Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Sean misericordiosos,
no cierren las puertas de la
Iglesia,
dijo el Papa
2015-03-17 Radio Vaticana
(RV).- La Iglesia “es la casa de Jesús”, una casa de
misericordia que acoge a todos y, por tanto, los cristianos no deben cerrar las
puertas de este lugar. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa
matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
Conflicto entre Jesús que tiene misericordia y los
cristianos que no la tienen
El Papa Bergoglio abordó un tema latente desde hace
mucho tiempo, a saber el conflicto que causa Jesús, que abre las puertas a
todos los que lo buscan, especialmente si están alejados; y los cristianos que
con frecuencia cierran esas puertas ante la cara de quien llama a la puerta de
la Iglesia. Se trata de un conflicto entre la misericordia total de Cristo y la
poca que a veces demuestra quien cree en Él.
No detener a quien busca a Cristo
La reflexión del Papa comenzó con el tema del agua,
protagonista de las lecturas litúrgicas del día. “El agua que cura”, la llamó
Francisco, comentando así la descripción que el Profeta Ezequiel hace del
arroyuelo que surgió en el umbral del templo, que se transforma afuera en un
torrente impetuoso y en cuyas aguas ricas de peces cualquiera puede curarse. Es
el agua de la piscina de Bethesda, descrita en el Evangelio, en cuyos
alrededores permanecía desde hacía años, un paralítico debilitado – y para
Francisco también un poco “perezoso” – que jamás había encontrado el modo de
hacerse sumergir cuando las aguas se movían y, por tanto, de buscar la
curación.
Jesús, en cambio, lo cura y lo anima “a ir
adelante”, pero esto desencadena la crítica de los doctores de la ley, porque
la curación se produjo un día sábado. Una “historia”, observó el Papa, que
también se produce “tantas veces” hoy:
“Un hombre – una mujer – que se siente enfermo en el alma, triste, que
ha cometido tantas equivocaciones en la vida, en un determinado momento siente
que las aguas se mueven, es el Espíritu Santo que mueve algo, o siente una
palabra o… ‘¡Ah, yo querría ir!’… Y se arma de coraje y va. Y cuántas veces hoy
en las comunidades cristianas encuentra las puertas cerradas: ‘Pero tú no
puedes, no, tú no puedes. Te equivocaste aquí y no puedes. Si quieres venir,
ven a la Misa el domingo, pero permanece ahí, y no hagas nada más’. Y lo que
hace el Espíritu Santo en el corazón de las personas, los cristianos con psicología
de doctores de la ley lo destruyen”.
La Iglesia es la casa de Jesús
“A mí esto me causa dolor”, afirmó Francisco. Y
reafirmó que la Iglesia tiene siempre las puertas abiertas:
“Es la casa de Jesús y Jesús recibe. Pero no sólo
recibe, también va a encontrarse con la gente, así como fue a ver a éste. Y si
la gente está herida, ¿qué hace Jesús? ¿Le reprocha porque esté herida? No,
viene y la lleva sobre sus hombros. Y esto se llama misericordia. Y cuando Dios
reprocha a su pueblo – ‘¡Misericordia
quiero, no sacrificios!’– habla de esto”.
El amor es la ley
“¿Quién eres tú
– preguntó el Papa – que cierras la puerta de tu corazón a un hombre, a
una mujer que tiene ganas de mejorar, de volver a formar parte del pueblo de
Dios, porque el Espíritu Santo ha agitado su corazón?”.
Que la Cuaresma –
concluyó Francisco – nos ayude a no cometer el error de quien despreció
el amor de Jesús hacia el paralítico, sólo porque la ley no lo preveía:
“Pidamos hoy al Señor en la Misa por nosotros, por
cada uno de nosotros y por toda la Iglesia, una conversión hacia Jesús, una
conversión a Jesús, una conversión a la misericordia de Jesús. Y así la Ley
quedará cumplida plenamente, porque la Ley es amar a Dios y al prójimo, como a
nosotros mismos”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)
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