viernes, 24 de septiembre de 2021

Comentario del Evangelio: “Un día en que Jesús estaba orando solo, y sus discípulos estaban con él”, (Lc 9, 18-22).

Homilías del Papa y Temas sacerdotales

D. Jesús Mateo me invita con su comentario del Evangelio de mañana, día  ....

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24 de septiembre, viernes de 2021.

 

Comentario del Evangelio: “Un día en que Jesús estaba orando solo, y sus discípulos estaban con él”, (Lc 9, 18-22).

Hoy me voy a  fijar solamente en la primera frase del Evangelio: "Jesús estaba orando sólo". De nuevo, Jesús orando. ¿Cuándo y cómo aprenderemos, tú y yo, la importancia y la  necesidad de la oración?

Todos los que recibís esta reflexión o comentario del Evangelio sois personas que oráis. Permitidme que hoy os dé algunos consejos para que cada día nos ayude más  la lectura diaria de la Sagrada Escritura  y nos  sea eficaz.

1. Lo primero de todo es que encontremos un momento tranquilo, lleno de paz y lo convirtamos en un ambiente de oración. En silencio. En la presencia de Dios

2. Es necesaria también una actitud de fe: creer que Dios me quiere hablar; me quiere instruir Dice Santa Teresa del Niño Jesús: "Lo que por encima de todo me sustenta durante mis oraciones es el Evangelio: en él encuentro todo lo necesario para mi pobre alma. Allí descubro siempre luces nuevas, unos sentimientos ocultos y misteriosos" (Obras  completas, folio 83).

 

3. La tercera condición  es un auténtico deseo de CONVERSIÓN. Es el deseo de que la meditación de la Palabra nos convierta y desenmascare nuestro pecado para hacernos amar a Dios y al prójimo con amor verdadero. Queremos que la Sagrada Escritura transforme nuestra vida y nuestro corazón. Leer el Evangelio es correr un riesgo: el riesgo de que nos acuse profundamente y nos diga cosas que no tenemos mucho interés en oír. Cuando se lee con esa  actitud, suelen surgir sorpresas. Dios nos reclama la urgencia de una conversión y de una puesta en práctica.

4. Si creemos detectar en un texto determinado una llamada personal, "luces nuevas", algo que nos llega al alma y toca nuestro corazón, es bueno tomar nota de ello y comentarlo en la Confesión y en la Dirección Espiritual.

 

5. Empezar y terminar, siempre, rezando un Avemaría a la Virgen.

Jesús Mateo. Sacerdote

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Que Dios pague ese esfuerzo diario y que Santa María la Virgen no nos abandone nunca.,

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