Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja
Vocación del Papa Francisco
Jorge Mario, el pibe
Un artículo más de la vocación del Papa Francisco, que puede ayudar a muchos lectores de este blog un poco vocaciones.
Franja
La inédita historia
vocacional del Papa Francisco.
¡Encontró su vocación en el confesionario!
jueves, marzo 14,
2013
Por Luis Alva
La historia vocación
del santo padre Francisco no es
diferente a la de muchos sacerdotes y seminaristas. El joven Bergoglio como todo joven de su
época tenía ya un proyecto en su mente. Nos cuenta Sergio Rubin, que Jorge
junto a su novia se dirigía a una fiesta y al pasar por su parroquia porteña de
San José de Flores, sintió un gran deseo de confesarse y fueron las palabras
del sacerdote (cuyo nombre nunca reveló) que lo sacudieron.
Estas fechas nos dan muchas alegría el recordarlas. Un hombre con una trayectoria
marcada por la Providencia de Dios y el SÍ de su consentimiento y elección.
Fue en ese instante
donde Jorge sintió un deseo por la vocación religiosa que llevaba ya dentro.
Salió de allí muy emocionado de ser sacerdote de Cristo. Pero no se lo dijo a
nadie. El único síntoma fue que al poco tiempo rompió con su novia. Fiel a su
estilo reservado esperó unos años para anunciar su decisión a su familia. Su
padre lo celebró. Su madre, en cambio, se enojó. Pero no se amilanó. Fue duro
para él: ella no quiso ir a verlo durante los primeros años de seminario hasta
que, finalmente, aceptó su decisión.
Una decisión que
-quien podría imaginarlo- lo llevaría muchos años después a ser el primer papa
argentino y latinoamericano para sorpresa de los argentinos y de los católicos
de todo el mundo.
La demora en entrar al
seminario pareció explicarse por su deseo de relacionarse con el mundo profano
antes de abrazar la vida religiosa. Ya mientras cursaba la secundaria trabajaba
por pedido de su padre. Pero acaso la experiencia más fuerte de su juventud
-que le marcó el límite humano- fue una grave enfermedad que lo codeó con la
muerte. Hubo varios días de incertidumbre porque los médicos no acertaban con
el diagnóstico. Al fin, detectaron una infección pulmonar que requirieron un
tratamiento con sondas que le provocaba dolores terribles.
Las palabras de
circunstancias para confortarlo no lo convencían. Hasta que una monja que
sorpresivamente lo consiguió lo logró con una frase simple y directa: “Con tu
dolor, lo estás imitando a Jesús”. Desde entonces, Jorge Bergoglio vive con un
sólo pulmón, lo que lo obliga a administrar sus esfuerzos, si bien nunca fue
una severa restricción.
Recuperado, ingresó
finalmente al seminario. Optó por los jesuitas porque le atraía su perfil de
gran formación y cierto vanguardismo. Ya ordenado, quería ser misionero. Y
añoraba con ir a Japón, donde los jesuitas tienen una fuerte presencia. Pero no
logró la autorización de su superior. Técnico químico y profesor de literatura,
la docencia se reveló como otra de sus grandes vocaciones.
En su paso por el
prestigioso colegio de la Inmaculada de Santa Fe, sus alumnos lo bautizaron “el
profe Carucha”, severo, pero muy querible. El se esmeraba: llegó a llevar a la
provincia para su clase nada menos que a Jorge Luis Borges.
La foto familiar. ¡Estábamos todos!
Con apenas 37 años, se
convirtió en superior de los jesuitas en la Argentina. Eran los tiempos en de
la violencia política, la última parte de la guerrilla y el terrorismo y el
comienzo de la represión de la dictadura más sanguinaria que conoció la
Argentina.
Bergoglio terminó
recalando en Alemania, donde realizó una tesis sobre Romano Guardini, el gran
teólogo con una visión innovadora de la
Iglesia. A su regreso a la Argentina -tras un paso por el colegio El Salvador, de
Buenos Aires- fue destinado a la iglesia de los jesuitas en Córdoba, donde
estuvo poco menos que recluido. Para muchos fue la continuación de un exilio
forzoso. Pero pocos años después su vida religiosa daría un gran vuelco.
A comienzos de los '90
el entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Quarracino, lo señaló
para que sea uno de sus obispos auxiliares. Comienza así su meteórica carrera
que lo llevó de ser un complet out sider de la Iglesia a ser elegido vicario
general de la arquidiócesis y finalmente el sucesor de Quarracino tras su
muerte.
Atraído por su
inteligencia, espiritualidad y humildad, Quarraciono siempre contaba que en
cada acto y oficio, cuando quería localizar a Bergoglio, debía buscarlo en las
últimas filas, casi escondido. Ya como arzobispo, rechazó la coqueta residencia
arzobispal de livos y el auto con chofer. Optó por vivir en la curia, frente a
la plaza de Mayo, en una austera habitación. Y trasladarse en colectivo o
subte.
El primer aniversario
del atentado a las Torres Gemelas fue clave para la proyección internacional de
Bergoglio. Entonces, el argentino participaba como moderador suplente de un
sínodo de obispos, en Roma. Como el titular, que era el arzobispo de Nueva York
debió ausentarse a su ciudad para participar de la conmemoración, Bergoglio
debió coordinar la asamblea, dejando una excelente impresión.
Su prestigio ascendente terminó convirtiéndolo
en el segundo más votado en el cónclave anterior, detrás de Ratzinger. Parecía
que su tiempo había pasado tras la renuncia de Benedicto XVI. El ya tenía
programado ir a fin de año, cuando se iba a efectivizarse su retiro, ir a vivir
a la residencia porteña de los sacerdotes ancianos. Su Dios y los cardenales
dispusieron otra cosa
Nacido en Buenos Aires
el 17 de diciembre de 1936, estudió y se diplomó como técnico químico. En su
camino se cruzó la vocación sacerdotal y decidió ingresar en el Seminario de
Villa Devoto.
El 11 de marzo de 1958
pasó al noviciado de la Compañía de Jesús. Estudió humanidades en Chile y en
1960, de regreso a Buenos Aires, obtuvo la licenciatura en Filosofía en el
Colegio Máximo San José, en la localidad de San Miguel.
De 1967 a 1970 cursó
la licenciatura en Teología en el Colegio Máximo de San Miguel. Recibió los
órdenes sagrados el 13 de diciembre de 1969. Tras ocupar varios cargos de
autoridad en la orden jesuita, el 31 de julio de 1973 fue elegido provincial de
la Argentina.
Entre 1980 y 1986 fue
Rector del Colegio Máximo de San Miguel y de las Facultades de Filosofía y
Teología de esa misma Casa.
En 1992 el Papa Juan
Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Buenos Aires. Recibió la ordenación
episcopal el 27 de junio de ese año y en 1997 fue promovido como coadjutor de
la misma arquidiócesis.
El 28 de febrero de
1998 se convirtió en el primer jesuita en ser primado de la Argentina, tras
suceder al cardenal Antonio Quarracino.
Nombrado cardenal
presbítero el 21 de febrero de 2001, recibió la birreta roja y el título de San
Roberto Belarmino.
Asistió como relator
general adjunto a la X Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos, que tuvo lugar
en Ciudad del Vaticano del 30 de setiembre al 27 de octubre de 2001.
Asistió también a la
XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos del 2 al 23 de octubre
de 2005.
Es también miembro del
consejo post-sinodal de la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los
Obispos. El 9 de noviembre de 2005 fue elegido Presidente de la Conferencia
Episcopal Argentina para el trienio 2005-2008.
En la Santa Sede,
forma parte de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los
Sacramentos, la Congregación para el Clero, la Congregación para los Institutos
de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Asimismo, integra el
Pontificio Consejo para la Familia, la Comisión para América Latina (CAL) y el
Consejo Ordinario de la Secretaría General para el Sínodo de los Obispos.
Según las diversas
versiones que han reconstruido el Cónclave de los días 18 y 19 de abril de
2005, Bergoglio fue el depositario de un grupo de votos que originalmente captó
el arzobispo de Milán, Carlo María Martini.
El arzobispo de Buenos
Aires habría obtenido hasta 40 votos, pero fue tan fuerte la emoción que pidió
abiertamente a los otros cardenales que no le eligiesen.
El
cardenal Bergoglio ya era uno de los favoritos para ser Papa, y es cuando el 13
de marzo del 2013 lo es elegido, y así se convierte en el primer Papa Latino
Americano, el primer Papa Jesuita, y el primero en llamarse Francisco.
Copyright Clarín
No se le ahorrarán trabajos-cruces- por eso...
El modelo a imitar, El Crucificado.
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