Temas sacerdotales y Homilías del Papa.
Síntesis
de las homilías del Papa Francisco
en las Misas que celebra todas las mañanas
en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
Informaciones
elaboradas por
L'Osservatore Romano y Radio Vaticano.
“Un
cristiano sabe abajarse para anunciar al Señor”:
el Santo Padre en la homilía
de la misa
en la capilla de la Casa de Santa Marta
2014-06-24
Radio Vaticana
Un cristiano no se anuncia a sí
mismo, sino al Señor. Lo subrayó Papa Francisco en la Misa matutina en la Casa
de Santa Marta, en la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista. El Papa
habló de las vocaciones del “más grande entre los profetas”: preparar,
discernir, disminuir.
Preparar
la venida del Señor, discernir quién sea el Señor, disminuirse para que el
Señor crezca. Papa Francisco ha indicado en estos tres verbos las vocaciones de
Juan el Bautista, modelo siempre actual para un cristiano. Juan, dijo el Papa,
preparaba el camino a Jesús “sin tomar nada para sí mismo”. Él era un hombre
importante, “la gente lo buscaba, lo seguía porque las palabras de Juan eran
fuertes”.
Sus
palabras, prosiguió Francisco, “llegaban al corazón”. Y allí, observó, tuvo tal
vez “la tentación de creer que era importante, pero no cayó”. Cuando, de hecho,
se acercaron los doctores para preguntarle si él era el Mesías, Juan respondió:
“Son voces: solamente voces”, yo sólo “he venido a preparar el camino del
Señor”. “Aquí está la primera vocación de Juan el Bautista”, dijo el Papa:
“Preparar al pueblo, preparar los corazones de la gente para el encuentro con
el Señor”. Pero, ¿quién es el Señor?:
"Y
esta es la segunda vocación de Juan: discernir, entre tanta gente buena, quien
era el Señor. Y el Espíritu Santo le reveló esto y él tuvo el valor de decir:
'Es éste. Éste es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo’. Los
discípulos miraron a este hombre que pasaba y lo dejaron que se marchara. Al
día siguiente, sucedió lo mismo: '¡Es aquel! Él es más digno de mí’… Y los
discípulos fueron detrás de Él. En la preparación, Juan decía: "Detrás de
mí viene uno... "Pero en el discernimiento, que sabe discernir e indicar
al Señor, dice: "¡Delante de mí... está Éste!'".
La
tercera vocación de Juan, prosiguió el Papa, es disminuir. Desde aquel momento,
“su vida comenzó a abajarse, a disminuirse para que creciera el Señor, hasta
eliminarse a sí mismo”: “Él debe crecer, yo, en cambio, disminuir”, “detrás de
mí, delante mío, lejos de mí”:
"Y
esta fue la etapa más difícil de Juan, porque el Señor tenía un estilo que él
no había imaginado, hasta el punto de que en la cárcel -porque Juan estaba en
la cárcel en ese momento - sufrió no sólo la oscuridad de la celda, sino
también la oscuridad en su corazón: " “¿Pero será Él? ¿No me habré
equivocado? Porque el Mesías tiene un estilo tan accesible y normal... que no
entiendo...” Y como que era un hombre de Dios, pidió a sus discípulos que
fueran a preguntárselo a Él: "¿Pero, es usted realmente, o debemos esperar
a otro?”.
“La
humillación de Juan - constató el Papa – es doble: la humillación de su muerte
como precio de un capricho”, pero también la humillación “de la oscuridad del
alma”. Juan que ha sabido “esperar” a Jesús, que ha sabido “discernir”, “ahora
ve a Jesús lejano”. “Aquella promesa – reiteró el Papa – se ha alejado. Y
termina solo. En la oscuridad, en la humillación”. Se queda solo “porque se
anuló tanto para que el Señor creciera”. Juan, repite Francisco, ve al Señor
que está “lejos” y él, “humillado, pero con el corazón en paz”:
"Tres
vocaciones en un hombre: preparar, discernir, y dejar crecer al Señor
disminuyéndose a sí mismo. También es hermoso pensar la vocación cristiana así.
Un cristiano no se anuncia a sí mismo, anuncia a otro, prepara el camino para
otro: al Señor.
Un cristiano debe aprender a discernir, debe saber discernir la
verdad de lo que parece verdad y no lo es: un hombre de discernimiento. Y un
cristiano debe ser también un hombre que sabe cómo abajarse para que el Señor
crezca, en el corazón y en el alma de los demás".
GM / ER – RV
No hay comentarios:
Publicar un comentario