Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja
Síntesis de las homilías del Papa Francisco en las Misas que celebra todas las mañanas en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
Informaciones elaboradas por L'Osservatore Romano y Radio Vaticano.
Dios nos salve del
espíritu mundano que negocia todo, pide el Papa
Que el Señor nos
salve del espíritu mundano que “negocia todo”, non sólo los valores, sino
también la fe. Es cuanto afirmó esta mañana el Papa Francisco en su homilía de la Misa celebrada en la capilla
de la Casa de
Santa Marta. El Santo Padre Papa dijo que es necesario estar en guardia ante lo
que definió la “globalización de la uniformidad hegemónica”, fruto de la
mundanidad:
El Pueblo de Dios
prefiere alejarse del Señor ante una propuesta de mundanidad. Comentando la Primera Lectura ,
un pasaje del Libro de los Macabeos, el Papa se detuvo en la “raíz perversa” de
la mundanidad. Al destacar que los guías del pueblo ya no querían que Israel
permaneciera aislado de las demás naciones, abandonan sus propias tradiciones,
para ir a tratar con el rey. Van a “negociar” – dijo Francisco – y se sienten
entusiastas por esto. Es como si dijeran “somos progresistas, vamos con el
progreso, donde va toda la gente”. Y advirtió que se trata del “espíritu del
progresismo adolescente” que “cree que ir adelante en cualquier elección, es
mejor que permanecer en las costumbres de la fidelidad”. Esta gente, por tanto,
negocia con el rey “la fidelidad a Dios siempre fiel”. Y “esto – añadió el Papa
– se llama apostasía”, “adulterio”. En efecto, no están negociando algunos
valores, “negocian precisamente lo esencial de su ser: la fidelidad al Señor”.
“Y esta es una
contradicción: no negociamos los valores, sino que negociamos la fidelidad. Y
esto es precisamente el fruto del demonio, del príncipe de este mundo, que nos
lleva adelante con el espíritu de la mundanidad. Y después, suceden las
consecuencias. Tomaron las costumbres de los paganos, después un paso adelante:
el rey prescribió en todo el reino que todos formaran un solo pueblo y cada uno
abandonara sus propias usanzas. No es la bella globalización de la unidad de
todas las Naciones, sino, cada una con sus propias usanzas, pero unidas, pero
es la globalización de la uniformidad hegemónica, es precisamente el
pensamiento único. Y este pensamiento único es fruto de la mundanidad”.
El Papa recordó que
tras esto “todos los pueblos se adecuaron a las órdenes del rey; aceptaron
también su culto, hicieron sacrificios a los ídolos, y profanaron el sábado”.
Poco a poco, se fue adelante por este camino. Y al final, “el rey elevó sobre
el altar un abomino de devastación”:n “Pero, Padre, ¿esto
también sucede hoy? Sí. Porque el espíritu de la mundanidad también existe hoy,
también hoy nos lleva con este deseo de ser progresistas siguiendo el
pensamiento único. Si a alguien se le encontraba el Libro de la Alianza y si alguien
obedecía a la Ley ,
la sentencia del rey lo condenaba a muerte: y esto lo hemos leído en los
periódicos en estos meses. Esta gente ha negociado la fidelidad a su Señor;
esta gente, movida por el espíritu del mundo, ha negociado la propia identidad,
ha negociado la pertenencia a un pueblo, un pueblo que Dios ama tanto, que Dios
quiere como pueblo suyo”.
El Papa hizo
referencia a la novela del inicio de 1900, “El amo del mundo” que se detiene
precisamente en el “espíritu de la mundanidad que nos lleva a la apostasía”. Y
advirtió que hoy se piensa que “debemos ser como todos, debemos ser normales,
como hacen todos, con este progresismo adolescente”. Y después observó que
“sigue la historia”: “las condenas a muerte, los sacrificios humanos”. “¿Pero
ustedes – preguntó el Papa – piensan que hoy no se hagan sacrificios humanos?
¡Se hacen tantos, tantos! Y hay leyes que los protegen”:
“Pero lo que nos
consuela es que ante este camino que hace el espíritu del mundo, el príncipe de
este mundo, el camino de infidelidad, siempre permanece el Señor que no puede
renegar de sí mismo, el Fiel: Él siempre nos espera, Él nos ama tanto y Él nos
perdona cuando nosotros, arrepentidos por algún paso, por algún pequeño paso en
este espíritu de mundanidad, vamos a Él, Dios fiel ante su pueblo, que no es
fiel. Con el espíritu de hijo de la
Iglesia pidamos al Señor que con su bondad, con su fidelidad
nos salve de este espíritu mundano que negocia todo; que nos proteja y nos haga
ir adelante, como ha hecho ir adelante a su pueblo en el desierto, llevándolo
de la mano, como un papá lleva a su niño. En la mano del Señor iremos seguros”.
(María Fernanda
Bernasconi – RV).
No hay comentarios:
Publicar un comentario