Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Papa: las Bienaventuranzas son el navegador de la vida cristiana
El Santo Padre Francisco celebra la Misa matutina en la capilla
de la Casa de Santa Marta - OSS_ROM
06/06/2016 13:40SHARE:
(RV).- Seguir y vivir las Bienaventuranzas, que, como
“navegadores” indican a los cristianos el justo itinerario de la vida. Fue la
invitación que el Papa Francisco dirigió durante la homilía de la Misa de la
mañana celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
El Obispo de Roma invitó, al contrario, a no resbalar a lo largo
de los tres escalones de la “anti-ley” cristiana, es decir, “la idolatría de
las riquezas, de la vanidad y del egoísmo”.
Para no perderse a lo largo del camino de la fe, los cristianos
tienen un preciso indicador de dirección, a saber: las Bienaventuranzas. E
ignorar las rutas que propone puede querer decir resbalar por los “tres
escalones” de los ídolos del egoísmo, la idolatría del dinero, la vanidad, y la
saciedad de un corazón que ríe de satisfacción propia ignorando a los demás.
“Los navegadores de la vida cristiana”
El Papa reflexionó inspirándose en el Evangelio de Mateo, que
muestra a Jesús cuando enseña a la muchedumbre el célebre Sermón de la montaña.
Francisco reafirmó que el Señor “enseñaba
la nueva ley, que no borra la antigua, sino que la perfecciona, llevándola a su
plenitud”:
“Esta es la nueva ley, ésta que nosotros llamamos “las
Bienaventuranzas”. Es la nueva ley del Señor para nosotros. Son la guía de
ruta, el itinerario, son los navegadores de la vida cristiana. Precisamente
aquí vemos, en este camino, según las indicaciones de este navegador, que
podemos ir adelante en nuestra vida cristiana”.
Los tres escalones de la perdición
El Pontífice prosiguió aludiendo al texto de Mateo con las
consideraciones que el Evangelista Lucas hace al final del análogo relato de
las Bienaventuranzas, es decir, el elenco de los “cuatro problemas”: ay de los
ricos, ay de los que se sienten sacios, ay de aquellos que ríen, ay de aquellos
de los cuales todos hablan bien.
El Obispo de Roma destacó de modo especial que “muchas veces”
dijo que “las riquezas son buenas”, mientras “lo que hace mal” es “el apego a
las riquezas”, que se convierte así en “idolatría”.
Y glosó el texto diciendo:
“Esta es la anti-ley, es el navegador equivocado. Es curioso:
estos son los tres escalones que llevan a la perdición, así como estas
Bienaventuranzas son los escalones que llevan adelante en la vida. Y estos tres
escalones que llevan a la perdición son el apego a las riquezas, porque no
tengo necesidad de nada. La vanidad, que todos hablen bien de mí: todos hablan
bien, me siento importante, demasiado incienso… y yo creo que soy justo – no
como aquel, como aquel otro… Pensemos en la parábola del fariseo y el publicano:
‘Te doy gracias porque no soy como éste…’. ‘Pero gracias, Señor, que soy tan
buen católico, no como el vecino, la vecina…’. Todos los días sucede esto…
Segundo, la vanidad y, tercero, el orgullo que es la saciedad, las carcajadas
que cierran el corazón”.
¿La clave? La mansedumbre
De entre todas las Bienaventuranzas, Francisco destacó una que –
afirmó textualmente – “no digo que sea la clave” de todas, “pero nos hace
pensar tanto”: “Bienaventurados los mansos”. La mansedumbre:
“Pero, Jesús dice de sí mismo: ‘Aprendan de mí que soy manso de
corazón’, que soy humilde y manso de corazón. La mansedumbre es un modo de ser
que nos acerca tanto a Jesús. En cambio, la actitud contraria siempre procura
enemistades, guerras… tantas cosas, tantas cosas feas que suceden. Pero la
mansedumbre, la mansedumbre del corazón que no es una tontería, no: es otra
cosa. Es la profundidad para comprender la grandeza de Dios, y adoración”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
No hay comentarios:
Publicar un comentario