Temas sacerdotales y Homilías del Papa.
La oración de alabanza es
difícil, pero da alegría,
dijo Francisco
2014-10-16 Radio Vaticana
(RV).-Es fácil rezar para pedir gracias, mientras
es más difícil la oración de alabanza, pero es ésta la oración de la verdadera
alegría. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la
capilla de la Casa
de Santa Marta.
El Pontífice centró su reflexión en la Carta a los Efesios, en la
que San Pablo eleva con alegría su bendición a Dios. Se trata de una oración de
alabanza – observó –, de una oración “que nosotros no solemos hacer
habitualmente: alabar a Dios. Y dijo que se trata de pura gratuidad, que nos
hace entrar en “una gran alegría”:
“Nosotros sabemos rezar muy bien cuanto pedimos
cosas, también cuando agradecemos al Señor, pero la oración de alabanza es un
poco más difícil para nosotros: no es tan habitual alabar al Señor. Y esto
podemos sentirlo mejor cuando hacemos memoria de las cosas que el Señor ha
hecho en nuestra vida: ‘En Él – en Cristo – nos ha elegido antes de la creación
del mundo’. ¡Bendito eres Señor, porque tú me has elegido! Es la alegría de una
cercanía paterna y tierna”.
Francisco prosiguió explicando que “la oración de
alabanza” nos da esta alegría, nos lleva a ser felices ante el Señor. Por lo
que pidió que hagamos un esfuerzo para reencontrarla; teniendo en cuenta que el
punto de partida es, precisamente, “hacer memoria” de esta elección: “el Señor
me ha elegido antes de la creación del mundo. ¡Pero esto – dijo – no se puede
comprender!”:
“No se puede comprender ni imaginar: que el Señor
me haya conocido antes de la creación del mundo, que mi nombre estaba en el
corazón del Señor. ¡Ésta es la verdad! ¡Ésta es la revelación! Si nosotros no
creemos esto no somos cristianos ¡eh! Quizá estemos impregnados de una
religiosidad teísta, ¡pero no somos cristianos! El cristiano es uno elegido, el
cristiano es uno elegido en el corazón de Dios antes de la creación del mundo.
También este pensamiento colma de alegría nuestro corazón: ¡yo soy elegido! Y
nos da seguridad”.
El Papa observó además que nuestro nombre está en
el corazón de Dios. Precisamente en las vísceras de Dios, como el niño está
dentro de su mamá. Ésta es nuestra alegría, la de ser elegidos”. Es algo –
subrayó Francisco – que “no se puede entender sólo con la cabeza. Ni siquiera
sólo con el corazón. Para comprender esto debemos entrar en el Misterio de
Jesucristo. El Misterio de su Hijo amado: ‘Él ha derramado su sangre en
abundancia sobre nosotros, con toda sabiduría e inteligencia, haciéndonos
conocer el misterio de su voluntad’. Y ésta es una tercera actitud: entrar en
el Misterio”:
“Cuando celebramos la Eucaristía , entramos en
este Misterio, que no se puede comprender totalmente: el Señor está vivo, está
con nosotros, aquí, en su gloria, en su plenitud, y da otra vez su vida por
nosotros. Debemos aprender cada día esta actitud de entrar en el Misterio. El
cristiano es una mujer, es un hombre, que se esfuerza para entrar en el
Misterio. El Misterio no se puede controlar: ¡es Misterio! Yo entro”.
El Papa Francisco concluyó diciendo que la oración
de alabanza es ante todo “oración de alegría”, y también “oración de memoria:
‘¡Pero cuánto ha hecho por mí el Señor! Con cuánta ternura me ha acompañado,
cómo se ha abajado; se ha inclinado como el papá se inclina con el niño para
hacerlo caminar’”. Y, en fin, oración al Espíritu Santo para que nos dé “la
gracia de entrar en el Misterio, sobre todo cuando celebramos la Eucaristía ”.(María
Fernanda Bernasconi - RV).
Dios nos ha dado el Cielo
como anticipo de eternidad,
dijo Francisco
2014-10-17 Radio Vaticana
Homilía de la misa
matutina en Santa Marta
(RV).-A través del Espíritu Santo, Dios ha dado a
los cristianos el Cielo como “anticipo” de eternidad. Pero a veces los
cristianos se olvidan de este don para seguir una vida “opaca” e hipócrita. Lo
afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina presidida en la capilla de la Casa de Santa Marta.
El Pontífice destacó que el Espíritu Santo es el
“sello” de luz con el que Dios ha dado el Cielo a los cristianos, los cuales,
muchas veces, olvidan esta luz a cambio de una vida de penumbra o, peor aún, de
luz falsa, esa que brilla en la hipocresía. El Papa reflexionó siguiendo la
lectura de Pablo, que explica a los cristianos de Éfeso que, por haber creído
en el Evangelio, recibieron “el sello del Espíritu Santo”. Y explicó que con
este don, Dios “no sólo nos ha elegido”, sino que además nos dado un estilo,
“un modo de vivir, que no es sólo “una lista de hábitos”, es algo más, es,
precisamente, “una identidad”:
“Nuestra identidad es precisamente este sello,
esta fuerza del Espíritu Santo, que todos nosotros hemos recibido en el
Bautismo. Y el Espíritu Santo ha sellado nuestro corazón y, además, camina con
nosotros. Este Espíritu, que había sido prometido – Jesús lo había prometido –
esto Espíritu no sólo nos da la identidad, sino que también es anticipo de
nuestra herencia. Con Él el Cielo comienza. Nosotros estamos viviendo
precisamente este Cielo, esta eternidad, porque hemos sido sellados por el
Espíritu Santo, que precisamente es el inicio del Cielo: era el anticipo; lo
tenemos en nuestras manos. Nosotros tenemos el Cielo en nuestras manos con este
sello”.
Francisco prosiguió explicando que sin embargo
tener el Cielo como anticipo de eternidad no impide a los cristianos “resbalar
al menos en un par de tentaciones”. Primero – afirmó textualmente – “cuando
nosotros queremos, no digo borrar la identidad, sino volverla opaca”:
“Es el cristiano tibio. Es cristiano, sí. Va a
Misa el domingo, sí. Pero en su vida la identidad no se ve. También vive como
un pagano: puede vivir como un pagano, pero es cristiano. Ser tibios. Volver
opaca nuestra identidad. Y el otro pecado, aquel del que Jesús hablaba a sus
discípulos y hemos oído: ‘Estén atentos a la levadura de los fariseos, que es
la hipocresía’. ‘Hacer de cuenta que’: yo hago de cuenta que soy cristiano,
pero no lo soy. No soy transparente, digo una cosa – ‘sí, sí, soy cristiano’ –
pero hago otra que no es cristiana”.
En cambio, y el mismo Pablo lo recuerda en otro
pasaje, una vita cristiana vivida según la identidad creada por el Espíritu
Santo trae como dote – subrayó el Papa – dones de otro calibre:
“Amor, alegría, paz, magnanimidad, benevolencia,
bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí. Y éste es nuestro camino hacia
el Cielo, es nuestro camino, que hace que comience el Cielo desde acá. Porque
tenemos esta identidad cristiana, hemos sido sellados por el Espíritu Santo.
Pidamos al Señor la gracia de estar atentos a este sello, a nuestra identidad
cristiana, que no sólo es promesa, no, ya la tenemos en nuestras manos como
anticipo”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
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