Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Francisco \ Encuentros y Eventos
"Sentimos tu voz de Madre que
llama a todos"
rezó Francisco en Plaza España de Roma
y después visitó
Santa María Mayor
El Papa rezando a los pies de la Virgen
- AFP
08/12/2015 16:00SHARE:
(RV).-
Desde una hora antes de la llegada del Papa Francisco a la Plaza de España de
Roma, no cabía un alfiler en esta céntrica zona de la capital italiana, donde
cada 8 de diciembre el obispo de la ciudad deja flores a la estatua de la
Inmaculada Concepción, para pedir su intercesión por el mundo entero. Recibido
con un gran aplauso y con gritos de ¡Viva la Virgen! y ¡Viva el Papa!,
Francisco pidió a la Madre de Dios su maternal protección y bendijo las flores
que le dejó a los pies de la columna que sujeta su imagen.
Hablamos
de una antigua columna romana de mármol cebollino que se encontró en el
monasterio de Nuestra Señora de la Concepción en Roma y fue llevada a Plaza de
España para celebrar la proclamación del dogma que tuvo lugar el 8 de diciembre
de 1854 por el Papa Pío IX: La bienaventurada Virgen María fue preservada
inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su
concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a
los méritos de Jesucristo Salvador del género humano (Pío IX, Bula Ineffabilis
Deus: DS, 2803). Pío IX fue el primer Papa en enviar flores a la estatua de la
Virgen Inmaculada de la plaza España y fue San Juan XXIII en 1958, el primer
pontífice que se las llevó personalmente. La tradición fue continuada por los
Papas Pablo VI, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Esta famosa plaza
en el centro de Roma recibe su nombre por el Palazzo di Spagna que se encuentra
a la derecha de la escalinata, y que es sede de la Embajada de España ante la
Santa Sede desde 1647.
Terminada
la oración, el Papa saludo personalmente a las autoridades presentes y a los
fieles y peregrinos venidos de distintos lugares de Roma, Italia y el mundo. Y
desde la misma Plaza España se dirigió a Santa María Mayor, donde rezó en
privado ante la “Salus Populi Romani”, la representación antiquísima de la
Madre de Dios que se venera en esta basílica y que Francisco visita siempre en
diversas ocasiones, como antes de la partida y tambien al regreso de sus viajes
apostólicos. (Mónica Zorita, Renato Martinez, Guillermo Ortiz de RADIO
VATICANA)
Oración
del Papa Francisco a la Madre de Dios
Virgen
María, en este día de fiesta por tu Inmaculada Concepción, vengo a presentarte
el homenaje de fe y de amor del pueblo santo de Dios que vive en esta Ciudad y
Diócesis. Vengo en nombre de las familias, con sus alegrías y fatigas; de los
niños y de los jóvenes, abiertos a la vida; de los ancianos, llenos de años y
de experiencia; de modo especial vengo ante ti por parte de los enfermos, de
los encarcelados, de quienes sienten más difícil el camino. Como Pastor vengo
también en nombre de cuantos han llegado desde tierras lejanas en búsqueda de
paz y de trabajo.
Bajo
tu manto hay lugar para todos, porque tú eres la Madre de la Misericordia. Tu
corazón está lleno de ternura hacia todos tus hijos: la ternura de Dios, que en
ti se ha encarnado y se ha hecho nuestro hermano, Jesús, Salvador de todo
hombre y de toda mujer. Mirándote, Madre nuestra Inmaculada, reconocemos la
victoria de la divina Misericordia sobre el pecado y sobre todas sus
consecuencias; y se enciende en nosotros la esperanza de una mejor vida, libre
de la esclavitud, rencor y miedo. Hoy, aquí, en el corazón de Roma, sentimos tu
voz de madre que llama a todos a ponerse en camino hacia aquella Puerta, que
representa a Cristo. Tú dices a todos: “Vengan, acérquense confiados; entren y
reciban el don de la Misericordia; no tengan miedo, no sientan vergüenza: el
Padre los espera con los brazos abiertos para darles su perdón y recibirlos en
su casa. Vengan todos a la fuente de la paz y de la alegría”.
Te
agradecemos, Madre Inmaculada, porque en este camino de reconciliación tú no
nos hacen caminar solos, sino nos acompañas, estas cerca de nosotros y nos
sostienes en toda dificultad. Que tú seas bendita, ahora y siempre, Madre.
Amen. (Traducción del italiano: Renato Martinez - RV)
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