Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Homilía
del Papa:
“Las obras de misericordia
“Las obras de misericordia
son
el corazón de nuestra fe”
2016-01-07
Radio Vaticana
(RV).-
“Las obras de misericordia son el corazón de nuestra fe”. Lo afirmó el Papa
Francisco en su homilía de la misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa
de Santa Marta tras la pausa navideña. Deteniéndose en la primera lectura,
tomada de la Primera Carta de San Juan Apóstol, el Pontífice advirtió que es
necesario estar atentos ante la mundanidad y ante aquellos espíritus que nos
alejan de Dios, que se ha hecho carne por nosotros:
“Permanecer
en Dios”. El Santo Padre Francisco desarrolló su homilía a partir de esta
afirmación del Apóstol Juan. “Permanecer en Dios – dijo – es un poco el alcance y el estilo de la
vida cristiana”. Porque un cristiano “es el que permanece en Dios”, el que
“tiene en sí al Espíritu Santo y se deja guiar por Él”. Al mismo tiempo –
prosiguió – el Apóstol pone en guardia al hecho de dar “fe a todo espíritu”. De
modo que es necesario poner “a prueba a los espíritus, para comprender si
provienen, verdaderamente, de Dios. “Y ésta – afirmó el Papa – es la regla cotidiana de vida que nos enseña
Juan”.
¿Pero
qué quiere decir entonces “poner a prueba a los espíritus”? – se preguntó –. Y añadió que no se trata de
“fantasmas”. Sino que se trata de “probar”, ver “qué sucede en mi corazón”,
cuál es la raíz “de lo que estoy sintiendo ahora, y de dónde viene. “Esto es
poner a prueba – dijo el Papa – para
saber si lo que “siento viene de Dios” o viene de otro, “del anticristo”.
Discernir
lo que sucede en nuestra alma
La
mundanidad – reafirmó Francisco – es
precisamente “el espíritu que nos aleja del Espíritu de Dios, que nos hace
permanecer en el Señor”. Por tanto – volvió a preguntarse – ¿cuál es el
criterio para “hacer un discernimiento correcto acerca de lo que sucede en mi
alma?”. Y respondió que el Apóstol Juan da uno solo: “Todo espíritu que
reconoce a Jesucristo que vino en la carne, es de Dios, y todo espíritu que no
reconoce a Jesús, no es de Dios”:
“El
criterio es la Encarnación. Yo puedo sentir tantas cosas dentro, incluso cosas
buenas, ideas buenas. Pero si estas ideas buenas, estos sentimientos, no me
conducen a Dios que se ha hecho carne, no me conducen al prójimo, al hermano,
no son de Dios. Por esta razón, Juan comienza este pasaje de su Carta diciendo:
‘Este es el mandamiento de Dios: que creamos en el nombre de su Hijo,
Jesucristo, y que nos amemos recíprocamente’”.
Las
obras de misericordia están en el centro de nuestra fe
Podemos
hacer “tantos planes pastorales” –
añadió el Papa – e imaginar
nuevos “métodos para acercarnos a la gente”, pero “si no seguimos el camino de
Dios que vino en la carne, del Hijo de Dios que se ha hecho hombre para caminar
con nosotros, no estamos en el camino del buen espíritu: es el anticristo, es
la mundanidad, es el espíritu del mundo”:
“¡Cuánta
gente encontramos en la vida que parece espiritual!: ‘Pero, ¡qué persona
espiritual, ésta!’; pero no hables de hacer obras de misericordia. ¿Por qué?
Porque las obras de misericordia son precisamente lo concreto de nuestra
confesión, que el Hijo de Dios se ha hecho carne: visitar a los enfermos, dar
de comer a quien no tiene comida, cuidar a los descartados… Obras de
misericordia: ¿por qué? Porque cada hermano nuestro, que debemos amar, es carne
de Cristo. Dios se ha hecho carne para identificarse con nosotros. Y con el que
sufre, es Cristo quien lo sufre”.
Si
el espíritu viene de Dios me lleva al servicio a los demás
“No
dar fe a todo espíritu y estar atentos –
reafirmó el Papa – poner a prueba a los espíritus para saber si provienen
verdaderamente de Dios”. Y subrayó que “el servicio al prójimo, al hermano, a
la hermana que tiene necesidad”, que “tiene necesidad incluso de un consejo,
que tiene necesidad de ser escuchado”, “estos son los signos de que vamos por
el camino del buen espíritu, es decir, el camino del Verbo de Dios que se ha
hecho carne”:
“Pidamos
al Señor hoy la gracia de conocer bien qué cosa sucede en nuestro corazón, qué
cosa nos gusta hacer, es decir, lo que a mí me toca más: si el espíritu de
Dios, que me lleva al servicio de los demás, o el espíritu del mundo que gira
en torno a mí mismo, a mis cerrazones, a mis egoísmos, a tantas otras cosas…
Pidamos la gracia de conocer qué cosa sucede en nuestro corazón”.
(María Fernanda
Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)
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