Homilías del Papa y Temas sacerdotales
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D. Jesús Mateo me envía todos los días un comentario del Evangelio que lo encuentro muy aprovechable para los sacerdotes y para algunos laicos con vida interior y deseos de mejorar su vida cristiana.
Por eso os lo mando y lo comento en uno de los blogs de internet que hace tiempo están haciendo el bien y esa es mi intención.
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29 de septiembre, Domingo, de 2019
Comentario: LA PARÁBOLA DEL POBRE LÁZARO Y EL RICO EPULÓN (Lc 16, 19-31).
Se me ocurre hacerte una pregunta. Conoces la parábola. ¿En quién te sientes reflejado, en el pobre Lázaro o en el Rico Epulón?
De entrada, podemos pensar: "Yo no soy rico".
Y no estoy de acuerdo. Ya que tú y yo "somos ricos". Dios nos ha dado cinco talentos: la vida, la fe, la inteligencia, los cuatro sentidos, diversas cualidades...
También quería aclararte que el pobre no se salva por ser pobre, sino porque se santificó con su pobreza; y el rico no se condenó por ser rico sino porque no ayudó con sus riquezas al pobre.
Lo expone muy bien San Juan Pablo II:
"Murieron los dos, el rico y el mendigo, y fueron llevados ante Abrahán y se hizo el juicio de su conducta. Y la Escritura nos dice que Lázaro recibió consuelo y en cambio, al rico se le dieron tormentos. ¿Es que el rico fue condenado porque tenía riquezas, porque abundaba en bienes de la tierra, porque vestía de púrpura y lino y celebraba cada día espléndido banquetes? No, quiero decir que no fue por esta razón. El rico fue condenado porque no ayudó al otro hombre. Porque ni siquiera cayó en la cuenta de Lázaro, de la persona que se sentaba en su portal y ansiaba las migajas de su mesa. En ningún sitio condena Cristo la mera posesión de bienes materiales en cuanto tal. En cambio, pronuncia palabras muy duras contra los que utilizan los bienes egoístamente, sin fijarse en las necesidades de los demás".
El rico " no vio al pobre", vive para sí, como si Dios no existiera. Fue un egoísta. No supo compartir. No utilizó los bienes conforme al querer de Dios. Ha olvidado que no era dueño de los bienes, sino administrador.
Y comenta San Agustín:
"La pobreza no condujo al Cielo a Lázaro, sino su humildad, y las riquezas no impidieron al rico entrar en el descanso eterno, sino su egoísmo y su infidelidad".
Te decía, anteriormente, que tú y yo hemos recibido muchos dones de Dios: afecto, amistad, comprensión, cordialidad, palabras de afecto, la fé, la alegría, la amistad, los bienes económicos...(en esto somos "ricos". ¿Cómo los estamos administrando?
Jesús Mateo. Sacerdote.
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Pidamos a la Virgen María que no decaiga este deseo de buscar el bien espiritual de los amigos. Franja.
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Confeccionado en este blog por Franja. Felicidades a D. JESÚS Mateo por su esfuerzo
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