Homilías del Papa y Temas sacerdotales
Homilía del Papa:
En el corazón se juega el hoy de nuestra vida
“En nuestro corazón se juega el hoy. Nuestro corazón, ¿está
abierto al Señor?
2017-01-12 Radio Vaticana
(RV).- Nuestra vida es un hoy, que no se repetirá. En su homilía
de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, el Papa
exhortó a no tener un corazón endurecido, sin fe, sino abierto al Señor. Porque
como reafirmó Francisco, en nuestro corazón, en efecto, se juega el hoy.
“Hoy, si escuchan su voz, no endurezcan sus corazones”. A partir
de este pasaje de la Carta a los Hebreos, contenido en la Primera Lectura, el
Santo Padre comenzó su homilía, cuya reflexión giró en torno a dos palabras, a
saber: “hoy” y “corazón”.
En efecto el hoy del que habla el Espíritu Santo, en la Carta a
los Hebreos, es, precisamente “nuestra vida”. Un hoy “lleno de días” pero
“después del cual no habrá un “replay”, un mañana”, sino “un hoy en el que
hemos recibido el amor de Dios”, la promesa de Dios de encontrarlo”, explicó el
Pontífice. “Un hoy” en el que podemos
renovar “nuestra alianza con la fidelidad de Dios”.
Sin embargo, el Obispo de Roma añadió que hay “solamente un hoy
en nuestra vida”, si bien tenemos la tentación de decir: “Sí, lo haré mañana”.
Y dijo que la tentación del mañana no existirá, como el mismo Jesús lo explica
en la parábola de las diez vírgenes, con cinco que no habían llevado con ellas
el aceite para las lámparas, sino que van a comprarlo, pero cuando llegan
encuentran la puerta cerrada. De ahí que
el Papa Bergoglio haya aludido a la parábola de aquel que llama a la puerta
diciendo al Señor: “He comido contigo, he estado contigo…”. “No te conozco: llegaste tarde…”:
“Esto lo digo no para asustarlos, sino sencillamente para decir
que nuestra vida es un hoy: hoy o jamás. Yo pienso en esto. El mañana será el
mañana eterno, sin ocaso, con el Señor, para siempre. Si yo soy fiel a este
hoy. Y la pregunta que les hago es la que hace el Espíritu Santo: ¿Cómo vivo
yo, este hoy?”.
La segunda palabra que se repite en la Lectura es “corazón”. Con
el corazón, en efecto, “encontramos al Señor” y muchas veces Jesús reprocha
diciendo: “lentos para entender”. De donde se desprende la invitación a no
endurecer el corazón y a preguntarse si acaso no le falta la fe, o si se siente
seducido por el pecado:
“En nuestro corazón se juega el hoy. Nuestro corazón, ¿está
abierto al Señor? A mí siempre me llama la atención cuando encuentro a una
persona anciana – muchas veces sacerdotes o monjitas – que me dicen: ‘Padre,
rece por mi perseverancia final’. ‘Pero, ¿hiciste toda tu vida bien, todos los
días de tu hoy están al servicio del Señor, y tienes miedo…?’. ‘No, no: a mi
vida aún no le ha llegado el ocaso: yo querría vivirla plenamente, rezar para
que el hoy llegue pleno, pleno, con el corazón firme en la fe, y no arruinado
por el pecado, los vicios, la corrupción…”.
El Sucesor de Pedro concluyó exhortando a interrogarnos acerca
del estado de nuestro hoy y de nuestro corazón. Puesto que – como recordó
– los días se repiten “hasta que el
Señor diga basta”:
“Pero el hoy no se repite: la vida es ésta. Y corazón: corazón
abierto, abierto al Señor, no cerrado, no duro, no endurecido, no sin fe, no
perverso, no seducido por los pecados. Y el Señor ha encontrado a tantos de
estos que tenían el corazón cerrado: los Doctores de la Ley, toda esta gente
que lo perseguía, lo ponía a prueba para condenarlo… y al final lograron
hacerlo. Vayamos a casa sólo con estas dos palabras: ¿Cómo es mi hoy? El ocaso
puede ser hoy mismo, este día o tantos días después. Pero ¿cómo va mi hoy en
presencia del Señor? Y mi corazón, ¿cómo es? ¿Es abierto? ¿Está firme en la fe?
¿Se deja conducir por el amor del Señor? Con estas preguntas pidamos al Señor
la gracia de la que cada uno de nosotros tiene necesidad.
(María Fernanda
Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)
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