Blog de Tío Paco-Franjaoli-Franja
Y una noticia: LOS SACERDOTES ABRIMOS LOS DOMINGOS
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Y a continuación...
Me parece un buen lugar para hablar de vocación en este blog en el que he puesto diversos acontecimientos sacerdotales, Ordenación de un sacerdote, Bodas de Oro del sacerdote que hace este blog, Bodas de Diamante del Párroco de Baiona, que son una muestra de la respuesta que puede dar un joven al Señor cuando le pide la entrega total y sin condiciones. Ahí se encuentra la Felicidad sin dudarlo, con la condición de ser fieles a esa vocación. Ahora te toca leer más porque conviene estar enterados:
Nadie nace siendo sacerdote
Si bien es verdad que la mayoría de estas respuestas tienen detrás la realidad de la excusa y, en el fondo, de la mediocridad y el miedo, también esconden gran cantidad de prejuicios. En este sentido, no serían pocos los que pensarían que los sacerdotes nacieron ya revestidos del seno materno (como el niño de la foto); o que descendieron del cielo a modo de ángeles; que tenían grandes cualidades ausentes en otros, incluidas todas las virtudes; o que las tentaciones en su caso no se habrían dado o estarían apenas presentes.
Por eso, de cara a afrontar la realidad de vocación, habría que recordar una vez más que Dios busca personas normales, llenas de cualidades y, por qué no, de debilidades y defectos. La diferencia de un consagrado no es tanto su excelencia moral, sino su decisión de dejarse hacer por Dios, su haber pronunciado el “cuenta conmigo”, una frase que compromete definitivamente. Los consagrados no son héroes, sino hombres de carne y hueso que han puesto su ser al servicio del Reino; personas que saben que toda su vida, incluidas sus pobrezas, serán aprovechadas por Dios para bien de los hermanos.
Quién sabe si tú no eres también llamado por Cristo a seguirle más de cerca. Si es así, no busques razones para decir que no. No pongas excusas. Dile al Señor sin temer: “aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”(Salmo 39).
Por nuestra parte, te aseguramos en el nombre del Señor que, aun envuelto en persecuciones (Marcos 10, 29-30) y en un sinfín de dificultades,verás colmados tus anhelos de felicidad, de paz y de vida… eterna.
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