Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja
Sacerdotes | sección Vocación es... (Boletín semanal)
Este artículo que va a continuación me ha parecido muy aprovechable y lo voy a poner en nuestro blog sacerdotal como un tema vocacional.
Pero antes de hacerlo quiero ayudarlo un poco con unas reflexiones que ya han dado su fruto y que están contrastadas por su eficacia. Por lo menos pueden hacer, que al que lo lea, le traiga una cierta inquietud o se la aumente. Ojalá los lectores interesados puedan compartirlo o hacerlo llegar a los jóvenes que tengan una inquietud vacacional o puedan despertarla en otro joven, que responda a estos baremos de preocupación por la felicidad, en esta vida, que no es otra cosa,-la,vida-, que la oportunidad que Dios nos da para ganarnos el cielo, aunque a más de uno le suene un poco cursi o místico.
Un sacerdote le preguntaba a unos jóvenes. ¿Vosotros queréis ser felices? Después de tragar saliva por la inoportunidad de la pregunta, que parece una obviedad contestaron casi al unísono que... Sí, claro!
El sacerdote volvió a preguntar, esta vez con un notorio interés de involucrar a los jóvenes en el tema. ¿Y sabéis dónde está la felicidad?.
Entonces los jóvenes, ya no estaba todos de acuerdo con la respuesta. Alguno habló de Dios, pero sin concretar.
El sacerdote les dijo que no iban en la auténtica dirección. Que era muy vaga su respuesta y que demostraba, que no conocían a nadie verdaderamente feliz, porque no analizaban la vida de otros de su alrededor. El sacerdote les dijo que sí había mucha gente feliz, que había seguido un camino para conseguirlo.
-Por si no lo habéis advertido-les dijo- yo soy feliz. -Os voy a decir dónde está la felicidad. -La Felicidad está en descubrir lo que Dios quiere de uno en esta vida y decirle sí.
Ante el sombro de aquellos jóvenes, que no alcanzaban a la solución de la respuesta, hicieron al sacerdote la pregunta del millón:
-¿Cómo podremos saber lo que Dios quiere de nosotros?
A los que el sacerdote les contestó:
-¡TRATÁNDOLO!!!
-¡TRATÁNDOLO!!!
-Si no hay relación-trato íntimo- con Dios, es casi imposible saberlo o escuchar su voz en nuestro interior.
Y lo que sigue es un camino que podemos buscar, que han seguido multitudes y que no se puede seguir de cualquier manera. Tienes unas ayudas que puedes aprovechar y que son la razón del artículo en cuestión y que ahí tienes presente. Aprovéchalo. Javier Olivares Chao.
Y lo que sigue es un camino que podemos buscar, que han seguido multitudes y que no se puede seguir de cualquier manera. Tienes unas ayudas que puedes aprovechar y que son la razón del artículo en cuestión y que ahí tienes presente. Aprovéchalo. Javier Olivares Chao.
Sacerdotes | sección Vocación es... (Boletín semanal)
Autor: Arquidiócesis de
San Luis Potosí, México | Fuente: www.sina.org
Siete
pasos para discernir mejor
Ora, acude al director espiritual, percibe; infórmate, reflexiona, decídete, actúa
Uno de los grandes
retos al que cada joven debe hacer frente es el de encontrar su lugar en la
sociedad y en la Iglesia: Descubrir la propia vocación.
Los jóvenes sienten más
que nunca el atractivo de la llamada "sociedad de consumo", que los
hace dependientes y prisioneros de una interpretación individualista,
materialista y hedonista de la existencia humana. De aquí el rechazo de todo
aquello que sepa a sacrificio y renuncia al esfuerzo de buscar y vivir los
valores espirituales y religiosos.
En este tema
describiremos el proceso por medio del cual se puede llegar a discernir el
llamado de Dios; enumeraremos siete pasos que ayudarán a descubrir el proyecto
de Dios, para toda respuesta vocacional. Aunque nos referiremos directamente a
las vocaciones consagradas, estos 7 pasos son aplicables a la elección de
cualquier estado de vida.
1. ORACIÓN:
"¿Qué debo hacer,
Señor?" (Hch 22,10).
La Vocación no es sólo
lo que tú quieres ser y hacer, es ante todo lo que Dios quiere que tú seas y
hagas; no es algo que tú inventas, es algo que encuentras; no es el proyecto
que tú tienes sobre ti mismo, es el proyecto que Dios tiene sobre ti y que tú
debes realiza
Por eso, para descubrir
tu vocación, lo primero que debes hacer es dialogar con Dios: orar. Sólo
mediante la oración podrás encontrar lo que Dios quiere de ti. En la oración,
el Espíritu Santo afina tu oído para que puedas escuchar: "Habla, que tu
siervo escucha" (I S 3,10).
Sólo en el diálogo con
Jesús podrás oír su voz que te llama: "ven y sígueme"(Lc 18,22); o
bien, escucharás que te dice: "vuelve a tu casa y refiere lo que Dios ha
hecho por ti" (Lc. 8,38).
2.
PERCEPCIÓN:
"Pero había en mi
corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos y aunque yo hacía
esfuerzos por ahogarlo, no podía" (Jr 20,9).
Para poder descubrir lo
que Dios quiere de ti, tienes que aprender a escuchar, estar atento,
experimentar. Para esto, necesitas saber hacer silencio en torno a ti y en tu
interior. El ruido te impedirá percibir.
Está atento a todo, a tus
deseos, a tus miedos, a tus inquietudes, a tus proyectos. Escucha a todos: a
los que aprueban tu inquietud, a los que la critican. Dios se vale de diversos
intermediarios para hacerte oír su voz. Escúchate a ti mismo: ¿A qué se inclina
tu corazón ? ¿Qué es lo que anhelas? Aprende a mirar a los hombres que te
rodean, ¿qué te está diciendo Dios a través de su pobreza, de su ignorancia, de
su dolor, de su esperanza, de su necesidad de Dios... ? Escucha al Padre que, a
través de la historia concreta de los hombres, te revela manera como quiere que
colabores en la instauración del Reino.
Ve tu historia. ¿Por
cuál camino te ha llevado Dios? ¿Cuáles son los acontecimientos más importantes
de tu vida? ¿De qué manera Dios ha estado presente o ausente en tu vida? ¿Qué
personas concretas han sido significativas para ti? ¿Por qué?
Contempla el futuro.
¿Qué experimentas al pensar en la posibilidad de consagrar tu vida a Dios?
Tienes solo una vida, ¿a qué quieres dedicarla por completo?
Ten cuidado en
discernir si tu inquietud y la atracción que sientes son signos de una
verdadera vocación consagrada, o bien son manifestaciones de que Dios quiere
que, como laico, intensifiques tu vida cristiana.
Solo si aprendes a
escuchar, a mirar y a estar atento, podrás descubrir los signos de la llamada
de Dios.
En este nivel podrás
llegar a decir: "Tal vez Dios me esté llamando" ,"siento la
inquietud de consagrar mi vida a Dios".
3.
INFORMACIÓN:
"Observad cómo es
el país y sus habitantes, si son fuertes o débiles, escasos o numerosos; cómo
es la tierra, buena o mala; cómo son las ciudades que habitan, de tiendas o
amuralladas; cómo es la tierra, fértil o estéril, con vegetación o sin
ella" (Nm. 13, 18-20).
Los caminos para
realizar la vocación consagrada son múltiples. No es suficiente querer entregar
tu vida a Dios y desear dedicarte al servicio de tus hermanos. Es necesario
saber dónde quiere Dios que tú lo sirvas. Tal vez quiere que lo sirvas como
sacerdote diocesano, o como miembro de una congregación religiosa, etc.
Para descubrir el lugar
en que Dios quiere que estés, es necesario que conozcas las diversas
vocaciones. Debes saber cuál es la espiritualidad que viven los sacerdotes
diocesanos o las diferentes congregaciones, y que veas por cuál de ellas te
sientes atraído. También tienes que conocer cuál es su estilo as vida, es
decir, la manera como viven en la práctica: No es lo mismo una congregación
contemplativa, que una de vida apostólica. Asimismo, debes tener un
conocimiento de su misión en la Iglesia, y por medio de cuales actividades
apostólicas pretenden realizarla: misiones, enseñanza, hospitales, dirección
espiritual, promoción vocacional, predicación de ejercicios, medios de
comunicación, etc.
Debes saber también
quienes son los principales destinatarios de su apostolado: jóvenes,
sacerdotes, pobres, enfermos, niños, religiosos, etc.
Aunque ordinariamente
cuando se siente la inquietud vocacional se siente también el atractivo por una
vocación específica, bien vale la pena dedicar algunas horas a informarte más a
fondo sobre esa vocación y otras. Y aunque al final te decidieras por la que en
el principio te inclinabas, el tiempo empleado en informarte no habrá sido
desperdiciado.
En este nivel podrás
decir: "posiblemente Dios me está llamando a ingresar a esta
congregación".
4.
REFLEXIÓN:
"¿Quién de
ustedes, queriendo edificar una torre, no se sienta primero a calcularlos
gastos y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos
y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él,
diciendo:" Este comenzó a edificar y no pudo terminar " (Lc 14,
28-30).
La vocación es una
empresa demasiado grande; ¡y es para toda la vida! Por eso, no te puedes lanzar
a ella sin antes haber reflexionado seriamente, y con la debida calma, sobre ti
y sobre la vocación que pretendes seguir.
Debes reflexionar sobre
cuáles son tus capacidades y limitaciones; serás capaz de ser fiel a los
compromisos que implica la vocación; en qué signos concretos te basas para
pensar que Dios te llama; que es lo que más temes de la vocación; cuáles son
las razones en favor y en contra que tienes para emprender ese camino; qué es
lo que te atrae de ese estado de vida, y qué es lo que te gusta de él.
Dios te pide que te
comprometas responsablemente en el discernimiento de su voluntad. El quiere que
tú pongas en juego tu inteligencia y tu capacidad de reflexión y juicio para
que puedas encontrar tu vocación. El te da la luz de su Espíritu Santo para que
descubras qué es lo que quiere de ti.
No debes pretender,
ilusoriamente, tener en mano un contrato firmado por Dios, en el que revela su
plan sobre ti, y de esa manera poseer la evidencia de su llamado. No; nunca se
te dará tal documento. Lo que encontrarás serán signos que te indiquen cuál podría
ser la voluntad de Dios; signos que deberás descifrar para así tener la certeza
(más no la "evidencia") de su llamado.
En este nivel llegarás
a decir; "creo que Dios me llama "; "creo que, con la ayuda de
Dios, podré responder".
5. DECISIÓN:
"Te seguiré vayas
donde vayas" (Lc 9, 57).
Una vez que vayas
descubriendo qué es lo que Dios quiere de ti, no te queda sino dar el paso,
decir "sí", decidirte a seguir a Jesús.
Tomar tal decisión es
difícil. Ante la opción sentirás todos tus miedos, incertidumbres y
limitaciones: "¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un
muchacho" (Jr 1,7). Y sin embargo, a pesar de todas tus limitaciones, o
mejor, con todas ellas, has de responder al Señor, como Isaías: "Aquí
estoy, envíame" (Is 6,8); debes decidirte como María: "Aquí está la
esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho" (Lc 1,38).
Llegar a tomar una
decisión con la cual comprometerás toda tu vida, no sólo es difícil; es una
gracia. Debes pedirle al Espíritu Santo esa capacidad de respuesta.
No afrontar la decisión
equivale a dejar correr tu vida, desperdiciarla. Para iniciar el camino de la
vocación, no esperes tener la evidencia de que Dios te llama; te debe bastar
tener la certeza moral en su llamado.
Es necesario querer
seguir radicalmente a Jesucristo: "Sí, quiero seguirte ". Tal vez
tengas dudas si llegarás al final, si podrás con las exigencias, etc.; pero de
lo que no puedes dudar es de tu decisión; debes estar seguro de lo que tú
quieres.
En este nivel podrás
decir: "quiero consagrar mi vida a Dios en el servicio de mis
hermanos".
6.
ACCIÓN:
"Jesús los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su Padre lo siguieron" (Mt 4, 21-22).
Una vez decidido,
¡lánzate! No te dejes vencer por el miedo; lánzate con miedo.
La decisión se debe
concretizar en la acción. Debes poner todos los medios que estén a tu alcance
para realizar lo que has decidido. No cedas a la tentación de diferir el
ingreso: "Te seguiré, Señor. Pero déjame primero... " (Lc 9, 59-61).
Con la decisión has
comprometido todos los momentos posteriores; ahora se trata de buscar cómo ser
fiel. La única manera de realizar el proyecto de Dios es la fidelidad de cada
día. Tienes que vivir todo momento en coherencia con lo que has decidido; cada
paso debe ir dirigido hacia la meta.
Y, ¿cuando venga la
dificultad? Perseverar. El camino emprendido es difícil. Hay que estar
dispuesto a todo, pasar por lo que sea, a enfrentar cualquier dificultad. Jesús
no te ofrece otra cosa; "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a
sí mismo, tome su cruz cada día y sígame" (Lc 9,23). ¡Claro que el sendero
es arduo y pesado!; pero tienes en ti la fuerza del Espíritu Santo, y María te
acompaña e impulsa a recorrer el camino que Jesús ha trazado. Además, no se
trata de cargar hoy la cruz de toda la vida, sino sólo la de hoy; y así cada
día.
En este nivel deberás
de decir, como Pedro: "nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido" (Mt 10,28).
7.
DIRECCIÓN ESPIRITUAL:
"Levántate y vete
a Damasco, allí se te dirá todo lo que está establecido que hagas" (Hch
22,10).
En realidad, la
dirección espiritual no es un paso más en el proceso de discernimiento de tu
vocación; es un recurso que debe estar presente en cada uno de los pasos
anteriores. El director espiritual te motivará a orar y estar abierto a
percibir los signos de la voluntad de Dios; te indicará donde obtener la
información y te ayudará a reflexionar. Te dejará sólo ante Dios para que
libremente decidas tu vida. Te ayudará a que te prepares convenientemente para ingresar
en la institución formativa. Su oración y sacrificio por ti te alcanzarán del
Espíritu Santo la luz para que descubras tu vocación y la fuerza para seguirla.
La Palabra de Dios dice: Para obtener un consejo "recurrí" siempre a
un hombre piadoso, de quien sabes bien que guarda los mandamientos, cuya alma
es como tu alma, y que si caes, sufrirá contigo" (1S. 37,12).
Si bien es cierto que
la vocación es una llamada que Dios te hace, y que nadie puede escucharla por
ti ni responder a ella en tu lugar también es cierto que tienes necesidad de un
director espiritual que te acompañe en tu camino de discernimiento vocacional y
confirme la autenticidad de tu llamado.
Es fácil hacerse
ilusiones y creer que es llamada de Dios lo que en realidad es solo un deseo
subjetivo. Acudir al director espiritual es un acto de humildad; es aceptar que
no tienes el monopolio de la voluntad de Dios sobre ti; es aceptar la mediación
de un hombre de Dios, representante de la Iglesia, para descubrir el plan que
Dios tiene para ti.
Jesucristo, después de
habérsele aparecido a Pablo en el camino de Damasco, le dijo que fuera con
Ananías, que este le indicaría cuál era la voluntad de Dios. Cristo mismo
hubiera podido decirle directamente a Pablo qué quería de él, sin embargo, quiso
valerse de la mediación de Ananías para hacerle descubrir su vocación (Hch 22,
10-15).
En el discernimiento de
la voluntad de Dios sobre ti. No puedes prescindir de la mediación de la
Iglesia.
Discernir lo que Dios
quiere de ti, no es fácil, pero tampoco es algo imposible. Si con sinceridad y
humildad te pones a buscar la voluntad de Dios, y realizas los pasos que aquí
te sugiero creo que podrás encontrarlo.
Dios quiera revelarte
su proyecto sobre ti. Es El, el más interesado en que tú descubras y realices
tu vocación.
Ora, acude al director
espiritual, percibe; infórmate, reflexiona, decídete, actúa.
http://www.es.catholic.net/sacerdotes/994/3323/articulo.php?id=8581
Si esta reflexión te ha dicho algo...
Pásala. Franja
Si esta reflexión te ha dicho algo...
Pásala. Franja
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