Homilías del Papa y Temas sacerdotales
EVANGELIO DEL DOMINGO II DE ADVIENTO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
1, 1-8
Comienza el Evangelio
de Jesucristo, Hijo de Dios.
“Está escrito en el
profeta Isaías: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.
Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus
senderos." Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y
se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea
y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan
iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se
alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: "Detrás de mí
viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las
sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu
Santo."
Palabra del Señor
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¡QUÉ CAMINOS! Por Javier Leoz
¿Se hace camino al
andar? Remitiéndonos a la famosa sentencia de Machado contemplamos un mundo
que, cada camino que indica o construye, es tal vez camino de trayecto corto.
Las propuestas que la sociedad nos hace es un “gasta tu vida gastando”. ¿No
debiera ser “vive tu vida desgastándote”?
1.- Hoy entra en escena
un personaje singular: Juan Bautista. Su forma de vestir, su alimentación (un
tanto peculiar) y, sobre todo, por su forma de ser no dejaba indiferente a
nadie. Era vox populi que era profeta singular. Su cuerpo no era el centro de
su atención pero, la esperanza del Pueblo de Israel, era su locura. Sonaba su
voz como una trompeta que rompía de arriba abajo el silencio interesado sobre
el Mesías y emplazaba a la conversión; a mirar de otra forma la venida del
Salvador; a regresar de los palacios de la injusticia, del todo vale o de la
comodidad. Este pregonero del desierto, previamente había corregido y
sacrificado su propio camino con una existencia nítida, radical y vociferaba a
disponer unos caminos dignos por los que, el Señor, pudiera entrar. Muchos de
los que añoraban a Jesús –al igual que nosotros mismos- elegían las avenidas
más cómodas, y no precisamente las más santas, para hacerse los encontradizos
con El. Dios venía por un camino y…el pueblo iba por otro. En dirección
contraria. Ese fue el pecado de muchos de ellos: no se encontraron con el
Salvador porque “sus antenas” no estaban bien orientadas hacia la dirección por
donde venía.
2.- ¿Cómo vestimos
nosotros? ¿Con la piel de la oración o con el oropel de la frialdad hacia Dios?
¿Con qué nos alimentamos? ¿Con la Palabra y la Eucaristía o, por el contrario,
con todo aquello que es agradable al paladar del ojo, de la boca, del tener o
del placer? ¿En qué dirección avanzamos? ¿Hacia la Navidad, Misterio de Amor, o
hacia la vanidad del disfrutar, gastar y derrochar?
Juan, en este segundo
domingo de adviento, nos pone contra las cuerdas. ¿Qué camino estamos
construyendo para la llegada del Salvador? ¿Nos preocupamos de despejar la
calzada de nuestra vida de aquellos escollos (envidias, orgullo, soberbia,
malos modos, egoísmo….) que convierten nuestra fe en algo irrelevante o
simbólico?
3.- En estos próximos
días (aunque en algunos lugares ya lo han llevado a cabo semanas atrás por
intereses meramente comerciales) se adornan las calles y plazas como antesala
de la Navidad. ¿Cómo vamos adornar nuestra vida? ¿Hasta dónde estamos
dispuestos a iluminar el interior de cada uno de nosotros para que, el Señor,
cuando nazca pueda entrar con todas las de la ley al fondo de nuestras vidas y
nacer de verdad? ¿De qué nos vamos a rodear? ¿De regalos que ya ni nos llaman
la atención o del gran regalo que es Cristo humillado en Belén?
4.- Navidad; no nos
dejemos arrastrar por lo que desvirtúa y mancilla la belleza y la grandeza de
esos días. Desde ahora, y con una profunda revisión de nuestra vida cristiana
nos comprometamos, de la mano de Juan, en encauzar lo que está torcido,
iluminar lo que está oscuro, retornar de senderos equivocados, agarrarnos al
poder y fuerza de la oración o pedirle al Señor que nos ayude a convertirnos a
Él arropados por esa otra versión del mundo, de las personas, de los
acontecimientos, del amor y de la paz que nos trae y nos da el Evangelio.
Equivocarse de caminos
no es malo…siempre y cuando regresemos a tiempo de ellos. ¡Adelante con el
Señor!
EN EL DESIERTO DEL
MUNDO
Donde la locura vuela
más deprisa que la sensatez, allá donde
la pobreza ya no llama la atención y se
convierte en estandarte de un mundo
infeliz,…
Quiero, Señor, preparar
tu camino.
En la soledad del que
busca y no encuentra compañía en la
desesperanza de familias que han perdido
el horizonte de la alegría en los
egoísmos y soberbias que me impiden verte cara a cara…
Quiero, Señor, preparar
tu camino.
Luchando, por rebajar
todas esas colinas de autosuficiencia
Avanzando, para llenar
lo que la sociedad caprichosa e
insolidaria, mezquina y sin sentido pretende
dejar, lo más sagrado, vacío y sin
contenido
Quiero, de verdad
Señor, preparar tu camino
Despejar nuestras
mentes embarulladas por lo efímero y
colmarlas con tu presencia, con tu
Nacimiento
Denunciar falsedades
o verdades a medias y, con la trompeta
de tu nuevo día, pregonar a este mundo
que todavía es posible la esperanza. que
Tú, Señor, estás por llegar pero que,
los caminos por donde avanzamos, no son
los auténticos para poderte alcanzar.
Tú Señor, puedes
cambiar el ritmo de la historia si somos
capaces de dejar aquello que nos
atenaza, duerme, amordaza, esclaviza y nos
impide caminar
Contigo, Señor.
Para
Ti, Señor.
Por Ti, Señor.
Quiero preparar
mis caminos: que sean los tuyos
Quiero andar por
tus caminos: sal a mi encuentro
Quiero dejar los
viejos: renuévame con tu gracia
¡Ven, Señor! ¡Apresura
tu llegada!
¡¡Contigo, para
siempre, por tus caminos!!
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