérvala,
hazla crecer en tu hijo y en tu hija y déjala como herencia’. Dejar la fe como
herencia, esto nos enseña David, y muere así, sencillamente como cada hombre.
Pero sabe bien qué aconsejar a su hijo y cuál es la mejor herencia que le deja:
¡no el reino, sino la fe!”.
Dios
es Padre fiel que jamás decepciona
El
Santo Padre concluyó su homilía invitando a la asamblea a preguntarse: “¿Cuál
es la herencia que yo dejo con mi vida?”:
“¿Dejo
la herencia de un hombre, de una mujer de fe? ¿Les dejo esta herencia a los
míos? Pidamos al Señor dos cosas: no tener miedo de este último paso, como la
hermana de la audiencia del miércoles – ‘Estoy terminando mi recorrido y
comienzo el otro’ – no tener miedo; y la segunda, que todos nosotros podamos
dejar con nuestra vida, como la mejor herencia, la fe, la fe en este Dios fiel,
este Dios que está junto a nosotros siempre, este Dios que es Padre y jamás
decepciona”.
(María
Fernanda Bernasconi - RV).
(from
Vatican Radio)
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