Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja
Una joven estuvo a
punto de dejarnos sin Papa Francisco
miércoles, mayo 08,
2013
Juan García Inza
El Papa Francisco
sorprende por su sinceridad. No hay
tapujos en su alma para disimular cualquier detalle de su vida. Cuando se va
con la verdad por delante lo que se busca es el bien aportando la experiencia propia. En su diálogo con el
Rabino Skorka nos quiere advertir que el corazón humano no es ajeno a la
belleza y al amor. Pero tampoco es indiferente
ante el compromiso.
Cuando era seminarista
Siendo el Papa
Francisco seminarista nos cuenta la impresión que le produjo la belleza de una
joven, inteligente y bien plantada, que se encontró en una boda. Aquella
experiencia le hizo tambalear por dentro. Estuvo a punto de dar un vuelco en su
vida, pero hay que tener la valentía y la honradez que el tuvo para decidirse
por la vocación que había recibido de
Dios para el sacerdocio. Estos son los hechos que él mismo nos narra:
( El laico) ... Está
metido en el mundo hasta la coronilla, pero sin dejarse llevar por el espíritu
del mundo. Y eso cuesta muchísimo. Ahora, ¿qué sucede con nosotros, los
consagrados? Somos tan débiles que siempre está la tentación de la
incoherencia. Uno quiere el pan y la torta, quiere lo bueno de la consagración
y lo bueno de la vida laical. Antes de entrar en el seminario, yo iba por ese
camino. Pero después, cuando uno cultiva esa elección religiosa, encuentra
fuerza en ese camino. Al menos yo lo vivo así, lo cual no quita que por ahí uno
conozca una chica. Cuando era seminarista me deslumbró una piba que conocí en
un casamiento de un tío. Me sorprendió su belleza, su luz intelectual... y,
bueno, anduve boleado un buen tiempo, me daba vueltas en la cabeza. Cuando
volví al seminario después del casamiento, no pude rezar a lo largo de toda una
semana porque cuando me predisponía a hacerlo aparecía la chica en mi cabeza.
Tuve que volver a pensar qué hacía. Todavía era libre porque era seminarista,
podía volverme a casa y chau. Tuve que pensar la opción otra vez. Volví a
elegir —o a dejarme elegir— el camino religioso. Sería anormal que no pasara
este tipo de cosas. Cuando esto sucede, uno se tiene que resituar. Tiene que
ver si vuelve a elegir o dice: "No, eso que estoy sintiendo es muy
hermoso, tengo miedo a que después no sea fiel a mi compromiso, dejo el
seminario". Cuando a algún seminarista le pasa algo así, lo ayudo a irse
en paz, a que sea un buen cristiano y no un mal cura. En la Iglesia occidental,
a la que pertenezco, los curas no pueden casarse como en las iglesias católicas
bizantina, ucraniana, rusa o griega. En ellas, los sacerdotes pueden casarse;
los obispos no, tienen que ser célibes. Ellos son muy buenos curas. A veces los
cargo, les digo que tienen mujer en su casa, pero que no se dieron cuenta de que
también se compraron una suegra (Fuente: Sobre el cielo y la tierra, Ed.
Debate, pág. 56)
Pienso que no hace falta más
comentarios. Hoy disfrutamos al Papa Francisco, porque un día, con toda
valentía, supo decir que no a lo que el
corazón le proponía, y decir que sí a lo que su voluntad le dictaba, que no era
ni más ni menos que hacer la Voluntad de Dios.
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