Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja
Síntesis de las
homilías del Papa Francisco en las Misas que celebra todas las mañanas en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
El Papa en
Santa Marta advierte de las
“palabras
cristianas sin Cristo”
2013-12-05 Radio Vaticana
Quien pronuncia palabras
cristianas sin Cristo, o sea sin ponerlas en práctica, se hace mal a sí mismo y
a los otros, porque está vencido por el orgullo, y causa división también en la Iglesia : es en resumen lo
que dijo el Papa Francisco la mañana del jueves, durante la Misa en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
Escuchar y poner en práctica la palabra del Señor es como construir la casa sobre la roca. El Papa Francisco explicó la parábola evangélica propuesta por la liturgia del día. Jesús reprendía a los fariseos el conocer los mandamientos pero no realizarlos en sus vidas: “son palabras buenas”, pero si no son puestas en práctica “no solamente no sirven, sino que hacen mal: nos engañan, nos hacen creer que tenemos una bella casa, pero sin fundamento”. Una casa que no está construida sobre la roca:
“Esta figura de la roca se refiere al Señor. Isaías, enla Primera Lectura ,
lo dice: ‘¡Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca
eterna!’. ¡La roca es Jesucristo! ¡La roca es el Señor! Una palabra es fuerte,
da vida, puede ir adelante, puede tolerar todos los ataques, si esta palabra
tiene sus raíces en Jesucristo. Una palabra cristiana que no tiene sus raíces
vitales, en la vida de una persona, en Jesucristo, ¡es una palabra cristiana
sin Cristo! y las palabras cristianas sin Cristo ¡engañan, hacen mal! Un
escritor inglés, una vez, hablando de las herejías decía que una herejía es una
verdad, una palabra, una verdad, que se ha convertido en una locura. Cuando las
palabras cristianas son palabras sin Cristo comienzan a recorrer el camino de
la locura”.
Es una locura -explicó el Santo Padre- que hace volverse soberbios:
“Una palabra cristiana sin Cristo te conduce a la vanidad, a la seguridad de ti mismo, al orgullo, al poder por el poder. Y el Señor derriba a estas personas. Esta es una constante en la historia dela Salvación. Lo dice
Ana, la mamá de Samuel; lo dice María en el Magnificat: el Señor derriba la
vanidad, el orgullo de aquellas personas que se creen ser de roca. Estas
personas que solamente van detrás de una palabra, pero sin Jesucristo: una
palabra cristiana cierto, pero sin Jesucristo, sin la relación con Jesucristo,
sin la oración con Jesucristo, sin el servicio a Jesucristo, sin el amor a
Jesucristo. Esto es lo que hoy nos dice el Señor: construir nuestra vida sobre
esta roca y la roca es Él”.
“Nos hará bien un examen de conciencia - afirmó el Obispo de Roma- para entender “como son nuestras palabras”, si son palabras “que creen ser poderosas”, capaces “de darnos la salvación”, o si “son palabras con Jesucristo”:
“Me refiero a las palabras cristianas, porque cuando no está Jesucristo también esto crea división entre nosotros, hace la división enla Iglesia. Pedir al
Señor la gracia de ayudarnos en la humildad, que tenemos que tener siempre, de
decir palabras cristianas en Jesucristo, no sin Jesucristo. Con esta humildad
de ser discípulos salvados y de ir adelante no con palabras que, por creerse
poderosas, terminan en la locura de la vanidad, en la locura del orgullo. ¡Que
el Señor nos de esta gracia de la humildad de decir palabras con Jesucristo,
fundadas sobre Jesucristo!”. (RC-RV)
Escuchar y poner en práctica la palabra del Señor es como construir la casa sobre la roca. El Papa Francisco explicó la parábola evangélica propuesta por la liturgia del día. Jesús reprendía a los fariseos el conocer los mandamientos pero no realizarlos en sus vidas: “son palabras buenas”, pero si no son puestas en práctica “no solamente no sirven, sino que hacen mal: nos engañan, nos hacen creer que tenemos una bella casa, pero sin fundamento”. Una casa que no está construida sobre la roca:
“Esta figura de la roca se refiere al Señor. Isaías, en
Es una locura -explicó el Santo Padre- que hace volverse soberbios:
“Una palabra cristiana sin Cristo te conduce a la vanidad, a la seguridad de ti mismo, al orgullo, al poder por el poder. Y el Señor derriba a estas personas. Esta es una constante en la historia de
“Nos hará bien un examen de conciencia - afirmó el Obispo de Roma- para entender “como son nuestras palabras”, si son palabras “que creen ser poderosas”, capaces “de darnos la salvación”, o si “son palabras con Jesucristo”:
“Me refiero a las palabras cristianas, porque cuando no está Jesucristo también esto crea división entre nosotros, hace la división en
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