Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Con motivo del Año de la Vida consagrada,
el Sr. Obispo de nuestra Diócesis de Tui-Vigo
ha mandado esta carta a los diocesanos,
que la reproduzco en este blog
de temas sacerdotales y eclesiales.
Franja
AÑO DE LA VIDA
CONSAGRADA
(30 DE NOVIEMBRE DE
2015 - 2 DE FEBRERO DE 2016)
Vigo, 26 de
noviembre de 2014
Queridos sacerdotes, religiosos y religiosas.
El primer domingo de Adviento se inaugura en la Iglesia Universal
el Año de la Vida Consagrada. Este anuncio es una gran sorpresa del Papa
Francisco. Es un Año en el que se convoca a todo el pueblo de Dios –pastores,
laicos y consagrados- a dar gracias a Dios por el regalo de la Vida Consagrada
y a escrutar los signos de Dios que nos indican el futuro de la misma en la
Iglesia.
La Congregación
Vaticana para la Vida Consagrada ha concretado en tres los objetivos de este
Año:
Hacer memoria
agradecida del acontecimiento del Vaticano II y cuanto ha supuesto para la Vida
Consagrada y para la Iglesia
Coincide este Año de la Vida Consagrada con el cincuenta
aniversario del Decreto Perfectae Charitatis y de la Constitución Lumen
Gentium, que sin duda es el documento de mayor importancia doctrinal del
Concilio Vaticano II. En ella hay todo un capítulo dedicado a proponer y
explicar el lugar y la misión que ocupa la vida religiosa en el misterio de la
Iglesia. Este capítulo está situado entre los capítulos quinto, que se refiere
a la vocación universal de los bautizados a la santidad, y el séptimo, sobre la
índole escatológica de la Iglesia peregrinante y su unión con la Iglesia
celeste. Este planteamiento nos da a entender que la vida religiosa sólo tiene
sentido en la vocación y desde la vocación de toda la Iglesia a la santidad.
Pero “el estado religioso cumple mejor, sea la función de manifestar ante todos
los fieles que los bienes celestiales se hallan ya presentes en este mundo, sea
la de testimoniar la vida nueva y eterna conquistada por la redención de
Cristo, sea la de prefigurar la futura resurrección y la gloria del reino
celestial” (LG 44).
El segundo objetivo
es abrazar el futuro con esperanza, a pesar de la crisis que atravesamos.
En los tiempos difíciles que estamos viviendo no pocas comunidades
de Vida Consagrada pueden sentir una sensación de desconcierto por la escasez
de vocaciones, por las debilidades que perciben en su interior y por los muchos
obstáculos que encuentran para llevar a cabo su misión.
En el mundo que nos rodea se siente con frecuencia la tentación de
ceder a la frustración, a la desilusión e incluso al pesimismo sobre el futuro.
Pero, los que han consagrado su vida para dar testimonio del amor de Dios y
para la edificación de su Cuerpo, saben que en la fe se ven los cielos abiertos
y que la gracia del Espíritu Santo ilumina a la Iglesia y lleva a una esperanza
segura.
En la primera carta de san Juan se nos habla de la victoria sobre
el mundo; de esa victoria que consiste en creer que Jesús es el Hijo de Dios.
Victoria sobre las fuerzas del mal, que debería crear una conciencia de
triunfo, un sereno optimismo y una esperanza insobornable (cf 1 Jn 5, 1-6).
En tercer lugar, el
Año de la Vida Consagrada es una llamada a vivir el presente con pasión dando
testimonio de la vida y misión que la Vida Consagrada desarrolla en este
momento en cada iglesia particular y universal
Los religiosos y las religiosas están llamados a conservar siempre
el corazón y la mirada fijos en el Señor Jesús, para que, mediante sus obras y
la entrega total de sí mismos, comuniquen a todos el amor de Dios que reciben
en su propia existencia por la consagración de sus vidas. Se esfuerzan en
confrontar permanentemente sus propias actitudes con las de Jesús, que ocupa el
lugar central de toda forma de vida cristiana, y por supuesto, el de la vida
religiosa. Los religiosos y las religiosas tienen como regla última y suprema
el seguimiento de Cristo mediante la práctica de los consejos evangélicos de
castidad, pobreza y obediencia, vividos en comunidad.
Los votos no son otra cosa que la triple expresión de un único sí
de la total consagración; tres maneras concretas de comprometerse a vivir como
Cristo en su pobreza, en su castidad y en su obediencia. El testimonio, por lo
tanto, que la Iglesia universal y particular espera de la Vida Consagrada es:
ser transparencia de Cristo virgen, pobre y obediente.
Nuestra Diócesis de Tui-Vigo se une, de una manera especial,
durante la celebración de este Año a dar gracias a Dios por el regalo de la
Vida Consagrada. Se une al sentir de toda la Iglesia agradeciendo al Señor la
presencia en su territorio de 46 instituciones que con su diversidad de
carismas dan vida a 59 comunidades y 460 personas consagradas. Son Monasterios
de vida contemplativa, Congregaciones masculinas y femeninas de vida activa,
Sociedades de vida apostólica o Institutos seculares que, gracias a la vocación
consagrada de sus miembros, dan vida a nuestra Iglesia Particular y animan un
número significativo de instituciones apostólicas vitales en nuestra Diócesis.
Es justo reconocer la importancia que sus instituciones educativas, sus
compromisos parroquiales y sus obras sociales al servicio de los más pobres
para nuestra Iglesia de Tui-Vigo. De todos modos, lo más significativo para
nosotros ha de ser la consagración de cada uno de sus miembros, que nace de la
llamada a dedicar su vida al servicio del Reino en nuestra Iglesia.
En nuestra Diócesis el Año de la Vida Consagrada se inaugura
solemnemente con la celebración de la Eucaristía en la Concatedral de Santa
María de Vigo el sábado 29 de noviembre, a las 18.30 h. Se invita a participar
a todo el pueblo de Dios: pastores, laicos y consagrados. A lo largo de los
próximos meses se irán indicando las diversas actividades programadas para este
tiempo de gracia.
Pidamos al Señor, por intercesión de su Santísima Madre, que a lo
largo de este Año, conceda a su Iglesia el regalo de vocaciones a la Vida
Consagrada, y a todos nos ayude a ser más fieles a nuestra vocación y a nuestra
misión en la Iglesia y en la sociedad.
Con mi afecto y bendición,
Luis Quinteiro Fiuza
Obispo de Tui-Vigo
Diócesis de Tui-Vigo
Dr Corbal, 90 -
36207 Vigo
Tel. 986 375 153
bispado@diocesetuivigo.org
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